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Fe en acción
Fe en acción
La fe de Uno se quedó, otro se fue nuestros padres*
Ambos muchachos permanecieron en la solemne ceremonia bautismal, entusiasmados al contemplar el paso que darían pronto. No obstante, ¿qué haría que Alvin, el mayor, se quedara, mientras que Frank, el menor, se alejara?
El pastor Riley S. J. Caesar estaba llevando a cabo una serie de reuniones de evangelización en una pequeña comunidad rural de Guyana, en Sudamérica. Alvin y Frank recibieron la invitación de asistir. Era fines de 1959, y Alvin recuerda vívidamente que era un miércoles de noche. Los jóvenes, que ahora tienen 79 y 75 años, cuentan del fervor con el que el pastor dio el mensaje que aún repercute en sus mentes como una vieja y sonora campana.
Frank recuerda el lúcido mensaje que distinguía a los adventistas de los Hermanos Cristianos, la congregación a la que asistía en ese entonces. Los adventistas observaban el sábado. Ese mensaje lo intrigaba.
EL CAMINO DE ALVIN
¿Por qué Alvin siguió siendo adventista? Él mismo responde: «Estaba bien preparado para la vida adventista» y acto seguido rememora afectuosamente los esfuerzos de Caesar por asegurarse de que los futuros miembros recibieran una perspectiva teológica completa de esta nueva iglesia. Aunque Alvin estaba comenzando su nuevo camino, se había encontrado con la enseñanza del sábado de una manera extremadamente insólita.
Cuando se le preguntó dónde aprendió por primera vez sobre el sábado, su respuesta fue una carcajada: «Con mi maestro de la escuela dominical». Había corrido a su casa para contarle a su familia que el maestro le estaba enseñando sobre el sábado. La respuesta que recibió de su tía lo confundió: «¡Tiene razón!» Dado que su tía también guardaba devotamente el domingo, Alvin se quedó con muchísimas preguntas. ¿Por qué esos dos modelos en su vida lo animaban a guardar el séptimo día como día de reposo, mientras seguían guardando fielmente el domingo?
Su tía recibió en cierta ocasión una invitación de «los adventistas» y decidió enviar a todos los niños, pero ese sábado de mañana, Alvin deliberadamente
Cortesía de Messenger
amarró una de las vacas más fuertes con una soga podrida. Al enterarse por Alvin de que una vaca se había escapado y que esta podía dañar las cosechas de los agricultores, la tía lo envió a buscar la vaca.
«Sabía dónde estaba la vaca. Ruby estaba cerca de la casa», recuerda Alvin quien había pasado todo el tiempo de la Escuela Sabática observando cómo Ruby pastaba tranquilamente. Estaba confundido por los mensajes contradictorios que recibía, y así fue como respondió su cerebro adolescente.
El sábado 26 de diciembre de 1959, tanto Alvin, que es mi padre, como mi tío Frank fueron bautizados. La iglesia no tenía bautisterio, por lo que fueron sumergidos en un canal. ¿Qué hizo que mi padre Alvin permaneciera en la iglesia? Papá recuerda que él y su hermano asumieron cargos importantes en la iglesia. Él se convirtió en líder de jóvenes a los dieciocho años. «El pastor nos apoyó y orientó, teniendo en cuenta que éramos nuevos conversos», dice.
Asimismo, papá cuenta que dio estudios bíblicos a otros candidatos
poco después de su bautismo, lo que fomentó su amor por la Palabra y reforzó las doctrinas bíblicas que había estudiado durante la clase de miembros nuevos. Los alentaban a que invitaran a otros a las campañas de evangelización, y Alvin fue a buscar a amigos de aldeas alejadas y los transportó en su bicicleta. El pastor Caesar lo había convencido de que la Gran Comisión de Mateo 28 no solo tenía que ser memorizada sino también vivida.
Poco después, Alvin procuró alzar a la hijita del pastor en la iglesia. Para su sorpresa, la niña era mucho más pesada de lo que parecía. Su familia era vegetariana, y como le habían dicho que los vegetarianos eran débiles y escuálidos, quedó atónito. Aprendió que el vegetarianismo y la fuerza no eran excluyentes. Se propuso entonces seguir la dieta del Edén. Aunque enfrentó muchos desafíos para sostenerla, siguió siendo vegetariano.
EL CAMINO DE FRANK
El tío Frank también dio estudios bíblicos a los nuevos conversos y participó de las actividades de la iglesia. No obstante tiempo después eligió una vida de hijo pródigo. Evitaba visitar a sus familiares para que no lo amonestaran por su vida licenciosa. ¿Qué hizo que Frank se alejara del camino? Aunque se apartó de su nueva fe, alcanzó logros académicos y se involucró en política. Fue el embajador más joven de su país, y el primer embajador residente en Cuba. También fue Ministro de Información, representando al entonces presidente de Guyana, Forbes Burnham, en muchos encuentros diplomáticos. Durante esos años, asistía a la iglesia solo para funerales, bodas y dedicaciones de niños. Había perdido el «primer amor» que menciona Apocalipsis 2:4.
Para cuando yo nací en 1979, el tío Frank era muy conocido, y a medida que yo crecía, también se incrementaba mi admiración por él. Recuerdo que en el pueblo contaban de sus visitas en un helicóptero que aterrizaba en un campo cercano. Escuché esa historia varias veces, y cada vez que lo hacía, mi gozo y satisfacción aumentaban aún más.
En mi juventud, comencé a comprender las verdades del cristianismo, y mi corazón se sintió apenado por el tío Frank. No era el único: papa oraba por él en el culto familiar.
El Espíritu Santo estaba interviniendo en la vida del tío y comenzó a leer la Biblia y entonar himnos de un himnario que mi madre le había dado. El Espíritu impresionó su corazón, y comenzó a buscar una iglesia. De manera extraña, no eligió una iglesia adventista o la que él frecuentaba antes de bautizarse. Su objetivo era hallar una iglesia donde no sintiera la presión de ser «santo» durante toda la semana.
El trabajo del tío Frank como corresponsal principal de la oficina del Servicio de Prensa de las Naciones Unidas lo llevó a vivir en Estados Unidos, y allí halló una iglesia presbiteriana. Disfrutó de riqueza musical, sermones y hasta de deliciosos bocados, y eso lo llevó a asistir todas las semanas. Lo convencieron de bautizarse como presbiteriano, pero las circunstancias, divinamente orquestadas, lo llevaron a sumarse a su familia en Canadá. Aunque en este país asistió a muchas iglesias, se sintió cómodo solo en la Iglesia Adventista. Al pedir que Dios le diera discernimiento, escuchó que él le decía: «¡Quédate donde estás!» Tomó entonces la osada decisión de rededicar su vida mediante el bautismo. La noticia me llenó de gozo. Después de su rebautismo, recibió material que lo ayudó a comprender plenamente la verdad del sábado. Un amigo le entregó un libro que tenía respuestas a preguntas bíblicas difíciles.
Hoy día, Frank, además de escribir para varias publicaciones adventistas, ha escrito las palabras de un himno que Dios inspiró en su corazón mientras caminaba por un parque un sábado por la tarde. El himno «Me pregunto»1 ha inspirado a muchos músicos renombrados y congregaciones adventistas. El hecho de que nunca había sido conocido por el don de la música es evidencia de que esas palabras fueron un regalo de Dios. Este detalle es interesante ya que al tío le habían dicho desde chico que cantar no era uno de sus talentos.
Hoy en día Frank Campbell cumple la función de anciano en una de las iglesias adventistas de Ontario (Canadá), y dedica tiempo a interceder por sus familiares.
Frank, el que se fue, ha regresado para quedarse. ¡La fe de estos dos hombres ha impactado mi fe!
*Este artículo fue publicado originalmente en Messenger, en noviembre de 2021. Artículo y fotografía reproducidos con autorización.
Blondelle Campbell ha sido educadora durante veinticinco años y es directora de la única Escuela Adventista en Guyana. Tiene dos hijos adultos y le encanta servir a otros en su iglesia local.
Para escuchar
Puede descargar el himno «Me pregunto» en https:// www.adventist world. org/i-ask-myself/ o escaneando el código QR con un teléfono inteligente.