La invención de dios - Santiago Ambao

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1° Edición Abducción Editorial: abril 2015 2° Edición Abducción Editorial: septiembre 2015

© Santiago Ambao, 2015 www.santiagoambao.com Ilustración de portada: Francisco Schilling Diseño: Gwendolyn Stinger isbn: 978-956-9673-00-9 Reservados todos los derechos de esta edición para Abducción Editorial Curicó 372, Santiago de Chile


La invención de Dios

ABDUCCIÓN Editorial



La invención de Dios Santiago Ambao

ABDUCCIÓN Editorial



—Espero que sea importante, Morganti, porque son las cuatro de la madrugada. —Es importante. —A ver... —Es... muy importante... —Y dele entonces, dígalo de una vez... —Bueno, para mí es un poco difícil, Excelencia. —Vamos, hombre, si está acá, a esta hora, para decirme algo importante, lárguelo ya... —No sé bien cómo... —¡Pero carajo! Vamos: ¡escupa! —Dios no existe. —¿Dios no existe? —Efectivamente: no existe. —Así lo dice, con esa liviandad. —¿No me dijo que lo dijera? —Pero Morganti, vamos, un hombre como usted con una crisis de fe... —No, no confundamos. Yo la fe no la perdí, esto no tiene nada que ver con la fe. Es otra cosa. —¿Otra cosa?

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—Otra cosa. —¿Qué cosa? —Ciencia. —Ah, ciencia. —Sí, ciencia. —Morganti... —Dígame, Excelencia... —Usted es nuestro cura párroco, no me puede venir con que Dios no existe. Que me lo diga un concejal o un periodista, vaya y pase, hasta de una monjita me lo puedo esperar, pero de usted no. —Discúlpeme, Excelencia. No quiero corroer su fe... —Pero si soy ateo. Usted me viene con cosas que yo ya sabía. —¿Usted es ateo? —Claro. —Y sus declaraciones a la prensa... —No, eso es para que no vayan por ahí diciendo que soy marxista. Todavía no descarto una carrera presidencial. —Mire, yo no concibo no creer en Dios, en la Santa Iglesia Católica. —¿No me acaba de decir que Dios no existe? —¿Y qué tiene que ver una cosa con la otra? —Morganti, son las cuatro de la madrugada. Me está mareando. —Sí, sí, pero ¿no me entiende, Excelencia?

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¡Dios no existe! —¡No me diga más Excelencia! ¡Yo no soy obispo ni cardenal! Llámeme Suárez o intendente o si prefiere Carlos. —Disculpe... —Está bien, está bien, disculpe usted... esta situación es confusa... Viene a la mitad de la noche y me dice que Dios no existe, pero que no atraviesa ninguna crisis de fe, es muy raro. —Hace años empecé a trabajar en el tema. La verdad, jamás pensé que llegaría a esta conclusión. ¡Si yo quería demostrar de forma absoluta la existencia de Dios nuestro santísimo señor! ¡Soñaba con exponer mis conclusiones y acabar con la polémica! ¡Publicar mis cálculos en la revista Science! ¿Se lo imagina? ¡Hubiera acabado con el lleva y trae de los últimos tres mil años! Por eso hice el doctorado en teología y en física y en matemáticas... —¿Usted se doctoró en todo eso? —Sí, me gusta mucho estudiar. —Lo admiro, Morganti. Hace falta disciplina para completar tres doctorados. —Gracias. Aunque no me enorgullezco. Estudié por soberbia, mejor hubiera sido quedarme donde estaba... —No diga eso, ojalá los jóvenes tomaran su ejemplo.

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—¿Qué ejemplo? ¡Soy una desgracia para la humanidad! —Vamos, no sea tonto. —No, en serio se lo digo. —Debe estar exagerando... —Ojalá. Mire, acá está el trabajo de veinte años... —¿Qué son todas estas hojas, Morganti? A la mierda, ¡está en chino! —¡No! ¡Son números, ecuaciones! —Ah. —¿Qué me dice? —¿Qué quiere que le diga? Son un montón de hojas con un montón de números. —Pero mire el final... —¿El final? A ver... el final... ¿la última línea? —Sí. —342 * erer - 32 1000 …. {34qe43 + (342…23)} + 34…V - Z * 2= 0001. —¿Qué me dice? —No entiendo nada... —Pero mire acá... ¿ve? —¿Dónde dice «0001»? —Exacto. Ahí debería decir «0002». Yo estaba seguro que diría «0002». Hace veinte años empecé con los cálculos, y nunca dudé de que el resultado sería «0002». De haber sabido esto, ni habría empezado.

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—Revíselo, Morganti, se debe haber equivocado... —Ya lo revisé tres veces. No hay error. El resultado es «0001». —Pero si es lo mismo, vaya, revíselo. Si usted quiere que el resultado sea «0002», va a ser «0002». Ponga un poco de voluntad, nomás. —¿Está dudando de mi capacidad como matemático? —No, Morganti. Estoy dudando de su capacidad como cura. —No le entiendo. —No importa. No se preocupe tanto. Ponga al final que «0002» y listo. —¿Usted prefiere el engaño? —¡Pero si yo soy marxista! ¿Qué me viene a contar? —¿Usted es marxista? —Bueno, un poco, nomás. Pero no se le ocurra ventilarlo. Para mí es importante mantener una buena relación con la Iglesia. —Estoy confundido. —Si quiere un día se lo explico más tranquilo. Yo era más marxista de chico. Ahora un poco se me pasó, aunque me quedaron un par de tics. En general los reprimo bien, tampoco es para escandalizarse. —No, estoy confundido por el resultado de

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mis investigaciones, ¿se imagina cuánto me angustia? —Ah, eso. Tranquilo, es normal. Vaya a casa, duerma. Mañana va a ver las cosas con más claridad. —No puedo.... a las seis llegan hermanos de otras diócesis. Pensábamos tomarnos unos días de reflexión. Más que nada para aprovechar lo de la catedral. —¡Muy buena idea! Quedó linda la catedral, eh. —Por eso vine a verlo: deberíamos posponer la inauguración hasta resolver este tema. —¿Está loco? Si va a venir el gobernador con una comitiva, capaz que convencemos al presidente para que se arrime. Bueno, si se calma un poco la turbulencia en el país. Hasta la tele va a venir. ¿Cómo vamos a suspender semejante evento? —Pero ¿qué sentido tiene inaugurar el templo de un Dios que no existe? Ahí se podría hacer un centro cultural, o una casa de acogida para indigentes... —No diga pavadas. ¿Sabe lo que costó que aprobaran el presupuesto para construirla? Pospusimos un montón de compromisos. Casi me echo encima a los maestros, a los del centro de atención a la tercera edad, al departamento de ingeniería de la represa, a los médicos de la sala de auxilios...

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menos mal que uno tiene cintura política, porque si no... aparte, ¿se fijó lo pituca que queda la catedral? Levanta mucho el pueblo ahora, no me lo va a negar. —¡Intendente! ¿No lo ve? ¡Podríamos usar la catedral para beneficio de la comunidad! ¡Con las conclusiones de mi trabajo sobran elementos para luchar en la legislatura! —No se embale. —¿Usted no era marxista? —Muy poco, ya le dije. Y es un secreto, eh. —Que sea secreto de confesión. —¿Qué dice? Yo no me arrepiento de mis ideas políticas, simplemente prefiero mantenerlas en el ámbito privado. —Está bien, está bien, tiene mi palabra. —Gracias, y buenas noches, Morganti. —¿Cómo «buenas noches»? —Y sí, buenas noches, me vuelvo al sobre... —No, espere. Mire bien mi trabajo, si quiere se lo explico paso por paso... ¡Exijo garantías de que suspenderá la inauguración de la catedral! Debemos discutir qué hacer con el edificio. Y no sólo con el edificio, con toda la organización eclesiástica... algún fin noble se le debería dar. —¿Un fin noble? No diga pavadas... —¿Y su afán por llevarse bien con la Iglesia de dónde viene?

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—Padre, usted no tiene nada de sentido político, ¿no? —Yo soy un teólogo, tal vez un poco científico. Nada más. —Ahí está, claro. —... —¿No se le ocurrirá hablar todo esto con el cardenal, no? —¡Es mi deber! —Es verdad: no entiende nada de política. —¿Me devuelve el cuaderno, intendente? —¿No le parece mejor dejármelo? Yo en un periquete le resuelvo el problemita, eh. —...no... bueno... me da cosa, son más de veinte años de trabajo... —Vaya, hombre, vaya y déjemelo, es su oportunidad. —¿Le parece? —Y, sí. Estas notas le van a traer muchos problemas. —... —... —Mejor me lo llevo. Tengo que pensar en esto tranquilo. —Usted sabrá. —... —¿Qué pasa? —¿Entonces la inauguración la posponemos?

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—Es complicado, padre, eso no depende de mí. Déjeme pensarlo, hacer un par de llamadas, lo hablamos mañana, ¿le parece? —Pero piénselo, mire que es importante. —Sí, sí, importantísimo, me doy cuenta. Buenas noches, Morganti. —Buenas noches. —Y trate de dormir, aunque sea una horita o dos, hágame el favor.

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De: Cura párroco Edmundo Morganti (cupamorganti@santa. iglesia.org) Fecha: sábado, 29 de diciembre de 2001 13:43 hs Para: Intendente Suárez (intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob) Asunto: Catedral

Señor intendente Carlos Suárez: En mi carácter de cura párroco de la iglesia de Nuestra Señora de Villa Lorenzetti, y como designado cura párroco de la aún no inaugurada Catedral del Sagrado Corazón de Villa Lorenzetti, me dirijo a usted para intimarle a tomar posición en el escenario que, a raíz de los irrefutables resultados de mi investigación científica, ha surgido en el seno de nuestra comunidad. Hace ya tres días, como usted bien recordará, le expuse en su domicilio los elementos probatorios de la inexistencia de Dios. Desde entonces, me ha sido imposible hablar con usted. Por ese motivo me veo obligado a hacerle llegar la presente intimación por este medio. Atendiendo a los elementos en

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su domicilio expuestos, un grupo conformado por este servidor y otros curas provenientes de distintos puntos del país considera prioritaria la necesidad de suspender la inauguración de la catedral, discutir en un marco democrático sobre el objetivo más razonable que se le debe dar a dicho edificio (para el que proponemos un espacio dedicado a las actividades culturales, la educación y ocio del pueblo, y una casa de acogida para indigentes), y protagonizar junto con el poder político de Villa Lorenzetti una serie de jornadas de reflexión buscando así un rol para los integrantes de la Iglesia Católica en la sociedad. Me despido confiando en que contaremos con su apoyo, Cura Párroco Edmundo Morganti Santa Iglesia Católica cupamorganti@santa.iglesia.org

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De: Intendente Suárez (intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob) Fecha: sábado, 29 de diciembre de 2001 14:38 hs Para: Cura párroco Edmundo Morganti (cupamorganti@santa. iglesia.org) Asunto: Re: Catedral

Señor cura párroco Edmundo Morganti: Estimado, he recibido su mail según el cual me intima a tomar posición en el supuesto conflicto por usted planteado. Considero innecesario recordarle que nuestro pueblo, Villa Lorenzetti, es el distrito que ostenta la mayor densidad de católicos de la República Argentina: el 97,8% de nuestro padrón electoral lo es. Al ciudadano nos debemos como clase política, por lo tanto considero inapropiado suspender las celebraciones programadas. Para nuestra comunidad es un honor y un privilegio que el cardenal Marco Bertuolo se haya comprometido asistir al acto, y no dudamos que si no fuera por las atípicas circunstancias que vive el país, el Presidente de

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la República también acudiría. Nuestros vecinos esperan ansiosos las celebraciones. Lo saludo confiando en que comprenderá la posición de este Gobierno Municipal, Atentamente, C. Carlos Suárez Intendencia de Villa Lorenzetti intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob

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De: Cura párroco Edmundo Morganti (cupamorganti@santa. iglesia.org) Fecha: sábado, 29 de diciembre de 2001 16:07 hs Para: Intendente Suárez (intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob) Asunto: Re: Catedral

Intendente, como usted bien sabe, la catedral se ha erigido con dinero público, y el traspaso de la misma a la Institución Eclesiástica está programado para el próximo 1 de enero, fecha en la que el cardenal Marco Bertuolo, en carácter de apoderado legal de la Iglesia, se presentará en el pueblo para formalizar el trámite. Consideramos, como ciudadanos de bien, como hombres sinceros y coherentes con nuestras ideas y convicciones, que de concretarse el traspaso se estaría incurriendo en los delitos de «malversación de fondos», «tráfico de influencias» e «incumplimiento del deber de funcionario público». Según lo aprobado por el Excelentísimo Consejo Deliberante de Villa Lorenzetti, el edificio fue creado como «lugar de

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encuentro de Dios Nuestro Señor con sus fieles». Al haberse demostrado que una de las partes en la mencionada relación contractual carece de entidad divina, concluimos que la institución que lo representa carece de entidad jurídica. En consecuencia, el resto de la operación inmobiliaria estaría viciada de nulidad. Exigimos que tome las medidas adecuadas para evitar la escandalosa operación inmobiliaria que su Gobierno patrocina. De no ser así, nos veremos obligados a presentar un recurso de amparo ante la Justicia Nacional. Sin más, me despido de usted rogando nos haga llegar su respuesta, a fin de que obremos en consecuencia. Cura Párroco Edmundo Morganti Santa Iglesia Católica cupamorganti@santa.iglesia.org

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De: Intendente Suárez (intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob) Fecha: sábado, 29 de diciembre de 2001 16:52 hs Para: Cura párroco Edmundo Morganti (cupamorganti@santa. iglesia.org) Asunto: Re: Catedral

Estimado amigo, se está yendo al carajo. Le ruego, en nombre de todo el pueblo de Villa Lorenzetti, que lo quiere y respeta, que reflexione sobre su poco constructiva actitud y corrija el rumbo antes de causar un daño irreparable a la comunidad, a la Santa Iglesia Católica y a su propio futuro. Sin más, me despido atentamente, Carlos Suárez Intendencia de Villa Lorenzetti intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob

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De: Cura párroco Edmundo Morganti (cupamorganti@santa.iglesia.org) Fecha: sábado, 29 de diciembre de 2001 16:57 hs Para: Intendente Suárez (intendentesuarez@,municipio.lorenzetti. gob) Asunto: Re: Catedral

Señor intendente Carlos Suárez: Ya se va a enterar. Cura Párroco Edmundo Morganti Santa Iglesia Católica cupamorganti@santa.iglesia.org

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El Testigo Digital Último momento domingo 30 de diciembre del 2001 7:30hs

Catedral tomada Durante la noche, un grupo de curas insurrectos tomó por la fuerza la aún no inaugurada Catedral del Sagrado Corazón de Villa Lorenzetti. El poder político dice desconocer el porqué de la acción.

Hacia las tres de la madrugada de hoy, un grupo conformado por al menos diez curas disidentes tomó la aún no inaugurada Catedral del Sagrado Corazón de Villa Lorenzetti. A pesar de los esfuerzos, nos fue imposible contar con precisiones sobre el motivo de la toma. Ni los organismos oficiales de seguridad ni las altas cúpulas eclesiásticas se han pronunciado al respecto. El Gobierno Municipal, por su parte, se muestra cauteloso. Nuestras fuentes se limitan a comentarios de vecinos que fueron testigos oculares del hecho.

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Las especulaciones abundan: se habla de una crisis de fe, de un intento de golpe marxista por curas apátridas que añorarían las épocas de la Teología de la Liberación y también de una campaña publicitaria de una fábrica de sotanas del conurbano bonaerense. En la Capital no parecen hacerse eco de la noticia, tal vez distraídos por la crisis política que vive todo el país pero que allí tiene su epicentro. Este cronista se acercó a la catedral para hablar con los curas rebeldes. Como respuestas recibió una cita para la tarde de hoy, en la que los curas concederán una conferencia de prensa.

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De: Intendente Suárez (intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob) Fecha: domingo, 30 de diciembre de 2001 10:15 hs Para: Cura párroco Edmundo Morganti (cupamorganti@santa. iglesia.org) Asunto: Explicaciones

Padre Morganti, me puede explicar esto: www.eltestigodigital.com/2001/diciembre/30/ catedraltomada Confío en que ya esté habilitada la conexión a interné de la catedral. Si no contesta en 15 minutos explicando qué carajo hacen ahí, deberé denunciarlos ante la Justicia. Saludos, C. Carlos Suárez Intendencia de Villa Lorenzetti intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob

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De: Cura párroco Edmundo Morganti (cupamorganti@santa.iglesia.org) Fecha: domingo, 30 de diciembre de 2001 10:23 hs Para: Intendente Suárez (intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob) Asunto: Re: Explicaciones

Intendente Suárez, en anteriores contactos dejé claro cuál es nuestra posición. En mi carácter de vocero de este grupo de hombres libres de ataduras hipócritas, le comunico que desde el día de la fecha esta catedral permanecerá ocupada por el nftl hasta tanto oiga nuestro reclamo. Actúe como considere pertinente, nosotros luchamos por la verdad y la justicia. Cura Párroco Edmundo Morganti Santa Iglesia Católica cupamorganti@santa.iglesia.org

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De: Intendente Suárez (intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob) Fecha: domingo, 30 de diciembre de 2001 11:06 hs Para: Cura párroco Edmundo Morganti (cupamorganti@santa. iglesia.org) Asunto: Desalojo

Padre, le informo mediante el presente mail que este Gobierno Municipal no lo reconoce a usted ni a sus cómplices como legítimos ocupantes de la catedral. Como bien sabe, el traspaso del edificio a la esfera eclesiástica aún no se ha formalizado, por lo que está incurriendo en un delito contra la propiedad del municipio. Su actitud no puede entenderse más que como un acto de sublevación contra los poderes del Estado, cuyos representantes hemos sido elegidos democráticamente. Debo recordarle que el Gobierno se guarda la prerrogativa de utilizar sus fuerzas represivas contra aquellos que ponen en jaque su estabilidad o las garantías establecidas por la Constitución. De más está decir, padre Morganti, que mi ánimo es conciliador. Por lo tanto, y con el único fin de

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evitar la violencia que un desalojo llevado adelante por las fuerzas de seguridad acarrearía, lo invito a deponer su actitud y encontrarnos en el marco de una mesa de diálogo. Tiene hasta las 18 hs del día de hoy para desocupar la catedral. Atentamente, Carlos Suárez Intendencia de Villa Lorenzetti intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob

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De: Cura párroco Edmundo Morganti (cupamorganti@santa. iglesia.org) Fecha: domingo, 30 de diciembre de 2001 11:39 hs Para: Intendente Suárez (intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob) Asunto: Re: Desalojo

Señor intendente Carlos Suárez: Valoro con creces su preocupación por evitar el uso de la violencia. Sin embargo, debo decirle que su silencio tras nuestro último encuentro sembró el fantasma que hoy nos impide aceptar su oferta. El martes llegará el cardenal al pueblo. Basándonos en el desdén con que nos ha tratado hasta ahora, tememos que su invitación al diálogo oculte la voluntad de tendernos una emboscada. Nuestra actual posición es la única garantía. Comprenda: queremos dialogar. Pero confiar en su palabra, hoy, es un lujo al que debemos rehuir. Antes nos ha defraudado, ¿por qué no volvería a hacerlo? Si liberamos la catedral, nada impedirá que concrete el traspaso de la misma a la órbita eclesiástica.

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Pero esta convicción no es óbice para que estemos dispuestos a tender la mano. Lo invitamos a pasar a vernos durante el día de hoy, para mantener así una reunión y sentar las bases de un futuro acercamiento. Sin embargo, compréndalo usted bien, no desocuparemos la catedral bajo ningún concepto antes de que se establezca por escrito un acuerdo marco. Atentamente, Cura Párroco Edmundo Morganti Santa Iglesia Católica cupamorganti@santa.iglesia.org

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De: Intendente Suárez (intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob) Fecha: domingo, 30 de diciembre de 2001 11:55 hs Para: Cura párroco Edmundo Morganti (cupamorganti@santa. iglesia.org) Asunto: Re: Desalojo

Señor cura párroco Edmundo Morganti: Como usted comprenderá, no puedo ceder a su chantaje. Me muestro una vez más dispuesto a dialogar, pero siempre y cuando antes desocupen la catedral. Bajo ningún concepto seré cómplice de aquellos que atentan contra la propiedad ni actuaré bajo presión. Atentamente, C. Carlos Suárez Intendencia de Villa Lorenzetti intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob

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De: Cura párroco Edmundo Morganti (cupamorganti@santa. iglesia.org) Fecha: domingo, 30 de diciembre de 2001 12:12 hs Para: Intendente Suárez (intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob) Asunto: Re: Desalojo

Señor intendente, como usted comprenderá, no podemos ceder a su chantaje. Reiteramos nuestra vocación de diálogo, pero siempre y cuando se presente en la catedral. Bajo ningún concepto aceptaremos presiones ni persecuciones políticas. Su búsqueda por judicializar nuestro legítimo reclamo es intolerable. Atentamente, Cura Párroco Edmundo Morganti Santa Iglesia Católica cupamorganti@santa.iglesia.org

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De: Intendente Suárez (intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob) Fecha: domingo, 30 de diciembre de 2001 12:21 hs Para: Cura párroco Edmundo Morganti (cupamorganti@santa. iglesia.org) Asunto: Re: Desalojo

Señor cura párroco Edmundo Morganti: Como usted comprenderá, no puedo ceder a su chantaje. Me muestro una vez más dispuesto a dialogar, pero siempre y cuando antes desocupen la catedral. Bajo ningún concepto seré cómplice de aquellos que atentan contra la propiedad ni actuaré bajo presión. Atentamente, C. Carlos Suárez Intendencia de Villa Lorenzetti intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob

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De: Cura párroco Edmundo Morganti (cupamorganti@santa. iglesia.org) Fecha: domingo, 30 de diciembre de 2001 12:33 hs Para: Intendente Suárez (intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob) Asunto: Re: Desalojo

Señor intendente Carlos Suárez: Como usted comprenderá, no podemos ceder a su chantaje. Reiteramos nuestra vocación de diálogo, pero siempre y cuando se presente en la catedral. Bajo ningún concepto aceptaremos presiones ni persecuciones políticas. Su búsqueda por judicializar nuestro legítimo reclamo es intolerable. Atentamente, Cura Párroco Edmundo Morganti Santa Iglesia Católica cupamorganti@santa.iglesia.org

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De: Intendente Suárez (intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob) Fecha: domingo, 30 de diciembre de 2001 12:34 hs Para: Cura párroco Edmundo Morganti (cupamorganti@santa. iglesia.org) Asunto: Re: Desalojo

Señor cura párroco Edmundo Morganti: Como usted comprenderá, no puedo ceder a su chantaje. Me muestro una vez más dispuesto a dialogar, pero siempre y cuando antes desocupen la catedral. Bajo ningún concepto seré cómplice de aquellos que atentan contra la propiedad ni actuaré bajo presión. Atentamente, C. Carlos Suárez Intendencia de Villa Lorenzetti intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob

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De: Cura párroco Edmundo Morganti (cupamorganti@santa. iglesia.org) Fecha: domingo, 30 de diciembre de 2001 12:35 hs Para: Intendente Suárez (intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob) Asunto: Re: Desalojo

Señor intendente Carlos Suárez: Como usted comprenderá, no podemos ceder a su chantaje. Reiteramos nuestra vocación de diálogo, pero siempre y cuando se presente en la catedral. Bajo ningún concepto aceptaremos presiones ni persecuciones políticas. Su búsqueda por judicializar nuestro legítimo reclamo es intolerable. Atentamente, Cura Párroco Edmundo Morganti Santa Iglesia Católica cupamorganti@santa.iglesia.org

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El Testigo Digital Último momento domingo 30 de diciembre del 2001 12:39hs

«Estamos dialogando» Durante la noche, un grupo de curas insurrectos tomó por la fuerza la aún no inaugurada Catedral del Sagrado Corazón de Villa Lorenzetti. El poder político dice desconocer el porqué de la acción.

El intendente Carlos Suárez declaró al Testigo Digital haber iniciado un contacto fluido con los ocupantes de la catedral. Se mostró cauto, manifestó su intención de aclarar lo que tildó como un «malentendido», y prefirió no dar más precisiones sobre la información que su Gobierno maneja sobre la identidad de los ocupantes.

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De: Intendente Suárez (intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob) Fecha: domingo, 30 de diciembre de 2001 12:49 hs Para: Cura párroco Edmundo Morganti (cupamorganti@santa. iglesia.org) Asunto: Re: Desalojo

Señor cura párroco Edmundo Morganti: Debido a su falta de vocación por el diálogo, me veo obligado a solicitar el apoyo de las fuerzas represivas del Estado. Tiene hasta la medianoche de hoy para desalojar la catedral. De no ser así, nuestra fuerza de choque se encargará del asunto. Atentamente, C. Carlos Suárez Intendencia de Villa Lorenzetti intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob

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De: Cura párroco Edmundo Morganti (cupamorganti@santa. iglesia.org) Fecha: domingo, 30 de diciembre de 2001 13:21 hs Para: Intendente Suárez (intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob) Asunto: Re: Desalojo

Señor intendente Carlos Suárez: Si quieren venir, que vengan. Les presentaremos batalla. Atentamente, Cura Párroco Edmundo Morganti Santa Iglesia Católica cupamorganti@santa.iglesia.org

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El Testigo Digital Último momento domingo 30 de diciembre del 2001 19:30hs

«Si Dios existe, que dé la cara» El autodenominado Nuevo Frente Teológico de Liberación brinda su primera conferencia de prensa desde la toma de la catedral. Declaran una huelga de fe y exigen a Dios que se manifieste.

Apenas tres medios locales (dos emisoras de radio y El Testigo Digital) se hicieron eco de la invitación formulada a primeras horas de la mañana. Al llegar a la puerta de la catedral, curas ataviados con las características sotanas y con el rostro encapuchado nos palparon escrupulosamente, mientras otros tres padres, vestidos igual, nos apuntaban con armas largas. Una vez dentro, fuimos dirigidos hasta la primera fila de asientos de la catedral. Detrás del altar se sentaban tres curas. A pesar de que también ocultaban sus rostros, no

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fue difícil reconocer a nuestro cura párroco, Edmundo Morganti, como uno de los líderes del autodenominado nftl. Apenas nos sentamos, Morganti, ubicado en medio de los tres líderes, tomó la palabra. Morganti Antes que nada, quiero agradecerles el que hayan venido hasta aquí. Su colaboración es fundamental para nuestra causa. Desde luego, pido disculpas por los controles, lejos de nosotros está la intención de intimidarlos. Pero en esta etapa de nuestro levantamiento, ustedes comprenderán, es fundamental que maximicemos las precauciones para prevenir cualquier intento de desalojo por parte de las fuerzas policiales. Tenemos sobrados motivos para creer que, en connivencia con las cúpulas jerárquicas de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, el Gobierno trama un operativo para sofocar nuestro grito liberador.

Pronto pasaremos a las preguntas, pero antes quisiera aclarar, en pocas palabras, el porqué de nuestra actitud, o más precisamente, cuál es nuestra actitud. Nosotros solo buscamos justicia, hermanos periodistas. Y por eso, hemos tomado una difícil decisión: articular los medios necesarios para forzar a Dios Nuestro Señor a aparecer. Desde hace siglos,

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trabajamos infatigables para él. Desde hace milenios somos esclavos de un Poder que se oculta. Estamos cansados, y por eso nuestro grito desesperado. No pedimos mucho: si Dios existe, que dé la cara. Sólo eso. Ustedes convendrán en lo razonable del pedido. Este cronista Buenos días, soy Mario Poltrono, de El Testigo de Lorenzetti. ¿Cómo esperan que dé la cara? ¿Desean verlo por aquí, dispuesto a hablar con ustedes? Cura a la derecha de Morganti Hermano periodista: por supuesto que ese escenario resultaría muy satisfactorio para nuestro movimiento. Pero también debemos reconocer que nuestra larga trayectoria eclesiástica nos disuade de pretender un privilegio tal. Lo que nosotros solicitamos, sencillamente, es que Dios Nuestro Señor, sin intermediarios, practique un milagro en el pueblo. Uno solo, y nuestra fe será ratificada. Mauricio Alejandrino (de La Voz de Lorenzetti) ¿Piden algún milagro en particular? Cura a la derecha de Morganti Un milagro, nada más. Tampoco estamos pidiendo un milagro del otro mundo. Alguno como los del Evangelio.

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Mauricio Alejandrino ¿El de los panes, por ejemplo? Cura a la derecha de Morganti Sí, el de los panes estaría bien... Cura a la izquierda de Morganti O el de las Bodas de Caná sería lindo, el del vino. Cura a la derecha de Morganti Sí, el del vino estaría mejor inclusive. Pero no queremos extralimitarnos en nuestro derecho a pedir. Citamos estos milagros como ejemplo. También puede hacer llorar a la virgen de la catedral o separar las aguas del lago, eso lo aceptaríamos. Morganti Bueno, lo del lago está más complicado. Cura a la derecha de Morganti Sí, sin duda. Lo importante es que podamos verificar objetivamente que el acontecimiento en cuestión es un milagro. Este cronista ¿Y cómo piensan hacerlo?

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Cura a la izquierda de Morganti Bueno, para eso hemos compuesto un Ministerio Teológico integrado por personal altamente calificado. El Ministerio se encargaría de analizar cualquier intervención Divina para ver si es Divina... Morganti Perdón… para nosotros es importante, sobre todo, aclarar que ante el actual estado de las cosas, negamos la existencia de Dios. Por lo que una intervención Divina será categorizada como tal si y sólo si nuestro Ministerio Teológico determina tras exhaustivos estudios que la acción ha sido un milagro. Hasta entonces, será mejor hablar de «fuerzas naturales», dejando abierta tanto la posibilidad de que Dios monopolice su ejercicio o que simplemente sean la resultante de factores por completo ajenos a cualquier manifestación divina. Cura a la izquierda de Morganti Sí, sí, efectivamente, tal vez no fui del todo claro en mi explicación, y es importante que recojan el concepto que acaba de verter nuestro hermano. Ignacio Natalinson (de Lorenzetti Escucha) Acaban de descartar la existencia de Dios. Primero

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me gustaría saber por qué lo hacen. Y también, teniendo en cuenta ese escepticismo, cómo explica este ruego por un milagro. Cura a la izquierda de Morganti Lo mejor será que usted responda la primera de las preguntas (dirigiéndose a Morganti). Luego me gustaría hacer un comentario referente a la segunda. Morganti Bien, nosotros descartamos la existencia de Dios por el hecho de que, tras más de dos décadas de exhaustivo trabajo, hemos demostrado científicamente su inexistencia. Tal vez suene raro, pero durante años, yo personalmente invertí todas mis energías en la demostración científica de que Dios existe. Mi sorpresa fue mayúscula al arribar a la conclusión opuesta. Como comprenderán, en el trabajo científico estas situaciones se dan con relativa frecuencia. La cuestión es, una vez que se ha hecho el descubrimiento, ¿debemos callarlo? Pues no. Juramos nunca levantar un falso testimonio, y aunque pueda parecer paradójico, me veo, nos vemos, en la obligación de compartir nuestro hallazgo con la humanidad. Aunque ese hallazgo ataque los cimientos de la doctrina según la cual nos vemos obligados a no mentir.

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Cura a la izquierda de Morganti Con respecto a la segunda pregunta, queremos ser claros: esto no es un ruego. Estamos dando una última oportunidad. Si Dios Nuestro Santísimo Señor se quiere manifestar, que lo haga. Tiene setenta y dos horas. Este cronista ¿Y si no lo hace? Cura a la derecha de Morganti Entonces la sociedad deberá replantearse el rol de la Iglesia Católica. En caso de demostrarse la inexistencia de Dios, deberíamos encontrar la manera de poner los bienes de la Iglesia y la capacidad operativa de sus hombres al servicio de la sociedad. Ignacio Natalinson Lo que no comprendo es cómo lo están presionando para que se manifieste. Cura a la derecha de Morganti Pues está muy claro, se desprende de nuestro discurso. Tal como lo podrán leer en el comunicado que distribuiremos hoy mismo entre los vecinos del pueblo, lo que protagonizamos es una huelga de fe. Ni más ni menos.

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Cura a la izquierda de Morganti Creemos en la huelga como arma. Y confiamos en que a medida que los vecinos nos escuchen, se nos sumarán.

Tras decir estas palabras, los líderes se levantaron. El cura a la derecha de Morganti indicó, con voz suave pero firme, que la conferencia había terminado. Tres curas armados nos escoltaron hasta la puerta de entrada. Antes de que nos retiráramos, el padre Morganti, se acercó a despedirnos. Nos ofreció un cálido abrazo y no resultó difícil adivinar, bajo su capucha, una sonrisa franca. Le preguntamos por qué ocultaba su rostro. Respondió que no lo hacía: la capucha representaba un símbolo. «Hermanos, este no es el levantamiento de un cura ni de un vecino, es el levantamiento de todos los hombres que durante siglos han obrado movidos por la fe. No estoy ocultando mi identidad. Estoy, simplemente, diciéndoles que yo no soy importante. Lo importante son nuestras ideas» dijo. Después nos estrechó su mano recia y dulce, nos entregó varias copias del primer comunicado del nftl y nos invitó a participar de todas las actividades por el movimiento propuestas.

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Domingo, 30 de diciembre del 2001 19:45hs

Nuevo Frente Teológico de Liberación. Comunicado Número 1

El Nuevo Frente Teológico de Liberación comunica que, a partir de la fecha, los integrantes del presente organismo se declaran, por tiempo indeterminado, en huelga de fe. La misma será depuesta únicamente tras la verificación objetiva, por parte de nuestro Ministerio Teológico, de al menos un milagro, el cual deberá ser articulado por Dios Nuestro Santísimo Señor sin intermediarios. Instamos a la población a sumarse a la huelga. Las puertas de la catedral están abiertas para aquellos que quieran compartir con nosotros estos momentos de angustia y desamparo. Con el fin de unirnos en un mismo lamento y presionar a las fuerzas divinas (en el improbable caso de que existan) convocamos a los vecinos a participar de nuestras asambleas.

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Por otra parte, advertimos a la cúpula eclesiástica y a las fuerzas represivas del Estado que no depondremos nuestra actitud si no es como consecuencia de la intervención divina. Esperamos que la presente advertencia los disuada de llevar adelante cualquier intento por desestabilizar nuestro movimiento. Las amenazas vertidas por el intendente Carlos Suárez no nos amedrentarán. Contamos con medios suficientes para repeler cualquier ataque. Sin embargo, consideramos atinado manifestar que, incluso en estos momentos en que hemos abandonado la fe, mantenemos la vocación de amor al prójimo. Aun así, la convicción irrefutable de que un mundo sin Dios es posible nos motiva a manifestar con firmeza este reclamo. No nos detendremos hasta tomar la tierra por asalto. Desde una catedral alejada de la inexistente mano de Dios, Nuevo Frente Teológico de Liberación

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El Testigo Digital domingo 30 de diciembre del 2001 21:15hs

Nuestro pueblo

«Crisis fue lo de Judas, esto es un paseo» Tras las declaraciones de los curas sublevados, El Testigo Digital habló con el intendente Carlos Suárez, quien calificó a la crisis como un conflicto «de baja intensidad».

¿Cómo evalúa la crisis con los curas sublevados? ¿Crisis? ¿Qué crisis? Usted estará al tanto de que un grupo de curas rebeldes ha ocupado la catedral que, según la agenda municipal, próximamente debe ser inaugurada. La actitud de estos curas sin duda entorpece sus planes de cara a una carrera presidencial. Ah, usted se refiere a los delincuentes que ilegal e ilegítimamente se instalaron en la catedral. Yo

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no me atrevería a llamar de ese modo a este pequeño incidente. Si así fuera, cada casa ocupada ilegalmente en el país encarnaría una crisis también. Desde el Poder Ejecutivo no vemos ninguna diferencia entre la actitud de estos hombres y la de cualquier ocupante ilegal. ¿No considera que la actitud de estos religiosos representa un grave percance para la relación entre su municipio con la Iglesia? Sin duda la inauguración de mañana deberá suspenderse, o al menos postergarse. No, por favor, ¿suspenderse?, ¿postergarse? ¿Cómo se le puede ocurrir algo así? Mire, la catedral se inaugurará tal como está planificado. Ni el cardenal ha anulado su viaje ni nosotros hemos modificado la agenda. Estamos ante un simple caso de personas que decidieron, por algún motivo que no me queda del todo claro, infringir la ley. La Fuerza Pública actuará en consecuencia. Y la Justicia se expedirá determinando las responsabilidades de los involucrados en este acto de provocación. Listo. En esta comunidad el sentir católico es fuerte, muy fuerte. Nuestros vecinos están orgullosos de la magnánima obra que representa la catedral. Esa catedral es el orgullo de Villa Lorenzetti.

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¿Cuándo actuará la fuerza pública y de qué manera? Bueno, en estos momentos estamos abriendo un espacio de diálogo con los protagonistas de este lamentable incidente. Buscamos crear el marco adecuado para una desocupación pacífica. Nuestro ánimo siempre es conciliador. Por supuesto, el municipio se debe al pueblo, y yo a mis votantes. Todos tenemos muy claro la importancia de cumplir con las obligaciones asumidas. Por lo tanto, si para la noche de hoy no hay una respuesta positiva por parte de los criminales, la policía se verá obligada realizar su trabajo. Así de sencillo. ¿Habrá represión? Habrá justicia. Es de conocimiento público que los religiosos están armados. ¿No teme que un operativo provoque un innecesario derramamiento de sangre? No habrá derramamiento de sangre, habrá un operativo limpio llevado a cabo por personal altamente calificado en la resolución de este tipo de situaciones. ¿No considera más razonable acordonar la catedral y esperar hasta que, por la falta de víveres, los curas depongan pacíficamente su actitud? Los ocupantes tienen la posibilidad de deponer su

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actitud de forma pacífica. Yo mismo se lo he ofrecido por escrito. ¿Ha hablado con el cardenal? ¿Sabe cómo evalúa él esta crisis que atraviesa la institución eclesiástica? ¡Por favor! Tampoco hay que sobredimensionar esta anécdota. Aún no he hablado con el cardenal. Tan pronto como llegue, seguramente tendremos una reunión. Pero mire, me parece importante decirle una cosa. Esto no se lo digo como intendente, se lo digo como fiel, como católico, como hombre de fe que abrazó desde pequeño la religión y nunca se apartó del camino de Cristo. Acá no hay ninguna crisis para la Iglesia. Estos señores son unas pobres almas confundidas que están haciendo un pequeño escándalo. Crisis fue lo de Judas, con esa traición vil. Esto, para la Iglesia Católica, es una anécdota. Su resolución será, sin dudas, un paseo para el cardenal. ¿Usted es católico? De chico. No falta quien asegura que usted es marxista. ¿Marxista? Me hace reír, ¡marxista! ¡Pero si estamos en pleno siglo XXI! Marxista, no, que va. Mis ideas políticas son de centro, en el aspecto religioso abrazo el credo católico.

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—Hola. —Gómez, soy yo. —Intendente, ¿Cómo anda? ¿Disfrutando lo que queda de domingo? —¿Qué dice, Gómez? ¿Me está cargando? ¿No ve el despelote que hay? —Bueno, ni que no estuviéramos acostumbrados en este país. Lo que pasa es que la gente tiene poca memoria. Va a ver como en dos o tres días ponen otro presidente y para el año que viene todo el mundo está de nuevo contento. —No, Gómez, a mí la renuncia del presidente me chupa un huevo. Que esos temas los vean allá, en la Capital. —¿Y entonces? —Pero ¿usted dónde vive? ¿No vio lo de los curas terroristas? ¡Hay que sacarlos de la catedral ya! ¡Callarles la boca de una buena vez! —¿Para tanto le parece? Yo los veo bastante inofensivos. —Inofensivos una mierda. Pasado mañana

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viene el cardenal para la inauguración, no podemos permitir que esos curas del orto nos jodan la fiesta. Aparte no sé si lo notó, pero la gente del pueblo los mira con simpatía. Yo ya no entiendo nada, qué quiere que le diga. Y después acá todo el mundo es católico. Con lo que costó esa catedral y ahora se pone de moda el ateísmo. Si sabía, hacía el centro cultural más grande de América o un polideportivo. Pero bueno, ya nos embarcamos en esto y ahora tenemos que ser coherentes. La cuestión es que tenemos que desarticular a los facinerosos esos antes de que nos pongan al pueblo en contra. Mire que en este país nunca se sabe lo que puede pasar. Y menos por estos días. —¿Y qué quiere que haga? —Su trabajo, Gómez, su trabajo. Desalójeme la catedral esta misma noche. —Para eso necesito una orden judicial, intendente. —No me venga con pelotudeces. —Si el ministro se entera se va a calentar. —Qué se va a enterar si el país es un quilombo ¿usted piensa que alguien le va a decir algo a usted por trabajar? Y encima en domingo, si lo suyo sería un ejemplo. Aparte le recuerdo que yo levanto el tubo, hago dos llamadas y a usted lo mandan de nuevo a Florencio Varela a fusilar villeros. Lo que usted prefiera.

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—¿Y no será mejor negociar con la gente esta? Mire que son muchos. —Estos no negocian. ¿Me va a decir que les tiene miedo? Si son unos curitas trastornados apenas. —Miedo no, pero tampoco me gustaría que se arme una carnicería. Vio que los chicos no salen casi nunca y la falta de práctica, bueno, acuérdese lo que pasó el año pasado con la manifestación de los jubilados. —Pero si no tiene por qué haber problemas. Confío en que puede hacer un trabajo prolijo. No me mate a nadie y pégueles lo menos posible. —Si ellos no disparan nosotros tampoco. —¿Qué me está diciendo? —Lo dice el diario: esos tipos van armados. —No se preocupe por eso, si ni deben saber usar las dos escopetas que tienen. Acuérdese que son curitas, nomás. —Sí, puede ser. —¿Sale ahora? —Dentro de un rato. Ahora iba a ver una peli con la bruja. —Está bien, pero para mañana a primera hora quiero la catedral libre. —Delo por hecho.

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El Testigo Digital lunes 31 de diciembre del 2001 7:00hs

Política

«Vamos ganando» Hacia 02:00 de la madrugada de hoy la fuerza policial intentó ingresar a la catedral tomada por los curas insurgentes. Los rebeldes mantuvieron su posición.

Dos heridos fue el saldo del enfrentamiento ocurrido en la madrugada entre los agentes de policía de Villa Lorenzetti y los miembros del autodenominado Nuevo Frente Teológico de Liberación. Ambos del lado de la policía. Aunque ninguno de los dos casos reviste gravedad, fue un claro aviso para el poder político de la convicción del grupo insurgente. Este medio no ha podido obtener precisiones sobre el hecho. El comisario Osvaldo Gómez habló con El Testigo Digital en nombre de la delegación

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de Villa Lorenzetti de la Policía de la Provincia. Informó que se había acercado a la catedral con los dos agentes de planta permanente con que cuenta, con la única intención de alcanzar una salida dialogada a la penosa situación que el pueblo atraviesa. Pero, según detalla el comisario Gómez, una vez allí se habrían encontrado con un ataque feroz e injustificado de los religiosos. Del lado del nftl, apenas si declararon que no hicieron más que responder a un ataque frontal y sorpresivo de la policía. El padre Morganti prefirió no hacer ninguna otra declaración. Aunque se mostró conforme con la respuesta de los vecinos, que comenzaron a llegar a la plaza central minutos después de las primeras descargas, preocupados por la seguridad de Morganti y los suyos. Morganti declaró que en breve saldrá un nuevo comunicado en la página del nftl, en el que informarían al pueblo su versión de lo ocurrido. Cuando este cronista le preguntó si no temían una embestida de mayor ferocidad, Morganti repuso: «No le tememos a los perros del Poder. Tanto el pueblo como nosotros lo tenemos claro: esta es una guerra contra convicciones tendenciosas y caducas. Y vamos ganando».

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Lunes, 31 de diciembre del 2001 08:00hs

Nuevo Frente Teológico de Liberación. Comunicado Número 2

El nuevo Frente Teológico de Liberación comunica que, durante la madrugada del día de hoy, las fuerzas represivas del Estado, bajo las órdenes operativas del comisario Osvaldo Gómez, y acatando las órdenes políticas del intendente Carlos Suárez, han ingresado a punta de pistola al edificio en el cual el nftl instaló su base. Ante el irrefutable carácter belicista de las acciones lideradas por el comisario Gómez, quienes componemos este movimiento no tuvimos otra opción que repeler la avanzada apelando al uso de los medios a nuestro alcance. Queremos agradecer al pueblo que rápida y espontáneamente ha asistido a la plaza para

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manifestarnos su apoyo. Y recordamos a los vecinos que el nftl no persigue más que el diálogo sincero entre los distintos actores de la sociedad, en un contexto pacífico, para asignar entre todos y por consenso un rol para la Iglesia adecuado a los tiempos que corren. Debemos recalcar que nuestra vocación pacifista no es óbice para que nos declaremos dispuestos a sostener nuestras convicciones más profundas y la búsqueda de la verdad. Al pueblo nos debemos y por él es esta lucha. Agracemos a nuestros vecinos el inestimable apoyo que manifestaron al acampar por decenas en la plaza y en la entrada de la catedral. Desde una catedral alejada de la inexistente mano de Dios, Nuevo Frente Teológico de Liberación

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Hermanos, antes de empezar con mis humildes palabras, a través de las cuales intentaré reflexionar sobre la fe, sobre nuestra fe, quiero agradecerles su presencia. Estoy feliz de ver a tantos vecinos… vecinos a los que hasta hace poco recibía en la iglesia, cuando fiel a mis principios y convicciones predicaba la palabra de Dios. Y quiero agradecer también a mis hermanos curas insurgentes por haberme elegido en una votación democrática, abierta y cristalina para encarnar, hoy, la voz del nftl. A ellos, por supuesto, mi más sincero agradecimiento. Si estamos aquí, juntos, unidos, para reflexionar sobre la existencia de Dios, es porque de alguna u otra manera lo consideramos necesario. Hace muy poquito mencionaba que, durante tantos años, prediqué, convencido hasta la médula, la Palabra. Y hoy, acá me encuentro: dudando... o mejor, sabiendo que no sabía. Una iluminación me dio la posibilidad de comprender que Él no existe. Y no hablo de esas iluminaciones tiradas

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de los pelos que aparecen en la Biblia a cada rato. No, por favor. Digo «iluminación» tal vez influenciado por el antiguo discurso, pero la verdad es que esta revelación no fue tal: fue el resultado de un lento y largo trabajo científico. Yo sé que Dios no existe. Es muy difícil trasmitir esta idea sin que se diluya, porque mi certeza es el fruto de una larga experiencia. Una experiencia que comenzó en el seminario, continuó con mis estudios de teología, de matemática, de física. Una experiencia que se construyó poco a poco, durante años, con el desarrollo de un extenso y minucioso trabajo científico. ¿Cómo podría, hoy, en diez o quince minutos, trasmitirles a ustedes una vida de experiencia? Eso es imposible. No importa: no deben recorrer ese camino. Yo abracé la certeza de la inexistencia de Dios recorriendo un camino personal. Mi camino. Y en esa particularidad está el secreto. Mi recorrido es único, es personal, es irrepetible e intransferible. Mi trabajo científico es, en el mejor de los casos, un testigo de ese recorrido. Sin embargo todos tenemos un recorrido que hacer. Y nadie, esto creo que es importante, nadie puede decirnos cuál es ese recorrido. Dios no existe. Bueno, algunos aún lo dudan, y seré justo. Falta poco más de dos días para que se cumpla el plazo que le dimos, y no negaré que muchos de ustedes,

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si quieren, pueden todavía confiar en él. Yo sé que no obrará, porque su condición de inexistencia se lo impide. Pero no quiero confundirlos, porque la densidad teórica de los trabajos adjuntos a mi investigación puede resultar un tanto árida. Lo que quiero decir, hermanos, vecinos, es que a más tardar pasado mañana a las seis de la tarde, cada uno de ustedes deberá tomar coraje y empezar a recorrer su camino hacia la certeza de la inexistencia de Dios. No seré yo, ni ninguno de los padres que me acompañan en esta lucha apasionada... sí, apasionada, veo algunas sonrisas pero la pasión no es propiedad de los confundidos, los hombres que hemos descubierto la verdad también somos, cómo no, víctimas de nuestra pasión... bueno, cómo les decía, ninguno de nosotros les señalará el camino. Apenas les aseguramos que hay donde llegar. Y cualquier camino será duro… muy duro. Estará lleno de espinas... será, si me perdonan la licencia, sobre todo mis amigos curas insurrectos, como el que habría recorrido Jesús en el desierto... y digo «habría» porque claramente la inexistencia de Dios implica una rotunda imposibilidad de dar al mundo un mesías que redima al pueblo y lo acerque a él. Simplemente porque no podemos acercarnos a lo que no existe. Pero prometí no agobiarlos con la densidad teórica de mi trabajo. Si a alguien le interesa el tema puede buscar

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información en nuestra página, o puede acercarse a mí o cualquiera de los hermanos y lo ayudaremos muy contentos. Pero lo importante es esa idea del «camino». Del camino propio, del camino que, si se lo proponen, vislumbrarán, aunque tal vez un poco desdibujado, tal vez como perdiéndose entre la niebla de la confusión. La existencia de niebla, vecinos, hermanos, compañeros, no implica la falta de camino. Eso lo sabemos todos. Bueno, cualquiera que haya querido viajar de Buenos Aires a Rosario bien temprano lo sabe. Lo importante, hermanos, es dar el primer paso. Porque Rosario existe a pesar de la niebla, la ruta que nos lleva hasta allí también existe, aunque a ciertas horas no la veamos. Nosotros estamos aquí para ayudarlos, para apuntalar su falta de fe, para guiarlos tal vez, aunque más me gustaría sentir que nuestra misión es la de incentivar sus dudas. Luego ustedes recorrerán ese camino difícil que trasforma la duda sobre la existencia de Dios en la certeza sobre su inexistencia. En todo caso, y creo que es un buen comienzo, la pregunta es dónde ha estado él durante los últimos tres mil años. Porque yo, sinceramente, no lo he visto. Y si reflexionan, aún desde el lugar del hombre confundido que cree en él, no está nada mal darle la posibilidad de que se manifieste. Por eso los invitamos a

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unirse a nuestra huelga de fe. Basta con decirnos a nosotros mismos, de decirles a nuestros hermanos que no creemos en él. No lo tomen aún como una negación tajante. No, el camino es mucho más largo y complicado. Cuando se haya cumplido el plazo y él aún permanezca sumido en la no-manifestación de sí mismo, recién entonces habrá comenzado. Y caeremos en las tentaciones, ¡claro que caeremos! Habrá momentos en los que será más fácil orar, pedirle a un desconocido todopoderoso que nos solucione los problemas, habrá momentos en que no tendremos a quién encomendarnos y querremos, con desesperación, creer en él. Pero ya estaremos embarcados en este camino difícil aunque hermoso, y entonces deberemos demostrar lo que valemos como personas. Se lo dije hace muy poquito: no pedimos, por ahora, más que ¿cuánto queda? ¿dos días y poco más? Apenas eso: casi tres días de huelga de fe. Es una posibilidad también para él: para que reafirme, en estos tiempos descarnados, su existencia. Porque nosotros no estamos inventando su inexistencia. Nada de eso. Estamos dispuestos a rectificar nuestro camino. Ahora, vecinos, si toman una de las hojitas que están repartiendo los hermanos y leemos con atención, reafirmaremos a viva voz nuestra falta

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de fe. Les pido, lean con fuerza, sin vergüenza, verán lo bien que se sienten al terminar... No creo en Dios, y menos en que sea el padre del cielo y de la tierra, no creo en Jesucristo su único hijo ni en la santidad de la Iglesia Católica ni en la comunión de los santos ni en los pecados ni en el perdón de los pecados ni en la vida eterna ni en ninguna de esas pavadas que de chicos nos enseñaron para manipular nuestras consciencias e inculcarnos una culpa inexistente, cuya única finalidad es subordinarnos a la superestructura.

Ahora los invito a hacer un instante de silencio durante el cual reflexionaremos sobre lo hablado, y muy especialmente sobre el contenido de la oración que acabamos de leer.

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Lunes, 31 de diciembre del 2001 11:00hs

Nuevo Frente Teológico de Liberación. Comunicado Número 3

El Nuevo Frente Teológico de Liberación comunica al pueblo que ha trascurrido con normalidad la primera asamblea del día, que tuvo lugar a las 10 hs en nuestra base. La asistencia de más de trescientos vecinos fue, sin duda para quienes integramos este movimiento revolucionario, una bocanada de aire fresco. Confiamos haber apuntalado en sus corazones las dudas sobre la existencia de Dios, y confiamos también haber sido claros a la hora de disipar sus dudas sobre nuestras dudas sobre la existencia de Dios. Durante la asamblea hemos abordado los diversos motivos que contamos para descreer en él, y también el padre Morganti nos ha concientizado sobre la importancia de la huelga para nuestro movimiento.

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La próxima asamblea tendrá lugar, tal como detalla el programa, a las 11:30 hs. Esperamos allí a quienes no han podido asistir aún, pues en ella se tocarán los mismos temas. Desde una catedral alejada de la inexistente mano de Dios, Nuevo Frente Teológico de Liberación

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Lunes, 31 de diciembre del 2001 14:00hs

Nuevo Frente Teológico de Liberación. Comunicado Número 4

El Nuevo Frente Teológico de Liberación comunica al pueblo que ha trascurrido con normalidad la segunda asamblea del día. La concurrencia se incrementó considerablemente: casi ochocientos vecinos escucharon nuestras irrebatibles argumentaciones y han cantado orgullosos contra la injustificada creencia en Dios. La huelga de fe supera ya las mil adhesiones, lo que representa prácticamente un cuarto de nuestra población. Confiamos en que el vigor que está cobrando la huelga despabile a ese Dios huidizo y lo obligue a obrar. De no ser así, declararemos oficialmente su falta de entidad divina, paso que será seguido por la organización de una asamblea extraordinaria para decidir cuál sería el más justo destino que se le debería dar a la organización eclesiástica y a sus bienes.

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Desde una catedral alejada de la inexistente mano de Dios, Nuevo Frente Teol贸gico de Liberaci贸n

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Martes, 1 de enero del 2002 14:00hs

Nuevo Frente Teológico de Liberación. Comunicado Número 5

El Nuevo Frente Teológico de Liberación comunica al pueblo que nuestra segunda asamblea del día ha sido un éxito rotundo. Hemos contado con la asistencia de dos mil vecinos. Lo que implica, haciendo una proyección de las adhesiones ganadas en las últimas horas, y evaluando que muchos ex fieles nos acompañan desde sus casas, que la adhesión a la huelga alcanzará, para las 17:59 horas de mañana, al menos al 90 por ciento de la población. En la recta final de esta gesta heroica, a menos de un día del momento más importante de nuestras vida, el pueblo de Villa Lorenzetti se levanta en un clarísimo grito de ¡Dios no existe!

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En esta gozosa víspera, invitamos a nuestros vecinos a reflexionar sobre la situación que atravesamos. A esperar con confianza las 18 hs del día de mañana, hora en que se ratificará nuestro éxito, y a elaborar propuestas para ser debatidas, en el marco de una asamblea abierta, horizontal y democrática, sobre el futuro de esta hoy caduca y obsoleta institución a la que llamamos Iglesia. Dicha asamblea tendrá lugar el día de mañana a las 22 hs. Desde una catedral alejada de la inexistente mano de Dios, Nuevo Frente Teológico de Liberación

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—Buenas tardes, Excelencia, es un placer tenerlo en nuestro pueblo. —Buenos días, intendente. Para mí también es grato visitarlo por primera vez en carácter de cardenal. —Permítame felicitarlo por el ascenso. Sin duda merece la distinción. —Muchas gracias. —Aparte, le debo decir que el púrpura le queda realmente bien. Le hace juego con los ojos. —Sí, ¿no? A mí también me gusta más. Entre nosotros, el negro siempre me resultó un poco apagado. —Claro, claro, pero siéntese, por favor. ¿Quiere un café o un té? —Un café está bien. —Estevanez, tráiganos dos cafecitos. Ahora, Excelencia, supongo que estará al tanto de la vicisitud que nos aqueja en el pueblo. —Algo me han dicho, pero no llega mucha información a la Capital. El país está muy

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convulsionado. Prácticamente andamos sin presidente. Muchos aseguran que van a dolarizar, otros apuestan por una devaluación pero a lo bruto. Es una pena, porque lo de un peso un dólar siempre me pareció una idea brillante. Qué se le va a hacer. Y con tanto lío casi no se habla de Lorenzetti. Yo lo considero una bendición de Dios Nuestro Santísimo Señor. —¿No se acercó a la catedral? —Iré por la tarde, antes quería hablar el tema con usted. —La cuestión está complicada. Esos hombres, el domingo a la madrugada, ocuparon ilegalmente la catedral, piensan evitar que la inauguremos. —¿Y por qué? —Bueno, es un poco extraño el caso. Dicen haber descubierto que Dios no existe. Consideran que en lugar de darle el uso habitual que se le da a una catedral, en el edificio se debería hacer un hogar para indigentes o un centro cultural. O las dos cosas. —Qué barbaridad, qué ideas más absurdas. ¿A quién se le puede ocurrir una ridiculez semejante? ¡Un hogar para indigentes! ¡Un centro cultural! Por Dios, con lo linda que queda la catedral en esa esquina. —Efectivamente, Excelencia. Y se lo traté de explicar a su líder. Pero no me escuchó.

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—¿Y cómo es esa tontería de que descubrieron que Dios no existe? —¿Recuerda al padre Morganti? —Sí, cómo no. Un hombre de fe inquebrantable, un hombre bueno, un hombre que jamás es motivado por intereses mezquinos. Siempre le tuve mucho respeto. Es una persona muy sensata. —Bien, él dijo haber demostrado, después de veinte años de trabajo científico, la inexistencia de Dios. Fue idea suya lo del hogar para indigentes y el centro cultural... —¡Qué hombre de poca fe, qué hombre mezquino, qué insensato ese Morganti! —Atraviesa una crisis, diría yo. Con su asistencia espiritual saldrá adelante. —¿Asistencia espiritual? ¡A ese desgraciado lo vamos a excomulgar! ¡Y debe caer sobre él todo el peso de la Justicia! Un centro cultural, un hogar para indigentes... por Dios, ese hombre es peligroso. ¿No será marxista? —No nos consta... —Debe ser marxista, esos marxistas son una enfermedad. Cuando parece derrotado, el virus muta. Igual que la gripe. Cambian para seguir igual. Qué desastre. ¿Y la policía no actuó? —Lo intentamos, pero los resultados no fueron alentadores. —¿Qué pasó?

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—Bueno, los curas presentaron resistencia. Están armados y nos resultó imposible desarticularlos. Nuestras fuerzas son escasas, apenas dos suboficiales y el comisario. Un patrullero hay en el pueblo, nada más, y armas largas, ninguna. Los curas son más de diez, tal vez lleguen a la veintena. Están atrincherados, armados hasta los dientes y no parecen dispuestos a entregarse. —Pero intendente, usted también. ¿Para qué está la Policía de la Provincia? Si con los oficiales de acá no alcanza, se piden refuerzos. Y si no alcanza, se llama a la Federal, o a Gendarmería. —Los llamamos. Hablé con el Ministro del Interior y con el Ministro de Seguridad de la Provincia. —¿Y? —Nada, no pueden colaborar. La cosa está inestable por allá, dicen. Temen que se arme otra vez la de hace dos semanas. Quieren disponer de las fuerzas en Buenos Aires por si las moscas. —Sí, es verdad. La cuestión allá está sensible. Pero déjeme a mí, yo hago un par de llamadas y en una horita o dos le consigo refuerzos. —Ya no es tan fácil. —¿Y por qué no? —Los curas ganaron mucho apoyo de la población. Cada vez más gente se les une en su huelga. —¿Qué huelga?

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—La huelga de fe, padre... —Mejor dígame Excelencia. —Sí, claro, Excelencia. Bueno, Excelencia, estos curas, básicamente, dicen que Dios no existe. Y tan seguros se sienten que lo desafían a manifestarse de alguna manera. Mientras no haya manifestación, se mantendrán sin creer en él. —Desgraciados. Una cosa es no creer en él... ¡pero negar su existencia! —El tema es que han pedido el apoyo de la población a través de la prensa y de varios comunicados, mire, acá están las notas, y los comunicados también, léalos, le va a aclarar el panorama. Bueno, el tema, como le decía, es que cada vez más gente se les une. Y los ciudadanos están dispuestos a intervenir para evitar una nueva acción policial. Muchos fieles o ex fieles o infieles, no sé cómo quiere llamarlos... —Infieles mejor no, esa palabrita me da un poco de repelús, dejémoslo en almas atormentadas. —Está bien, como quiera, el tema es que estas almas atormentadas ahora se turnan para estar en el interior de la catedral. Aparte montaron carpas en la plaza de enfrente, duermen ahí. Y claro, imagínese, según los últimos informes, ahora en la catedral hay unas doscientas personas. Yo no puedo dar orden a la policía de actuar. Sería una masacre, tantos inocentes...

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—¿Inocentes? ¿Qué inocentes? Esos hombres son cómplices de los facinerosos que intentan arrebatarle a la Santa Iglesia Católica aquello que le corresponde por derecho. Usted, en su carácter de hombre a la cabeza del Poder Ejecutivo de Villa Lorenzetti, no debería permitir tamaño ultraje a una institución ejemplar. —¿Qué institución ejemplar? —Me refiero a la Iglesia. —Ah, sí, efectivamente, estoy de acuerdo con usted. —¡Entonces dé la orden de desalojar ese edificio! —No puedo pagar ese costo político, padre. —Excelencia. —Sí, eso, Excelencia. —¿Qué costo político? —A ver si me entiende. Yo más que nadie soñaba con inaugurar la catedral. ¿Usted sabe los esfuerzos que debimos hacer para aprobar el presupuesto? ¿Se imagina lo que cuesta construir una catedral? Es Carísimo: ca-rí-si-mo. Aun así, nunca dudamos. Postergamos todo, Excelencia: to-do. Cerramos el comedor municipal, redujimos la plantilla de la sala de auxilios, sacamos las ayudas sociales a los abuelos, hasta suspendimos las obras de mantenimiento en la represa. ¡Cómo nos criticaron con esa medida! Gracias a Dios nos

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castiga la enorme desgracia de sufrir una sequía desde hace diecisiete años, y los niveles de la laguna están bajísimos. Si no, ahora tendríamos esta reunión en una balsa. Y todo esto sin hablar de las excepciones que nos tomamos en la comercialización de armas... ¿Conoce la fábrica que el municipio tiene en sociedad con Fabricaciones Militares? —Sí, sí. Pero... no entiendo qué me quiere decir con todo esto... —Lo que quiero decir, Excelencia, es que hicimos estos esfuerzos con la idea de capitalizarlos luego. A través de la catedral íbamos a llegar a la prensa nacional, íbamos a proyectarnos como pueblo. Si entramos ahora, a los tiros, a la catedral, pagaríamos un costo político inaceptable. Tampoco voy a arruinar mi carrera. —¡Su carrera es secundaria! Acá está en juego mucho más... —Mire, si quiere hacemos lo siguiente: resolvemos hoy mismo el papeleo, yo le paso la propiedad de la catedral a la Santa Iglesia Católica y ustedes van viendo. —¿Cómo? —Y... ustedes pueden gestionar ante la Justicia un desalojo. Ahí sería una cuestión entre la Iglesia y los curas rebeldes. Ahí resuelven como les parezca. —¡Eso ni pensarlo! Usted me pasa la catedral

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limpita, sin elementos subversivos, tal como habíamos quedado. ¿Cómo explico yo a mis colegas un lío así? ¡Le exijo que saque a los infieles de ahí y que celebre la inauguración hoy mismo! ¡Si hasta van a venir los de la tele! Si no resolvemos esto, alimentaremos un escándalo... y bajo ningún contexto debemos permitir a esos curas pecadores que difundan su mensaje diabólico al resto del país. —Si suspendemos la inauguración, los de la tele no vienen. Metemos cualquier excusa y ya está. Allá nunca se enteran de nada. —Usted no entiende... para mí es tan importante lo de la catedral. ¿Sabe qué difícil es, hoy en día, que alguien construya una catedral? En el Vaticano no paran de hablar de mí. ¡Están tan contentos! —Padre... —Excelencia. —Padre, no me joda. Bastante que le digo padre. Si esto sigue así le voy a decir Marco, y eso con suerte. La cuestión acá es que los cretinos estos están jodiendo mis aspiraciones presidenciales y sus aspiraciones papales. —¡Pero por favor! ¿De qué aspiraciones me habla? Aunque las hubiera, las aspiraciones son siempre secundarias. ¡Debemos luchar contra la ola de oscurantismo ateo marxista apátrida! —Bueno, póngalo en esos términos si quiere,

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pero acá tenemos que tirar los dos para el mismo lado. —Sí, entiendo, ¿cuál es su propuesta? —Vaya a hablar con los curas. A ver si con su carisma los convence. —¿Usted dice que los redima? —Haga lo que le parezca, pero sáquelos de la catedral.

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El Testigo Digital martes 1 de enero del 2002 21:37hs

Último momento

«El cardenal se encomendó a Dios, pero resulta que Dios no existe» Sobre la tarde de hoy, Marco Bertuolo se acercó a la catedral para abrir un diálogo con los curas insurgentes. En un confuso episodio habría sido tomado prisionero.

La escalada en el conflicto desatado por los curas rebeldes no cesa. Hace apenas minutos el cardenal Marco Bertuolo se acercó a la aún no inaugurada catedral para «asistir a las almas atormentadas que han perdido el rumbo». Según nos han informado los sacerdotes levantados en armas, el cardenal ahora sería prisionero del Nuevo Frente Teológico de Liberación. De este modo, aseguran los insurrectos, garantizan la no intervención violenta de la policía. «No nos temblará el pulso para sacrificar a

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este cristiano (sic) en caso de que el intendente nos envíe una nueva ofensiva». Por otra parte, y según nos indicó el padre Morganti, consideran que el secuestro de Bertuolo es un factor más de presión para Dios, «en caso de que exista». Según la lógica de Morganti, el Santísimo debería actuar para defender a uno de los hombres de su más estrecho círculo, y cualquier actitud pasiva demostraría su inexistencia. «Nosotros queremos dejar en claro —manifestó Morganti— que no estamos jugando. Vamos a continuar hasta las últimas consecuencias. Hemos tomado la catedral, tenemos como rehén a uno de los más estrechos colaboradores de Dios, ¿qué está esperando Él para actuar? ¿O es que Él no existe?». ¿Hasta cuándo mantendrán retenido al cardenal? Mañana a las 18 hs se cumplen los tres días que le dimos a Dios para obrar. Hasta ese momento la vida del cardenal está a salvo. Si para entonces no aparece el Todopoderoso, ya no garantizamos su seguridad. ¿Qué quieren decir con esto? ¿Piensan sacrificarlo? Aún no hemos debatido al respecto. Sólo podemos decir que el cardenal Marcos Bertuolo se encomendó a Dios, pero resulta que Dios no existe.

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El Vaticano, 2 de enero del 2001

Señor intendente Carlos Suárez: En mi carácter de estrecho colaborador de nuestra Santidad el Papa, en mi carácter de cardenal de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, y en mi carácter de ciudadano argentino que conoce en detalle las particularidades de nuestra vida política, he sido designado por el Papa, Nuestra Santidad Serenísima, para hacerle llegar de forma urgente esta misiva detallando cuál es la postura de la Santa Iglesia Católica en la lamentable situación que su pueblo atraviesa. En primer lugar, deseo disculparme ante usted por enviar esta carta por fax, salteando así las convenciones protocolares, pero comprenderá que su carácter urgente, como así también la necesaria y estricta discreción con la que debemos plantear el

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tema, me obliga a apelar a esta modernísima tecnología. El padre Ismael Cuorotore, quien ha sido mi compañero de seminario y es un gran y fiel amigo, le hará llegar la presente sin que su contenido trascienda a los medios, al resto de la curia argentina o a cualquier mirada indiscreta. Considero innecesario recalcar, estimado señor Carlos Suárez, que contamos con usted para mantener el secretismo indispensable del caso. Yendo al tema que nos ocupa, con Nuestra Santidad Serenísima hemos analizado en detalle los últimos acontecimientos en su pueblo. La postura de los rebeldes es incomprensible, inadmisible, intolerable. Entendemos que haya debido prorrogar la inauguración de la catedral y, si bien el tema nos preocupa, consideramos prioritario mantener el perfil bajo en el conflicto. Como sabrá, la Santa Iglesia Católica vive tiempos muy duros: tras haber dado lo mejor de sí a la humanidad durante cientos de años, hace algunas décadas viene siendo blanco de una campaña de desprestigio, impulsada sin duda por el marxismo internacional, que se propaga como un virus mortífero. En estas condiciones, debemos evitar que trascienda a la opinión pública cómo en el mismo seno de una comunidad nuestra el Demonio ha encontrado

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tierra abonada para sembrar el pecado. ¿Cabe dudar cuál sería el efecto de semejante noticia? Por lo tanto, queremos manifestar nuestro apoyo a su posición. Consideramos prioritario mantener el actual conflicto oculto a la prensa, posponer por tiempo indeterminado la inauguración de la catedral, posponer por tiempo indeterminado el traspaso de la catedral a la esfera de la Santa Iglesia Católica y desmentir, en caso de que la prensa se hiciera eco de la situación que su pueblo vive, la pertenencia a nuestras filas de quienes han tomado la catedral. ¿Acaso alguien los conoce? ¿Alguien ha visto sus caras? Esperamos contar con su apoyo, Leandro Sardini

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Villa Lorenzetti, 2 de enero del 2001

Señor cardenal Leandro Sardini: He leído con muchísimo interés la nota que el padre Cuorotore me ha acercado. Me he tomado el atrevimiento de contestar por el mismo medio a su número de fax, para que así podamos abrir un canal de diálogo idóneo para diagramar juntos una estrategia válida a la hora de enfrentar la crisis. Ante todo, le quiero agradecer su interés por la situación en nuestro pueblo. Comprendo los argumentos por usted esgrimidos y los considero sensatos. Por otra parte, sus sugerencias son perfectamente compatibles con las necesidades del municipio. Sin embargo, debo recordarle que la magnitud del incidente hace difícil que los detalles no trasciendan las fronteras de nuestro pueblo.

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Tenemos elementos para determinar fehacientemente que los hombres apostados en la catedral pertenecen a sus filas. Y la desaparici贸n del cardenal Bertuolo dar谩 que hablar a la prensa nacional. Estimo necesario elaborar un plan de acci贸n que, preservando nuestros intereses, se ajuste a las especificidades del caso. Atentamente, Intendente Carlos Su谩rez

PD: en lo sucesivo, puede comunicarse directamente a mi fax, o a intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob

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El Vaticano, 2 de enero del 2001

Señor intendente Carlos Suárez: Por supuesto que hemos contemplado las particularidades del caso. Le confío, amigo estimado, que el día de ayer el Papa firmó un decreto secreto según el cual se excomulga con carácter retroactivo a los curas invitados al encuentro organizado por el señor Morganti. Sus legajos fueron eliminados. Ellos no forman parte de la Iglesia Católica. (Desde el punto de vista administrativo, ellos nunca formaron parte de nuestra Sagrada Institución; desde el punto de vista teológico y filosófico, tampoco, aunque tal afirmación haría necesario un extenso desarrollo que no considero oportuno desplegar en el presente escrito). En consecuencia, no incurrimos en un falso testimonio al negar la presencia de hombres de la Iglesia en la catedral. Le recomiendo,

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estimado amigo, obviar cualquier explicación al respecto si alguien le menciona el conflicto. Aunque con la ayuda de Dios el tema caerá en el olvido. Él, en su infinita misericordia, ha creado el escenario adecuado en la Argentina para que esta noticia, que en otras condiciones hubiera sido primera plana de los diarios, quedara opacada. Nosotros debemos ser humildes y aceptar los designios del Señor, que claramente prefiere mantener este asunto en la sombra. Recordemos que ya antes Él ha enfrentado situaciones similares, como aquella ocurrida en Sodoma y Gomorra, y ha demostrado una capacidad resolutiva asombrosa. Claro que, a pesar de los deseos de algunos de mis compañeros, que como hombres románticos oran por una resolución de similares características, debemos aceptar que Él, en los últimos siglos, ha girado hacia una postura más de centro, intentando mostrarse siempre conciliador. Por lo tanto, y con el único anhelo de aceptar los designios divinos, contamos con su colaboración para mantener lo referido al presente tema no solo lejos de los oídos de los periodistas, sino también de los oídos de dirigentes nacionales o provinciales. Finalmente, quiero que unamos nuestras plegarias para pedir por el alma del cardenal Marco

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Bertuolo, cuyo fatal deceso en el intento por redimir a los bárbaros debería ser un ejemplo para todo católico. La Iglesia nos deja otro mártir, estimado amigo. Y Marco, un hombre de una humildad inmensa, sin duda comprendería que lo mejor para esta Institución Sagrada es callar los detalles sobre su lamentable deceso. Me refiero, estimado amigo, a todo lo que ha hecho el cardenal desde el día de ayer a primera hora. Ya hemos informado a la prensa cómo, en un terrible accidente doméstico, Marco murió cuando se disponía a salir hacia Villa Lorenzetti. Usted comprenderá, estimado amigo, que de esa manera nos defendemos de los embates que durante los últimos años venimos sufriendo por parte del marxismo internacional. Sin más, me despido de usted muy atentamente, Leandro Sardini

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Villa Lorenzetti, 2 de enero del 2001

Señor cardenal Leandro Sardini: Confíe en que tendrá en mí un colaborador estrecho en esta cruzada. Sólo le recomiendo trazar un plan B, por si hay filtraciones a la prensa nacional o internacional. Si bien haré todo lo que esté en mis manos para que esto no suceda, usted comprenderá que las características de este conflicto son muy delicadas. Sinceramente, estoy convencido de que sólo un milagro podría evitar que se hablara del tema más allá de nuestras fronteras. Atentamente, Intendente Carlos Suárez

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----------- OK --- 13:02hs ----------------------- FROM 39-6-698-45 ---1/1

El Vaticano, 2 de enero del 2001

Señor Carlos Suárez: El Sagrado Papa, su Santidad Serenísima, agradece de corazón su apoyo. Entendemos perfectamente la dificultad que usted detalla para contener los pormenores de la situación. Sólo una cosa le digo: encomiéndese a Dios. Cuando lleguemos al monte, Él proveerá. Atentamente, Leandro Sardini

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------------ OK --- 13:03hs --------------- FROM 54-2299-42-6601 ---1/1

Villa Lorenzetti, 2 de enero del 2001

Señor Leandro Sardini: ¿Qué monte? Atentamente, Carlos Suárez

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El Vaticano, 2 de enero del 2001

Señor Carlos Suárez: Lo del monte es una metáfora. Está en la Biblia. Pero no importa. Lo fundamental es que tenga fe en Dios. Él nos guiará como guio al pueblo judío a través del desierto. Atentamente, Leandro Sardini

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—¿Cómo va lo de los curitas? ¿Habló con la gobernación? —No, ni me atienden el teléfono. Hablé con el Vaticano. —¿Y? ¿Qué le dijeron? —Que tenga fe… —¿Y usted no tiene fe? —Qué voy a tener, si soy ateo. —¿Usted es ateo? —Claro, hombre. Y con tanto cura por todos lados, se me está despertando otra vez el marxismo. Si Carl tenía razón, esta gente le da apio al pueblo. Pero usted no diga nada, eh, que después en los noticieros se ponen pelotudos. Acuérdese que si yo estoy bien, usted está bien. —Eso está claro, sabe que tiene mi apoyo. —Mejor. —Al final, ¿insistimos a la gobernación con lo de la fuerza de elite? —¿No le digo que ni me atienden el teléfono? Aparte por ahora lo mejor va a ser esperar.

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—No lo tome a mal, pero yo ahí no vuelvo a entrar sin refuerzos, eh. Son bravos los curas estos. La otra noche casi nos cagan a tiros. Misericordia cero. —No, no, con toda esa gente en la catedral estamos jodidos. Este quilombo me explota en las manos. No puedo pedir ayuda, no veo muchas posibilidades de que el despelote se enfríe y tampoco me queda margen de negociación... —¿Qué piden? —Un milagro. —Siempre lo mismo. La gente no tiene memoria. —¿Habrá forma de fabricar uno? —¿Usted miró el cielo? —Soy ateo, ya le dije. —Fíjese cómo está... va a haber tormenta... —¿Qué?, si no llueve nunca acá... ¡A la mierda, se puso negrísimo! —¿Se largará? —Vaya usted a saber. Eso sí que sería un milagro. —Sería genial ¿no? Ahí dejamos a los curas en orsai... —No estaría mal, no, la verdad... —¿Qué pasa jefe? ¿Por qué pone esa cara? —Estoy pensando en la represa... lo único que me falta es que con la lluvia surja algún problema

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y me salte otro quilombo. Por Dios, ¡qué difícil es gobernar! ¡Son todos problemas, Gómez, son todos problemas!

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El Testigo Digital miércoles 2 de enero del 2002 17:00hs

Opinión

La invención de Dios A una hora para que se cumpla el plazo dado al Santísmo, cabe la pregunta ¿quién inventó a quién?

por Estanislao Sordinato* Hace tres días, en Villa Lorenzetti comenzó una crisis que nadie hubiera imaginado una semana atrás. Y más llamativo que la postura de los políticos y de los involucrados directos en el conflicto, es el rol asumido por los ciudadanos del pueblo. Antes de analizar en profundidad lo ocurrido, es conveniente llevar a cabo un escueto resumen de los hechos fundamentales de las últimas horas. Desconcertando a las fuerzas del orden de Villa

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Lorenzetti, al poder político y a los vecinos todos, durante la madrugada del pasado 30 de diciembre, un grupo compuesto por entre diez y veinte personas tomó la catedral construida por la municipalidad, cuya inauguración estaba prevista para el día de ayer. Por supuesto, no hubo resistencia de ningún tipo, pues el edificio no se encontraba custodiado. Los ocupantes apenas si colgaron unas pancartas en la fachada del edificio. Cuando el periodista asignado por este medio preguntó a los vecinos, se enteró de que los asaltantes llevaban sotanas. ¿Nos encontrábamos ante un inédito caso de kuras okupas? ¿O se trataba de farsantes? La primera medida de los kuras amotinados fue convocar una conferencia de prensa y divulgar un comunicado. Buscaban, por todos los medios, el apoyo de la gente. Quienes han seguido esta publicación conocen los detalles sobre su incredulidad religiosa, sobre el ultimátum a Dios para que demuestre su existencia mediante un milagro. Lo fascinante es que muchos vecinos los respaldaron. Si bien los kuras mantenían una fuerte custodia en la catedral, dejaban pasar a la iglesia a quien lo deseara, siempre y cuando se presentase desarmado y dispuesto a dialogar abierta y francamente. La fotografía en la que se ve a tres kuras encapuchados, portando armas largas, apostados en la puerta de

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la catedral, y a otros dos, también encapuchados, palpando a dos ancianas, ha dado ya varias vueltas al pueblo. La imagen conmovió a la ciudadanía. Durante todo el día 31, movidas por la curiosidad, desprovistas de cualquier motivación política, religiosa o ideológica, decenas de personas se acercaron a la catedral. Hombres y mujeres comunes, con intereses comunes, que asistían a la novedad en el pueblo. Apenas eso. Pero ¿cómo explicar el rápido efecto con que los sermones de los kuras insurrectos erosionaron la fe de la ciudadanía? Apenas en horas comenzó a correr por Villa Lorenzetti el rumor de la duda, o tal vez la antesala de la certeza. ¿Y si Dios no existe? ¿Podría no existir? Dicen que no existe. No existe. ¿No existe? Yo mismo he escuchado uno de los sermones. La elocuencia de estos hombres es poderosa. La misma que poco tiempo atrás ponían al servicio de sus hasta entonces profundas convicciones religiosas. Así es como la incredulidad se volvió moneda corriente en el pueblo. Sin embargo, hay un elemento todavía más interesante que esa incredulidad: me refiero al compromiso. Porque los ciudadanos de Villa Lorenzetti no tardaron en comprender

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que aquella cruzada nos involucraba a todos. Esa exigencia, que poco tiempo antes habríamos catalogado de ridícula e inverosímil, encarnaba un grito desgarrador que se venía insinuando en nuestras gargantas desde hace décadas. Y así es como poco a poco, un número elevado de vecinos se unió a la huelga de fe. Claro, los valientes kuras habían dado el primer paso: tuvieron el coraje de enfrentar a una institución antiquísima cuya sólida estructura burocrática la ha mantenido, hasta ahora, a salvo de los embates de las voces disidentes. Pero no solo eso: los kuras han desarrollado, durante años, un paciente trabajo teórico para demostrar a los hombres el engaño al que hemos sido sometidos por la curia. De ser una invención de Dios, pasamos a ser los inventores de Dios. Esa certeza implica un grito liberador. Es verdad que aún no se ha vencido el plazo para que las fuerzas divinas se manifiesten, pero la solidez del trabajo teórico realizado por el padre Morganti no deja lugar a dudas: no habrá milagro. Y el compromiso de la ciudadanía no quedó en la huelga de fe, que para muchos incrédulos tiene un valor meramente simbólico. La primera carpa se instaló en la plaza en la madrugada del 31 pasado, apenas veinte minutos después del bárbaro intento policial por coartar la libertad de expresión de los héroes. La voluntad política era la de criminalizar

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la protesta. Pero el pueblo se levantó, dijo ¡basta! ¡No más barbarie oscurantista! ¡No más connivencia entre el poder político y el poder religioso reconcentrado! En pocas horas, en la plaza acampaban cientos de personas. Así, no solo garantizábamos la seguridad de los perseguidos políticos, sino también le decíamos con inobjetable claridad a ese Dios inexistente que si tenía algún milagro para hacer, que lo hiciera. Porque este ya no es un movimiento de diez o veinte idealistas. Este es el levantamiento espiritual de un pueblo que comprendió el mensaje de los kuras iluminados. El día de ayer llegó a Villa Lorenzetti el cardenal Marco Bertuolo con el objetivo de inaugurar la catedral. Sin embargo, la sensatez primó, y el intendente Carlos Suárez suspendió el acto. Porque la voz del pueblo, cuando se alza en forma de grito, se impone. Es verdad que la voz del pueblo se manifiesta de diversas maneras, y, para presionar al intendente, los kuras heroicos debieron retener al cardenal Bertuolo. Resulta fundamental no juzgar a los protagonistas de la gesta por las amenazas vertidas sobre el destino del cardenal. Estas amenazas se sitúan en el plano discursivo, no han sido ratificadas por los hechos, en virtud de lo cual consideramos

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tendenciosas aquellas versiones que insisten en catalogar como «criminales» a los kuras. Por otra parte, no es difícil concluir que el mismo cardenal, como pieza clave de una institución opresora, arrinconó a los kuras mártires y los obligó a tomarlo prisionero. Faltan pocas horas para que el plazo se cumpla, y es casi un hecho que no habrá milagro. Ahora debemos discutir qué destino le daremos al edificio concebido como catedral, qué rol ocuparán en la sociedad nueva los valientes kuras. Ellos se han ganado el privilegio de nuestro respeto al luchar sin miedo contra la intolerancia de quienes no creen en que no hay en qué creer. *Estanislao Sordinato es escritor, poeta, sociólogo, teólogo y concejal electo por la Democracia Cristiana de Villa Lorenzetti.

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Miércoles, 2 de enero del 2002 18:01hs

Nuevo Frente Teológico de Liberación. Comunicado Número 9

El Nuevo Frente Teológico de Liberación comunica que, a partir de la fecha, el presente organismo declara oficialmente la inexistencia de Dios. Habiéndose cumplido el plazo dado a las fuerzas divinas para obrar un milagro, y ante la clara falta de respuesta, el movimiento considera ampliamente demostrada su posición. Agradecemos el rotundo apoyo que la ciudadanía nos ha brindado en las últimas horas e invitamos al intendente Carlos Suárez, quien en un claro gesto de acercamiento suspendió la inauguración de la catedral, a visitarnos en nuestra humilde morada para dialogar sobre el futuro rol que el nftl asumirá en el pueblo.

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Desde una catedral alejada de la inexistente mano de Dios, Nuevo Frente Teol贸gico de Liberaci贸n

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—Acá, la cuestión, hermanos, no es la fe. La fe no la perdimos. La fe, hermanos, no tiene nada que ver con Dios. La fe es nuestra. ¿Nos la quieren arrebatar? ¿Vamos a permitirlo? ¿Hace cuánto, hermanos, levantamos catedrales impulsados por la fe? ¿O cruzamos desiertos, mares y selvas? ¿Hace cuánto, hermanos, venimos entregando la vida, nuestro futuro, el presente movidos por la fe? ¿Hace cuánto, aceptémoslo sin caretas, aplaudimos el derramamiento de sangre en nombre de la fe? Yo les pregunto, a ustedes, hombres de una fe inquebrantable, hombres que viven como personajes secundarios de su propia historia o de la Historia dejando el rol protagónico a esa fe, yo les pregunto, hermanos, dónde estuvo Dios durante los últimos tres mil años. O estaba lejos o en ningún lado o no estaba. Yo les pregunto, hermanos, si Dios existe. Sí, porque esa es la pregunta que Morganti nos abrió en el alma. O mejor, seamos sinceros, es la respuesta de Morganti y de su infatigable trabajo: no, hermanos. ¡No! Así de fácil:

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Dios no existe. Y lo diré cuantas veces sea necesario. Algunos de ustedes todavía se escandalizan; claro: responden a una estructura que llevan grabada en los huesos. Hace poco menos de una hora se cumplió el plazo. ¿Y el milagro? ¡No hay milagro, hermanos! ¡No hay Dios! ¡No hay Dios! —¡No, no lo hay! —¡No existe! ¡No existe! —Sin embargo, hermanos, lo fundamental no es que Dios exista o no. Evitemos distraernos con detalles, con anécdotas. Si Dios no existe, Dios nunca existió. ¿Eso invalida la fe que siempre nos ha movido? ¿Eso invalida la fe de las decenas de generaciones que dejaron el pellejo en su nombre? No se mata el pasado, hermanos. No importa si Dios existe. Ahí reside el valor del trabajo de Morganti. Él luchó durante años para demostrar la existencia de un ser superior que regía nuestras vidas y nuestros destinos, que nos daba la libertad de dejarnos maniatar bajo sus caprichos incomprensibles. Y miren por dónde, el trabajo de Morganti terminó demostrando su inexistencia. ¿Y eso borra nuestro pasado? ¿Borra nuestra fe? La fe es la fuerza del hombre. ¿Lo entienden? ¿Qué lugar ocupa Dios en esta historia? Si Dios existiera, deberíamos darle la espalda al comprobar que no lo necesitamos. La fe nunca fue fe en Dios, hermanos. El hombre hizo porque tenía fe en sí mismo.

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Dios no existe pero existe el hombre. Ahí reside la importancia de este asunto. Y como el hombre necesitó la fe, necesitó también, siempre, de maestros de la fe. Hombres lúcidos que los guíen. La Iglesia tiene razón de ser, tiene peso, la Iglesia ha hecho y seguirá haciendo. Pero la Iglesia no debe alejarse del hombre en nombre de Dios. La Iglesia debe ser la Iglesia del Hombre, debe ser la Iglesia por el Hombre. —Pero, hermano Soto, ¿qué quiere decir con esto? —Quiero decir que es clave no perder el norte: escucho, entre ustedes, rumores de desaliento, tristeza por la inexistencia de lo que nunca existió. El trabajo de Morganti, el fin del proceso inaugurado con la huelga de fe, la falta de un milagro aunque más no sea uno chiquito, digo, debe ser motivo de regocijo para nosotros, no de duelo. Se abre una etapa para la Iglesia, para esta nueva Iglesia. Debemos retomar la fe en lugar de aniquilarla. La huelga funcionó como arma al servicio del proceso revolucionario, pero debemos ponerle fin. La fe es al corazón del hombre lo que la industria a la sociedad, hermanos. Disputar la propiedad de los medios de producción no es aniquilarlos. La huelga cumplió su objetivo. Ahora, debemos retomar la fe en nosotros mismos. ¡Ahora debemos levantar una nueva y mejor Iglesia!

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—Hermano, ¿usted propone un cisma? —¿Un catolicismo sin Dios? —¡Exacto! ¡Pero un cisma de verdad! Basta de mediocridades, ¡Lutero era un maricón! ¡Nosotros somos el camino! ¡Vamos a erigir otra Iglesia, una mejor y más real! ¡Vamos a guiar a nuestro rebaño! —¿Y cómo lo haremos, hermano? —Eso, ¿cómo? —Sí, díganoslo. —¿No lo ven? ¡Si ya está hecho! ¡Tenemos edificios, estructuras jurídicas, hombres carismáticos que hablan y hombres desamparados que los escuchan! ¡Tenemos un discurso, una moral! ¡Tenemos poder! ¡Tenemos fe! Este cisma es el resultado de un camino natural, hermanos. No inventamos nada. No estamos torciendo nada. Estamos rectificando. Si salimos a la calle, el desaliento reina. ¿Cuántos hombres se sienten de verdad católicos? Creen en un Dios difuso. Sin embargo, siguen mirando la vida a través del filtro de la moral que les construimos. ¡Saquemos a Dios del medio, pero dejémonos las sotanas! ¡Saquemos a Dios del medio, pero conservemos los templos! ¡Saquemos a Dios del medio, pero reivindiquémonos en el lugar de pastores de un rebaño de hombres perdidos! —Pero, hermano Soto, ¿eso que usted dice no es una herejía?

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—No sea pelotudo, Gómez. —Hermano Espíndola, cómo me va a decir algo así. —Hermanos, hermanos. Cuidado, debemos estar unidos. Si no, nos devorarán los de afuera. —Pero Soto, Espíndola me acaba de insultar. —Estoy seguro de que Espíndola se arrepentirá por haber expresado su desacuerdo de forma tan directa. Sin embargo, Gómez, es importante también que usted haga un mea culpa. —¿Yo? —Sí, porque en efecto ha utilizado una expresión por completo inadecuada. ¿De qué herejía habla? ¡Eso se acabó! Lo que queda es la estructura, el cómo. —Ah… claro, el cómo... —Suena bien, eh. —Hermanos... ¡propongo empezar esta nueva era exigiendo que esta catedral sea nuestra! ¡De aquí propagaremos la palabra del Hombre por todo el planeta! —¡Confiamos en usted, Soto! —Tiene razón, ¡tiene razón! –Sí, sí, ¡milagro! —... —... —... —No se extralimite, hermano Sepúlveda, no

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se extralimite. Acá no hay milagros. Acá hay hombres trabajando por el bien de los hombres. —Claro, disculpe hermano Soto, creo que voy entendiendo.

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De: Intendente Suárez (intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob) Fecha: miércoles, 2 de enero de 2001 18:39 hs Para: Ricardo Aranguren (aranguren@ingenieria.consultores.com) Asunto: Represa

Richard, disculpá que te moleste, pero ¿viste cómo está el cielo? Me preguntaba cómo sigue lo de la represa. Si estás ahí, decime algo. Si no, te llamo al celu. Abrazo, C. Carlos Suárez Intendencia de Villa Lorenzetti intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob

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De: Ricardo Aranguren (aranguren@ingenieria.consultores.com) Fecha: miércoles, 2 de enero de 2001 18:43 hs Para: Intendente Suárez (intendentesuarez@municipio.lorenzetti.gob) Asunto: Re: Represa

Tranquilo, Charly, no pasa nada. El lago está al 20% de su capacidad y las grietas causarían problemas recién si superase el 63% del nivel. Para que esto sucediera debería llover más que en el diluvio universal. Y yo, a esta altura, ya no creo en milagros. Un abrazote y espero que hayas empezado bien el año, Richard Ricardo Aranguren Ingeniería Consultores S.A. aranguren@ingenieria.consultores.com

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—Hermanos, estamos reunidos en asamblea para sentar las bases de nuestra nueva iglesia: la Iglesia de los Hombres. En un marco democrático, nosotros, los dieciocho elegidos... —Disculpe, hermano Soto, ¿elegidos por quién? —Hermano Gálceran, elegidos, bueno, es un decir, elegidos por nosotros mismos. ¿Algún hermano objeta la elección que nosotros mismos hemos hecho de nosotros mismos? —¿No quedaría mejor autoconvocados? —Curas autoconvocados... suena bien ¿no? —Sí, como más democrático. —Bien, en ese caso, considero fundamental que en nuestro carácter de curas autoconvocados por nosotros mismos acordemos, como decía antes, en un marco de diálogo democrático, cuáles serán nuestras bases... ¿alguna propuesta? El hermano Morganti pide la palabra. —Gracias, hermano Soto. Ante todo, no debemos perder de vista el motivo que nos une: la

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convicción plena de la inexistencia de Dios. No quiero caer en un dogmatismo exacerbado, pero considero fundamental que escribamos algunas leyes básicas. Deberían ser pocas y rotundas. —Claro, unos mandamientos. —No sé, hermano, si es la mejor forma de llamarlos... —¿Manifiesto? —... —... —... —¿Declaración de intenciones? —Muy flojo, muy flojo. Necesitamos algo más enfático. —... —... —Mandamientos... —Sí, sí, eso estaría bien. —¿Cuántos mandamientos serían, hermanos? —Hagamos diez. —No me parece el número más feliz, hermano Sepúlveda. —A mí, sin embargo, me parece un buen número. Como los diez dedos de la mano. Se enumerarían fácilmente. —El hermano López algo de razón tiene. —Sí, yo estoy con él. —A ver, hermanos, votemos... ¿quiénes están a

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favor de que los mandamientos sean diez? A ver... uno, dos... bien, está claro. Catorce votos a favor. Escribiremos diez mandamientos. —Que cada uno proponga sus mandamientos por escrito y luego los discutimos uno a uno, ratificando mediante votación simple cuáles quedan. —¿Están de acuerdo, hermanos? A ver, el hermano Morganti pide la palabra... —Tal vez sería más expeditivo y menos burocrático ir de mandamiento en mandamiento... —¿Todos los hermanos están de acuerdo? Perfecto, hay consenso. ¿El primer mandamiento que proponemos es? —Dios no existe. —No creerás en Dios. —Descreerás de Dios por sobre todas las cosas. —Hermano Sepúlveda, ese lo veo, no sé, a ver, cómo decirlo... —¿Inadecuado? —Exacto. —Para mí «Dios no existe» está bien. —Votemos... —Se va a hacer larga la asamblea, ¿no? —Hermano Gómez, esto es un cisma. No lo tomaremos a la ligera. —Se viene una tormenta... —Sí, serán momentos difíciles, ningún cisma

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es un camino de rosas, pero saldremos adelante. —No, qué cisma. Va a llover con todo. —No, hermano, imposible. Acá, desde hace como diecisiete años hay una sequía de Dios Padre y Señor Nuestro. —Hermano Morganti, ¿no le parece que a esta altura esa expresión es bastante poco feliz? —Pero miren, si hay unos nubarrones negrísimos... —¡Es verdad, es verdad! —¿Será el milagro? —No diga pavadas, hermano Sepúlveda. —Aparte el plazo ya expiró. —¿Y si hay un milagro ahora, no cuenta? —... —... —... —... —La cuestión es complicada. —Propongo posponer la redacción de mandamientos hasta decidir si aceptamos o no un milagro pasado el plazo establecido. —¿Los hermanos están de acuerdo? ¿Algún hermano quiere hablar? A ver, a ver... bien, se suspende por tiempo indeterminado la redacción de mandamientos para decidir si aceptamos un milagro fuera del plazo establecido. —Aparte debemos decidir qué hacemos con

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Bertuolo. Al pobre lo tenemos ahí atado desde ayer y se nos está acalambrando. —Sacrifiquémoslo. —¿No le parece un poco excesivo? —Yo esperaría, a ver si lo de las nubes resulta un milagro. —Es una lluvia, nomás. —Todavía no sabemos, ¿y si llueve sangre? —O mierda. —¡Hermano! —Bueno, eso sería claramente un milagro. —De muy mal gusto. —Pero milagro al fin. —Es que ya no podemos aceptar ninguno, el plazo cerró. Si nos mostramos blandos ahora, ¿cómo vamos empezar nuestra nueva Iglesia? —Pero hermano, a ver, si nosotros declaramos la inexistencia de Dios y él obra un milagro, pongamos que llueve mierda... —Basta con eso, ¡Dios no haría algo así! —Hermano Sepúlveda, ¿seguro que usted no cree? ¿No estará flaqueando? —No, no, quiero decir, bueno, es que mierda, no sé... —Llueva agua o llueva mierda, ¡no aceptamos milagros! —Pero hermano Espíndola, no es cuestión de aceptarlos o no. Si ocurre un milagro, ocurre un milagro.

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—Pues no. A esta altura ya todos deberíamos saber que es el creyente quien pone el valor milagroso al suceso. Hemos disuelto el Ministerio Teológico. Un milagro es un milagro sólo si el Ministerio así lo decide. Sin Ministerio no hay milagro. —Hermano, si llueve mierda... —¡No! Debemos ser inflexibles. Dios no existe y punto. Si hubiera querido negociar, hubiera obrado antes. —Al cardenal lo ejecutamos, entonces. —Mejor esperemos, tratemos de convencerlo de unirse a la causa. —Se largó. —¿El cardenal? —No, ese sigue atado. Se largó la lluvia —¡A la mierda! —¿Llueve mierda? —No, no, ¡se largó con todo! —Parece lo del Diluvio Universal. —¿Y si vamos preparando un arca? —No digan pavadas, por favor. Lloverá un par de horas y parará. —Y no es mierda, no. —Sangre tampoco. —¿Vieron? Ningún milagro. Una lluvia como cualquiera. —Hombre, una lluvia como cualquiera en este pueblo es un milagro...

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—Hermano Morganti, no me va a aflojar ahora... —No, claro. Es un decir. —Cuidado con lo que se dice que primero fue el verbo... —Sepúlveda, ¡por el amor de Dios! ¡Córtela de una vez!... perdón, quise decir, bueno, es la costumbre. Pero convengamos que venir ahora con lo del verbo y eso... —No nos vayamos del tema. Entonces no aceptamos milagros, ¿estamos de acuerdo? —... —... —... —... —Bien, continuemos. —Hermanos, está lloviendo mucho, eh. —Es verdad, se largó hace un rato y ya hay como veinte centímetros de agua en la calle... —¿Milagro? —No, hermano Sepúlveda, es el arroyo Pérez Irasuolo, que corre entubado bajo el pueblo y apenas caen dos gotas se inunda todo el centro. —¿Y con la plata de los impuestos qué hacen, acá? —Catedrales. —Inadmisible. —¡Santa Bárbara Bendita! ¿Escucharon ese trueno? —Más que trueno pareció una explosión.

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—Flor de estruendo. —¿Qué es eso que viene ahí? —¿Agua? —Es una ola. —¡A la mierda! ¡Es enorme! —¿Una ola de mierda? —¿Un milagro? —¡Basta Sepúlveda! ¡En serioooooooooooo!

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La voz de Ingeniero Cuartirolo

3 de enero del 2002

Pueblo vecino queda sumergido tras fatídico accidente.

Tragedia en Villa Lorenzetti La represa municipal de Villa Lorenzetti no resistió los embates del clima y su compuerta cedió.

A las 20:30 hs del día de ayer una falla estructural de la represa de Villa Lorenzetti provocó una ola gigante que barrió con el pueblo vecino. Para el cierre de esta edición (pospuesta hasta el mediodía de hoy para cubrir la noticia) no se registraban sobrevivientes.

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Los casi cinco mil habitantes del pueblo habrían fenecido. Se especulan con varias hipótesis: desde un accidente a causa de la falta de mantenimiento de la represa, hasta un atentado que buscaba destruir la fábrica de fusiles y granadas y así


eliminar pruebas que incriminasen a altos funcionarios del Estado Nacional con el tráfico de armas. Tampoco faltan quienes afirman que la tragedia fue consecuencia de la ira de Dios como respuesta a una manifestación de curas disidentes con la Iglesia Católica. Lo llamativo es que ningún medio nacional o internacional se ha hecho eco de la trágica noticia. Algunas voces críticas al oficialismo insinúan que una cadena de encubrimiento habría disparado los mecanismos necesarios en todos los niveles para mantener al hecho sumido en la oscuridad. Quienes impulsan esta teoría aventuran que la represa

cedió como consecuencia de un atentado. En la vereda opuesta, quienes niegan la teoría del encubrimiento, afirman que la noticia fue opacada por la asunción del nuevo presidente, por su promesa de que todos aquellos que depositaron dólares en sus cuentas bancarias retirarán dólares y, en consecuencia, no sufrirán ninguna quita tras la violenta devaluación anunciada. La legítima alegría del pueblo argentino ante la promesa del nuevo presidente no es óbice para que manifestemos nuestro pesar por las víctimas de la desgracia ocurrida en Villa Lorenzetti. Encomendamos sus almas a Dios.

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Durante los meses de junio y julio del 2015, esta novela fue publicada por entregas y en formato digital en www.abduccioneditorial.com



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