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Tres círculos

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Un viaje de fe

Un viaje de fe

La siguiente historia fue escrita por una pionera de Misión Global que daba asistencia a mujeres refugiadas de El Líbano.

Los siete miembros de la familia siria permanecían en pie en una tensa espera. Esperaban la aprobación para abandonar El Líbano y recomenzar sus vidas en un nuevo país. El embajador habló largo tiempo con Rima*, la mayor de las hijas adolescentes, pero como él hablaba en inglés los padres no podían entender. ¿De qué habla tanto? Se preguntaba el padre.

Habían esperado cinco largos años para por una pionera de Misión Global ser convocados por las Naciones Unidas y, que daba asistencia a mujeres finalmente, estaban reunidos en la oficina refugiadas de El Líbano. del embajador esperando decir lo correcto. Pero algo parecía andar mal. El imponente hombre seguía hablando con Rima por más de media hora. El padre apenas podía mantener la calma, cuando vio que el embajador le estaba escribiendo una lista de números y palabras en inglés. Luego, dibujó tres círculos entrelazados entre sí. ¿Qué significaba?

Tan pronto como terminó la entrevista de la familia en la embajada, los padres llenaron de preguntas a Rima. “¿De qué hablaba tanto contigo? ¿Era sobre el nuevo país? ¿Acerca de nuestra familia?”.

“No”, contestó Rima. “Estábamos hablando de religión”. Todo comenzó cuando el embajador le preguntó qué había estado haciendo en los últimos cinco años. Ella le contó que había estudiado en un centro para refugiados, dirigido por cristianos, donde estudió matemáticas, inglés y Biblia. Cuando ella mencionó la Biblia, el embajador -que también era cristiano- quedó intrigado. ¿Cómo era posible que una niña que usaba un hiyab estudiara la Biblia? Solo para asegurarse de que ella no mentía, le pidió que le explicara lo que había aprendido.

“Bueno, muchas cosas”, respondió Rima. “Depende de mis preguntas. Tengo una amiga que estudia la Biblia conmigo y ella me enseña sobre lo que yo le pregunto”. “

¿Qué tipo de cosas le preguntas?”, inquirió el embajador.

Rima le explicó que, últimamente, había estado estudiando la Trinidad y compartió con él algunas de las preguntas que le habían surgido. El hombre, pareciendo impresionado por su agudeza mental y preguntas honestas, olvidó a las otras familias que esperaban verlo y se tomó media hora para discutir el asunto y escribió una lista de versículos bíblicos para que Rima los considerara. Mientras hablaban de la Trinidad, dibujó los tres círculos entrelazados que, a menudo, se usan para explicar el concepto del Dios triuno. Cuando terminaron, el rostro severo del embajador sonrió -por primera vez durante el tiempo que duró la entrevista- y le dijo que si ella y su familia se mudaban a su país, ella debería enseñarles a sus padres lo que estaba aprendiendo.

Los padres de Rima se sintieron aliviados al saber cuán favorable había sido la conversación. Habían notado un tono más positivo durante esta parte de la agotadora entrevista. Más tranquilos, comenzaron a bromear diciendo que, si eran aceptados como inmigrantes, sería por causa del amor de Rima por la Biblia.

Yo continué los estudios bíblicos con Rima mientras ella y su familia esperaban ansiosos la decisión acerca de su futuro. Finalmente llegó la buena noticia. Yo estaba muy feliz por Rima. También me sentí convencida de invitarla a aceptar a Jesús como su Salvador antes de irse.

“¿Has entendido todo lo que hemos hablado al respecto?”, le pregunté.

“Sí”, dijo Rima.

“Si estas cosas son ciertas, si Jesús realmente es divino, ¿cuál debería ser nuestra respuesta?”

“Deberíamos adorarlo”, contestó.

“¿Te gustaría tomar la decisión de adorarlo como tu divino Señor?”, me aventuré.

Rima desvió la mirada y la sala se llenó de silencio.

“No puedo”, dijo finalmente.

Durante las siguientes dos horas, Rima lloró mientras explicaba por qué era imposible para ella convertirse en seguidora de Jesús. Ambas lloramos.

Algunos días después, Rima -abruptamente- terminó nuestra larga y estrecha amistad. Intenté reparar la brecha entre nosotras, pero ella dejó en claro que no quería nada conmigo. Me sentí devastada, pero alabé a Dios porque Él no había terminado con Rima.

Mi corazón misionero anhelaba experimentar el gozo de sembrar y cosechar con Rima. Pero Dios me ha enseñado a compartir fielmente Su palabra y confiarle a Él los resultados.

Por favor, acompáñenme a orar para que Rima y otros miles de desplazados en El Líbano encuentren refugio, antes que sea demasiado tarde, en el abrazo de los Tres Círculos que también los aman.

*El nombre ha sido cambiado.

Global Mission

Misión Global apoya a miles de plantadores de iglesias locales, llamados pioneros, para que establezcan nuevos grupos de creyentes en áreas de la ventana 10/40 donde no hay presencia adventista. Pero necesitan nuestra ayuda. Por favor, apoye su ministerio con sus oraciones y donativos en Global-Mission.org/giving.

Por favor, recuérdenos en su testamento y fideicomiso. Visite Global-Mission.org/PlannedGiving o llame al 800.648.5824.

Para ver lo que sucede con la misión en el Medio Oriente y en la Unión-Misión del Norte de África, visite m360.tv/middleeast.

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