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Conocimiento de exportación, el caso de África: ¿qué llevamos en la mochila?

Evaporación, deriva e inversión térmica, tres aspectos a tener en cuenta al momento de las aplicaciones para disminuir riesgos

En XXVII Congreso de Aapresid tuvo lugar un taller que reunió a las empresas e instituciones que participan del proyecto de exportación de conocimiento en Guinea, África. Edgard Ramírez, coordinador del programa Internacional Aapresid, fue el moderador de este panel, que estuvo integrado por Pablo Abbate (INTA), Marcos Alvarado (Booster Agro) y Rodrigo Carrizo (Auravant).

Ramírez repasó el trabajo que vienen realizando desde el Programa Internacional de Aapresid, con los dos proyectos que se están llevando adelante: exportación de conocimiento a través de extensión y relaciones con embajadas e instituciones afines. “Dentro del proyecto de exportación de conocimiento, el año pasado trabajamos en Ghana, y este año quisimos darle una vuelta y comenzamos a trabajar con empresas e instituciones amigas en Guinea”, contó.

De esta manera, dos técnicos de Aapresid se instalaron a trabajar en Guinea durante la campaña agrícola, para hacer el proceso de preparación, siembra, seguimiento de cultivo y cosecha. “La ventaja de incorporar soporte de conocimiento científico con empresas y entidades de manera remota nos permite predecir o simular que podemos encontrarnos, para que los técnicos podamos ajustar estas curvas”, destacó.

Específicamente en Guinea, se está trabajando en tres sitios: Kankan, Faranah y Siguiri. En general, los suelos muestran indicadores muy bajos, desde la materia orgánica hasta el balance nutricional. “Incluso con desbalances en algunos casos”, agregó Ramírez. El pH también es bajo, con necesidad de realizar enmiendas, y los suelos, si bien son heterogéneos, son poco profundos y con drenaje pobre, con texturas desde arenosas a arcillosas, según la región.

Asimismo, hay poca capacidad de almacenaje de agua, con valores que pueden oscilar desde 80 a 130 mm de agua útil en el metro. “No son suelos fáciles de trabajar pero el desafío es hacer agricultura con estas condiciones”, señaló. Respecto a las temperaturas, son climas tropicales y, en los tres sitios, las máximas rondan los 40° C y las mínimas los 18° C.

En representación del INTA, el Ing. Agr. Pablo Abbate compartió los aportes que están haciendo en este proyecto en materia de modelos de simulación, fechas ideales de siembra y tecnología de cultivo a implantar.

“El primer objetivo que nos propusimos fue definir la fecha de siembra óptima de maíz y soja para los cultivares disponibles en Guinea, suponiendo que la profundidad del suelo es de 50 cm y su capacidad de almacenaje de agua es de 70 mm”, explicó.

Dado el patrón climático de la zona, hicieron un balance de agua con CROPWAT (FAO). “Cuando el agua disponible es menos del 50% del agua útil, se considera que hay estrés hídrico”, dijo.

El segundo objetivo, fue estimar diferencias de rendimiento entre fechas de siembra y ciclos (modificando los coeficientes fenológicos del DSSAT).

Entre las principales conclusiones, destacó que en maíz, si se consideran las lluvias, cada ciclo tiene su fecha limitante para la siembra y el rango de fechas razonables es de un mes. Por otro lado, no se ven grandes diferencias de rendimiento entre ciclos.

En soja, hicieron algo similar y se propusieron como próximo objetivo pensar en una rotación sustentable, estimarla y ver qué sucede, aunque advirtió que “no es fácil, porque hay una estación seca muy marcada".

A modo de cierre, remarcó que pese a la escasa disponibilidad de datos, se pueden realizar algunas estimaciones que permiten hipotetizar cómo optimizar los cultivos. “No son demostraciones, pero sí son hipótesis para tomar como punto de partida”, señaló Abbate.

Marcos Alvarado, fundador de Booster Agro, compartió los aportes que están haciendo mediante la aplicación agroclimática que desarrollaron. “Lo que más nos interesa es ayudar con nuestra herramienta al manejo climático y a la toma de decisiones a campo en base a pronósticos más precisos”, dijo.

En este sentido, explicó que existen dos modelos meteorológicos, el europeo y el estadounidense, que toman diferentes variables para hacer pronósticos. “Estos modelos no suelen funcionar en zonas tropicales, como el caso de Guinea, y hace falta empezar a ver pronósticos más locales y más específicos para los productores”, dijo. De hecho es este punto donde Booster Agro viene trabajando. “Cuanta mayor precisión tengamos de cuantos milímetros van a caer, mejores decisiones vamos a poder tomar”, cerró.

Por último, tomó la palabra Rodrigo Carrizo, director comercial de Auravant, la empresa que exporta tecnología al mundo mediante una plataforma de agricultura de precisión. Carrizo mostró algunas imágenes satelitales del campo de Kankan, en el que podían verse los distintos lotes. De esta manera, aisló un lote, denominado “el innombrable”, para que el público pudiese ver cómo se ve una imagen satelital mediante un análisis de índice NDVI.

“Lo que arma es un histograma para diferenciar zonas de isoproductividad que agrupamos mediante índices de vigor. En este caso diferenciamos 5 zonas”, contó.

En este tipo de casos, en los que se cuenta con tan poca información, recomendó que la clave está en volver para atrás y recordar que lo que se lleva en la mochila es una herramienta y, como tal, hay que adaptarla a la realidad africana, en este caso.

“Con tan poca información, lo que se puede hacer es evaluar el histórico NDVI/ GNDVI; cruzar la información con históricos de clima; determinar zonas de isoproductividad; identificar zonas de gestión o anomalías; hacer recorridas a campo y caracterizaciones”, enumeró.

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