e-ISSN 2718-8302 ISSN 2718-8299
Revista del Taller de Producción: Gráfica-Redacción (FCEdu - UNER) - Edición Nro. 5 - Noviembre 2021
3
Staff
Paula Barrancos Nicolás Benítez Goncalvez Augusto Curvale Pautaso Joaquín Esquivel Valentina Fanoni Candela Gareis Sofía Gareis Yanina González Catalina Iriarte Pilar Jovellano Miqueas Jozami Pedro Kaiser Selena Kinderknecht Juan Kohner Aldana Laime Nerina Levrand Melina Londero María Gracia Martínez Mariana Morosini Brian Panizza Eliana Pizzul Soledad Queipo Charo Quiroga Emilia Ramírez Priscila Ramírez Valentina Rey Stronati Martina Rodelli Flavio Sandino Rousseaux Anahi Stahringer Alexandro Valentini Yazmín Villanueva
Equipo docente María Cecilia Barrandeguy María Florencia Benítez Rausch Leonardo Caudana Milena Ceccato
posta fue elaborada por estudiantes del Taller de Producción Gráfica-Redacción durante el segundo cuatrimestre del ciclo lectivo 2021. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de Entre Ríos. Alameda de la Federación 106. Paraná, Entre Ríos (Arg.) C.P.: 3100. +54 343 4222033. aci.fcedu@uner.edu.ar www.fcedu.uner.edu.ar ISSN 2718-8299 e-ISSN 2718-8302
2
¿Quiénes somos? ¿Qué nos caracteriza? ¿Cuáles son nuestras raíces? Estos son solo algunos de los interrogantes que nos interpelan a lo largo de nuestra vida y a los que quizás nunca les encontremos respuestas. Pero no vemos esto como un problema, porque las preguntas nos alcanzan para movilizarnos. Con posta buscamos cuestionar nuestros privilegios, romper esquemas, hablar sin pelos en la lengua y contar lo que pensamos. Entendemos que necesitamos de otres porque el camino que transitamos siempre es en conjunto y está lleno de intercambios. Por eso nos proponemos reunir voces diversas que hablen desde diferentes perspectivas para llegar a reflexiones más profundas. En este mundo de incertidumbres en el que intentamos determinar nuestra identidad, creemos que hay que valorar más el proceso porque las certezas en realidad son ilusiones pasajeras. Para producir esta edición pasamos horas frente a la computadora y al celular, pero también pudimos encontrarnos fuera del Meet, y muches nos vimos las caras por primera vez. Trabajar en la misma mesa nos hizo valorar más la cercanía y el laburo en equipo, que nos ayudaron a darnos cuenta de lo que queríamos hacer y cómo podíamos lograrlo. Todo esto no solo nos permitió terminar la revista, sino que también contribuyó a que el proceso fuera más distendido, algo que intentamos reflejar en cada línea. Pretendemos hablarte desde otros lugares y aportarte una mirada distinta a la que estás acostumbrade a ver en la tele, en los diarios y en las redes. A lo largo de estas páginas te vas a encontrar con historias de militancia, de orgullo, de privilegios y de exclusiones. En esta edición te invitamos a que puedas hacerte preguntas sin miedo a no encontrar respuestas.
El rol de las identidades trans sigue invisibilizado en los medios.
En una lucha por subsistir, quienes estudiamos somos víctimas continuas de la precarización laboral.
El barrio San Martín: el lugar del que poco se habla y en el que mucho se hace.
La deconstrucción como forma de cortar con los privilegios de género.
Las consecuencias de vivir en un país cargado de ideales eurocentristas.
La visibilización del activismo gorde como resistencia a la violencia social.
3
Derechos y representación
4
Victoria Stéfano es escritora, periodista, conductora y activista trans de la ciudad de Santa Fe. En una entrevista presencial y disruptiva, reflexionó sobre el lugar que le dan los medios a las identidades trans. Además, contó su experiencia de trabajo en diferentes ámbitos de la comunicación.
—¿Cómo es la representación de las identidades trans en los medios de comunicación? —Pedorra. Hasta 2010, la imagen de las feminidades trans se resumía en ser prostituta, sidosa, activista, trabajadora del Estado o narco travesti. En el periodismo se tiene un relato armado sobre nuestras posibilidades de existencia, que se explota de acuerdo al pensamiento y la valoración moral que tiene la sociedad argentina. No es objetivo ni ingenuo: ¿qué estamos comunicando exactamente? ¿Por qué se muestra a las personas trans como peligrosas? Es una cuestión reflexiva y disciplinaria que tiene que ver con una narrativa criminalizante y patologizante. Las decisiones son políticas, sobre todo en los medios públicos que deben generar entornos laborales de inclusión, reales y concretos. En las publicaciones del asesinato de Coty Olmos, todos los medios utilizaron un nombre con el que ella no se identificaba. Muchos argumentos obedecen a una lógica de pensamiento patriarcal y conservadora. En Argentina, se asume que lo que se muestra en la televisión o en los diarios es una rea-
lidad, pero quienes escriben y toman las decisiones son viejos chotos que ya podrían retirarse. Si apostamos a este tipo de comunicación inevitablemente reproducimos esas violencias. Pero también existen lugares de resistencia, como Periódicas, que cuentan la realidad desde una mirada más atenta al momento histórico que se vive y que apuntan a un público diferente —mencionó acerca del medio santafesino, autogestivo y con perspectiva de género—. —¿Qué estrategias pueden aplicarse para evitar la cosificación en los medios? —Es un camino realmente largo. Todavía hay deudas enormes como la educación sexual integral o el cumplimiento del cupo laboral trans. El cambio es necesario, pero lleva tiempo. La hegemonías cis-heterosexual define qué lugares ocupamos dentro de la sociedad. La lucha por nuestra supervivencia se da en un mundo donde las cosas son desiguales y donde los accesos son vedados. ¿Qué tan digeribles somos para las personas cis? ¿Hasta qué punto se
5
nos permite llevar nuestros problemas a ese entorno para que eventualmente tengan una solución? Con el tiempo y, sobre todo, con la forma en la que se trazan otras existencias posibles, podemos pensar en transfeminidades y transmasculinidades que no se vean obligadas a violentar sus propios cuerpos para encajar. Si yo tuviera una sombra de barba hasta abajo de los ojos y mi voz y cuerpo fueran diferentes, probablemente no hubiera conquistado los lugares que conquisté. —¿Cómo se refieren les comunicadores cisgénero a estas identidades? —Les cis siempre hablaron de nosotres, definieron qué había que contar, cómo y por qué, desde un lugar muy complejo que nos criminalizaba. Durante mucho tiempo fueron necesarios esos aliados porque dejaron un registro que permite hacer un anclaje concreto y político. Por ejemplo, Mauro Viale sirvió para contar que existían travestis —remarcó con tono irónico—, en un momento donde no había ningún otro espacio. También existe un video de la década del 90, donde un periodista lleva a Yanina Moreno, una travesti que les exigía a los jueces argentinos el reconocimiento al derecho de poder cambiar su nombre en el documento por vías legales. Obviamente es muy
6
complejo, porque cada vez que alguien quiere contar algo sobre las personas trans reproduce lugares de mierda. Es necesario que si hablan por nosotres lo hagan con respeto, refuercen lo positivo y no pinten lo irreal, sino que cuenten que, para que eso suceda, hubo mucha resistencia y lucha previa. —¿Por qué no se utiliza el lenguaje inclusivo en algunos medios? —Es una resistencia demasiado boluda a una cuestión lingüística que podría generar una enorme visibilidad y que pone en agenda una serie de problemáticas acerca de cómo nombrar las diferentes identidades que son súper invisibilizadas. Cada vez que se habla de lenguaje inclusivo es en tono ridiculizante y de burla. ¿Cuántos problemas se hubieran evitado ciertos medios de comunicación al nombrar una persona trans si apelaban a este recurso? En realidad no cambiaron tanto las cosas, solo se abrió el círculo de reconocimiento y se adaptaron a nuestros reclamos. Históricamente, se nos negaron derechos a las personas trans y lo mismo está sucediendo ahora con les no binaries. El Estado nos asesina y el hecho de que esta situación no se refleje en los medios de comunicación nos invisibiliza y los hace cómplices de ese sistema.
—¿Cómo fue el rol de los medios en la desaparición de Tehuel de la Torre? —El tratamiento fue terrible, otra vez volvimos al canal Crónica con Zulma Lobato. Todo el seguimiento fue y es violento. Incluso el contador de las horas que llevaba desaparecido Tehuel no buscaba concretamente una respuesta del Estado, sino que la gente estuviera prendida al puterío. Una de las preguntas más buscadas en Google es si Tehuel es hombre o mujer. Entonces, ¿cuál es el relato periodístico si la pregunta más importante sobre la desaparición de un pibe trans es esa? Las prácticas comunicacionales son manejadas por las corporaciones y la gente cis, a quienes no les interesa nada más que lo comercial. Son los mismos periodistas que no se capacitan de acuerdo a cómo disponen la Ley Micaela y la de identidad de género. No les importa violar estas normas en una transmisión en vivo.
demasiado complejo. Si no se saben los pronombres de alguien, se consultan: es un abc de la comunicación. Al cubrir un hecho los periodistas preguntan cómo se llaman los protagonistas. Entonces, ¿qué cuesta incluir los pronombres y respetar su identidad? Es aferrarse a las estructuras, a una forma de hacer y de ver la comunicación, no es tanto una resistencia al cambio. Si las personas que se están formando entienden que esto es una manera válida de comunicar y reflejar la realidad, entonces se continúa con la reproducción de este esquema tradicional de noticias. Además, hay otro problema con la comunicación: se convirtió en una conducta automatizada, ya no hay una práctica reflexiva. Hay una línea de pensamiento atravesada por lo comercial que perdió todo objetivo social. A un sector le interesa lo que pasa con la sociedad y al otro le da exactamente igual.
—¿Cuál sería la forma correcta de abordar estas noticias? —La adaptación del lenguaje es algo necesario e ineludible. Si se quiere comunicar correctamente hay que saber adaptarse, no es un esfuerzo
7
Condiciones de trabajo
Entre la independencia y la pared
8
La noche santafesina recrea un paisaje pintoresco en el Boulevard Gálvez. La clásica zona de bares presenta un despliegue de luces, mesas, olores y sabores. El aroma de las papas con cheddar, el maní y la cerveza artesanal bien fría nos invade. Sin embargo, una gran inequidad altera el ambiente y, en medio del bullicio, nadie parece notarla. La precarización laboral se erige ante nuestros ojos y toma la forma de mozes corriendo con sus bandejas, bicicletas de delivery en todas las direcciones, cocineres transpirades por el calor del horno y personal de limpieza fregando sin parar. Estamos en la punta de un gran iceberg que se extiende más allá de lo que podemos imaginar. Todes parecen hablar el mismo lenguaje de complicidad y les afectades somos nosotres. Mientras avanzamos por el cantero central, los bares presentan situaciones que sirven como ejemplo. Les mozes no tienen permitido reaccionar o responder ante las faltas de respeto de les comensales, solo deben limitarse a bajar la cabeza, disculparse y seguir con su trabajo. Sus jefes se encargan de hacerles saber que son reemplazables y que existe una cola interminable para ocupar su puesto. Vacaciones pagas, un salario digno, un trabajo registrado o ‘en blanco’, son sólo utopías que viven dentro de las cabezas de les trabajadores nocturnes. Ni siquiera reciben viático y tienen que destinar parte de su escaso sueldo para transportarse a altas horas de la noche tras cerrar el local. La mayoría de las personas que trabajan en el rubro son jóvenes que estudian o que están en un proceso
de independencia económica. Cuando la necesidad toca la puerta, se aceptan este tipo de explotaciones disfrazadas de trabajos informales. Nuestra travesía comenzó como observadores, pero pronto la empatía nos puso en el lugar de esas víctimas del sistema. Aquellas que son explotadas, que soportan maltratos, que cumplen con eternas jornadas de trabajo y pésimas remuneraciones. Alquiler, servicios, alimentos, apuntes, expensas y colectivos son sólo algunos de los gastos que se deben cubrir. Pero con un sueldo de 180 o 200 pesos por hora no alcanza y la propina siempre es inestable. Por su parte, les cocineres cumplen tareas que no les corresponden por el mismo salario: lavar los platos, limpiar la cocina y revisar el stock, que se suman a controlar los tiempos de cocción. Aquella opción de trabajar en bares, que se presentó como oportuna para organizar los horarios de estudio y vida social, se convierte en el primer paso de la precarización. Los tiempos se dividen en dormir, cursar, trabajar y ya no quedan fuerzas ni ganas para estudiar. La situación nos coloca entre la espada y la pared. Pero lo que más llama nuestra atención es que esta lógica ocurre bajo las narices de todes, en pleno Boulevard, una de las arterias céntricas más importante de Santa Fe. Sin embargo, nadie toma acción para cambiar o regularizar esta situación. Les empresaries logran beneficiarse y aumentar sus ganancias a costa de sus empleades, lo que crea una barrera de silencio y complicidad.
9
¿Qué ocurre si alguien sufre un accidente en su lugar de trabajo? Nuevamente prima la conveniencia económica: somos reemplazables. Todas estas irregularidades no pueden ser reclamadas, porque no hay un contrato de por medio. No existen las horas extras ni los aguinaldos. En todos los casos que analizamos el trabajo pone en juego tanto la salud física como mental. No hay elementos mínimos de protección. La falta de un contrato laboral asegura lo efímero del vínculo y nos genera una profunda incertidumbre como trabajadores: tenemos que aprovechar cada oportunidad como si fuera la última. O la única. La indiferencia de comensales y transeúntes muchas veces es cómplice de esta supresión de derechos. Decidimos sentarnos en la mesa de un reconocido bar ubicado en el barrio Candioti y conversar con Milagros (su apellido prefirió resguardarlo, el motivo de la omisión lo encontramos en el temor de sus palabras): «Es una vida complicada. Definitivamente este laburo no es como pensaba, pero es lo que tengo. Si me voy o me echan, me quedo sin comer. Estoy agradecida de encontrar trabajo en un contexto post pandemia», responde rápido mientras sigue con la atención de mesas. Los discursos de culpa impuestos a nosotres mismes se apoderan de la narrativa. Se justifican las condiciones indignas de trabajo bajo el pretexto de agradecimiento por la oportunidad. Ante situaciones de extrema necesidad, optamos por el silencio, porque hay que resguardar el trabajo. Frente a esto debemos tomar en cuenta que un trabajo digno es un derecho y no un privilegio. La precarización laboral es una realidad que no solo se circunscribe a la vida nocturna o gastronómica. Ante las ganas de independizarnos y por necesidad económica, somos cada vez más quienes accedemos a trabajos en los que nos explotan día a día. El afán de perseguir nuestros sueños tiene un costo demasiado alto: se paga al contado, resignando derechos.
10
, s e t n a i d u t s e s e l a Y ? a d e u q s o n ¿qué
to prendimien cios del em fi e n as e re b s ta s lo tanta no de pone otras agenda es u im s o e n d n a i ié S tamb dedicación. do para propio, pero o tiempo y está adapta ch o rsitaria, u e n l m iv s n n ra o a u o L d b n ra s. la a e ema na carr ventude ue dem u q ju ía s d la l a e r d Nuestro sist a n v s, rció gico rganización a a lle y justa inse brio en la o se tornan iló ili más se aspir s u o q st e se u e p d una rápida s n so ificar u ncia de una ara los esca puede sign s n la experie requisitos p co n é r ci ta n do, las rede re ida diaria. e co u n ra q nde joven e nuest v os transitan o d m á rp a e st st e e cu e e n u ya que prete u u q q en ital De nidad n más edad En la era dig del trabajo. una oportu o o d e m n u u q co m d n persona co l a ta e rt e n e presen cursionar e bargo, la lib ntactos o d sociales se empieza a in uiera. Sin em emos de co lq n rte en un a o ie p ir v cu u is n e g d d co o se n n , si ntas se l alcance ifícil co ie a d m e a lv rr e e u h v esta manera s a , se con interesa ar est econó privilegiada uo contacto otorga utiliz n endizarnos e ti p rs n e e d co lv in l o una familia E a v . it e sidad oble filo ro pued d ce e nos perm e e p e n , d u o a la q n r a o rm o a rc le p p ce un em n movides n ambiente sta s gobierna la . Algunes so es genera u studio. En e plataforma d e s n la o n co E . jo micamente a te a b n a pausas, tod gobia xplote a acoplar tr escansos ni una tarea a d de que se e s n e e d te d n is a ó x d y se animan e ci ili a o b si /7: n oblig hay más po lógica del 24 des y con la o a ct ta e n n u g búsqueda, co re s p o estam alquier abrir sus o n. r p cu ja o , a m p o b e a ti m za l is tr ri e s e m e no Asi caract quien contenido. jornadas rgente para ronómico se subir algún respuesta u den cumplir a e n u u p El rubro gast a o d n n e a u l a dem s clientes. studiantes q rosa, ya que comentario puertas a e ndo una o e potenciale es color de g d e o s d ju ré to n te e o in a n l termina sie tr e l ro n r a e e e it p s rd ig a s, e d ri p ta o ca d le imienn pre l mun comp un emprend la combindiciones ta sencia en e , n a co re p co s m a r a ra L st o ce e e n r a cr p y al, acepta on este para existir cierta ás inmateri d integral. C imposición a y obtener cada vez m st s u e l g olos s b ra nuestra salu o o m . n b sí o e la fí e ción d n desa algo qu roceso r la p ra u l g ce E ip a n “ n h u . a e z, to m d e v n la e nació ño y, a la acia el uso y apitalismo d desemborece un sue orientado h Srnicek en C alternativa k la rácic p s, ganancia pa N a e n e u ch b u ri s s”, esc nline e para m omo. , o o n e ct u tó ra u q e fe a n a a so y to e m n r e se Es po prendimie Comprar d ente or lo tanto nzar un em plataformas. s, generalm a vez más, p o d ri ara ra ca p o a ca en come s h a lid n v r ti le so a con unic len se s se cump tica que se a y que sue itales y com n ig dad, ti d ili En los bare ru s ib ia x ra g e st fl te e n estra ertad y as actinizan nu re tr lib a o ie e u rg s d q o o n e m re u fá a a q liz fijos, s rea En un s. Ya no r nuestra dar afuera. para quiene pias cadena a e s n u ro le q io p ib o s st x n e e ra g fl st y e poco gica rsonal n nu y la vida pe rdar esta ló nvertimos e o jo a co sb b e s a o D tr n s. l e e d e vida ntinuo ivisión entr s, sino un co le a n io existe esa d ic d a re pens empleos tr estar siemp a a lig como en lo b o s o lerta que n estado de a celular. dientes del
11
Organización y militancia
12
Ante la falta de políticas públicas, les vecines del Barrio San Martín crearon cooperativas de trabajo y comedores comunitarios bajo el lema «la salida es colectiva». Encontraron allí un sentimiento de pertenencia que evidencia que El Volcadero no solo es una fuente laboral, sino parte de quienes son. Entre tanta precariedad, ¿qué es lo que promueve este orgullo? Ahí, donde el sol se alinea con el final de calle Ameghino, yace un paisaje que tímidamente deja entrever algunos edificios de la ciudad de Santa Fe. Las melodías de Leo Mattioli y Mario Pereyra dan la bienvenida a un barrio en el que todes parecen conocerse. Las mascotas, que descansan sobre el único e hirviente tramo asfaltado, son interrumpidas por el desfile de camiones recolectores que van y vienen. Al oeste de la capital entrerriana, a 30 cuadras del centro, se encuentra el barrio San Martín, también conocido como “Sanmar”. Las primeras manzanas del vecindario fueron habitadas a fines de 1940 y principios de 1950 gracias al Plan Eva Perón. Es uno de los complejos habitacionales de trabajadores con más historia de nuestra ciudad y se lo reconoce como el primero en construirse por fuera de los bulevares. La mayoría de las casas conserva la arquitectura de estas décadas, caracterizada por techos tejados y ladrillos a la vista. En esta arteria cargada de orgullo también se respiran aires de militancia y organización que reúnen a más de 300 familias por un motivo en común: mejorar las condiciones de la zona.
El corazón del barrio La mayoría de las familias del San Martín, por no decir la totalidad de ellas, pasó alguna vez por El Volcadero, también llamado “El Volca”. Este terreno de 25 hectáreas está ubicado en el medio del vecindario donde se descargan 300 toneladas de basura a diario. Allí, las personas buscan ropa, alimentos y materiales para vender a los centros de acopio. «Es un patrimonio y un recurso, es nuestra vida; incluso para gente que viene de afuera», expresó Maia, que con 25 años milita la economía popular en la organización civil La Poderosa. Ella se encarga de reunir los datos de las personas en una planilla, anota sus intereses y disponibilidades horarias para posibilitarles un plan laboral con sueldos estables y dignos. Vivir en estas condiciones implica un dilema social y político: El Volca representa un daño al ambiente pero, a la vez, es una fuente de trabajo. Además, hay otras necesidades básicas que se vulneran, como el acceso al servicio de luz, agua y desagüe, que solo funcionan mediante conexiones clandestinas, gracias a la iniciativa de les vecines con sus donaciones y su trabajo colectivo. Maia resumió estos valores en pocas
palabras: «Empecé a militar porque me movilizó observar la realidad de acá, a la que también pertenezco, y por eso quiero mejorar las condiciones de vida en el barrio». La posta de la Posta de salud Ante cada adversidad del barrio, siempre hay alguien que está dispueste a organizarse para superarla. Cada militante aporta su granito de arena porque entiende que la salida es colectiva. Tal es el caso de Julia, quien define su actividad como «de todo un poco». Ella es la encargada de la Posta de salud, que se originó por iniciativa de algunas vecinas tras el comienzo de la pandemia. Si bien el Covid-19 afectó al país entero, causó aún más estragos en los barrios populares. En un principio se ocuparon de tareas básicas de higiene, como garantizar el correcto lavado de manos de quienes asistían al comedor, ya que muches «disparan a retirar la comida con las manos sucias porque si no, no llegan», contó la vecina. Con el paso del tiempo, las promotoras de la salud decidieron capacitarse para ampliar su número de actividades. De esta manera, están presentes en todos los espacios, ya sean alimen13
tarios, de cultura o de educación; pero principalmente intentan dar una solución a las necesidades cotidianas del barrio. Es posible porque trabajan en conjunto con el centro de salud, que les brinda información para concientizar a les vecines en temáticas como salud bucal, Educación Sexual Integral (ESI) o prevención del dengue. Como expresó Julia: «¡Tenemos un laburo bárbaro!», por eso nunca se rechaza a quien brinde su ayuda por el bien de la comunidad del San Martín. Empoderadas y autogestionadas En el barrio, la ola feminista se instaló para cuestionar todo eso que condiciona a las mujeres por el simple hecho de serlo. Fue así que, con el objetivo de romper con la estigmatización, las vecinas se reunieron para construir un feminismo villero. La necesidad de hermanarse y hacer oír su voz se refleja en las jóvenes de 18 a 20 años, que cuidan a les hijes de las compañeras de todos los sitios en los que trabajan. Juliana, referente territorial de Géneros de La Poderosa, sostuvo que «va más allá de cuidarlos, también enseñamos y brindamos mucho amor y contención». Sin embargo, este esfuerzo, al igual que muchos otros, no es reconocido por el Estado. Esto evidencia que la lucha por visibilizarse es de todos los días y requiere de una
14
organización que solo es posible con quienes la viven en carne propia. Es una oportunidad para demostrarle al machismo que las mujeres también pueden. El trabajo comunitario es una excusa para encontrarse y tejer lazos en esta red sorora, que es tan importante para la barriada. ¿La juventud está perdida? Desde 2017, cuando la tarde cae y los rayos del sol se suavizan lentamente, se desarrolla una asamblea entre quienes integran La Poderosa, que fomenta la militancia en los barrios populares. Estas reuniones invitan a debatir y a buscar soluciones a los obstáculos que se presentan en la comunidad. Con apenas 15 años y cargada de curiosidad, Lucía comenzó a acudir todas las semanas a las conversaciones de esta agrupación, debido a que su madre era una participante activa del grupo. Se interesó por las tareas que el equipo realizaba y decidió anotarse en las clases de música. Valiéndose de los instrumentos de sus profes, primero aprendió a tocar la trompeta y luego se decidió por el saxo. Con años de práctica, una vez cumplida su mayoría
de edad, comenzó el dictado del taller musical a les gurises de entre 7 y 13 años. A partir de esta iniciativa, Lucía se convirtió en una referente cultural del barrio. Entre las actividades que se desarrollan en el lugar, se destaca el espacio de cine debate, en un principio pensado para adolescentes y luego recreado para niñes, que son quienes más participan. Su rol es fundamental en la barriada porque sostiene los espacios interactivos y recreativos. A su vez, se refuerzan los vínculos que entrelazan a la juventud de manera constante. Esta joven es solo un ejemplo de muchos otros que hacen a la vecindad, hay pibes con plena conciencia comunitaria que son una prueba viviente de lo que se logra con el trabajo colectivo. La comunidad de San Martín sabe que cualquier persona que no pertenezca al barrio, tendrá una visión acotada de la realidad que atraviesan. Los medios hegemónicos solo buscan resaltar los carros a caballo y a les niñes descalzes porque son incapaces de ver más allá. Las cámaras de televisión no enfocan las horas de dedicación y esfuerzo de Julia, Lucía, Maia, Juliana y cientos de militantes de los barrios populares. Sin embargo, dentro del Sanmar nadie tiene tiempo para chiquitajes. Les vecines se organizan para garantizarse una mejor salud, educación y condiciones de vida dignas. Es importante resaltar que la salida es colectiva y que el orgullo de ser villere es parte de quienes son.
7 de octubre: Día Nacional de la Identidad Villera • Se eligió esa fecha en homenaje al padre Carlos Mugica, fundador de la parroquia Cristo Obrero de la Villa 31 de Retiro, en Buenos Aires. • Se decretó por la ley 27.095 en el Congreso de la Nación, en 2014. • Uno de los objetivos establecidos fue implementar en el calendario escolar actividades de difusión sobre el conocimiento y el significado de los valores que componen a la identidad villera como la solidaridad, el optimismo, la esperanza, la generosidad, la humildad y el valor por lo colectivo.
15
Estamos en deconstrucción
Pensar lo masculino le resta puntos al patriarcado
El patriarcado es una construcción cultural que establece mandatos y legitima al régimen de la masculinidad hegemónica. Puede pensarse como una competencia en la cual los varones, por cada norma que cumplen, acumulan puntos y suben de nivel. Los que juegan al fútbol, por ejemplo, están mejor posicionados y quedan por debajo, o son descalificados, los que no se reconocen dentro de la cis-heteronorma, los que dibujan, los no hegemónicos, los que no se animan a hablarles a las chicas, los que no saben hacer un asado, los que lloran. No todas las masculinidades están en paridad de condiciones y algunas, por el simple hecho de no cumplir con los comportamientos de los ‘machos’, reciben violencia y son oprimidas. Según la perspectiva tradicional y conservadora, alguien es varón solo porque tiene pene y cumple roles. Pero la masculinidad se construye, y pueden hacerlo quienes son cisgénero, transgénero, compañeras maricas o lesbianas. La deconstrucción empieza cuando nos desligamos de la idea de que cada género debe ser o actuar según un estereotipo. En su libro la masculinidad incomodada, el doctor en Ciencias Sociales Luciano Fabbri afirma que «lo que entendemos por la masculinidad y cuáles son los sujetos que están reconocidos para habitarla, tiene efectos políticos en relación a la invisibilización, a la expulsión y a la marginación de otras identidades». Por lo tanto,
16
si cumplen con el mandato patriarcal, obtienen una mejor posición social que les permite acceder a derechos de una manera más directa que a quienes están por fuera de lo masculino. Esto se ve reflejado, por ejemplo, en el ámbito laboral. En su mayoría, son varones cis quienes están a cargo de comisiones directivas en empresas, sindicatos y hasta en áreas deportivas. Es una cuestión que les otorga un lugar de privilegio y, por ende, a subir más fácil de nivel. Sin embargo, en 2015 se generó un antes y un después para todes: la problemática cobró mayor visibilidad y al patriarcado se le restaron puntos. En nuestro país la ola feminista salió a las calles. Comenzó con el grito de ‘Ni una menos’ y la exigencia de que se hiciera justicia por las pibas que ya no estaban. Pero ese no fue el único reclamo. También se cuestionó cada detalle de la vida cotidiana donde se reproducían de manera naturalizada los mandatos de género. Quienes gozaban de posiciones privilegiadas no parecieron muy convencidos, por la falsa creencia de que el feminismo acabaría con el macho. En realidad, la ola violeta no busca quitar derechos a quienes ya los poseen, sino que pretende extenderlos.
Por otra parte, quienes sí están de acuerdo con los ideales de esta revolución se preguntan si un varón puede ser fiminista a lo cual muches responden con un ‘callate hombre’, lo que genera acciones represivas y contraproducentes a la propuesta inicial del movimiento. Sancionar no es la solución y el problema no se resuelve con la censura de quien quiera ser partícipe, porque eso no produce ningún cambio. El proceso de deconstrucción debe ser a través de diálogo y de pedagogía, no de ataque hacia quienes ignoran la mejor forma de llevar a cabo una colaboración con las consignas del movimiento. «La educación popular, como propuesta político pedagógica, fue la herramienta desarrollada para posibilitar los procesos de construcción colectiva de conocimientos. Generar espacios democráticos de reflexión, apelando al diálogo y la circulación horizontal de la palabra es parte fundamental del proceso político generador de nuevas subjetividades», sostiene Fabbri en Apuntes sobre feminismos y construcción de poder popular. Se debe evitar el ataque hacia las masculinidades. Aquel que es prejuzgado puede terminar resentido con los feminismos y ser uno más de aquellos a quienes les cuesta repensar sus privilegios. Debemos hablar de machismo de una manera que critique las prácticas violentas, pero que a su vez sea empática, atenta y sin prejuicios, porque es necesario comprender que quienes están en el aparente eslabón más alto también están presos de reglas impuestas.
17
Culturas en resistencia
Una raíz pisoteada que aún florece
18
Todo empieza desde temprano, cuando tenemos que levantarnos y cepillarnos los dientes. Nos miramos al espejo y el reflejo nos devuelve una parte de nosotres que intentaron borrar. Todo lo que, por querer pertenecer, dejamos que se disuelva. Mientras desayunamos, revisamos las redes sociales y vemos que se difunden rostros muy diversos, pero ninguno se asemeja al nuestro. Nuestro color de piel, nuestras narices y nuestros ojos rasgados parecen haber sido borrados del mapa. Prendemos la tele y vemos la historia que siempre se repite: las pocas veces que se refieren a nosotres en los medios lo hacen desde perspectivas negativas o que apelan a la polémica. Nunca nos vemos representades en lugares de poder o de protagonismo. Desde nuestra niñez somos testigues de cómo las instituciones educativas enseñan y afirman con seguridad que Argentina es solo de origen europeo. ¿A qué se debe esa generalización? ¿Acaso no somos los pueblos originarios también parte de este territorio? Es imposible no sentir dolor al adquirir conciencia de que no se nos tiene en cuenta en una sociedad a la que se supone que pertenecemos. Salimos de nuestros pensamientos y volvemos a la ciudad, alejados de donde alguna vez vivieron nuestros ancestros. Pareciera que lo colonial quiere borrar nuestro pasado, que el tener un techo y educación nos quita lo indígena. Aun así intentamos congeniar con nuestras raíces originarias en un lugar donde no se las valora. Vamos a almorzar a la casa de nuestres abueles, a quienes muchas veces no nombramos cuando nos
preguntan por la familia, aunque compartamos las mismas facciones. Allí tomamos sopa de maní, comemos mbeyú o reviro, recetas tradicionales que fueron heredadas y nunca olvidadas. Al despedirnos y retornar al exterior, veremos cómo no se nombran esas costumbres y construimos identidades recortadas. Todavía nos quedan partes de sus idiomas impregnados, como el quechua o el guaraní que escuchamos desde niñes, pero que no cruzan la puerta. Afuera nos encontramos con gente que prefiere mezclar el español con el inglés, el francés o el italiano, porque da la sensación de estar un paso más cerca de aquella cultura a la que se aspira. Camino a casa vemos niñes salir de la escuela y rememoramos viejas vivencias que tanto nos marcaron. Nos damos cuenta de que todo lo que internalizamos allí, incluyendo nuestras leyes, historia, cultura y estructuras sociales, siempre aspiraron a ideales eurocéntricos. Se nos trató de incorporar esta idolatría hacia lo extranjero y, en consecuencia, el rechazo a nuestras raíces. Vemos cómo lo que somos se asocia siempre con lo viejo, con lo que se debe dejar atrás.
19
Todo eso nos hace entender que estamos lejos de lo que Argentina busca como país, que es el progreso. Nos definen como peruanos, paraguayos o bolivianos sin considerar la violencia que esto implica. Por eso pasamos años, quizás una vida entera, negando una parte de nosotres. Ocultamos apellidos, familiares e intentamos atenuar nuestros rasgos y disimular al punto de desaparecer aquella cultura que habita en nuestras familias desde que nacimos. Y de golpe nuestro cuerpo nos vuelve a poner los pies sobre la tierra, ese que alguna vez tanto menospreciamos ya no aguanta más. Es comenzar un proceso del que ni sabíamos su existencia, porque la violencia es tan silenciosa y pasiva que ignorábamos que alrededor nuestro había personas que sufren lo mismo. Es reconocer la agresión vivida generación tras generación y hacer de la presión ejercida, sobre nosotres y nuestros ancestros, la resistencia. Entender que el desprecio interno no nos es propio, sino que el problema persiste porque convivimos en una sociedad racista con ideales que están más allá de nuestras tierras y nuestros cuerpos. Somos la casa donde nos criamos, las tradiciones de nuestros familiares y las enseñanzas de nuestras amistades. También todo aquello que alguna vez quisimos borrar para pertenecer y despegarnos de nuestras raíces. Portamos una historia con sus bailes, sus comidas y su territorio. Somos una fusión del campo y la ciudad, y es un privilegio poder enorgullecernos y conocer nuestra ascendencia. El señalamiento nos obliga a repensarnos en el proceso de entender por qué venimos de donde venimos y por qué somos quienes somos. Es necesario redescubrirnos en cada tradición que nos representa, y que se valoren nuestros orígenes y saber que tienen mucho para aportar a una sociedad hegemonizada. Es esa vergüenza y el silencio de la memoria colectiva lo que debe transformarse en aquello que nos represente con orgullo y que recupere lo originario, para que nuestras raíces no sean solo una burla racista de la sociedad. Aunque intenten borrar
20
nuestra historia, nos ubiquen en lugares de inferioridad y quieran arrancarnos de raíz, cueste lo que cueste, siempre resistimos.
: n ó i c a z i n o l o c s e d e a t L n e i d n e p o t n u s a un
re el uista -sí sob q n co la re sob udio a les enseña lanes de est p s lo n e les niñes se s mo o exad, scindible n iento’- ni ve re lid m p ri ia b n im u lo s sc E co e s. ‘d o vo o la l, porque n ueblos nati el emos dejad ción forma utores de p o, es decir, Latina no h ca a u n m d e ca lis e n ri e é ia e ti n d m e a lo A u En pa el co stem za q la enseñan uirles del si mismo que cuando Euro a cl 2 lo d l 9 a s a e 14 ci n a n o re b e n n sp e ó ió qu meno menz e una cuest anizó el rico que co debería ser considerars i nces, se org n , to hecho histó n ir n e e n rt a e ti p d n . a m ir co . A part para co n su histori Riveeales de ese nos invadió que lacionado co el y la socióloga Silvia rno a los id n re e to a lo n e o rm l d ia fo to d la dy ormar Duss poder mun era fo Enrique e la socieda sario transf d sf so ce e n e ló ó n fi sa ci l s e a E e e iz e d n u scoloan q parte te. La orga anzar la de nqui plante ra hisbitantes es lc a a ca st h r e si s e u u d n C su o r a p ra ila s ara ntado l asim percibimo de educar p r al estudia delimitó. A escubrira a v e n ‘d n ti ó s a n e ci ll a m ce e iz la r in n o n a los stá e ado p que la colo estros pone llegar . La clave e u ocidio, llam n n su n ó e e e ci d u g a l q s iz a ta re n y e e sanfías, s sab toria desd o de toda la n olvidar lo r autobiogra rg a ro ca liz ie e a ic rs h re s ce a o a rse los os y h miento’, n XIX a reconoce genealógic s. s n lo o a g le ri z o si a l ie in rb e p á g n m ri e e bida», idas «Así pueblos o les habita. as consegu al naciingida o reci ci e fr n u so e in q a l d p n re ia n e g n p ro lo e ie Las ind de herida co político y d nos, momentos el estatuto noamerica ti la s nqui. le lo ideal a n o cambiaron centrismo ivera Cusica estrucdos naci R ro s a u a n st L e ú E l . g e s to d se lo n e ra ie gue nsam complemiento d nuestra superar la ce e permita asimilar la izaron el pe r n ra ta a lo a P o b e sc rr e a d ás de ron n qu pero no e, porque m rios fuea educació ienes quisie a rt n u a in u q p g a r s ri rí o o o p se s m s a lo so d que pueb n para turas da ltural de la no bastaro uciones ecieron: los r it cu n o st a d d in a a rm s iz e jid n la p y lo d so co de ho ema eduidentida ase del sist os de proce ismo. dos y al día b ñ a tr a iz n la e 0 e ce n 0 e 5 sd ro g e u o e D ria. nalidad, o el ron hom ís cada 12 diluir nuestra histo fomentand do de nacio a ti p n n e u ro se g l st si e e s r u a n e nos o en amplia educativ sa parte qu estran la se debería e os a pensarl u a o m m v d e ti e n ta u n ca q te e s se d Si nos os escolare os ver repre lmense hacen act así podríam o algo tota m co s le ra de octubre u bar. cult ano quisieron ro de grupos íces. De la m s ra s ra st existencia e u n eran salvaje osotres y a les natives te ajeno a n e u ía q e d a z su compañ señan bal Colón y viene la en o ad st lid ri C ia n s e lo n co a quie ro a la e P r. a lv sin cultura sa y encargó zar, educar l Estado se E s. la e u debían civili sc se la pena emos en la res que vale e b sa s no solo la v lo y s a las r los temas oces nativa v e d a de establece m ci n se puso por e ue instaló e aprender, y e manera q d s, o e p ro l. a s eu ción nacion de los paíse gran aspira o los contenim e d co io te b n m ca l e horizo n e visión nfocarnos o impuso su m is Debemos e tr n ce és de los vos. El euro tarlo a trav re rp te dos educati in a e lo origi, nos obligó casionó qu o y a e p del mundo ro u esarrollo, la cultura e pensar el d ra a p cánones de ta n e na. Ni a tome en cu mérica Lati A n e s nario no se a ci n cia y las cie la democra
21
Marea de talles
Al clóset de la gordura no volvemos nunca más Subiste de peso, ¿no? Se te nota en los cachetes, deberías empezar el gimnasio para bajar esos rollitos, te quedan más ajustaditos los jeans, eh. A lo largo de nuestra vida nos atraviesan frases cargadas de estereotipos y prejuicios, de manera que el término ‘gordo’ se volvió un insulto que deja heridas en cada persona que lo recibe. Vivimos en una sociedad en la que lo delgado se relaciona con lo perfecto, mientras que los cuerpos que no se adaptan a los estándares impuestos son considerados insanos, incapaces, feos, descuidados y no deseados. Frente a esta situación, en la década de los 70 comenzaron las primeras luchas para hacer valer la multiplicidad de cuerpos que existen e intentar derribar la mirada que asocia lo bueno con lo flaco. El activismo gorde es un movimiento que inició en Estados Unidos y se difundió a otros puntos del mundo; en nuestro país se vieron las primeras banderas de esta corriente en 2010. En aquel momento inició una militancia que, según Laura Contrera en Cuerpos sin patrones, trabaja «para la formación de un entramado complejo de resistencia crítica a los encuadres patologizantes que persiguen nuestros cuerpos desde diversas miradas». En cada espacio que habitamos circula el discurso de que el exceso de peso es sinónimo de enfermedad, pero la mayoría de las veces termina siendo una crítica a las corporalidades no deseadas. Estos comentarios buscan transformarnos sin atender verdaderamente lo que tenemos que atravesar les gordes. Así, la gordofobia termina disfrazada de una supuesta preocupación por la salud. La activista y
22
modelo de talla grande Florencia Alegre opina que «no tratan los problemas que tenemos, sino que nos mandan a bajar de peso. Existen tantos maltratos que pasamos por situaciones inhumanas, como por ejemplo, tener que ir a un zoológico para hacerte una radiografía porque la maquinaria que hay no aguanta determinado peso». ¿Por qué algunos cuerpos deben ser tratados de manera inhumana? ¿Hasta cuándo vamos a idealizar algunas figuras mientras otras son ocultadas y excluidas del sistema? La problematización, la aceptación y la resistencia dentro de la diversidad de cuerpos no implican promover la obesidad, sino que, por el contrario, se intentan garantizar el derecho básico a existir libremente con una figura gorda. Sin embargo, se vuelve una tarea difícil en una sociedad que excluye lo que se escapa de la norma e intenta ocultar las necesidades que presentan los cuerpos no hegemónicos. Una de las luchas más frecuentes que involucra al activismo gorde es la de fomentar la variedad de talles en todas las tiendas del país. Comprar ropa se vuelve una tarea complicada porque no siempre hallamos lo que queremos: ya sea por el tipo de prenda, la calidad, la comodidad, el precio y/o el stock disponible. Pero el mayor obstáculo aparece en la talla, ya que encontrar una medida que se adapte a nuestras figuras se transforma en toda una
odisea. La variedad de locales y marcas no suele ir más allá del estándar, lo que dificulta aún más conseguir esa remera o ese pantalón que tanto deseamos. La necesidad de que existan talles para todes busca cubrirse con la ley 27.521, mejor conocida como Ley de Talles, que en su artículo 1 promueve «establecer un Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria (SUNITI), correspondiente a medidas corporales estandarizadas». En otras palabras, se trata de confeccionar una tabla unificada que contemple proporciones reales de habitantes de nuestro país. Aún así, actualmente el talle único se continúa imponiendo en la mayoría de los locales y deja fuera a miles de cuerpos, de manera que el movimiento colectivo se vuelve vital para que ocurra un cambio. Si vemos constantemente que solo existen determinados talles, pensamos que la única posibilidad que tenemos para vestir es esa. Pero si deconstruimos esta idea, ayudaría a validar que hay otras maneras de existir y que no hace falta regirse por lo normativo e intentar encajar. Entre la multitud de corporalidades diversas que habitamos el mundo, ¿hasta cuándo se van a imponer modelos únicos e inalcanzables de belleza? A partir de las luchas que nos unen, pretendemos incentivar la reflexión sobre los estigmas y estereotipos, con el objetivo de alcanzar la aceptación y el respeto colectivo a nuestros cuerpos.
23
2