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Un pájaro y una semilla

El 2016 me uní a un proyecto llamado Un Año en Misión (OYiM, por sus siglas en inglés), y fui a trabajar en un pueblo llamado Itambé, ubicado en el estado de Paraná, al sur de Brasil. ¡Fue una experiencia maravillosa!

También fue la oportunidad perfecta para que Dios cambiara mi vida y mi forma de ver muchas cosas. A veces las personas piensan que, estando involucrados en la obra misionera, la vida de las personas cambia por el simple hecho de estar ahí, pero ese no es el caso. La vida de un misionero cambia solo si él está dispuesto a cambiar. La lucha espiritual es intensa y uno puede ver claramente la batalla a su alrededor. Yo creo que es una de las mejores cosas del trabajo misionero porque, en proporción a los ataques del diablo, sientes que Dios te está cuidando. Él hizo cosas maravillosas para ayudarme a alcanzar a las personas, como las de la historia que estoy a punto de compartir.

Cada mañana, nuestro líder de OYiM –Silvio- compartía con nosotros hermosos e inspiradores pensamientos devocionales. También nos asignaba algunas tareas, como hacer el bien a otros, no usar nuestros celulares durante un día, visitar a alguien, y orar con un desconocido.

Un día, a mi compañero de misión, Thallis, y a mí, se nos asignó la tarea de hacer, deliberadamente, algo bueno por alguien. Mientras conducíamos nuestras bicicletas por el pueblo, para visitar un vecindario muy particular, pensábamos cómo podríamos cumplir nuestra tarea. Entonces, mientras pasábamos por la plaza principal del pueblo, notamos que en el suelo había un pequeño pajarillo. Se había caído de un árbol alto, y nos detuvimos para ver si podíamos ayudarlo.

Thallis trepó por el árbol y devolvió el polluelo a su nido. Pero, luego, él no pudo bajar. ¿Qué vamos a hacer?, preguntó. No tuvimos que esperar mucho, ya que los dueños de las propiedades cercanas habían estado mirándonos y llegaron con una escala. Thallis se sintió aliviado, ¡pero yo no pude evitar reírme de lo que le había sucedido!

Debido a esta experiencia, comenzamos a conversar con las personas y desarrollamos una linda amistad con ellas. Después de unas pocas visitas, comenzamos a estudiar la Biblia con toda la familia: padre, madre, dos hijos, ¡e incluso una abuela! ¿No es maravilloso cómo trabaja Dios? Y todo porque nos detuvimos a ayudar a un pajarito.

La familia no llegó a bautizarse mientras estábamos allí, pero la semilla fue plantada en sus corazones y, quizás, algún día tendremos una hermosa reunión en el Cielo.

Si tienes miedo, o estás lleno de dudas porque no sabes cómo alcanzar a las personas, no te preocupes. Solo ponte en las manos de Dios. Él te dará una oportunidad inesperada, quizás usando un pajarito, un gato, un perro, ¡o algo aún más sorprendente!

Liliana Bruna Sarmento trabajó como voluntaria de Un Año en Misión en su estado natal: Paraná, Brasil.

Un Año en Misión

Un Año en Misión (OYiM, por sus siglas en inglés), es un movimiento misionero urbano de adultos jóvenes, diseñado para llevar el mensaje de los Tres Ángeles a las ciudades del mundo. Equipos de gente joven (mayores de 18 años), trabajan un año completo mezclándose con las personas, supliendo sus necesidades, engrandeciendo a Jesús, haciendo discípulos, e invitando a las personas a ser parte de la familia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. ¿Está Dios llamándote para ser parte de OYiM? ¡Conoce más en https://youth.adventist.org/OYIM!

Más historias de Un Año en Misión en m360.tv/oyim.

Adventist Volunteer Service

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M360 TV

Vea historias en video sobre misioneros del Servicio Voluntario Adventista en m360.tv/avs.

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