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No hay tiempo para los juguetes

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Mujer en misión

Mujer en misión

Cuando Rishon y su familia se mudaron desde una gran ciudad a una casa pequeña en las montañas, sus padres conversaron con él acerca de deshacerse de algunos de sus muchos juguetes.

“No necesitas tener todos esos juguetes grandes”, le dijo su papá. “Vas a estar muy ocupado haciendo otras cosas en lugar de jugar con ellos”.

“Los niños del pueblo son pobres y no tienen lindos juguetes como tú”, dijo la mamá. ¿Por qué no les regalas tus juguetes grandes?”

Rishon era un muchacho obediente, y no le importó regalar sus juguetes grandes. Los regaló a niños y niñas del pueblo, que estuvieron felices de recibir los regalos. A Rishon le hizo feliz ver su alegría, y se sintió muy bien haciendo algo bueno por otros.

Con el correr de los días, Rishon vio que su papá y su mamá tenían razón. Él estaba muy ocupado. Estudiaba en su casa y, cuando no estaba estudiando, trabajaba en el huerto familiar plantando, quitando maleza y cosechando maíz, patatas y otros vegetales. También pasaba parte de cada día memorizando versículos bíblicos. Se dio cuenta de que no tenía tiempo para jugar, ni siquiera con sus juguetes pequeños, así que los regaló a algunos niños del pueblo.

Los niños pronto se hicieron amigos de Rishon. Al principio les gustó porque les daba regalos. Pero luego lo conocieron y vieron que era un niño amable y gentil. Les gustaba visitar a Rishon en su casa.

A Rishon le gustaba jugar con los chicos. A veces jugaban con los juguetes que habían sido de Rishon. Pero la mayor parte del tiempo jugaban a la iglesia.

Veamos: los niños no eran cristianos y sus padres no eran cristianos. No sabían nada acerca de Dios como creador del mundo, o de Jesús muriendo por los pecados de la gente. No sabían nada acerca de orar a Dios.

Pero jugando a la iglesia, Rishon les enseño a los niños sobre Jesús y les contó historias acerca de personajes bíblicos. Les habló de Jesús muriendo en la cruz para dar vida eterna a todo aquel que cree en Él. Los invitó a orar a Jesús y les mostró cómo hacerlo.

“Querido Dios”, dijo. “Gracias por ser nuestro mejor amigo. Por favor, danos un corazón de amor para amarte a ti y a los demás. En el nombre de Jesús, amén”.

Los otros niños comenzaron a copiar las oraciones de Rishon, y les contaron a sus padres sobre las historias bíblicas. Entonces, algunos padres pidieron a los padres de Rishon que les enseñaran más sobre Jesús.

Ahora Rishon no tenía mucho tiempo para jugar con los juguetes que le quedaban. Estaba demasiado ocupado siendo un misionero para Jesús y ayudando a la iglesia de Dios a crecer.

Rishon y sus padres

Historia por Andrew McChesney, oficina de Misión Adventista

Animación por Diogo Godoy

¡Ud. también puede ayudar a que la iglesia de Dios crezca!

¿Sabía Ud. que nuestra iglesia tiene un grupo especial de misioneros que establecen nuevas iglesias tal como lo hizo Rishon? Se llaman pioneros de Misión Global. Ellos comparten el amor de Dios con aquellos que no lo conocen y les ayudan a convertirse en seguidores de Jesús.

Para leer más historias sorprendentes acerca de pioneros, visite Global-Mission.org. Por favor, ¡ore por ellos y apoye su ministerio en Global-Mission.org/giving!

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La versión más larga de esta historia, y otras como esta, se puede encontrar en la revista Misión Adventista para niños (también conocida como Informe Misionero) en AdventistMission.org/mission-quarterlies.

M360 TV

¡Vea esta historia en m360. tv/s2048!

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