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La respuesta de la plantas a estímulos vinculados al calentamiento global

En el panel “La plasticidad de las plantas ante el calentamiento global” se expuso acerca de las señales que los cultivos revelan ante la luz y el calor, y su impacto en el rendimiento.

DISERTANTE

Jorge Casal es investigador del instituto IFEBA de la Facultad de Agronomía y Conicet, y “una eminencia en fotomorfogénesis”, tal como lo presentó Gerónimo Watson, miembro de Indear y moderador del panel.

El propio Casal explicó su investigación con un ejemplo mundano: “Así como los colores del semáforo nos dicen si tenemos que parar, avanzar o cruzar con precaución, la planta también usa colores de la luz para decidir cómo va a rendir”.

En su ponencia, el investigador indicó que las plantas son sometidas a diferentes tipos de estrés a los que hay que prestarles atención. “En rotaciones de cultivos tenemos unas cuantas cosas de qué preocuparnos, pero a veces no nos damos cuenta de que las plantas están expuestas a un es- trés permanente asociado a cultivos densos, con plantas vecinas que comparten y compiten por recursos”, precisó.

El principal interés que estudia Casal y su equipo de trabajo son las señales que se presentan ante la densidad y la respuesta de la planta. “Las señales tienen que ver con la luz, el color de la luz dentro del cultivo, ya que si bien nosotros vemos todo verde, para las plantas la luz tiene otro color, lo que afecta su color y su fisiología”, explicó.

J. Casal; G. WatsonLa presencia de plantas vecinas modifica la composición espectral de la luz. “Las plantas responden a cambios en la proporción de rojo con respecto al rojo lejano”, señaló. Para graficar esto, mostró algunos ejemplos y comenzó por el trigo, donde las relaciones entre rojo y rojo lejano reducen el rendimiento. “Cuando la planta percibe rojo lejano, interpreta que va a tener competencia entonces se apura para florecer. Como consecuencia de esa inversión en apurarse, una buena parte de los flósculos se mueren y no llegan a ser polinizados y, por ende, no producen granos”, explicó.

En girasol, se observa una auto-organización de las plantas en cultivos densos, con una inclinación alternada según la densidad. “Las plantas se inclinan hacia el lado opuesto al que reciben la sombra”, dijo. Además de la curiosidad que esto despierta, la autoorganización del cultivo mejora su rendimiento. “Este movimiento de las plantas esquivando el rojo lejano de la planta vecina, alivia la competencia entre cultivos. Así, la planta puede aprovechar mejor los recursos y el rendimiento es mejor”, destacó.

Pero además de la luz, se ven diferentes reacciones con respecto a la temperatura y el impacto en función del cambio climático. “La respuesta morfológica a temperaturas elevadas es muy similar a la respuesta a la sombra y se potencian entre sí. Es decir que cuando se combinan sombra y alta temperatura, es cuando más responde la planta. La planta hace esto para escapar de una situación complicada vinculada al balance de carbono”, advirtió.

A modo de cierre, insistió que toda la charla giró en torno a señales e información.

“No estamos acostumbrados a escuchar que las plantas tienen mecanismos que les permiten recolectar información del ambiente. Las plantas hacen su business intelligence antes de decidir si invertir en una cosa o en la otra. Y cuando pensamos en calentamiento global, una parte está vinculada al aumento de temperaturas extremadamente altas. Pero también tenemos que pensar que los promedios están aumentado, lo que representa un estrés que no termina y que va a afectar el movimiento del cultivo. Y allí tenemos que ajustar la estructura del cultivo usando la plasticidad de las plantas”, cerró.

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