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Mirada al pasado
Mirada al pasado
El rito de humildad:
El desarrollo del lavamiento de pies
La Biblia enfatiza la importancia vital de la humildad (Prov. 16:18; Miq. 6:8; Sant. 4:6; Mat. 11:29), y Jesús lo demostró al lavar los pies de los discípulos. Les ordenó hacer lo mismo (Juan 13:12-17). Como adventistas, practicamos este «rito de humildad» antes de llegar a la Cena del Señor. ¿Cómo descubrimos ese rito?
ENTRE LOS PRIMEROS ADVENTISTAS
Cuando Guillermo Miller predicó sobre el Segundo Advenimiento, se le sumaron ministros de diversas denominaciones. Entre ellos estaba George W. Peavey, quien presentó un informe en una conferencia en Grafton (Vermont, EE. UU.), donde formaba parte de un grupo de personas que se lavaban los pies mutuamente después de la Cena del Señor.1 En 1845, Peavey escribió una carta en defensa del rito de humildad a Joseph Marsh, editor de The Voice of Truth [La voz de la verdad], quien publicó dicho artículo para refutarlo.2 Los argumentos de Peavey eran bíblicos: un cristiano muestra su amor por Cristo mediante la obediencia (Juan 14:15), la orden de Jesús en Juan 13:12-17 es clara y, al practicar ese rito, aprendemos sobre la humildad.
La carta de Peavey y la refutación de Marsh inició la discusión para determinar si el lavamiento de pies es un rito como el bautismo y la Cena del Señor. Los opositores ignoraron las evidencias bíblicas y lo redujeron a un acto de hospitalidad. Un gran cuerpo de adventistas rechazó por completo el lavado de pies en mayo de 1845 porque un grupo de «espiritualizadores», que se veían como ángeles cuyo sexo era irrelevante, lo practicaban entre ambos sexos, o de manera «promiscua». Los primeros adventistas creían que «no tenía base bíblica» y «subvertía la pureza y la moralidad».3
Ese rechazo desafió a los que practicaban el lavamiento de pies para justificar que lo veían como un rito. Enoch Jacobs abrió su periódico,
el Day-Star [Lucero de la Mañana], a esa discusión.4 J. B. Cook respondió a objeciones y escribió que el lavamiento de pies es un «rito», porque Jesús así lo ordenó, al igual que el bautismo y la Cena del Señor.5 O. R. L. Crosier concordó con Cook, y consideró «esos ritos como de igual importancia».6 Jacobs mismo reportó sobre reuniones con el lavamiento de pies y enfatizó que practicaban la «orden de Jesús por tanto tiempo olvidada».7
ENTRE LOS GUARDADORES DEL SÁBADO
Para ilustrar el punto de vista de Elena White de que el lavamiento de pies debía llevarse a cabo dividido por sexos, se cuenta la siguiente anécdota: «El entusiasta hombre se arrodilló ante Elena y le dijo: “El Señor me dice, hermana Elena, que tengo que lavar sus pies”. “El Señor me dice –retrucó rápidamente Elena–, que usted no tiene nada que hacer con mis pies. Cuando me laven los pies, lo hará una hermana, no un hombre”». 8
Cabe destacar que Elena Harmon (más tarde White) mencionó el lavamiento de pies como una característica distintiva de los verdaderos creyentes aún antes de que el tema del sábado como día de reposo se volviera prominente. En su carta a Enoch Jacobs, editor del Day-Star, el 20 de diciembre de 1845, ella reporta su primera visión de diciembre de 1844: «Entonces conoció la sinagoga de Satanás que Dios nos había amado, a nosotros que podíamos lavarnos los pies unos a otros». 9
Los consejos tempranos de Elena White sobre el lavamiento de pies fueron publicados en su libro Experience and Views [Experiencias y perspectivas]. En una visión, Dios había confirmado que debía llevarse a cabo el lavamiento de pies. Mantendrá al pueblo de Dios «humilde y separado del mundo, y también impedirá que apostate». 10 Elena White llamó a los creyentes a seguir el ejemplo de Jesús tanto como fuera posible pero, al mismo tiempo, «debía practicarse con más frecuencia», lo que en sus días significaba más de una vez al año. Debido al prejuicio, al llevar a cabo el rito y traspasarlo a otros, debía realizarse con precaución, autocontrol y sabiduría.
Algunos creían que el lavamiento de pies tenía que llevarse a cabo después de la Cena del Señor, porque en Juan 13:2, la versión del Rey Jacobo dice: «cuando terminó la cena». R. F. Cottrell y W. H. Littlejohn respondieron en detalle, expresando el orden correcto de que el lavamiento de pies precede a la Cena del Señor.11
Informes en la Review and Herald confirman que se practicaba el lavamiento de pies, referido a menudo en plural como «ritos de la casa del Señor», mayormente de noche («cena»). No se llevaba a cabo todas las semanas, sino en los grandes encuentros, como por ejemplo en conferencias, cuando un ministro ordenado se encontraba presente. En la década de 1860, se practicaba cada tres meses, o cuatro veces por año, en «reuniones trimestrales».
ENTRE LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
Urías Smith enfatizó en sus artículos que el lavamiento de pies no tiene que ver con una purificación ritual. La Cena del Señor no tiene que ver con satisfacer el hambre o la sed, y el lavamiento de pies con limpiar pies que están sucios. No tiene que ver con un gesto de hospitalidad, porque las visitas por lo general se lavaban sus propios pies. La acción de Jesús fue completamente nueva y mostró su humildad. Nos dio un ejemplo. El lavamiento de pies es la preparación ideal para la Cena del Señor.12
Este rito se celebraba de noche porque la cena se comía a esa hora. A partir de junio de 1878, W. H. Littlejohn escribió varios artículos sobre el lavamiento de pies. También se refirió al momento de hacerlo. Como Jesús no fijó su ordenanza a un tiempo determinado, Littlejohn sostuvo que la Cena del Señor no tenía por qué llevarse a cabo de noche.13
En la década de 1890, la Review publicó artículos de Elena White sobre el lavamiento de pies. Ella confirmó y enriqueció argumentos
anteriores, e incluso corrigió la comprensión de una comunión cerrada a una abierta, enfatizando que Jesús lavó los pies de Judas.14 En el Congreso de la Asociación General 1980, la Cena del Señor con el lavamiento de pies fue formulada como la Creencia Fundamental 15 (en 2005, pasó a ser la número 16).
1 G. W. Peavey, «Conference at Grafton», Midnight Cry, 1 de agosto de 1844, 22. 2 G. W. Peavey, «Washing Feet», Voice of Truth, 23 de abril de 1845, 29; J. Marsh, «Remarks on the Above», Ibíd., 29-30. 3 William Miller, «Mutual Conference of Adventists at Albany», Advent Herald, 14 de mayo de 1845, 107. 4 Por una lista detallada de referencias en el Day-Star, véase el apéndice en Thomas Eissner, «The Development of the “Ordinance of Humility” in the Seventh-day Adventist Church», monografía de investigación, Universidad Andrews, 2022. 5 J. B. Cook, «To Be Christians, We Must Do the Works of Christ», Day-Star, 1 de julio de 1845, 31-32. 6 O. R. L. Crosier, «Letter from Bro. Crosier», Day-Star, 25 de agosto de 1845, 10. 7 [Enoch Jacobs] «The Meetings», Day-Star, 15 de julio de 1845, 40. 8 Elena White, Manuscript Releases, t. 5 (Washington, D.C. / Silver Spring, MD: Ellen G. White Estate) p. 192. 9 Elena Harmon, «Letter from Sister Harmon», Day-Star, 24 de enero de 1846, 31; Primeros escritos (Mountain View, Cal.: Pacific Press Pub. Assn., 1962), p. 15. 10 Elena White, Primeros escritos (Mountain View, Cal.: Pacific Press Pub. Assn., 1962), p. 116. 11 R. F. Cottrell, «Did Jesus Wash the Disciples’ Feet before, or after, the Institution of the Supper?» Review and Herald, 23 de diciembre de 1858, 36; W. H. Littlejohn, «The Order to be Pursued in the Administration of the Ordinances», Review and Herald, 9 de enero de 1879, 9-10; 16 de enero de 1879, 17-18. 12 Urías Smith, «Conference Address», Review and Herald, 24 de julio de 1856, 93; «Feet-Washing», Review and Herald, 24 de febrero de 1859, 108; «Feet Washing», Review and Herald, 22 de abril de 1862, 165; «The Ordinance of John XIII», Review and Herald, 16 de junio de 1868, 408. 13 W. H. Littlejohn, «The Proper Time for the Administration of the Ordinances», Review and Herald, 27 de febrero de 1879, 66. 14 Elena White, «Accusers Agent of the Adversary», Review and Herald, 11 de diciembre de 1894, 769-70; «The Lord’s Supper and the Ordinance of Feet-Washing», Review and Herald, (#1) 31 de mayo de 1898, 341-2; (#2) 7 de junio de 1898, 357-8; (#3) 14 de junio de 1898, 373-4; (#4) 21 de junio de 1898, 389-90; (#5) 28 de junio de 1898, 405-6; (#6) 5 de julio de 1898, 421-2.
Thomas Eissner es pastor de cuatro iglesias en Austria.