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Optimizar el manejo y agregar valor al maíz
La visión de convertir los granos de maíz en carne planteada por Ingaramo necesita de un aumento de la producción que se puede lograr optimizando las prácticas de manejo, tema al que se refirieron los Ings. Andrade, Ferrari y Sillón.
Agregarle valor al maíz
El proyecto: transformar el maíz en carne. El Lic. Jorge Ingaramo señala que ello requiere más capital que el modelo agrícola puro, pero que se tiene la protección implícita del costo de flete a puerto. “Si uno no manda el grano de maíz como tal al puerto se ahorra unos 20 dólares por tonelada en concepto de fletes y gastos de comercialización dependiendo de la zona”. Suponiendo conversiones de 3,5; 2,2; y 4 Kg. de maíz por Kg. de carne porcina, aviar y vacuna respectivamente, duplicar la producción actual de cada una de ellas, o sea pasar de 5 mill de toneladas a 10 totales, requerirá emplear 17 mill (68,5% de la producción de las tres carnes) representaron el 73,9% de la producción de maíz y el 66,8% del consumo (últimos tres años). Al agregarle valor al maíz gana el país por una mayor oferta agrícola y un aumento en el consumo y exportación de carnes (ni hablar del efecto empleo y demanda derivada en los “racimos productivos” regionales que podrían crearse, con no demasiada inversión). Gana los productores que acortan su proceso productivo, suplementando estratégicamente ó engordado a corral y mejoran la rotación del capital. Gana la cadena agroindustrial, que incorpora toda la demanda derivada de un modelo que duplica de toneladas de maíz. Se necesitaría así lograr 39,5 mill de ton de maiz, industrializando el 68% (hoy es 40%), y se podría continuar exportando 12 a 14 mill de ton, como grano tal cual. “Las potencias ganaderas son maiceras”, destacó Ingaramo y ello es uno de los principales fundamentos por los cuales se asocia la producción de carne al maíz. Cuatro potencias ganaderas su producción de carnes, sin dejar de exportar grano tal cual. Manejo de maíz Reconociendo el aumento en la demanda de alimentos y etanol, Fernando Andrade analizó la importancia de un adecuado manejo del cultivo de manejo para lograr mayores rindes. Se sabe que el cultivo de maíz responde en for- ma más marcada, que el resto de los cultivos, a las variaciones en la densidad. En densidades subóptimas presenta baja plasticidad vegetativa y reproductiva y para densidades supraóptimas la espiga, al ser un destino axilar, sufre los efectos de la competencia por nutrientes. En base a esto, Andrade señaló la importancia del ajuste de la densidad en función del ambiente que esperamos para nuestro cultivo sobre todo alrededor de los momentos críticos. Espaciamiento entre hileras, uniformidad de plantas, fecha de siembra, elección de cultivares y manejo del agua fueron otros de los aspectos que analizó Fernando.

“Las potencias ganaderas son maiceras”, destacó Jorge Ingaramo.
Mejorar la nutrición para optimizar los resultados Para lograr altos rendimientos de grano y optimizar los resultados económicos en maíz, es clave una adecuada nutrición del cultivo, analizó Manuel Ferrari de INTA Pergamino. Ferrari distinguió dos etapas en el manejo eficiente de la fertilización. La primera constituye un diagnóstico de deficiencias o requerimientos del nutriente y la segunda hace referencia a la tecnología de aplicación de fertilizante. El Ingeniero explicó las diferentes metodologías que se utilizan en la etapa de diagnóstico para nitrógeno, fósforo y azufre y señalo al uso de sensores remotos como una de las herramientas más sofisticadas. En cuanto al momento de aplicación del fertilizante nitrogenado destacó la necesidad de evaluar la eficiencia de aplicaciones tempranas en comparación con las tradicionales realizadas alrededor de V6 (Figura 2). Dicha eficiencia dependerá del tipo suelo donde estemos trabajando.
¿Qué pasa con las enfermedades? Margarita Sillón, hizo foco en las principales enfermedades del cultivo de maíz. Manifestó que en la campaña 2009/2010 los patógenos más importantes fueron tizones foliares y antracnosis. Los primeros progresan rápidamente después de antesis y su impacto suele estar asociado a estados posteriores a R1. El manejo integrado tiene un primer pilar en la resistencia genética y como medida complementaria, la rotación de cultivos y el uso de fungicidas. Si las condiciones ambientales son favorables para su desarrollo, se debe monitorear no menos de una vez por semana. A su vez surgieron los problemas de asociación entre nematodos y patógenos que ocasionan las podredumbres de raíz y tallo (Fusarium, Colletotrichum, Diplodia y Giberella). Finalmente Margarita concluyó que en las próximas campañas las enfermedades de fin de ciclo continuarán en aumento, y será de gran importancia para productores y técnicos agropecuarios, asumir estos nuevos desafíos.