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Todo lo que hay que saber a la hora de sembrar cultivos de servicios en Entre Ríos

Recomendaciones y elementos a tener en cuenta sobre: especies a sembrar, características y aportes a los servicios ecosistémicos, cuándo y cómo sembrar, fertilización y adversidades que pueden presentar estos cultivos.

Fuente: https://inta.gob.ar/documentos/ cultivos-de-cobertura-en-entre-rios-todo-lobasico-que-hay-que-saber-a-la-hora-de-susiembra

Por: Kahl, M. 1 y Eclesia, P. 21 INTA AER Crespo2 INTA EEA Paraná

¿QUÉ ES UN CULTIVO DE SERVICIO?

Los cultivos de servicios son cultivos que se realizan entre dos cultivos de renta, comúnmente con el fin de “cubrir” el suelo de manera de controlar la erosión. Además de “cubrir” el suelo, son capaces de brindar otros beneficios ambientales (o servicios ecosistémicos) como el secuestro de carbono, el reciclaje de nutrientes, la fijación y aporte de nitrógeno (N), la competencia con malezas (ya sea por agua, nutrientes, luz y espacio, por regulación de la temperatura del suelo impidiendo la emergencia y por la producción de compuestos alelopáticos de las plantas evitando emergencias) (Inderjit y Keating, 1999), la reducción del uso de herbicidas y la provisión de forraje.

Los servicios ambientales que aportan estos cultivos son de nuestro interés ya que además de conservar el ambiente, suplen recursos que de otra manera deberían suministrarse a través de un gasto energético (costo), como por ejemplo herbicidas para el control de malezas, fertilizantes nitrogenados para los cultivos de renta.

¿QUÉ ESPECIES SEMBRAR?

Existen diferentes especies adaptadas a la zona de Entre Ríos, algunas de ellas comúnmente utilizadas como verdeo invernal -raigrás y avena-, otras menos conocidas pero que hoy están siendo cada vez más adoptadas por los productores, como por ejemplo vicia. En general, los principales beneficios o servicios ambientales que proveen son:

Las especies leguminosas se seleccionan principalmente por su capacidad de fijar nitrógeno (N) del aire, incorporándolo así en la biomasa vegetal y luego al suelo, significando un aporte para ser utilizado posteriormente en cultivos como maíz.

Por otra parte, las crucíferas son en general seleccionadas por su capacidad como descompactador biológico, mejorando la infiltración del suelo.

Las especies gramíneas tienen mayor potencialidad para proveer servicios como el incremento o mantenimiento de la materia orgánica (o carbono) del suelo y mejoramiento de la estructura. Además, tienden a competir mejor con malezas ya que suelen tener una tasa de crecimiento más precoz y son más competitivas que las “leguminosas”.

Tabla 1 (página derecha) Cultivos de servicios utilizados en Entre Ríos: Principales características y servicios ambientales provistos. Nota: Con “A, M o B” se indica el nivel de aporte al servicio ecosistémico por una especie en particular: A: aporte alto; M: aporte medio; B: aporte bajo

Si bien estos son rasgos generales agrupados por la familia, existen características propias de cada especie o de adaptación según zona, que lleva a que se tenga mayor preferencia por una u otra. En la Tabla 1 se enumeran algunas especies que se adaptan a los suelos de la provincia, indicándose las características particulares de cada una.

¿QUÉ PASA SI SE MEZCLAN?

Cada grupo de especies tiene potencialidad en brindar algún servicio ecosistémico en particular. Sin embargo, si se mezclan dos o más especies, hay que tratar de equilibrar de alguna manera los servicios aportados. Asimismo, dependiendo de las condiciones del año, alguna de las especies puede comportarse mejor, o bien, algunas pueden crecer mejor en determinada época del año, siendo un complemento.

Sin embargo, hay que tener cuidado en la elección de especies y las proporciones ya que muchas veces, en lugar de ser un complemento, puede ocurrir competencia entre las especies, reduciéndose la diversidad planeada inicialmente.

Al planificar la mezcla, se debe pensar en el cultivo siguiente, es decir, si será una gramínea (como maíz) o una leguminosa (como soja). Si el cultivo posterior es gramínea, la cobertura deberá contar con mayor proporción de leguminosas, mientras que si será una leguminosa, deberá contar con mayor proporción de gramíneas.

¿CUÁNDO Y CÓMO SEMBRAR LOS CS?

Se recomienda sembrar a inicios del otoño, siendo los meses de marzo y abril óptimos para nuestra región. Tal como ocurre con los verdeos invernales, al retrasar la siembra, en general, se pierde potencial productivo y con ello se pierde potencialidad en la provisión de algunos servicios ambientales, como por ejemplo en la competencia con malezas.

A pesar de ello, hay especies o grupos de especies que se ven más afectadas que otras. En este sentido, las leguminosas, debido a su baja tasa de crecimiento inicial, se ven más afectadas que las gramíneas. Por ello es importante planificar la siembra para evitar el retraso de la misma y garantizar la oferta de servicios ambientales previstos.

La siembra se puede realizar:

Posterior a la cosecha del cultivo estival, en siembra directa, en líneas con sembradora de fina, cajón alfalfero, o con el “Sistema Altina” u otra técnica al voleo.

Previo a la cosecha del cultivo implantado. Puede realizarse de forma aérea, “Sistema Altina” u otro mecanismo. Este último método permite sobreponer los cultivos, manteniendo el suelo cubierto durante más tiempo. A su vez, trata de anticipar la siembra de modo de aprovechar la emergencia de plántulas en momentos de crecimiento óptimo.

Se opta por este método especialmente cuando se sale de soja, ya que cuando la cosecha se prevé para los meses de abril-mayo, de hacerlo con sembradora en línea, se retrasaría demasiado la siembra. En el caso de realizar las siembras anticipadas sobre soja, el momento óptimo es previo a la caída de las hojas, cuando estas se tornan de color amarillo (alrededor de R7), de modo de generar un colchón de hojas sobre la semilla.

Otro motivo por los que se adoptó esta técnica es porque tiene una mayor capacidad operativa, lo que resulta clave en establecimientos de grandes superficies. Sin embargo, hay que considerar que es un método con menor logro que la siembra en línea, por lo que es importante aumentar la cantidad de semilla para obtener densidades similares (emergencias de plántulas). Otro factor importante es estar atentos a pronósticos de lluvia, especialmente cuando se trata de siembra con leguminosas. Esto es para que la semilla no quede expuesta durante mucho tiempo sobre el suelo sin germinar y con riesgo de que la inoculación no sea efectiva.

¿SE DEBE FERTILIZAR EL CS?

Si bien no hay una única receta, la clave es generar una cantidad de biomasa mínima (superior a los 3000-4000 kg de materia seca/ha) de modo de poder brindar la mayor proporción de servicios por estos cultivos. Por ello, si el suelo está muy degradado y desprovisto de nutrientes, es recomendable una fertilización para garantizar una acumulación de biomasa superior a la mínima.

En el caso de las leguminosas, solo se requiere fertilización fosforada, mientras que las gramíneas responderán a la fertilización nitrogenada. Claro está que, al no ser un cultivo de renta, los nutrientes incorporados con fertilizante (o tomados del suelo por el cultivo) no saldrán del sistema y podrán reciclarse en forma orgánica para el cultivo posterior. En caso de que el CS se piense además para fines forrajeros, se deberá fertilizar (de forma similar a un verdeo de invierno), de modo de potenciar la acumulación de biomasa y reponer los nutrientes exportados mediante el pastoreo.

¿CÓMO Y CUÁNDO REALIZAR LA SUPRESIÓN?

Considerando la estacionalidad de las lluvias en la zona de Entre Ríos, en general se recomienda suprimir los CS alrededor de un mes antes de la fecha de siembra del cultivo de verano, lo que garantiza una recarga de perfil y humedad óptima para la siembra. Esto es, fines de septiembre-principios de octubre con destino a soja de primera y principios de noviembre con destino a maíz tardío.

En el caso de suprimir el cultivo mediante rolo, es importante considerar el estado fenológico de las especies para garantizar un control efectivo. En las gramíneas se da en estadios de floración (espigazón), mientras que en las vicias se logran controles superiores al 80 % a partir del 60 % de floración (Mischler et al., 2010).

La supresión puede ser:

De forma química: con el empleo de herbicidas de uso común o específicos, según la especie a suprimir.

De forma mecánica: es el rolado del CS. Se utiliza un rolo con cuchillas planas (sin filo), que aplasta el tejido vascular, sin realizar cortes en los tallos y, en presencia de 3 o 4 días soleados, provoca un progresivo secado del mismo (Figura 1). Hay especies que por el tipo de planta ésta práctica no realiza un buen control. En la Tabla 1 se indican aquellos cultivos en los que se puede realizar la supresión con rolado.

¿QUÉ ADVERSIDADES PUEDEN PRESENTAR LOS CS?

Malezas: Si bien los CS se deben implantar justamente para competir con malezas, se debe garantizar una buena implantación de manera que el CS cumpla su función.

Para ello, será necesario realizar barbechos químicos y eventualmente algún pre o post emergente, dependiendo la historia de cada lote.

Enfermedades: presencia de royas en el caso de Avena y otros cereales, por lo que se recomienda elegir materiales resistentes o tolerantes.

Insectos: puede haber presencia, pero comúnmente no se aplican insecticidas.

Otros: heladas para el caso de cultivos muy sensibles, condiciones climáticas adversas, entre otros.

¿SE PUEDE IMPLEMENTAR EL PASTOREO DEL CS?

El aprovechamiento de los CS para pastoreo directo o como forraje conservado podría ser una opción viable que permita al productor recuperar en el corto plazo el dinero invertido.

Una de las preguntas que surge es si seguimos beneficiando al ambiente a pesar de utilizar parte de la biomasa. Hay mucho por seguir investigando en esta línea, sin embargo existen algunas evidencias que indican que factores como materia orgánica y control de malezas, continúan siendo provistos por los CS a pesar de que sean pastoreados o cortados (Girard et al., 2018; Schuster et al., 2018).

Figura 1 Cómo rolar una gramínea (Baigorria, 2017).

Una condición importante para que ello ocurra es que la remoción de la biomasa no debe ser total. Se debe manejar la intensidad de pastoreo dejando un remanente mayor a los 10-12 cm (Eclesia et al., 2019). Se comprobó a su vez que éste tipo de manejo no reduce la cantidad total de forraje cosechado (Planisich et al., 2017). Esto es así ya que al quedar más área foliar remanente existe una mayor tasa de crecimiento y posterior recuperación del volumen de forraje disponible.

El período de aprovechamiento del pasto puede ser muy variable. Se observaron planteos entre 30 a 100 días de aprovechamiento (Planisich et al., 2017; Eclesia et al., 2019). Este puede variar en función de la fecha de siembra y de supresión del CS. Al igual que un verdeo invernal, cuanto antes se siembren los cultivos, más temprano se podrán aprovechar, lo que también dependerá de que las especies sean más precoces (como por ejemplo avena) o de crecimiento lento (como las leguminosas).

Respecto al período de supresión, se debería tomar el criterio mencionado anteriormente, sobre cómo y cuándo realizar la supresión. De esta manera, en caso de ir a soja, el momento de supresión será alrededor de un mes antes del que sería si se va a maíz tardío.

BIBLIOGRAFÍA

• Baigorria T. 2017. Cultivos de cobertura: una estrategia sustentable al manejo de malezas en sistemas de siembra directa. INTA Marcos Juárez. Jornada de Actualización Técnica Don Mario. http://www.jornadadonmario.com.ar/2017/ pdf/4-baigorria.pdf

• Eclesia R.P., Ré A., Marnetto M.J., Valentinuz E., Pautasso J.M., Wouterlood N., Rampoldi A. y O. Caviglia. 2019. Cultivos de servicios para cobertura y utilización forrajera. Serie de Extensión INTA Paraná, pág. 22-28.

• https://inta.gob.ar/.../cultivos-de-servicios-para-cobertura-y-utilizacion-forrajera

• Girard R., Eclesia R.P., Ojeda J.J., Piñeiro G. y O. Caviglia 2018. La inclusión de cultivos de servicio para uso forrajero ¿Afecta el carbono de suelo? XXVI Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo. Tucumán, 15 a 18 de Mayo.

• Inderjit y Keating, K.I. 1999. Allelopathy: Principles, procedures, processes, and promises for biological control. Adv. Agron. 67:141-231.

• Mischler, R.A., Duiker, S.W.; Curran, W.S. y D. Wilson, D. 2010. Hairy vetch management for no-till organic corn production. Agronomy Journal 102:355-362.

• Planisich A., Larripa M., y J. Galli. 2017. Evaluación de raigrás anual bajo pastoreo. Agromensajes 19, 14–19.

• Schuster M.Z., Harrison S.K., de Moraes A., Sulc R.M., Carvalho P.C.F., Lang C.R., Anghinoni I, Lustosa S.B.C., y F. Gastal. 2018. Effects of crop rotation and sheep grazing management on the seedbank and emerged weed flora under a no-tillage integrated crop-livestock system. The Journal of Agricultural Science 1–11.

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