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Deshidratación

¿Quién tiene mayor riesgo?

Hace poco, mi abuela fue hospitalizada por deshidratación. Pensé que los bebés son los que tienen mayor riesgo de sufrirla. ¿Cuáles son los riesgos específicos? ¿Cuánto deberíamos beber para evitar la deshidratación?

Hemos sido asombrosamente formados, y el Creador diseñó sistemas maravillosos para controlar la temperatura corporal, el balance de fluidos, y el pH ideal para su funcionamiento óptimo. El cerebro, los riñones y las grandes arterias que controlan la concentración y presión de la sangre contienen células especializadas que estimulan la sed y modifican la producción de orina según sea necesario. Estos mecanismos ayudan a garantizar un consumo adecuado de agua para mantener el cuerpo y la mente con un funcionamiento óptimo.

Todos tienen riesgos de sufrir deshidratación, pero tanto los menores como los de más edad son especialmente vulnerables cuando experimentan cuestiones como vómitos, diarrea y fiebre. En los mayores, esto se ve empeorado incluso por medicaciones útiles (como los diuréticos) y comorbilidades. El riesgo en todos los grupos etarios se incrementa durante días calurosos y húmedos, en especial con el ejercicio. La exposición prolongada al calor es una complicación peligrosa, tanto a la luz del sol o incluso en estructuras cerradas, sin ventilación, bajo el sol directo (como automóviles estacionados y edificios con poca corriente de aire).

Los síntomas de deshidratación incluyen:  sed  boca seca  mareo  fatiga  confusión  irritabilidad  dolor de cabeza

Para prevenir la deshidratación:  beba mucho líquido y aumente la cantidad si hace ejercicio o se expone al calor y el sol;  planifique actividades al aire libre para los momentos más frescos del día, como la mañana temprano y la última hora de la tarde;  si participa en ejercicios rigurosos y programas de entrenamiento físico, use bebidas deportivas apropiadas para mantener el nivel de electrolitos, como el potasio y el sodio. ¿Cuánta agua debería beber por día? Depende del calor, el nivel de humedad y el tipo de actividad. En ambientes de clima templado y en una actividad sedentaria, un blanco realista es 2,7 litros para las mujeres (11 tazas) y 3,7 litros (16 tazas) para los hombres.*

Si su dieta es rica en frutas y verduras frescas, estas contribuirán a su hidratación personal. Si incrementa el ejercicio, o aumenta la temperatura y la humedad del ambiente, también debería incrementar el consumo de agua.

Nuestra sed está finamente coordinada para impedir que bebamos demasiado líquido; es anulada en casos muy raros, por lo general asociados con enfermedades.

Jamás ignore el maravilloso mecanismo de la sed que forma parte de su sistema nervioso. Cuando tenga sed, beba, de ser posible, agua. Las bebidas azucaradas y gaseosas suman ingesta de fluidos, pero no son opciones saludables.

Es interesante e importante notar que el alcohol contribuye a la deshidratación (causa pérdida de fluidos mediante lo que se denomina efecto diurético), añadiendo más problemas a su consumo y confirmando que no hay un nivel seguro de ingesta de alcohol.

Una manera muy útil de evaluar si nuestra ingesta de fluidos es adecuada es observando el color de la orina. Debería parecerse al color del agua clara o de un amarillo pálido. Cuanto más deshidratado esté, más oscura será la orina. Algunos alimentos (como la remolachas o betabeles), suplementos vitamínicos y medicamentos pueden afectar el color de la orina, pero por lo general, cuanto más clara, mejor. ¡Viva la vida a pleno, beba mucha agua pura todos los días, y beba gratuitamente del Agua de Vida (véase Juan 4)!

* https://www.nationalacademies.org/news/2004/02/report-sets-dietary-intake-levels-forwater-salt-and-potassium-to-maintain-health-and-reduce-chronic-disease-risk

Peter N. Landless es cardiólogo nuclear certificado y director de Ministerios Adventistas de Salud de la Asociación General. Zeno L. Charles-Marcel es especialista certificado en medicina interna y director asociado de Ministerios Adventistas de Salud de la Asociación General.

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