4 minute read

Un día en la vida de una misionera

Mi nombre es Hannah. Dejé mi hogar hace cuatro años para convertirme en misionera en Palau, una pequeña isla del océano Pacífico occidental, y desde entonces he vivido aquí.

Es una oportunidad maravillosa. Cada día voy a la escuela para interactuar con estos chicos y enseñarles más acerca de Dios. Ese es mi mayor propósito aquí.

La idea de ser misionera puede causar temor, pero honestamente, ¡estar en las líneas frontales de Dios es magnífico!

Así es un día normal para mí: me levanto y desayuno, luego voy al culto del equipo de trabajo, que es realmente importante, porque si no me centro en Dios cada día no puedo ayudar adecuadamente a mis estudiantes. Luego del culto, voy a mi salón de clases y me reúno con mis muchachos. Cada clase comienza con un devocional, y luego entramos en el tema de la asignatura. Algunos días son más difíciles que otros. Los lunes tienden a ser muy difíciles, porque los chicos están cansados, pero a medida que avanza la semana, se hace más fácil.

Hannah, al centro, con misioneros y voluntarios en un banquete en la escuela.

Enseño a mis niños en el salón de clases y luego interactúo con ellos en los corredores donde converso con ellos, los abrazo, chocamos cinco, y los observo. Ellos me hacen reír y yo los hago reír a ellos. Luego termina el día de escuela y yo califico su desempeño hasta muy entrada la noche. A pesar del cansancio, me aseguro de pasar un rato con mis colegas de la casa y los demás misioneros. A veces compartimos nuestras experiencias y es muy reconfortante, porque comprendemos por lo que están pasando los demás y podemos apoyarnos mutuamente. Después, a la cama, para comenzar todo de nuevo al día siguiente.

Lo genial de enseñar en el campo misionero es que cada día brinda una nueva experiencia. Puedo ir todos los días al mismo trabajo, pero nunca sé qué me depara ese día. Así que tengo que estar muy aferrada a Dios, para que me ayude. Además, aparte de la enseñanza, hay muchas oportunidades para reunirse con los chicos en actividades extracurriculares o para involucrarse con la comunidad. ¡En Palau, no existe el aburrimiento!

Hannah, al centro, disfrutando el último día de escuela en un picnic para los estudiantes y el personal.

Puede que no suene muy emocionante, ¡pero es lo más emocionante que he hecho en mi vida! Antes de venir a Palau yo no era maestra; no sabía a qué venía aquí. Pero no se necesita una mayor formación para hacer esto. Ayuda, pero si respondes al llamado de Dios, Él te capacita.

El equipo de trabajo de la Academia de la Misión de Palau en la fiesta familiar anual del día de Acción de Gracias.

Definitivamente, recomiendo el servicio misionero voluntario. Hay muchos lugares donde se necesita tu ayuda. Si sientes que Dios te está llamando, pero sientes temor de hacerlo, recuerda que no estás solo/a. Él estará contigo en cada momento, y Él te ayudará en todo lo que enfrentes. Solo confía en Él. ¡Él está contigo!

Hannah, a la izquierda, con la promoción 2021 después de la ceremonia de graduación.

Adaptado con permiso, esta historia es parte de la serie “Entrevistas a misioneros” de la Misión de Guam y Micronesia.

Hannah Mbungu es capellana voluntaria y maestra de Biblia de los grados noveno a duodécimo de la Academia de la Misión de Palau. Oriunda de Berrien Springs, Michigan, Estados Unidos, se graduó en la Universidad Andrews en el año 2017, obteniendo el título de nutricionista y dietista.

¿Desea ayudar a la Academia de la Misión de Palau?

¡Sea voluntario!

Cada año, el funcionamiento de las escuelas de la Misión de Guam y Micronesia depende mayormente de los voluntarios. Para ayudarlos a continuar con su misión, por favor ore y piense de qué manera Dios podría estar llamándolo para servir. Visite gmmsda.org/missions/open-positions para conocer las necesidades actuales y regrese periódicamente en busca de nuevas oportunidades de servicio.

¡Done!

Los voluntarios de la Academia de la Misión de Palau viven a 20 minutos de la escuela. Este trimestre, una parte de la Ofrenda del Decimotercer Sábado ayudará a construir viviendas para el personal dentro del campus. Por favor contribuya con una generosa ofrenda en la Escuela Sabática, o por internet en adventistmission.org/donate.

Adventist Volunteer Service

¿Le gustaría causar un impacto positivo en las vidas de otras personas? Si es así, por favor piense en servir por medio del Servicio Voluntario Adventista, que ofrece un trabajo voluntario de los miembros de iglesia alrededor del mundo. Voluntarios entre 18 y 80 años, pueden desempeñarse como pastores, maestros, profesionales médicos, técnicos en computación, trabajadores en orfanatos, granjeros y más. Para mayor información, visite AdventistVolunteers.org.

Vea esta historia en m360.tv/s21313!

This article is from: