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El desafío de aumentarlos stocks de carbono en suelos agrícolas
“Los pequeños cambios en las reservas de carbono en el mundo podrían tener un impacto muy importante y contribuir la seguridad alimentaria”, afirmó la experta en suelo Claire Chenu.
Desde Francia, el 29° Congreso Aapresid “Siempre Vivo, Siempre Diverso” se dio el lujo de contar con la participación de Claire Chenu, referente mundial de Manejo de Suelo del Instituto Nacional de Investigación Agronómica (INRA), quien expuso sobre “Aumentar los stocks de carbono en suelos agrícolas: brechas de conocimiento y potenciales innovaciones”.
“La materia orgánica del suelo es esencial y contribuye a la seguridad alimentaria y da soporte a la biodiversidad del suelo. Es una parte de la cadena en la que reciclamos los residuos orgánicos y contribuye a la retención de agua y su purificación”, afirmó la profesional.
Según precisó, el carbono orgánico “determina o controla la estructura del suelo y la erosión, y es parte del color del suelo. Asimismo, cumple una función muy importante en la mitigación y adaptación del cambio climático”.
A partir de estudios realizados en campos de China, Chenu informó que “los rindes aumentan con el incremento de la materia orgánica del suelo, lo cual contribuye a la seguridad alimentaria”.
La profesional planteó que “hay tres veces más carbono en el suelo que en la atmósfera, por eso es muy importante evitar pérdidas adicionales en el suelo y, en la medida de lo posible, se debe facilitar un mayor secuestro del carbono de la atmósfera y llevarlo al suelo”.
En este sentido consideró que “los pequeños cambios en las reservas de carbono en el mundo podrían tener un impacto muy importante y constituyen la base de la iniciativa ‘4 por 1000’ para que la materia orgánica del suelo contribuya a la seguridad alimentaria”.
Por otra parte, la investigadora planteó que “el manejo de las reservas de carbono y la disminución de estas reservas es un equilibrio entre los insumos y el producto, lo que entra y lo que sale. La materia orgánica es el resultado de la transformación progresiva de la biomasa”.
Almacenamiento de carbono
La referente en materia de suelo, también evaluó cuánto tiempo puede almacenarse el carbono y en qué cantidad. Al respecto, Chenu advirtió que “el promedio de tierra cultivable en Francia está disminuyendo lentamente. Implementamos cultivos de servicios (CS) para tener carbono. Cuando aumentamos los CS, en algún momento se alcanza un nuevo equilibrio y entonces hay un potencial de obtener materia orgánica adicional. A través de otras actividades, como la forestación, el equilibrio también cambia”.
En este punto, la investigadora refirió que “el almacenaje es limitado porque se llega a una meseta y esto nos permite medir los cambios. Es importante mantener las prácticas de conservación de la materia orgánica y si tenemos pastizales naturales y los cambiamos a tierras de cultivo, la pérdida del carbono será rápida y significativa, pero esta situación es reversible”.
En la misma línea puntualizó que “el potencial de almacenaje de carbono de un suelo es la ganancia máxima del carbono alcanzable durante un tiempo determinado y con un uso específico de la tierra, y depende del tipo de suelo, entre otras cosas”.
Con respecto al secuestro de carbono, la profesional explicó que “conviene hacerlo a escala global y las prioridades son distintas dependiendo del lugar. Una prioridad es proteger las reservas existentes en zonas que son muy elevadas, por ejemplo en el sur de Argentina, y evitar perder las reservas resultantes del uso de la tierra. Hay que evitar la deforestación, la remoción del suelo, y sabemos que en otras áreas la prioridad es aumentar las reservas del carbono orgánico y el principal objetivo es la seguridad alimentaria”.
Opciones de almacenaje
Chenu le dedicó un párrafo especial a las alternativas de almacenaje disponible: “Podemos aumentar la producción primaria en viñedos o pastizales o entre árboles en huertas o plantaciones, o realizar prácticas forestales. También se puede alimentar el suelo con cultivos de servicio o pastos, agregar materia orgánica o compost, con todo esto aumentan los insumos y el ingreso de materia orgánica al suelo”.
En cuanto a cómo reducir la salida, propuso fomentar “la cría de ganado porque nos va a permitir tener una mejor entrada de materia orgánica en el suelo”.
Entre los objetivos a futuro, apuntó reemplazar los fertilizantes minerales o incrementar el stock de materia orgánica para hacer un mejor uso de los recursos con los que se cuenta.
A modo de ejemplo citó que “en Francia el estiércol se ha agregado a los suelos durante décadas e incluso siglos, de manera tal que no podemos tener un secuestro adicional con estiércol porque ya lo hemos aplicado”.
En cuanto a la siembra directa la investigadora comentó que “se realizó mucho trabajo, síntesis y metaanálisis sobre lo que se hizo en distintos experimentos, donde tenemos un aumento de la presencia de carbono en las capas superiores y una disminución por debajo. En términos generales, lo que se demuestra es que no hay un cambio en el stock de carbono orgánico cuando hay siembra directa”.
A modo de conclusión la investigadora opinó que “aumentar las existencias de carbono en los suelos agrícolas depara múltiples beneficios. Es factible preservar los suelos existentes y aumentar las existencias de carbono, pero se trata de algo muy heterogéneo en los distintos países y depende de las condiciones locales. No hay una sola norma que se aplique a todos y esta diferenciación es necesaria para lograr un impacto global. No hay una única buena práctica, sino una combinación adecuada de prácticas en un contexto determinado. Hay múltiples necesidades de conocimientos y también innovaciones potenciales. Hay que estar del lado de la agroecología, utilizando los procesos ecológicos naturales para el acondicionamiento del suelo”, completó.