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Pautas para un buen manejo de insectos benéficos

Un taller para reconocer insectos que pueden resultar beneficiosos para la actividad agrícola y ver cómo sacar provecho de los mismos.

DISERTANTES

Bajo el título “Insectos benéficos: ¿los sabemos aprovechar?”, los ingenieros agrónomos Eduardo Punschke y Celina Fernández, de la Cátedra de Zoología Agrícola de la Facultad de Cs. Agrarias de la UNR, brindaron un taller que apuntó a indagar en el mundo de los insectos pensando en cómo pueden ser útiles a la actividad productiva.

“La pérdida de diversidad provoca una disminución de nexos tróficos que se dan en los sistemas biológicos y con eso se desestabilizan las poblaciones de insectos. Esto se traduce en que para poder producir, necesitemos aplicar más veces y en dosis más altas”, afirmó Fernández, con las consecuencias que esto trae, como la generación de resistencia.

Desde los comienzos del Manejo Integrado de Plagas (MIP), una de las técnicas que se pretendió establecer fue la del control biológico. A partir de allí, se sucedieron estudios sobre la identificación de las especies que existían en los agroecosistemas y se comenzó a evaluar la eficacia de control que cada grupo tenía.

“En los últimos años, el MIP viene evolucionando a un nuevo concepto: el manejo ecológico de plagas (MEP). En donde toma mucha más relevancia una de las técnicas del Control Biológico por Conservación (CBC)”, dijo la especialista.

Pero, ¿por dónde comenzar? “El primer paso para comenzar es reconocerlos”, aseguró Punschke, y se encargó de describir aquellos insectos más recurrentes.

C. Fernández; E. Punschke.Según señalaron los especialistas, muchos trabajos demostraron que al aumentar la diversidad vegetal en los sistemas, aumenta la abundancia y diversidad de enemigos naturales. “Sin embargo, esta diversidad se refiere no solo a la diversidad florística, que todos conocemos, sino también a la diversidad funcional”, aclararon.

La diversidad funcional es casi la más importante porque tiene que ver con las relaciones ecológicas que se dan en torno a la vegetación. Es decir, qué función cumple la vegetación con respecto a la fauna benéfica. Mientras que la diversidad temporal tiene que ver con la anterior, ya que dichas funciones deben organizarse en el tiempo para ser efectivas.

Una de las recomendaciones de manejo que hicieron es explotar los bordes, aquellos espacios no cultivables, como bordes de alambrado, caminos, terrazas, etc. “También se puede tomar la decisión de disponer de superficie cultivable para los bordes”, agregaron.

Según indicaron, el manejo de plagas no siempre mejora con la presencia de áreas circundantes no cultivadas, con lo cual se confirma que algunas especies vegetales son más relevantes que otras como fuente de recurso floral para enemigos naturales.

Finalmente, destacaron que a través de la observación y el estudio a lo largo de los años, se llegó a la conclusión de que restaurar la diversidad vegetal era el camino para un nuevo concepto de manejo de plagas. “Siempre hablando de la diversidad funcional y temporal, y pensando en los procesos ecológicos que queremos fomentar. Para esto es fundamental el diseño de los agroecosistemas y el monitoreo e intervención constante de este diseño”, cerraron.

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