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Sistemas mixtos y cultivos de servicio: todo en la misma juntada
Destacados disertantes se dieron cita en Chacabuco para hablar sobre los desafíos y ventajas de los sistemas mixtos, y la integración biosistémica.
Para su jornada UPA, la Regional Chacabuco convocó a productores que apuestan a la intensificación agrícola-ganadera para compartir con ellos casos concretos de aplicación. La cita tuvo lugar el 14 de septiembre en el Predio Sociedad Rural de Chacabuco y contó con la participación de 60 personas. En esta oportunidad, los disertantes fueron los ingenieros agrónomos Sandro Raspo y Gustavo Almassio. Bajo el título “Integración biosistémica. Malezas, barbechos, fito y pastoreo de cultivos de servicio, todo en la misma olla”, Sandro Raspo fue el primero en tomar la palabra y contar sobre un estudio realizado por el INTA Oliveros en el año 1989; el cual muestra que el 47% de la superficie a nivel país tenía raíces permanentes y un 53% tenía raíces vivas estacionales. El mismo estudio hecho por el Ing. Ricardo Pozzi, en una transecta de 250 km desde Venado Tuerto a Las Rosas, en la campaña 2009/2010, encuentra que solamente el 17% de la superficie estaba con raíces vivas permanentes, derivadas de las pasturas y del trigo-soja, y un 83% de las raíces vivas eran estacionales derivadas de la soja y del maíz. Estos cambios, según explicó el especialista, se deben a que en las últimas décadas se agriculturizaron los campos. En el año 2003, había preocupación por el estado de conservación de los suelos y se pensaba que agregándoles insumos, nutrientes y rotaciones, se podían llevar adelante los sistemas de producción. Ese mismo año, se encontraron con suelos que tenían una estructura maciza, sin poros ni raíces, se corrían los rastrojos con las lluvias intensas y, hasta aquellos suelos de alto potencial de rendimiento, empezaban a encostrarse. En consecuencia, pensaron en apoyarse en cultivos de servicio y comenzaron a usar especies gramíneas como avena, centeno, triticale, cebada y trigo, leguminosas como vicia villosa, trébol persa, trébol balanza, y brassicas de raíces más ramificadas o de raíces napiformes. “Hoy en día se están usando cultivos multiespecies o policultivos. Estos producen un aumento de la diversidad, permiten romper las estructuras laminares, acumular C y fijar N simbióticamente, lo que permite mejorar la gestión ambiental y aumentar la infiltración de agua al suelo”, detalló Raspo. Respecto a los métodos de siembra de los CS, contó que se pueden sembrar con sembradora común o siembra al voleo con avión fertilizador de plato, y aclaró que siempre es mejor que la siembra sea pareja y uniforme para lograr una mejor competencia en el control de malezas durante el invierno. “En relación al manejo de sitio específico, en esta última campaña se sufrió un proceso de sequía que se plasmó en el mapa de rendimiento. Se observó que en el ambiente de alto potencial de rendimiento, el promedio fue de 3900 kg y en el de bajo potencial, fue de 2500 kg, una diferencia de 1300 kg, cuando normalmente no pasa los 400 kg”, reveló el ingeniero. Con estos datos, se decidió sembrar centeno en el ambiente de alto potencial y, en el de bajo, se sembró una mezcla de centeno, triticale, cebada, trigo y nabo. En el ambiente de alto potencial, se observa que las raíces están bien desarrolladas, ya que la resistencia a la penetración no sobrepasaba el límite crítico que son 2 Mpa. Mientras que en el de bajo, las raíces se doblan debido a que a los 35 cm sobrepasaba el límite crítico de penetración de las mismas. En lo que respecta a la gestión ambiental, cuando se habla de controlar malezas con CS, estos controlan por competencia de agua, luz y nutrientes, y por interferencia de la radiación y la temperatura. “En un ensayo, observamos que en la parcela testigo sin CS encontramos 33 pl de malezas/m2; con vicia y avena, encontramos 6 plantas; con vicia y triticale, 5 plantas; y con vicia y centeno, solo 3”, enumeró Raspo.
Los CS se pueden terminar químicamente o con rolo. Este último deja una alfombra biológica muy importante y no debe cortar al CS, sino que debe hacer estallar al tallo para que entre aire y se seque. El rolado y la siembra del cultivo posterior, ya sea soja o maíz, debe ser al cruce de cómo esté sembrado el CS. En relación al uso de principios activos en maíz tardío, Raspo explicó que desde el 2010 al 2012 se sembró avena, luego se empezó a usar centeno, que resulta mejor que avena para controlar malezas y esto hizo que bajara un poco la carga de herbicidas. Con el centeno rolado, disminuyó en un 66% la aplicación de principios activos, y cuando se empleó la vicia rolada, se bajó un 70%. Existe un coeficiente de impacto ambiental cuyas siglas en inglés son EIQ (Environmental Impact Quotient) y que tiene en cuenta cómo impactan los herbicidas sobre las personas que lo aplican, sobre el ecosistema y sobre la producción. Este coeficiente permite saber cuando estamos generando algún impacto en el ambiente. A partir de lo observado en las investigaciones, en un maíz tardío el EIQ pasa de 96 a 32 al usar un centeno rolado, y a 24 con una vicia rolada. Por debajo de 5, no hay impacto ambiental; entre 5 y 20 es muy bajo; y entre 20 y 45 es medio. “Estamos trabajando para ubicarnos entre 5 y 20 en esta primera etapa. Una soja sin CS previo tiene un EIQ de 152. Al usar una forrajera como antecesor, que son difíciles para sacarlas del sistema, como trébol rojo, el EIQ se dispara a 73. Si hay algo que debe cumplir un CS, es que debe ser fácil de sacar del sistema”, aclaró. Estos sistemas de producción se integran con la ganadería, ya que las vacas se comen los CS. A la hora de realizar dicha integración, hay que tener en cuenta la carga animal, el tipo de animal, la humedad del suelo y el volumen de residuos en superficie. Para concluir, Raspo aconsejó que a la hora de sembrar un CS, se debe tener muy en claro qué especies vamos a sembrar y para qué; si las vamos a sembrar solas o multiespecies; que método de siembra vamos a utilizar; cuál va a ser el momento de la finalización y a través de qué método se va a hacer. Además, hay que aplicarlos cuidando el ambiente y teniendo en cuenta el uso ganadero temporal de CS.
El segundo disertante fue el Ing. Agr. Gustavo Almassio, que habló sobre “Los sistemas mixtos: luces y sombras que permiten o alejan su implementación”. Las ventajas de contar con una agricultura y ganadería integradas se observan en el aporte a la estabilidad del sistema, el mejor aprovechamiento del agua, el reciclado de nutrientes y arraigo territorial, entre otros. El aumento de productores que decidieron diversificar sus prácticas, surgió hace un par de años con la caída de los márgenes agrícolas, lo que motivó a muchas más personas a hacer ganadería. Para el especialista, la creciente agriculturización es uno de los factores que complican la adopción, no solo por la rentabilidad, sino también por el éxodo rural, los mejores sueldos y condiciones de trabajo para empleados de agricultura y no de ganadería. Otro factor es el régimen de tenencia, ya que se consiguen alquileres por un año o menos. “En general, la tecnología que hoy se utiliza en agricultura está más estandarizada. Un manejo para control de chinche en Lincoln no varía mucho al que se realiza en Tandil o Necochea. En cambio, en ganadería la brecha es enorme entre un productor promedio y uno de punta. Todavía hay gente que no hace tacto, servicio estacionado o que no tiene calendario sanitario. Por estos motivos, estamos con un 60% de destete, que es un nivel bajísimo. En paralelo, hay otros que usan toda la tecnología disponible: IATF, trasplante embrionario, genoma, fertilización de pasturas y verdeos, reservas adecuadas, etc.”, explicó Almassio. Por estos motivos, remarcó que la tarea de los ingenieros agrónomos y veterinarios es ofrecer técnicas que simplifiquen los procesos para que puedan ser adoptados y así desterrar el “eso acá no se puede hacer”. Respecto a la aplicación de cada planteo mixto, remarcó que es único e intransferible. La planificación ganadera no comienza por el tipo de suelo o limitante climática, sino que debería partir del tiempo que puede o quiere dedicarle el productor. Luego, el especialista contó su experiencia en sistemas mixtos. Actualmente ya no hace más barbechos largos, desde cosecha de trigo (fin de año) a siembra de gruesa (noviembre). Esto lo aprendió con el tiempo, cuando se dio cuenta de que el suelo no quiere descansar sino que necesita energía para seguir produciendo más microflora y microfauna. Las pasturas perennes siempre forman parte de su planteo, porque si bien la siembra directa es fundamental, no es suficiente. Según señaló, es clave rotar con pasturas para evitar la degradación de suelos con años sucesivos de agricultura. Asimismo, realiza manejo integrado de malezas y control de rama negra post silaje de cebada con ovejas. Al tenerlas en el lote durante el verano, se ahorra una aplicación y de esta forma ahorra plata y es más sustentable. También siembra avena en febrero como CS, pastoreo junio, julio, agosto, y luego la seca a mediados de septiembre, en lote con tosca a 60 cm. Luego pasa a soja de 1era. “Así, evito hacer barbecho y dejo cobertura, ya que no fue pastoreado en forma total”, explica. En su zona, es muy importante hacer silaje de cultivos de invierno ya que el mismo se pica en la 2da quincena de noviembre. Por lo tanto, esto permite hacer posteriormente algún cultivo de verano (sorgo o maíz). En cambio, un trigo para grano se cosecha a fin de diciembre. Respecto al Creep Feeding, reconoce que es bueno para nutrir al ternero en el momento adecuado, es decir, cuando el ternero más multiplica. Asimismo, es una herramienta práctica y rentable, ya que en el comedero se le puede poner desde un alimento balanceado hasta avena o maíz, sobre todo en épocas de poco pasto. El destete precoz también es una buena herramienta, no solamente cuando uno se queda sin pasto, sino que permite aumentar la carga.
El especialista utiliza un sistema de come- deros para silo, con reja y separación de 16 ubicaciones, que resulta bastante sencillo de mover aunque parezca pesado. Según contó, se calculan unos 80 a 90 animales por reja, y pueden comer 16 a la vez. Existe un sistema patentado por Luis Hojsgaard, con ruedas para transporte y auto enrollado de bolsa. A modo de conclusión, explicó que en zonas con suelos de aptitud agrícola se puede “fabricar” una diversidad de comida para la ganadería. Además de alimento para las vacas, es alimento para el suelo, colabora en el manejo de malezas y en el aprovechamiento del agua. También existen tecnologías de procesos e insumos para hacer posible su implementación. “Un sistema mixto aporta estabilidad a la empresa agropecuaria y permite agregar valor en el campo, transformando granos en proteína animal. Todo esto es posible hacerlo en un sistema de SD, con cultivos de cosecha y, si incluye pasturas, mucho mejor”, concluyó.