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MAS ALLÁ DE LA SOSTENIBILIDAD DAVID COHN *

La cultura arquitectónica de España en los últimos 20 años de auge y caída ha sido una importante incubadora para un cambio de visión paradigmático en la profesión, un proceso en el que la arquitectura de Iñaki Alday y Margarita Jover, con su firma aldayjover arquitectura y paisaje, ha desempeñado un papel pionero.

Durante los años de auge, el interés por la arquitectura se centró principalmente en el formalismo icónico e inventivo ejemplificado por el Guggenheim de Bilbao de Frank Gehry, inaugurado en 1997. Pero esta euforia creativa quedó en ruinas morales debido al desplome de 2008 y a las revelaciones de gasto excesivo, mala gestión y corrupción por parte de muchos políticos involucrados en la construcción pública, exponiendo una cultura de ostentación y exceso en la que la arquitectura de la era Guggenheim estaba inexorablemente implicada. A raíz de esa desilusión, la búsqueda de la novedad formal ya no podría sostener por sí misma a la arquitectura en su aspiración de abordar el bien público, de trabajar para mejorar y humanizar la vida cotidiana, un objetivo, diría yo, que ha sido la motivación fundamental de la innovación arquitectónica desde los orígenes del Movimiento Moderno en el siglo xviii.

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Han pasado catorce años desde 2008, pero la profesión en España aún tiene que recuperar un nivel normal de actividad, y muchos de sus miembros más talentosos, entre ellos Alday y Jover, han encontrado sus mejores oportunidades en el extranjero. Pero el final del período de plenitud también ha sido un tiempo de reflexión, investigación y desarrollo de estrategias alternativas, especialmente para una nueva generación de arquitectos que ha alcanzado la madurez antes y durante la crisis. Estas nuevas iniciativas han explorado temas de sostenibilidad, ecología ambiental, enfocándose en los problemas locales e inmediatos dentro de una comprensión global de las cuestiones en juego, en oposición al enfoque hambriento de medios de los constructores de íconos. Los arquitectos se han unido a activistas de barrio en proyectos tales como jardines comunitarios, espacios culturales alternativos y esfuerzos de planificación participativa. Han desarrollado nuevos y radicales enfoques para la reutilización adaptada de los edificios existentes en respuesta a los principios de la práctica sostenible. Ha habido exposiciones que exploran sistemas de construcción alternativos y materiales de culturas tradicionales de todo el mundo. Otros han desarrollado métodos que incorporan Big Data en el proceso de diseño y los problemas globales que esto puede abarcar.

Mucho antes de la crisis, sin embargo, aldayjover comenzó su práctica con lo que podría denominarse engañosamente como proyectos de “paisaje”, como en su Recuperación de la Ribera del Gállego en la ciudad de Zuera, en Aragón (1996-2001), pero que de hecho anticipa muchas de estas preocupaciones, y ofrece el primer perfil completo del paradigma emergente que los une en una visión coherente y renovada de la arquitectura y su papel en la cultura y la sociedad. Su trabajo ya no está estrictamente conte- nido dentro de los límites conceptuales del edificio individual o proyecto como objeto principal de diseño y estudio. En cambio, su atención se ha desplazado hacia una visión global del hábitat, del medio ambiente y su combinación de características urbanas y naturales, como el verdadero campo de acción para la arquitectura y sus ambiciones.

Como consecuencia, por un lado, sus edificios pueden entenderse casi como equivalentes al papel que juega el mobiliario de uso público en el diseño de una plaza urbana. Esto es evidente no sólo en los diversos pabellones del Parque del Agua de Zaragoza, por ejemplo, que son subsidiarios de los objetivos más amplios del diseño del parque en su conjunto, sino también en encargos específicamente de arquitectura, como el Centro Cultural El Molino, en el que la nueva estructura se concibe en relación con el molino original y el contexto circundante, y asume un protagonismo modesto, estableciendo un diálogo tranquilo con sus alrededores. Los edificios en ambos casos se vuelven funcionales, elementos mínimos concebidos en términos de un marco de referencia más amplio.

Por otro lado, y lo que es más importante, este enfoque implica que el verdadero tema o responsabilidad de los arquitectos de hoy se encuentra en el medio ambiente, el entorno habitable y el espectro completo de cuestiones en juego en su mantenimiento y la adopción a las necesidades humanas. Este principio ha llevado a aldayjover desde los límites de comisiones específicas a abordar asuntos más amplios que surgen en el curso del estudio del problema en cuestión. Ejemplo de ello es su proyecto para Zuera, donde sus estudios para un modesto anillo taurino acabaron llevándoles a organizar un nuevo parque a orillas del río, con un diseño innovador que se adapta, en lugar de resistir, a las inundaciones estacionales. Esto, a su vez, los llevó a un nuevo plan de desarrollo para la ciudad, a una limpieza ambiental y a nuevas medidas de tratamiento de las aguas residuales, que dieron como resultado un plan coordinado que estableció una nueva relación positiva entre la ciudad y su río (incluyendo un anfiteatro que sirve a otros usos además del toreo, y que está diseñado para inundaciones periódicas).

Alday explica: “La idea era reunir a todos los participantes, cada uno con sus intereses. La ciudad quería su plaza de toros. La autoridad de la cuenca estaba preocupada porque el río estaba erosionando las orillas de la ciudad. Y los ecólogos querían limpiar el río de basura y aguas residuales sin tratar. Al reunir a estas diferentes partes interesadas, recibimos el apoyo de la Unión Europea y la inversión final fue de 2,5 millones de euros, en lugar de los 250.000 iniciales. Y esto permitió resolver muchos problemas en lugar de sólo uno”.

El caso de aldayjover respecto al papel de la arquitectura en la resolución de problemas territoriales puede entenderse como un intento por rescatar el hábitat vivo de la gestión técnica descoordinada y ciega del planificador, el sociólogo, el ingeniero civil, el científico ambiental, etc., en la medida en que dichos profesionales, en sus metodologías racionales y científicas, tienden a objetivar y cuantificar el hábitat en el sentido definido por Martin Heidegger en su ensayo, “La pregunta por la técnica”, que identifica una forma de pensar en la que, por ejemplo, un lago se convierte en nada más que una cantidad cuantificable de agua almacenada, un “recurso”.1

Todos estos especialistas son necesarios para resolver problemas a escala territorial, pero no son suficientes en sí mismos. Al igual que en los oficios de la construcción, los arquitectos no son sólo coordinadores de diferentes especialistas.

Ellos traen a la mesa los valores humanistas de la cultura arquitectónica, su conciencia de la historia, su sofisticación en el pensamiento visual, espacial, comprensivo y asociativo o poético, y su plena participación en las preocupaciones culturales e intelectuales en el sentido más amplio.

En el enfoque inclusivo de aldayjover ante el diseño, el hábitat ya no es la tabula rasa del técnico. Es un palimpsesto repleto de vestigios de las interacciones de la historia y la cultura humanas con el hábitat natural y las circunstancias geográficas. Cualquier intervención nueva simplemente se une y modifica esta historia natural y cultural acumulada. La planificación territorial se transforma así en la actividad cultural que siempre ha sido, aunque con mucha frecuencia realizada inconscientemente. La memoria, la historia y los valores culturales son inseparables, no solo en la literatura o las artes, sino también en el paisaje.

Territorio del río Ter. Receta de la paella de arroz de Pals en la exposición Foodscapes. Bienal de Arquitectura de Venecia 2023

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