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Resistencia en insectos y enfermedades, una cuestión de actitud

Situación actual, perspectivas y estrategias de manejo fueron algunos de los ejes abordados

DISERTANTES M. Carmona (FAUBA); A. Bolzan (Universidad Santa María Brasil); D. Golombek.

Luego de un repaso sobre conceptos más generales, los disertantes se hablaron del estado actual de situación y la magnitud de la problemática de resistencia en Brasil y en Argentina donde, en el caso de hongos, es dramática: “A 2015 se identificaron en Argentina 53 patógenos resistentes a estrobirulinas, 35 a triazoles y 18 a carboxamidas, a los se suman entre otras recientes confirmaciones de Mancha Amarilla en trigo, Tizón por Cercospora en soja - a estrobirulinas y benzimidazoles - y Roya Naranja en trigo, donde se observa perdida sensibilidad a triazoles”, advirtió Carmona.

En insectos, Bolzan agregó que si bien el panorama es más alentador que en Brasil, no deja de preocupar: “En Brasil hay 272 casos de resistencia y 22 especies, siendo los más resonantes Spodoptera frugiperda y Helicoverpa sp. a varios insecticidas, incluido cultivos Bt. Argentina registra 50 casos en 7 especies. Los casos recientes en Spodoptera sp. y Diatraea con resistencia a proteínas Bt, (sin detectarse aún resistencia a insecticidas) deben tenernos alerta porque la resistencia está tomando carácter práctico a campo”.

Mirando un poco hacia el futuro, Carmona apuntó a Ramularia en cebada, Mancha borrosa / Mancha en red, Mancha anillada en soja y las ya mencionadas Mancha amarilla y Cercospora kikuchii como las amenazas que habrá que vigilar de cerca. También aconsejó no sacar el ojo de encima a Oomycetes como Pythium.

En insectos, si bien las cogolleras logran manejarse con los maíces Viptera, habrá que prestar atención a chicharitos, una plaga secundaria que en Brasil ya causa graves problemas: “al ser transmisor de fitopatógenos sólo bastan algunos individuos para hacer grandes daños”. En soja habrá que vigilar a Helicoverpa sp. y mosca blanca, que también transmiten virus y chinches.

En relación a estrategias de manejo, Carmona explicó que el MIP, el tratamiento de semillas, las variedades tolerantes y resistentes, son acciones que pueden combinarse para tratar de frenar la aparición de resistencia a enfermedades. Pero hizo especial foco en la no división de dosis: “es clave combinar sitios de acción, usar fungicidas multisitio y respetar los umbrales pero la división de dosis o sub-dosis aumenta la presión en favor de la resistencia”.

En insectos, la predisposición a la resistencia y su evolución está condicionada por factores genéticos, operacionales y de la bioecología de la plaga. Así por ejemplo, las plagas monófogas tienen más chance de generar resistencia. “Conocer estos factores es clave para elegir las mejores tácticas, pudiendo optarse por estrategias de moderación, basadas en favorecer el aumento de individuos susceptibles, de saturación, basadas en combinar insecticidas con el uso de sinergistas, o estrategias de ataque múltiple, basadas en combinar varios modos de acción”.

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