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Los cultivos intercalados, ¿compiten o se benefician mutuamente?

Una alternativa que presenta interacciones positivas, como la facilitación y complementariedad, frente a las interacciones negativas asociadas con la competencia de recursos.

Por: Permingeat, H.

Cuando en una misma parcela se siembran dos o más especies de cultivos que comparten la estación de crecimiento, se habla de cultivos intercalados. La complicación que puede implicar el manejo de sembrar dos o más cultivos simultáneamente en la misma parcela ofrece algunas ventajas que la hacen atractiva en determinadas ocasiones. Las interacciones positivas, como la facilitación y la complementariedad, pueden compensar algunas de las interacciones negativas asociadas con la competencia de recursos de plantas en sistemas multiespecies. La complementariedad resulta de la partición de nicho y la reducción de la competencia entre especies; mientras que la facilitación ocurre cuando las plantas vecinas mejoran el hábitat a través de la mitigación del estrés abiótico en tiempos de condiciones subóptimas. Asimismo, la complementariedad ocurre cuando especies funcionalmente diferentes, difieren en su adquisición de recursos en tiempo o espacio. El uso complementario de los recursos junto con las interacciones facilitadoras entre las especies, se ha citado como una razón por la cual las especies pueden coexistir. Además, favorece el crecimiento y maximiza la productividad en diversas comunidades de plantas naturales (Franco y col., 2018). A continuación, se describen tres artículos científicos con situaciones en las que se evalúan los cultivos intercalados con enfoques diferentes: uno con dos cultivos de producción y los otros dos con un cultivo de producción y otro de servicios. Du y col. (2018) analizan los sistemas de entre-cultivos practicados en China en sus distintas variantes desde épocas remotas (intercalado mixto, intercalado por hileras, intercalado por franjas e intercultivo por relevo) y consideran que éstos aumentaron la biodiversidad, la calidad del suelo, el secuestro de carbono y la eficiencia en el uso de la tierra; mejoraron la eficiencia del uso de nutrientes; y redujeron más la infección de patógenos en comparación con los sistemas de monocultivo continuo. Los autores plantean las ventajas de un sistema intercalado maíz-soja, destacando que el maíz es un excelente socio para la soja. Esto se debe a que ambas especies poseen características complementarias y son cultivos de semillas termofílicas con temporadas de siembra similares. El maíz es un cultivo de fotosíntesis muy eficiente (fotosíntesis C4) que consume nitrógeno y ocupa un nicho ecológico relativamente más alto. Mientras que la soja es un cultivo de fotosíntesis menos eficiente (C3), fijador de nitrógeno, que ocupa un nicho ecológico relativamente más bajo. Estas características les permiten convivir armoniosamente. Por lo tanto, sugieren que se puede implementar un sistema de cultivo intercalado de maíz y soja en cualquier área del mundo donde se siembren ambos cultivos. Sobre la base de las tecnologías tradicionales de cultivos intercalados de soja, proponen un modelo moderno de maíz-soja de cultivos intercalados, basado en tres estrategias críticas: la expansión del espaciado entre filas de los cultivos intervinientes, la reducción del espaciado de plantas en las filas o surcos y la selección óptima de cultivares. Esta combinación, por los aportes de los cultivos, puede contribuir a balancear la productividad y la sustentabilidad.

Otro enfoque sobre el intercalado de cultivos es el trabajo publicado por Noland y col. (2018), en el que se propone el intercalado de maíz con cultivos de servicio (CS). Los CS ofrecen ciertas ventajas claves, como la protección del suelo contra la erosión, la contribución a aumentar la materia orgánica del suelo, mejoran la estabilidad de los agregados y la retención de agua del suelo. Los CS se pueden intercalar con el maíz en pie, lo que permite un tiempo suficiente para establecerse antes del invierno, aunque el establecimiento exitoso de estos cultivos depende tanto del tiempo como del método de siembra. Por otro lado, la competencia por la radiación solar es a menudo un factor limitante en el establecimiento y la supervivencia de los CS intercalados. Estos deben sembrarse antes del cierre del canopeo del cultivo principal, con suficiente anticipación para establecer raíces mientras la radiación solar sea suficiente y llegue a la superficie del suelo, pero lo suficientemente tarde como para evitar la competencia directa con el cultivo primario por el agua, los nutrientes y la radiación solar. Noland y col. (2018) observaron que los cultivos de servicio como el centeno y algunas leguminosas, se establecieron con éxito en la asociación con el maíz en la etapa que éste tenía siete hojas, sin afectar el rendimiento del mismo. Tampoco se vio afectado el rendimiento de una soja que siguió en la rotación. El centeno generó buena cantidad de biomasa como cultivo de servicio de primavera, con alta absorción de N, lo que dio como resultado un suelo de primavera con nivel más bajo de nitrato. El contenido de agua del suelo se redujo por el cultivo de centeno intercalado en situaciones de escasas precipitaciones de primavera. Los autores señalan como importante la terminación efectiva del cultivo de servicio para evitar la competencia con el cultivo de soja posterior. Por su parte, Guiducci y col. (2018) estudiaron la intercalación temporal de trigo y leguminosas con la terminación de las leguminosas a fines del invierno. En su estudio, realizado en un ámbito mediterráneo con inviernos fríos, compararon distintos tratamientos con diferentes patrones climáticos. En los cultivos intercalados temporales, observaron que todas las leguminosas mejoraron la disponibilidad de N en el trigo. El “efecto N” de las leguminosas para el trigo fue consistente a lo largo de los años y fue proporcional a la capacidad competitiva de las leguminosas. Cuanto mayor es la capacidad competitiva de las leguminosas, mayor es la acumulación de N antes de la terminación y más alta es la tasa de aprovechamiento de N por el trigo. Estos resultados demuestran que la fecha de terminación de leguminosas representa un factor clave que debe gestionarse cada año para maximizar el suministro de N de leguminosas y prevenir la competencia excesiva, que podría comprometer el crecimiento y rendimiento del trigo. Tal modulación no se observó en cultivos intercalados permanentes, donde la competencia de leguminosas deprimió el rendimiento del grano de trigo. El N suministrado con la terminación de las leguminosas aumentó la acumulación de N del trigo durante el llenado del grano. Los autores destacan estos resultados que comparan cultivos intercalados temporales y permanentes de trigo con diferentes leguminosas y en diferentes temporadas. Asimismo, concluyen que el cultivo temporal parece ser una herramienta viable y eficiente para el manejo sostenible de la nutrición de N en el cultivo de trigo.

Referencias: Du J.; Han T.; Gai J.; Yong T.; Sun X.; Wang X.; Yang F.; Liu J.; Shu K.; Liu W.; Yang W. (2018). Maize-soybean strip intercropping: Achieved a balance between high productivity and sustainability. Journal of Integrative Agriculture, 17: 747–754. Franco JG.., King S.R., and Volder A. (2018). Component crop physiology and water use efficiency in response to intercropping. European Journal of Agronomy, 93: 27–39. Guiducci M., Tosti G., Falcinelli B. & Benincasa P. (2018). Sustainable management of nitrogen nutrition in winter wheat through temporary intercropping with legumes. Agronomy for Sustainable Development, 38: art 31, pp 1-11. Noland R.L.; Wells M.S.; Sheaffer C.C.; Baker J.M.; Martinson K.L.; and Coulter J.A. (2018). Establishment and Function of Cover Crops Interseeded into Corn. Crop Sci, 58: 863–873.

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