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Orley Ford: campeón misionero de América

Las siguientes historias son extractos de un artículo más largo publicado en la Enciclopedia de los Adventistas del Séptimo Día disponible en internet. Lo invitamos a visitar encyclopedia.adventist.org para disfrutar más historias sobre las expediciones misioneras de la familia Ford y otros misioneros pioneros.

Orley Ford (1893-1972) y su esposa, Lillian Shafer Ford (1894-1990), fueron misioneros pioneros en América del Sur y Central. Trabajaron en Perú, Ecuador, Guatemala, Costa Rica y, mayormente, en El Salvador, el país al cual ellos consideraban su segundo hogar, y donde pidieron ser sepultados. Los servicios pastorales, médicos y administrativos de Orley, y el trabajo de Lillian como maestra y en el ministerio joven, impactaron las vidas de miles de indígenas. Me gustaría compartir dos historias que revelan cómo Dios los usó de manera especial para difundir el amor de Jesús.

Perú (1918–1921)

En diciembre de 1917, el pastor y la señora Ford, recién casados, ambos de aproximadamente 24 años, zarparon hacia lo que sería la primera aventura de una vida de experiencias misioneras.

Llegaron a Perú el 13 de enero de 1918. Fueron la última pareja asignada a la región del Lago Titicaca en 1917. [1] Mientras trabajó allí, el pastor Ford estuvo bajo la guía y tutela de Fernando Stahl, conocido como “el apóstol de los incas” en Sudamérica. [2] Stahl visitaba habitualmente a Ford para dirigir bautismos y supervisar la inauguración de escuelas e iglesias.

Cuando los Ford llegaron a la Misión de Pomata, fueron recibidos por R. A. Nelson, un misionero que había estado allí durante más de un año. Nelson debía dejar el lugar debido a la delicada salud de su esposa, pero se quedó un par de semanas más para ayudar a Ford a establecerse.

El pastor y la señora Ford con su bebé, Elden, vistiendo la ropa típica de los indígenas aymara, Lago Titicaca, Perú.

Desde el principio, la joven pareja enfrentó muchos desafíos. La Misión de Pomata tenía una iglesia y una casa sin terminar. El pastor Ford, ocupado atendiendo alrededor de 30 pacientes al día y teniendo otras responsabilidades, no tenía conocimiento previo sobre carpintería. Aun así, se las arregló para terminar la casa donde él y su esposa pudieran vivir y completar la construcción de la iglesia donde se pudiesen reunir con 80 o 100 personas.

El pastor Ford realiza un examen dental en la Misión del Lago Colta en Ecuador.

Cuando llegaron, los Ford no hablaban español. Pero en tres meses pudieron comunicarse fluidamente en el idioma, y pronto tenían 30 personas listas para el bautismo.

Pomata tenía una población de 10.000 habitantes, y el único centro de salud era la Misión Adventista, dirigida por Ford. [3] Una de las experiencias más notables de su ministerio en Perú ocurrió cuando el pastor Ford recibió un llamado urgente para tratar al hijo del jefe local. El muchacho estaba a punto de morir debido a la gangrena en su pierna. Los lugareños lo llamaban “pierna de brujo” [4], y la amputación era la única forma de salvar la vida del muchacho. Con solo cuatro meses de entrenamiento médico, el pastor Ford sabía poco sobre procedimientos quirúrgicos; tampoco tenía instrumentos quirúrgicos. Así que hizo lo que pudo con instrumental improvisado y, de acuerdo con sus palabras, “Dios hizo el resto” [5]. Con un cuchillo de carnicero y una sierra de carpintero, y sin anestesia, amputó la pierna del muchacho y, en poco tiempo, estaba completamente sano. La exitosa cirugía ayudó a que el pastor Ford se ganara el corazón de una familia que había sido hostil hacia la Misión y le permitiera el acceso a cientos de la tribu que no habían querido escuchar su mensaje. [6]

Cuando terminó su trabajo en la Misión de Pomata, el pastor Ford tenía 28 solicitudes para abrir escuelas. La iglesia, a pesar de sus 400 asientos de capacidad, no era lo suficientemente grande y muchos de los que venían a adorar debían quedarse afuera del edificio. Ford preparó a 75 personas para el bautismo y había más de 400 personas en una nueva clase bautismal. Claramente, él se había ganado el corazón de la comunidad local. [7]

El pastor y la Sra. Ford con sus hijos Elden, a la izquierda, Sylvia y Billy. Los Ford tuvieron seis hijos. Theodore, Arlis y Donald murieron en su niñez.

El pastor Ford dirigiendo un bautismo en Sudamérica.

Ecuador (1921–1931)

A continuación se pidió a los Ford que prestaran servicios en Ecuador. Y, a finales de 1921, llegaron al puerto de Guayaquil [8], donde comenzaron un largo viaje en tren hacia Quito, la capital. Habían estado orando para que Dios los dirigiese al lugar correcto para trabajar y pidieron que, como señal, les diera una casa rodeada de gente que los recibiera bien.

El pastor Ford pasó varias semanas visitando distintos lugares, pero ninguno estaba dispuesto a ofrecerle un hogar. Cuando se sintió impresionado para visitar la región de Colta, muchos trataron de desanimarlo. Le dijeron que allí vivían criminales y que era un lugar terrible para vivir. Ignorando los comentarios, visitó Colta y se sorprendió al encontrar una comunidad de 20.000 indígenas allí. [9]

]La primera casa que visitó fue la de un hombre prestigioso e influyente que estaba enfermo. Cuando el pastor Ford comenzó a darle tratamiento médico, muchos vecinos llegaron a la casa, curiosos por ver al “gringo”, un término muy usado por los latinoamericanos para referirse a los extranjeros que hablan inglés. El pastor Ford les dijo que Dios los había enviado a él y a Lillian para abrir escuelas y sanar a las personas y que, si ellos querían, él y su familia podrían vivir en medio de ellos. La gente, que no tenía escuelas, mostró gran interés. El pastor les explicó que, para vivir allí, él necesitaba una casa para él y su familia, una casa para un intérprete y un lugar para una escuela. [10]

Cuando el pastor Ford visitó Colta nuevamente, vio que los lugareños habían reservado tres chozas para su uso: una para el intérprete, una segunda para la escuela y una tercera, más alta que las anteriores, para acomodar sus casi dos metros de altura.

Amistosos y amables con el pastor Ford, los lugareños le pidieron que se quedara con ellos y les enseñara cómo vivir y convertirse en cristianos. Cariñosamente lo llamaban “Pequeño Doctor”, debido a su gran estatura, y llegó a ser conocido con ese título en Ecuador. [11]

A fines de 1922, el pastor Ford se enfermó gravemente, desgastado por atender a casi 4.000 personas al mes y por aceptar invitaciones para predicar en muchas áreas nuevas. Los médicos recomendaron que se sometiera a cirugía inmediatamente, pero él no quería dejar su puesto hasta que pudiera llegar un reemplazo. La Misión no tenía dinero para enviar a nadie más. [12] Finalmente, John, el hermano del pastor Ford, y su esposa, dejaron California y se dirigieron hacia Ecuador, el 7 de diciembre, para trabajar entre la gente. [13] Muy pronto, después de su llegada, el pastor Ford pudo obtener la atención médica que necesitaba con urgencia.

John Ford sirvió junto a su hermano en la Misión del Lago Colta [14] durante 1923 [15] y 1924. [16] Aprovechando la ayuda de su hermano, el pastor Ford se fue con su esposa haciendo uso del primer permiso, o largas vacaciones, que le correspondían por ser misioneros extranjeros. Durante estas vacaciones visitó escuelas, universidades e iglesias para animar a los jóvenes a convertirse en voluntarios en misiones extranjeras y conseguir apoyo financiero para la causa.

En octubre de 1924, los Ford regresaron a Lago Colta. Aunque tenían permiso del gobierno para abrir una escuela desde que llegaron a Lago Colta, no fue posible hasta después de 1924. Por aquel entonces, ya se había construido una iglesia en la Misión de Colta. [17]

Lo que lograron las familias Ford en la Misión del Lago Colta comenzó a producir una abundante cosecha, ya que las principales ciudades del país comenzaron a recibir el mensaje adventista. [18]

Estas dos historias resaltan cómo los Ford compartieron el amor de Jesús viviendo entre la gente, supliendo sus necesidades y tratándolas con el máximo respeto. ¡Que hoy podamos seguir el ejemplo de estos campeones de Dios!

El pastor Ford, Lillian y Elden listos para viajar a Cajabamba, Ecuador, para comenzar su servicio misionero allí, en 1921.

Fotos cortesía de Robert Ford, la Oficina de Archivos, Estadísticas e Investigación, y la Colección de la Familia Ford (PUC.MSS.083), Archivos y Colecciones Especiales de la Universidad Unión del Pacífico, Angwin, CA, EUA.

1. “Citas y noticias” La Revista Adventista y el Heraldo del Sábado, 27 de diciembre de 1917, 23, 24.

2. “Misioneros veteranos interamericanos”, Visitante de la Unión Indígena Occidental, julio–septiembre de 1962, 6.

3. Orley Ford, “En la Misión de Pomata, Perú”, La Revista Adventista y el Heraldo del Sábado, 8 de agosto de 1918, 11.

4. Información proporcionada por la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Archivo biográfico adventista de la Universidad de Loma Linda, bajo el título “FORD, ORLEY”.

5. Orley Ford, “Obra médico misionera en Latinoamérica”, El ministerio, para un poder mayor y más eficiencia, junio de 1945, 31-33.

6. “Abriendo el camino con la obra médica”, La Revista Adventista y el Heraldo del Sábado, 25 de mayo de 1922, 24.

7. Orley Ford, “Pomata, Perú”, La Revista Adventista y el Heraldo del Sábado, 5 de mayo de 1921, 24.

8. H. U. Stevens, “La peor comunidad de todo el país”, La Revista Adventista y el Heraldo del Sábado, 8 de noviembre de 1923, 12.

9. Orley Ford, “Trabajo indígena en Ecuador”, Informe Misionero, 1º de octubre de 1922, 24–26.

10.Ford, 25.

11. H. B. Lundquist, “Ecuador”, Boletín Sudamericano, 1º de diciembre de 1939, 4, 5.

12. J. L. Shaw, “La cosecha de la cosecha”, La Revista Adventista y el

Heraldo del Sábado, 31 de agosto de 1922, 3.

13. T. E. Bowen, “Notas de la oficina de la Asociación General”, La Revista Adventista y el Heraldo del Sábado, 21 de diciembre de 1922, 24.

14.“Nuevas notas de la oficina” Segador de la Unión del Pacífico Norte, 26 de octubre de 1922, 8.

15. “Misión de Ecuador”, Anuario de la denominación Adventista del Séptimo Día (Washington, DC: Review and Herald®, 1924), 150.

16. “Misión de Ecuador”, Anuario de la denominación Adventista del Séptimo Día (1925), 164.

17. Thomas Gray, “Escribe nuestros nombres en el libro”, Mensajero Candiense de Occidente, 1º de septiembre de 1925, 2, 3.

18. Tablero de misión, “Nuevos desarrollos en Ecuador”, La gazeta de los oficiales de iglesia, 1º de enero de 1929, 16.

Vicente Nafri Machado Arévalo, es el director de comunicaciones e información de la Unión Misión de El Salvador. También es el coordinador de la Unión para la Enciclopedia de los Adventistas del Séptimo Día y está dedicado a la plantación de iglesias en la capital de El Salvador.

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