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Un viaje de fe
Mi camino hacia Jesucristo
Desde niño me enseñaron el valor de mi religión. Desarrollé el interés por asistir a las reuniones religiosas y disfrutaba del compañerismo con los sacerdotes.
Al graduarme de la universidad, comencé a trabajar y luego me casé con una joven llamada Gurmeet*. Vivíamos felices y Dios nos bendijo con cinco hijos.
Nunca pensé en otra religión, aparte de la mía. No quería escuchar acerca de otro dios. Luego descubrí que mi esposa y una hija habían estado asistiendo, en secreto, a unas reuniones cristianas de oración durante un mes. Ellas estaban buscando paz y prosperidad para nuestra familia que, en ese momento, tenía muchos problemas.
Me enfurecí con ellas. Acusé a mi esposa y a mi hija de destruir la paz de nuestra familia y de quebrantar las tradiciones y cultura de nuestra religión.
Algún tiempo después, un amigo me invitó a una iglesia el día de Navidad. Tenía muchas preguntas acerca del cristianismo, así que acepté ir. Después del servicio religioso, el pastor compartió su testimonio conmigo y me preguntó si quería aprender más acerca de Jesucristo el Creador, Redentor y Salvador de la humanidad.
Más tarde, mi amigo me preguntó acerca de mi primera experiencia en una iglesia. Le dije que no me había gustado la actitud del pastor, porque parecía que estaba tratando de convertirme al cristianismo. Sin embargo, acepté asistir regularmente a la iglesia con mi familia.
Mi camino con Jesucristo
Mis finanzas eran bastante sólidas, pero surgió la tensión cuando los miembros de nuestra extensa familia se enteraron de nuestra asistencia a la iglesia. Dejaron de hablarnos y se volvieron irrespetuosos y críticos. Finalmente, nos expulsaron de la casa. Estábamos devastados.
Nuestro negocio también fracasó debido a que yo estaba agobiado y estresado, pero seguíamos orando a Jesucristo. Comenzamos a buscar una casa para alquilar, con solo 5.000 rupias en nuestros bolsillos. Por aquel tiempo, mi hija mayor era el único miembro de nuestra familia que tenía trabajo. Estábamos luchando arduamente, pero la fe nos ayudó a continuar.
Pronto encontramos una casa que realmente nos gustó, pero no podíamos pagarla. Compartimos nuestra situación con algunos amigos y oramos fervientemente. Cómo se arreglaron las finanzas, nunca lo sabremos. Pedimos un crédito y fue aprobado.
Hace unos pocos años, mi esposa sufrió una hemorragia cerebral y quedó con la mitad derecha de su cuerpo paralizada. Mi familia y yo estábamos asustados y desanimados, pero oramos sinceramente a Jesús y Él respondió nuestras oraciones. Nuestra fe en Él se fortaleció, y alabamos y exaltamos a Dios. Verdaderamente, habíamos visto un milagro y encontrado al Dios viviente.
Tiempo después, conocí a un pastor adventista en un funeral. Me dijo algo sobre la Palabra de Dios, que resultó nuevo para mí. Era amable y afectuoso, y sabía mucho de la Escritura. Le pedí que me diera estudios bíblicos y accedió alegremente. Yo estaba muy ansioso por obtener respuestas a mis preguntas. Por medio de nuestro estudio de la Biblia aprendí muchas verdades y fui inspirado para leer la Biblia todos los días. Ahora, mi familia y yo podemos decir que nuestra fe en Jesucristo tiene raíces profundas. Nos hemos convertido en seguidores del Señor Jesucristo y lo hemos visto cambiar nuestras vidas.
Mi camino en Jesucristo
Tengo cuatro hijas y había llegado el tiempo de preocuparnos de que se casaran. No teníamos mucho dinero para una boda. Sin embargo, Dios arregló las finanzas tal como lo había hecho en el pasado. Él puede hacer y hace cualquier cosa por Sus hijos.
Mirando a aquellos que comparten la Palabra de Dios con otros, he sentido el deseo de hacer lo mismo. Comencé orando intensamente. Después de sentir el llamado de Dios, me rendí a Él. Por Su gracia, me convertí en pionero de Misión Global y he establecido tres nuevos grupos de creyentes.
Por favor, oren por mi comunidad y por mí.
*Los nombres han sido cambiados.
Esta historia fue escrita por un miembro del equipo de El Mensajero Adventista de Canadá. Edición Sudasiática.
Global Mission
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