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Nuevas prácticas de manejo para un suelo sano

Regionales

Nuevas prácticas de manejo para un suelo sano

Integrantes de la Regional Bahía Blanca que organizaron y participaron de las jornadas.

La Regional Bahía Blanca llevó adelante dos actividades que ya son tradición en su agenda anual: la jornada UPA y el encuentro en el Hogar Funke. El suelo fue el gran protagonista en ambas citas.

Este año confluyeron dos manifestaciones típicas de la Regional Bahía Blanca: la Jornada Un productor en Acción (UPA) y el tradicional encuentro en las instalaciones del Hogar Funke. La primera fue abierta al público y se llevó a cabo en la Asociación Rural de Tornquist donde se dieron cita 120 personas, entre productores, técnicos y alumnos avanzados de escuelas agrotécnicas de la zona. ‘¿Por qué pensar en cultivos de servicio? Contribuciones y conflictos de su inclusión en los sistemas productivos’, fue el título de la charla que dio Alberto Quiroga (INTA Anguil). En ella, afirmó que los cultivos de servicio se utilizan para solucionar problemas productivos. “Hay más de 20 razones por las que lo productores hacen cultivos de servicio”, aclaró y dio algunos ejemplos. Primero, comparó la densificación de los suelos con un radiador tapado. El especialista explicó que los poros que las raíces necesitan para crecer son los mismos por los que ingresa el agua. Entonces, cuando hay poca macroporosidad en el suelo, estos se tapan, el agua no puede ingresar y las raíces no pueden explorar el suelo. Esto se puede solucionar, por ejemplo, introduciendo un cultivo de servicio como el centeno que funciona para mejorar la porosidad del suelo y la infiltración. Sin embargo, hay que tener en cuenta que para que el centeno “destape”, tiene que llegar a un estado de formación de espiga. Esto permite que absorba los nutrientes pensados para el cultivo que sigue; por lo que al sembrar sobre ese centeno, hay que sumar N. Ante la pregunta de si se podía usar vicia para evitar la pérdida de nutrientes, Quiroga aclaró: “El tema de la vicia es que se va rápido. El efecto químico es bueno pero el físico es prácticamente nulo. Para destapar el “radiador” necesitamos una planta que tenga una relación Carbono-Nitrógeno alta, por eso al centeno no lo podemos secar antes. La vicia, como es una leguminosa, si uno la seca, desaparecen los residuos rápidamente”. Para esto propuso combinar centeno y vicia, usar el centeno para que destape y luego dejar la vicia para que fije N. “Al cambio climático se le suma la degradación del suelo. A pesar del aumento de las precipitaciones, hay dificultades en la infiltración de agua en el mismo. El CS puede ayudar un poco pero no soluciona el problema. Tal vez haya que volver a incorporar pasturas a más rotaciones. La siembra directa por sí sola no anda, es necesario aplicar rotaciones”, remarcó. En esta línea, mostró un estudio realizado desde INTA que demuestra que los CS son buenos para la infiltración, el movimiento de agua y desarrollo radical en comparación con un cultivo anual. “Empezamos a medir una rotación de 8 años y, en ese tiempo cuantificando, las raíces presentes en un metro de profundidad, lo que nos dio prácticamente 150 toneladas de raíces/ha, que son las que mantienen el ‘radiador destapado’. Cuando a la rotación le sacamos las pasturas perennes y lo reemplazamos por cultivos anuales, aun con sistema mixto, se baja a 100 toneladas de raíces/ha. Si a este esquema le sacamos los verdeos, algunos trigos y los de invierno, estamos en 48 toneladas de raíces/ha”, explicó.

Sin embargo, a veces no alcanza con usar CS. “En el caso de los suelos que comienzan a encharcarse, necesitan más que un CS debido a que este ayuda a mejorar la captación del agua pero no devuelve con eficiencia el agua que sí saca la raíz del perfil. Si el agua no entra pareja en el lote, hay problemas de distribución, se generan manchones de malezas y éstas se hacen fuertes ahí donde el agua no entra. También quedan lugares donde el N sobra y en otros donde falta, sectores listos para cosechar y otros no”, aclaró. Respecto a los costos de aplicar CS, Quiroga comentó que este se paga a sí mismo y que se ahorra en nutrientes, y ejemplificó que en su caso la soja le rindió 600 kg más. De esta forma, el ahorro está en el sistema de producción. A modo de conclusión, esbozó una alternativa interesante para planteos mixtos: realizar maíces diferidos o para silos con avenas voleadas para que el lote no se quede sin cobertura. A su vez, aconsejó que en el caso de querer aplicar CS, primero se debe revisar la rotación para ver si puede mejorar ahí, y después evaluar si se necesita un cultivo de servicio; y en caso afirmativo, definir cuál. “Hay que tener muy claro el problema para el tratamiento. Si es la primera vez que se hacen cultivos, aconsejo probar con una franja y no hacer todas las hectáreas”, finalizó. El segundo en tomar la palabra fue Sandro Raspo quien habló sobre ‘Sistemas bio integrados, una visión distinta en la re evolución de los sistemas de producción’. Durante su exposición, apuntó a los cultivos de servicio y se preguntó acerca de cómo los usamos y sembramos, cómo gestionar el ambiente y cómo integrar nuestra producción agrícola ganadera en todo el sistema. “Hasta 1996 teníamos campos mixtos con producciones agrícolas y ganaderas encajonadas cada una por su lado: 4 años de pastura y 4 años de agricultura, fijos en el sistema. Esto nos daba un 47% de raíces vivas permanentes y 53% de raíces vivas estacionales. A partir de la agriculturización industrial y protocolizada sin pastura, estos porcentajes variaron a 17% raíces vivas permanentes y 83% raíces vivas estacionales”, explicó. En 2003 empezaron a descubrir un suelo compacto, con una estructura lasciva sin vida, semejante a un cascote que había perdido la macro porosidad y generaba una mala distribución de agua. En la búsqueda de una solución a estos problemas, probaron aplicar Cultivos de Servicio e integrar los sistemas: “Empezamos con avena y fuimos incorporando vicia y centeno. En 2015, empezamos a trabajar con brassica y ahí empezamos a ver vicia villosa, trébol persa y trébol Alejandría. Además, ajustamos tecnología”, detalló.

Además, desde hace tres años empezaron a mezclar especies, cultivos multiespecies, para aumentar la diversidad, romper estructuras laminares, acumular carbono, fijar N, mejorar la gestión ambiental y si- mular las empastadas ganaderas. En cuanto al método de siembra, el especialista contó que usa sembradora Altina para distribuir de forma aleatoria las semillas. El control biológico de malezas es importante y el cubo del suelo está perfectamente ocupado por todas las raíces. En este sentido, los CS controlan malezas por competencia de agua, luz y nutrientes, y por interferencia de radiación y temperatura. En el caso de la vicia, tiene la ventaja de entrampar las malezas porque cuando se siembra con Altina no se aplican herbicidas. Respecto a la gestión ambiental en los cultivos de servicio, Raspo se refirió al rolado que se debe realizar al finalizar el ciclo de CS. A veces, directamente no finaliza el ciclo y siembra en verde. Sin embargo, hay que tener cuidado con la avena porque no responde al rolado y rebrota. En relación a cuándo cortar el cultivo, explicó: “Si el almacenaje de agua del suelo a profundidad efectivo es menor a 70/80 mm, dejo el CS y busco armar gran cantidad de materia seca en el suelo para formar cobertura. En cambio, si tengo más almacenaje de agua del suelo a profundidad efectiva, lo corto antes para que almacene buena cantidad de agua”. Esto también depende para qué se quiere el CS. En cuanto a los costos de hacer CS, Raspo explicó que se gasta 40 dólares más que un barbecho largo pero los beneficios son el aumento en la eficiencia en control de malezas por competencia de recursos, un 90% contra un 70% usando barbecho. Con respecto a cómo bio integrar el sistema con la ganadería, el especialistas detalló que pastorea sí o sí los CS teniendo en cuenta para eso la carga animal, el volumen de residuo en superficie, el tipo de animal y la humedad del suelo. Asimismo, alertó que hay que tener cuidado con el sobre pastoreo porque genera riesgo de planchado. “Si al rinde de la soja le sumo el equivalente en kg de soja sacado en kg de carne, le saco 400 kg más por campaña”, aclaró en referencia a los beneficios de esta integración. Los CS tienen un uso ganadero temporal que se diferencia del verdeo que se siembra con el objetivo de dar de comer. En cambio, el CS se siembra con un objetivo concreto y se le saca una comida como un extra. Como conclusión, aconsejó a los productores que no hayan realizado CS, empezar por centeno que es más fácil porque resiste el frío y tiene buenas raíces. También se puede comenzar con vicia pero esta debe estar doblemente inoculada. Una vez que se hayan hecho los ajustes y quieran hacer multicultivos, recomendó ir mezclando uno o dos para probar.

Exitosa convocatoria en ambas propuestas donde se mostraron ensayos y se intercambiaron experiencias.

Jornada interna Funke Este año se cumplieron 20 años ininterrumpidos del primer evento en Funke, que tuvo lugar en 1998. Estos encuentros exclusivos para socios de la Regional no solo han servido para capacitaciones, sino que han ido forjando el compromiso de los miembros de la Regional con investigaciones y ensayos, transformándolos en agentes del conocimiento aplicado al quehacer productivo. En esta oportunidad, disertaron ingenieros agrónomos especializados en suelo, producción animal y cultivos de servicio. Ileana Frasier, es doctora en Agronomía y se desempeña como investigadora en el Grupo de Suelos y Gestión del agua en INTA Anguil, La Pampa. La especialista abordó la dinámica de C y N en CS como base para entender combinaciones de especies en función de los objetivos. Los temas tratados bien pueden ser una guía de contenidos a tener en cuenta ya que, más allá del propósito del CS, C y N son un fondo continuo a tener siempre en cuenta. Así, descomposición de residuos, sincronización y manejo de residuos, captura de C y FBN, contribución de raíces, raíces en secuencia y microorganismos son las vías para lograr una atención exhaustiva. “Cultivos de Servicio: ¿Para qué los queremos?”, fue el nombre de la charla de Alberto Quiroga, quien abordó el escenario de los CS como la necesidad de tener en cuenta las cuestiones en tensión. No es común este tipo de enfoques como reflexión previa a la acción pero es como se presenta en la realidad y es mejor no ser sorprendido. Va desde la advertencia de procesos (Ej. formación de macroporos) a lo circunstancial – criterio de insumos (Ej. fijación de N). El esclarecimiento de procesos e insumos permiten ordenarnos para el diseño y la acción. Luis Wall, doctor en Ciencias Bioquímicas e investigador del Conicet, habló sobre “La Biología del Suelo y la Agricultura”. En Funke, se lleva adelante un ensayo comparativo Convencional – Siembra Directa desde hace más de 25 años. Este lugar es llamado MH (Monumento Histórico) y el equipo de Wall tiene varias líneas de in- vestigación. En esta oportunidad, la charla se basó en los datos y conclusiones de tales investigaciones. Así, la batería de estudios permitió establecer ciertas conclusiones, entre las que destacó: el manejo mecánico afecta las comunidades microbianas; frente a una perturbación, la genética del suelo se reacomoda y modifica las comunidades microbianas; el manejo mecánico podría aumentar la emisión de gases efecto invernadero, entre otras. “Alimentación: claves para un mejor aprovechamiento” fue el título de la charla a cargo de la Ing. Agr. Josefina Marinissen. La especialista centró su exposición en el manejo de recursos forrajeros y la oportunidad de la provisión de proteínas, energía y núcleos en ambientes adecuados apuntados a estar muy atentos a los momentos de pastoreo. A modo de cierre, Bernardo Romano, Ing. Agr., productor y socio Aapresid, contó sobre su experiencia en intensificación de la rotación con CS en campos de terceros y brindó información práctica resultante del diseño de las rotaciones con CS y el manejo de los resultados económicos. Asimismo, mencionó las maquinarias utilizadas para dominar los CS al salir a las siembras siguientes -rolos, etc.- y mostró información de disminución de productos fitosanitarios y sus consiguientes impactos económicos y ambientales.

Si hay un valor sustancial con el que cuenta Aapresid, es su comprensión de la heterogeneidad y la localía. Resulta muy complejo interesarse por aquello que tenemos lejos: porque no lo comprendemos, porque no nos afecta de manera directa, porque enfocamos nuestra energía y nuestro tiempo en lo inmediato. Es inevitable. Intentar lo opuesto sería casi utópico. Pero cuando un grupo de chacareros se reúnen, comparten y debaten sobre sus dificultades, cuando se incorpora la familia, o cuando nuestro vecino ya no es solo aquel que saludamos ocasionalmente, sino que es con quien avanzamos al compartir el conocimiento, reunirse se convierte en unirse. Probablemente sea esto lo que define a nuestra Regional Bahía Blanca: un grupo heterogéneo en el que jóvenes y no tan jóvenes, hombres y mujeres, propiedades grandes y pequeñas, tienen un espacio para pensar, debatir y aprender de los fracasos y alegrarse con los logros. Las diferentes formas de abordar un problema, las distintas miradas, nos enriquecen porque compartimos la misma visión, sabemos hacia dónde vamos: producción, optimización, sustentabilidad, conservacionismo. Si no sabemos, preguntamos; si fracasamos, averiguamos por qué; si nos critican, tratamos de ver qué hicimos mal: no hay ciencia sin pensamiento crítico. Y cuando nos encontramos con otras regionales, descubrimos otro mundo, con sus propios problemas. Esto es para nosotros como viajar y volver con ideas diferentes. Ello nos permite trabajar con otra forma de pensamiento, el pensamiento creativo, porque no se trata de copiar, sino de adaptar aquello que es factible. La Regional es un lugar de encuentro, en todo el sentido de la palabra, donde no faltan ni el mate, ni los resultados de un ensayo; ni el asado ni la computadora, para ser cada vez mejores, para que todos seamos cada vez mejores, porque, como bien se ha dicho: nunca sabemos tanto como lo que sabemos juntos.

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