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Planta de Energía y edificios de infraestructura

El proyecto para el Parque del Agua –realizado en la ciudad de Zaragoza, España, en el marco de la Exposición Internacional de 2008–, no sólo debió dar respuesta a importantes desafíos de índole territorial y paisajístico, sino que también debió conciliar en sus estructuras generales la transición necesaria entre los complejos sistemas urbanos del colindante y densificado barrio de Actur, y las características más naturales presentes en el meandro de Ranillas. Para conseguir esta ambiciosa meta, el proyecto para el Parque del Agua previó una progresión acompasada entre ciudad y río que comenzará en la avenida de José Atarés –un vial que antes de la intervención será frontera axiomática entre aquello artificial y aquello más natural–. La línea divisoria de la antigua avenida Atarés bautizada como el boulevard de Ranillas pasará a entenderse como franja urbana ancha de unión permeable. Un espacio umbral de escala monumental para entrar al Parque del Agua desde la ciudad que estará conformado por tres elementos: una estructura arbórea que anticipa el bosque plateado del Parque del Agua, un gran canal de agua de 25 metros de ancho que se cruza a través de puentes flotantes y una ordenación urbanística de trazado geométrico afín al barrio que, sin embargo, se desalineará de la calle albergando edi- ficios –como la Planta de Energía y centro de videoarte– con fachadas tanto al parque como a la ciudad.

En este nuevo contexto urbanístico se construyen de norte a sur, los edificios de infraestructuras del parque y del meandro, la comisaría de policía, un supermercado y las oficinas de la Exposición Internacional y la Secretaría del Agua de las Naciones Unidas. Dentro de este nuevo umbral edificado en el vértice norte del meandro, destacará la implantación de una secuencia de tres edificios de servicio para el Parque del Agua: la Planta de Energía y centro de videoarte, la Subestación Transformadora (SET) y el Edificio de Cabecera para la gestión del parque. Todos ellos dedicados a la generación y transformación de la energía, o bien a la captación y gestión del agua del río Ebro, que abastecerá y garantizará el correcto funcionamiento del parque. La disposición de esta triada infraestructural construirá buena parte de la fachada del parque, además de instaurar algunos de los primeros volúmenes edificados en una de las entradas más estratégicas de la ciudad.

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El alto nivel de exigencia técnica que ameritan instalaciones de este tipo habitualmente haría pensar en una ubicación periférica, al margen de los circuitos urbanos, y previéndoles más bien en un entorno industrial o diseñando estrategias de ocultación que limiten el acceso visual y físico de la ciudadanía ante estas infraestructuras. En lugar de esto, se opta por no esconderlas, dotándolas de urbanidad y manifestando una voluntad clara de visibilidad, tras asumir que su presencia es ineludible y que la inundabilidad del emplazamiento impedirá cualquier maniobra de ocultación bajo tierra. Así pues, los tres equipamientos infraestructurales se disciplinarán dentro de la ordenación volumétrica general y, al mismo tiempo, se les hará mínimamente comprensibles mediante la posibilidad del acceso público y la expresión de su funcionamiento hacia el exterior, en un alarde de transparencia no literal del contenido y del funcionamiento de las piezas.

El edificio de la Planta de Energía (District Heating and Cooling, DHC) se plantea como una central de trigeneración que se ocupará de suministrar frío y calor a todos los nuevos edificios del meandro de Ranillas, además de cogenerar electricidad que acabará vertiéndose a la red general. Todas estas características programáticas acabarán por concretar el carenado de un programa de gran complejidad y con importantes requisitos de seguridad y aislamiento. Su ubicación entre el Parque del Agua y el vecindario del Actur, muy cerca del río, definirá su papel como instalación pública descubierta a la ciudad, sin fachadas traseras o patios de servicio. La voluntad de convertir a este equipamiento en un ligamen entre las entrañas del parque y la ciudadanía se trabajará a partir de dos estrategias: primero con la generación de un itinerario interior de interpretación seguro para visitantes, y segundo, con la incorporación de un programa público de videoarte. Los requisitos técnicos de la planta de energía obligarán a la construcción en hormigón “in situ”, tanto por cuestiones relativas a la seguridad, al aislamiento acústico y a las exigencias estructurales.

La Planta de Energía se compone de un gran depósito semienterrado de agua (11.000 m3) y un cuerpo adyacente con la maquinaria. En la planta sótano –2 se ubican las bombas, en la baja los transformadores eléctricos, motores y “chillers”, en la segunda, el control y las calderas (5 unidades de hasta 60 toneladas cada una). El edificio es de hormigón visto y tintado de color negro al interior y al exterior, con estructura de piel portante de 30 cm de espesor. El acabado exterior se resuelve con una fuerte textura grecada que deja en segundo plano los despieces de los encofrados y las imperfecciones. El color negro matiza los contrastes de luz y sombra y hace más compleja y cambiante la textura final.

El interior será finalmente visitable mediante recorridos públicos en entreplantas, definidos por un criterio de color según el tipo de energía, en contraste con el negro de las salas de maquinaria. En la cubierta ligera de la sala de calderas construida con policarbonato ondulado –definido así por razones de seguridad ante el riesgo de detonaciones y escapes de gas–, una matriz de leds permitirá generar secuencias de imágenes que proporcionarán una transparencia digital y no literal de su contenido y funcionamiento.

Esta gran superficie de video de 20x20 metros se completa con otra a nivel del suelo (4 metros de altura y 30 metros de largo) con las mismas características. La central informará al software de video del tipo de energía producida y sus proporciones a lo largo del día y de las estaciones, controlando las imágenes de video arte, obra de la artista Eulàlia Valldosera. Por la noche, cuando el edificio está cerrado al público, el edificio negro desaparece y las imágenes de la obra de arte en los paneles de policarbonato al aire libre adquieren su autonomía flotando entre los árboles del Parque del Agua. Se agregarán nuevos videos a la colección que serán proyectados en festivales y eventos. Entre las piezas de videoarte, la fachada mediática informará de manera continuada sobre la producción de energía y el rendimiento de la infraestructura, haciéndola responsable públicamente. El edificio original de hormigón se convertirá ahora parcialmente en transparente, en una suerte de obra experimental que utilizará procedimientos digitales, no materiales, para expresar y comunicar las producciones en marcha.

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