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Desafíos globales del cambio climático: cambios de uso del suelo y niveles freáticos
De izq. a der. J. Kroes, P. Bereciartua, C. Belloso
Plenaria: Desafíos globales del cambio climático: cambios de uso del suelo y niveles freáticos
Disertante: J. Kroes (Univ. Wageningen) P. Bereciartua (Min. del Interior) C. Belloso
En el marco de los vínculos establecidos entre Argentina y Holanda, dos reconocidos especialistas del tema abordaron las problemáticas hídricas y climáticas de ambos países y las acciones para solucionarlas.
Pablo Bereciartua, Secretario de infraestructura y políticas hídricas de la Nación, presentó parte del plan nacional de agua. “El objetivo propuesto es mejorar la calidad de vida de los argentinos y generar trabajo y esas dos cosas pasan fuertemente alrededor del sector agropecuario argentino”, explicó. Para Argentina el cambio climático representa un impacto estructural muy importante ya que nuestra economía está cercanamente acoplada al clima y la variable climática es cada vez mayor. Por ejemplo, la bajante en el río Paraná debería darse cada cierta cantidad de años y se empieza a dar con mayor frecuencia lo cual tiene enorme impacto en término de posibilidades de desarrollo del país. ”Piensen que hoy la mayor parte de nuestra producción sale del Paraná cuya bajante ya implicó que más de 65 barcos no puedan cargar. De manera que si nosotros planteamos que la Argentina va a sumar varios millones de toneladas de producción en los próximos años, cada vez va haber más cuello de botella en el uso de la hidrovía del Paraná”, alertó el Secretario. En esta línea, los distintos ejes en los cuales están trabajando desde la secretaría incluyen la adaptación a los extremos climáticos, la generación de agua potable y saneamiento, sistemas de riego para la producción y grandes obras de infraestructura. “Estamos llevando adelante un conjunto de represas y acueductos que lo que nos permite es darnos certezas y capacidad de acción de toma de decisión frente a distintos escenarios climáticos”, afirmó y contó algunas de las principales obras de adaptación que se están realizando desde la secretaría: reacondicionamiento del Canal San Antonio, el plan maestro Río Salado, la licitación de la canalización de Vila - Cululú en el norte de la provincia de Santa Fe y la salida de La Picasa al Paraná que es la línea punteada que ordenaría el flujo en el sur de la provincia de Santa Fe. Una estrategia que están implementando es la generación y uso de datos e información para poder desarrollar políticas que van desde sistemas de alertas frente a las crecidas hasta estrategias de adaptación de selección de cultivos de utilización de uso del suelo. Otro ambicioso proyecto que están estudiando es la Hidrovía continental desde Bell Ville hasta Catriló. La lógica que tiene es poder interceptar el agua de superficie sobre todo de los río III, IV y sobre todo el río V que naturalmente no tiene un cauce determinado y disminuir los picos de las crecidas en el peor momento. Al mismo tiempo, esa agua disponible puede ser utilizada para regar hasta 300 o 350 mil hectáreas. “Entonces podríamos tener un instrumento para regular y disminuir el impacto de las crecidas y a la vez, generar una posibilidad de riego en zonas donde haya sequía. “, aclaró el secretario.
Esto también permitiría que se desarrolle, progresivamente, un centro de valor seco en Catriló a donde llegase esta hidrovía como un componente más dentro de un sistema multimodal. “Si este sistema existiese ya tendría incentivos económicos para ser la salida de entre el 5 y el 10% de las toneladas que produce el país porque captaría carga del noroeste de la provincia de Buenos Aires y de parte del oeste. De manera que un sistema pensado para la adaptación al clima también sirve para el transporte”, señaló Pablo y contó que “en este marco, se da uno de los vínculos con Holanda ya que algunas instituciones de dicho país están colaborando para el análisis del proyecto y hemos visto el caso del puerto seco de Rotterdam.”
Al finalizar, Bereciartua planteó que con inteligencia entre el medioambiente, la economía y el desarrollo debemos pensar una nueva forma de hacer infraestructura para el largo plazo y así lograr impacto en el desarrollo de nuestro país. El siguiente en tener la palabra fue Joop Kroes, profesor del Departamento de Física de Suelos y Administración de Tierras de la Universidad de Wageningen, quien realizó un paralelismo entre Argentina y Holanda con relación a las sequías, inundaciones y salinidad del suelo. Por tal motivo, presentó los métodos que utilizaron para abordar dichas problemáticas como resultado de un trabajo de cooperación entre ambos países. Se realizó un análisis hidrológico del uso de los suelos en la región pampeana en el marco de un proyecto para mejorar el monitoreo de cultivos e incrementar los rindes. “Comenzamos con un análisis de contenido de nitrógeno en soja porque era una de las principales cuestiones del grupo de Argentina. Lo que hicimos fue fijar un marco de seguimiento desde nuestra perspectiva, una combinación de observación de modelos seguidas de mediciones”, explicó. Dicho marco es una suerte de ciclo (Figura 1) que comienza utilizando dos modelos físicos combinados para poder modelarlos de manera dinámica: Swap/Swatre, para la hidrología del suelo, y Wofost para el modelo de producción de cultivos. “En el medio extendimos la parte de cultivo que tiene un incremento de carbono pero lo extendimos al nitrógeno, es decir, la cantidad de nitrógeno en cultivo, especialmente en el caso de la soja porque creíamos que era importante ver la distribución del nitrógeno en el cultivo y queríamos relacionar el nitrógeno en la soja con el nitrógeno en el suelo. Por eso, definimos estos ciclos de carbono y el ciclo de nitrógeno en suelo”, aclaró Kroes. Tenemos el ciclo de carbono en suelo basado en un modelo Roth - C, donde distintos grupos de materia orgánica se descomponen y durante el proceso se libera el nitrógeno que va a una pileta y luego se transforma en nitrato de amonio. Después de hacerlo se evaluó a nivel campo. “Lo primero que hicimos fueron las evaluaciones en campo con un grupo de INTA. Tuvimos acceso a muchos datos provenientes directamente de distintos campos de Argentina y realizamos una comparación que muestra los valores observados en línea de puntos y las líneas simulan los rindes potenciales y reales. (Figura 2). Pensamos son aceptables para el caso de la soja pero también queremos ver otros tipos de uso de tierra entonces ahí comparamos con trigo, maíz. No solamente un año, sino también a un plazo más largo”, se explayó Joop. A partir de ahí, Kroes dijo que ya estaban listos para el próximo paso que era la aplicación a una escala regional. Recogieron datos de suelo, mapas del clima y luego los fusionaron en un sistema dgc, cuya herramienta les permitió analizar casi 4 millones de hectáreas, ¾ de la región pampeana, simulando un periodo de 27 años. Otro aspecto en el cual se centraron fue en la recarga del agua subterránea. En un año de mayor precipitaciones hay mayor recarga y el agua subterránea está muy profunda, a mayor de 5 metros de profundidad. Joop afirmó que el ascenso de las aguas subterráneas tiene un impacto importante en la producción agrícola, lo cual no necesariamente es negativo porque la elevación del agua por capilaridad puede llegar a aumentar los rindes pero es verdad que refleja importantes diferencias espacia- les y temporales. También sostuvo que es mejor que el agua que proviene de las capas más profundas del suelo se analice de manera independiente y agregó: “es verdad que la rotación de cultivo puede mejorar la lixiviación de nitrato. Estos son conocimientos que se pueden utilizar para hacer estudios estacionales en el futuro y por supuesto, sería muy interesante hacerlo a gran escala para recabar más datos”.
Figura 1
Figura 2