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Los cultivos que son aliados del productor

Cuál es el negocio de incluir cultivos de servicios y cómo hacer para que trabajen para el productor, fueron los disparadores de la ponencia del investigador norteamericano Steven Mirsky.

El XXVI Congreso de Aapresid “Sustentología” contó en su primera jornada con la exposición de Steven Mirsky, un reconocido investigador en Agroecología del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). Mirsky ofreció un panorama sobre la potencialidad económica, en términos de rentabilidad, del uso de cultivos de servicios (CS). “Los CS pueden proporcionar numerosos beneficios. Los productores históricamente han adoptado cultivos de servicio para limitar la erosión del suelo y conservar el nitrógeno mineral residual del suelo (N), luego de cultivos comerciales, particularmente maíz”, planteó. El reciente aumento de la variabilidad climática (sequías e inundaciones), el énfasis en la salud del suelo, el costo de los fertilizantes minerales y las amenazas de malezas resistentes a herbicidas promovieron un mayor interés en los CS. Tras recordar que los niveles de biomasa de los CS se correlacionan directamente con los beneficios proporcionados, insistió en que se debe optimizar la gestión para lograr la máxima biomasa potencial dadas las limitaciones climáticas y del suelo. “La terminación temprana de los cultivos de servicio puede liberar N en un momento en que no hay cosecha, lo que conduce a mayores pérdidas de este nutriente porque el N del suelo es altamente móvil y se lixiviará o escapará cuando no sea absorbido por las plantas. Los CS eliminados tempranamente redujeron la lixiviación N en un 52% en comparación con una reducción del 75% cuando se permitió que los cultivos de servicio crecieran más adelante en primavera”, mencionó. Luego se refirió a las especificidades de cada especie para describir los beneficios que reportan de acuerdo al tipo de gestión. “Los CS de grano pequeño, como el centeno, crecen rápidamente y producen una biomasa sustancial, lo que los convierte en excelentes recolectores de N inorgánico residual, además de prevenir la erosión y generar materia orgánica en el suelo. Sin embargo, sus residuos no liberan N sustancial durante la siguiente temporada de crecimiento e, incluso, pueden causar la inmovilización de N durante la descomposición. El centeno es el cultivo de servicio más comúnmente plantado en Norteamérica debido a su resistencia, bajo costo de semilla y gran potencial de biomasa”, dijo. Mirsky sostuvo que una mezcla de CS de gramíneas y legumbres permite combinar los beneficios de cada especie componente, a la vez que atenúa sus atributos negativos. “Los efectos de mezcla sinérgica surgen porque las leguminosas y las gramíneas pueden usar recursos de formas complementarias. Las leguminosas cultivadas en mezcla con pasto se ven forzadas a depender más de la fijación biológica de N que las fuentes de N en el suelo, porque los pastos compiten con las leguminosas por N en el suelo y la capacidad de las leguminosas de fijar biológicamente N2. Asimismo, las gramíneas y las leguminosas difieren en su arquitectura aérea, y permiten que las mezclas capturen la luz de manera más eficiente que los monocultivos”, afirmó. Atento a que en los últimos tiempos aumentó el interés en producir más biomasa de CS, Mirsky apuntó que los productores están retrasando la finalización de dichos cultivos antes de la siembra de maíz, para maximizar la provisión de beneficios. “La finalización tardía del cultivo de servicio no suele ser problemática cuando el cultivo en cuestión es una leguminosa. Sin embargo, los altos niveles de biomasa que estos cultivos generan antes de la siembra comercial, pueden influir significativamente en los niveles de N inorgánico del suelo y en la disponibilidad de N mediante la inmovilización de este nutriente”, advirtió. Por último, Mirsky mencionó los trabajos realizados en Estados Unidos en materia de gestión del agua con siembra directa y cultivos de servicio en regiones donde se espera que el cambio climático provoque una mayor intensidad de inundaciones y sequías, patrones de lluvia alterados y mayor frecuencia de eventos extremos de calor. “Estos factores incrementan las pérdidas de nutrientes e impactan negativamente en los estuarios. Los sistemas de siembra directa demostraron ser una práctica de manejo eficaz para mantener y mejorar la salud del suelo. Sin embargo, no se está aprovechando todo su potencial. La labranza convencional puede ocasionar una costra extensa de la superficie del suelo, lo que impide la infiltración del suelo durante los eventos de lluvia y conduce a una mayor escorrentía superficial”, sostuvo. Para cerrar, definió a los CS como el componente necesario para maximizar los beneficios de la siembra directa y proporcionar servicios ecosistémicos adicionales. “A lo largo de 40 pruebas de cultivos de servicios en fincas iniciadas en 2016 en el Atlántico medio y sudeste de Estados Unidos, se observó un efecto significativo para los CS en la infiltración de agua a medida que aumentaba la intensidad de lluvia. Los mayores niveles de biomasa de CS aumentaron la infiltración total de agua en comparación con las franjas desnudas”, graficó.

S. Mirsky

Plenaria: ¿Cuál es el negocio de incluir cultivos de servicios?

Disertante: Steven Mirsky (USDA)

Moderador: A. Madías

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