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Diagonal Verde

Morfología de Barcelona, una ciudad geográfica

La fundación de la Barcelona romana apostaría por la instalación de la ciudad en una llanura de suave pendiente orientada hacia el sudeste y rodeada en sus cuatro costados por elementos geográficos importantes. Al sureste el mar Mediterráneo, al nordeste el río Besòs, al suroeste el río Llobregat y al noroeste las montañas del Collserola. Actualmente el área metropolitana tiene 3,5 millones de habitantes, aunque la municipalidad concentra 1,5 millones en tan sólo 100 hectáreas, siendo una de las ciudades más densas de Europa y sin apenas parques.

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Crecimiento de la ciudad y el plan del ensanche de Ildefons Cerdà

Barcelona se fundó como Barcino entre el 15 a. C. y el 10 a. C. tomando la forma urbana de castrum inicialmente, y de oppidum después. Esta configuración permaneció casi intacta durante la Edad Media y con muy pocos cambios hasta llegar al siglo xix durante el cual la ciudad se fue densificando hasta convertirse en una metrópoli insalubre con altas tasas de mortalidad. A pesar del pujante dinamismo económico que atraería inmigración del campo, la ciudad no pudo derribar sus murallas y expandirse hasta las últimas décadas del siglo xix debido a razones políticas. En el momento en el que la extensión fue posible, la ciudad emprendió un rápido crecimiento con el ‘Plan del Ensanche’ de la ciudad sobre una llanura esencialmente agrícola y casi carente de construcciones. Ildefons Cerdà acuñó la palabra ‘urbanización’ en su tratado ‘Teoría General de la Urbanización’, y planteó para Barcelona una malla cuadrada regular de 100 metros de base y viales de 20 metros de ancho con la excepción de 5 viales de 50 metros que llamaría ‘vías trascendentales’: el Paseo de Gracia, la Gran Via de les Corts Catalanes, la Diagonal, y las dos últimas eminentemente geográficas: el Paralelo y la Meridiana, cuya lógica intersección a 90 grados coincide en un punto del puerto donde se sitúa un reloj que denota su posición territorial.

Muy a pesar de que la Barcelona contemporánea esté hiperdensificada, el plan del Ensanche preveía más de la mitad de su superficie para zonas verdes públicas, donde las ‘vías trascendentales’ pretendían “conectar la ciudad con el mundo”.

Con la llegada del siglo xx, la malla permitió acomodar sin dificultad una densidad cada vez mayor –eliminando la zona verde prevista– y los viales planeados para modos de transporte primigenios acabaron cediendo al dominio hegemónico del automóvil. La ciudad quedaría atrapada de nuevo –ya no entre murallas–, sino dentro de sus límites geográficos, con altas tasas de polución ambiental y muy pocos espacios verdes. Las ideas del plan del Ensanche de Barcelona de Ildefons Cerdà (1860-70) serán críticas en la concepción del parque, especialmente en referencia a sus vías trascendentales.

Planes y proyectos urbanos entre 1888 y 2018: De la ciudadela al parque de la Diagonal verde

Históricamente, Barcelona ha sabido desarrollar planes urbanos en el momento adecuado para aprovechar inversiones públicas y privadas asociadas a eventos internacionales. Estos eventos fueron entendidos por la emergente burguesía industrial como oportunidades para invertir su capital no sólo para su beneficio económico, sino también para la mejora de la ciudad. La burguesía había desarrollado habilidades financieras necesarias para desarrollar urbanísticamente el Ensanche de Barcelona, y empezaba a estar lista para seguir invirtiendo en nuevos proyectos. La secuencia de eventos de las Exposiciones Internacionales de 1888 y 1929 fueron la prueba de ello. En 1888 se transformó la ciudadela militar en un parque urbano con diversos equipamientos, el Parque de la Ciudadela. En 1929, se edificó el recinto ferial a los pies de Montjuïc y cerca de la plaza de España.

Después del inestable período de los años treinta con crisis sociales, económicas, y políticas en el mundo occidental, España queda sumida en una guerra civil (1936-39) y la posterior dictadura de 40 años que se solapará con la segunda guerra mundial. Al morir el dictador en 1975 y tras un periodo de transición, se reinstaura la democracia incluyendo los estatutos de Autonomía que agruparían provincias con entidad regional histórica propia, incluyendo al Gobierno Autonómico de la Generalitat de Catalunya (Barcelona). En este contexto político, la ciudad de Barcelona, en alianza con una dinámica clase política y la escuela de arquitectura de Barcelona, prepararía planes de renovación urbana para conquistar el espacio público como ámbito fundamental de todos los ciudadanos; un espacio que bajo la dictadura fue entorno de opresión, donde no era posible la opinión y el libre albedrio.

Los planes y proyectos se materializan en las primeras décadas de la democracia bajo la idea de ‘monumentalizar la periferia’, construyendo plazas exquisitamente diseñadas en todos los barrios, pero también dibujando planes más ambiciosos de reforma de la ciudad entera, incluida la ciudad antigua.

Gran parte de estos planes se cristalizarán tras la oportunidad de los Juegos Olímpicos de 1992, bajo el liderazgo del arquitecto en jefe de la ciudad, Oriol Bohigas y el alcalde Pasqual Maragall. Este evento catalizó nuevamente las inversiones necesarias para la apertura de la ciudad al mar, la reorganización de la movilidad rodada con los cinturones de ronda, la puesta al día de la ciudad antigua con la renovación de los espacios públicos del barrio gótico y del raval, y la consolidación de las plazas de los barrios de la periferia. Se trató de una operación urbanística de pequeña y gran escala que ha sido mundialmente estudiada y evaluada principalmente como exitosa. Después de 1992, el siguiente gran evento fue el ‘Fórum de las Culturas’ (2004), que con ciertas dificultades y quizás algunos desaciertos, permitió desarrollar la llegada de la avenida Diagonal hacia el mar, y el último tramo de playas desde la Vila Olímpica hasta el río Besòs incluyendo su restauración ecológica.

ESQUEMA ÁREAS DE PAISAJES

ESQUEMA DE CONECTIVIDAD

ESQUEMA EJES CÍVICOS

ESQUEMA SMART

ESQUEMA DE VEGETACIÓN

Los ejes cívicos transversales

El visitante que llegue al nuevo Parque de la Diagonal Verde en tren desde otras latitudes, pedaleando desde la montaña, o andando desde la propia ciudad, experimentará como la vieja cicatriz de hierro ha dado paso a una alfombra verde de bienvenida, donde los barrios colindantes ven reflejadas sus identidades. Los barrios que se suceden de Sant Andreu a la Sagrera no han tenido jamás relación con las zonas de Sant Martí y Bon Pastor. Ahora es el momento de ligar, de unir ciudadanía, y hacer que el parque sea además de un punto de encuentro, una costura de comunicación. El diseño se apoya en las alineaciones de estos tejidos que van, desde la trama ortogonal del Ensanche en el ámbito de Bac de Roda, al tejido de Sant Andreu, Sant Martí o a las nuevas ordenaciones que conforman los nuevos tejidos limítrofes. Se establece un sistema de caminos transversales, rectos, estrechos y con bordes paralelos -a la manera de la estructura de una espina de pescado-, prio- rizando la funcionalidad y la conectividad. Nueve ejes cívicos clave a través de los cuales el parque interactuará participando activamente en su repotenciación socioeconómica: La Diagonal Verde - Parque del Camí Comtal - Las Glorias - CiutadellaMar; el eje histórico Camino de Sant Martí de Provençals - Gran de Sant Andreu; el eje social Pegaso - Sant Martí; las Ramblas Onze de Setembre - Prim; el eje cultural de Fabra i Coats; los Forums de Sant Andreu - La Maquinista; el eje de patrimonio moderno del GATEPAC; la cadena de aguas del Rec Comtal - La Trinitat; y el corredor Cami Comtal - Besòs - Pirineu Comtal.

Los juegos infantiles

El Parque de la Diagonal Verde pretende construir el paisaje cultural en un palimpsesto de elementos naturales y artificiales. Las áreas de juego para todos los públicos serán piezas estratégicas para consolidar la vinculación del tejido ciudadano con la nueva infraestructura y la oferta de usos. Durante toda la longitud del parque y espaciadas aproximadamente cada 400m, se instalarán estas áreas de juego entendidas como espacios-hito, que propondrán juegos singulares para la interacción colectiva. Cada área de juego dispondrá de un diseño específico, incorporando toboganes, tirolinas, areneros, espacios para esconderse o escalar, piezas de interacción digital, elementos gráficos, elementos para hacer estiramientos o diferentes tipos de ejercicio físico, así como espacios de descanso, fuentes para beber o lugares a la sombra y al sol. Para reforzar el concepto de continuidad proyectual de estas áreas de juego en todo el parque, los diseños exhibirán un mismo lenguaje y materialidad. En lo que respecta al vallado de protección para las zonas infantiles, se ha procurado trabajar con estrategias topográficas y paisajísticas, de cara a minimizar el efecto de encierro, sustituyéndole por la sensación de estar jugando en plena naturaleza sin renunciar a la seguridad.

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