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En medio de una tormenta

Habiendo crecido inmersa en la vida de la pequeña ciudad universitaria de Keene, Texas, Deanna se sentía cómoda con su decisión de asistir a la cercana Universidad Adventista del Suroeste (SWAU, por sus siglas en inglés). Después de todo, era lo mismo que estaban haciendo sus amigos. Así que, en el año 2013, se inscribió para estudiar enfermería. “En aquel tiempo”, dice, “lo único que me interesaba era divertirme y vivir la vida universitaria”.

Sin embargo, después de unos pocos semestres, Deanna comenzó a sentir que necesitaba un cambio; un nuevo comienzo. Pensó que sería mejor para ella vivir en Puerto Rico, con su abuelo, y continuar allí sus estudios de enfermería.

Aún no podía darse cuenta de que se había mudado a Puerto Rico en el momento más peligroso. En 2017, el huracán María azotó la isla, causando gran destrucción y dejando devastados a Deanna y muchas otras personas.

La devastación causada por la tormenta obligó a Deanna a abandonar Puerto Rico y, después de orar mucho, decidió regresar a SWAU a estudiar una carrera diferente; una relacionada con radio, televisión y cine.

Además de sus estudios, Deanna hacía malabares con tres empleos: uno en el departamento de mercadotecnia y relaciones públicas; un segundo en la oficina de comercio; y el tercero en un restaurante y salón de 360 grados. También conoció a los miembros del departamento de Desarrollo y Vida Espiritual, un equipo dedicado a fortalecer a la juventud para que descubra dónde quiere Dios que se desempeñe. Con ellos descubrió el programa En el Extranjero, que supervisa el envío de estudiantes misioneros. Un día, Deanna escuchó a un hombre hablar del programa para enviar estudiantes misioneros a enseñar en Corea del Sur.

“Yo no tenía idea de que podía enseñar en el extranjero sin un título de maestra”, dice Deanna.

A Deanna le gustó la idea de servir y se comprometió consigo misma a orar por esa posibilidad y a buscar más información acerca del programa.

Ella ya había decidido ir a Corea cuando el COVID-19 golpeó en los Estados Unidos, y sus planes se volvieron inciertos. Había que superar muchos obstáculos, sin embargo Deanna todavía sentía que Dios la estaba llamando para enseñar en el extranjero. Uno a uno los obstáculos desaparecieron y pronto, luego de graduarse en el año 2020, Deanna empacó sus maletas y viajó hacia Corea. “Si Dios no hubiese abierto la puerta, entonces no se hubiese abierto”, dice Deanna.

Deanna, ahora, se desempeña como maestra de inglés del jardín infantil de una nueva escuela en una ciudad pequeña. Ella está fascinada con lo rápido que sus estudiantes pueden aprender un nuevo idioma. La mayoría, si no todos, provienen de hogares no adventistas, así que la escuela es un verdadero campo misionero.

Deanna con sus estudiantes

“Poder enseñarles acerca de Dios significa un mundo para mí”, dice Deanna. “Y el que ellos quieran aprender más, me ayuda a continuar”.

Deanna dice que estar en el extranjero ha sido una experiencia increíble para ella. “Lo que más extraño de mi hogar son los cultos vespertinos y estar en un lugar alabando y adorando con otras personas”. Debido al COVID-19, las iglesias de Corea del Sur tienen espacios limitados, así que Deanna ha tenido que ser creativa. Ella, sus colegas y el director, han conducido los cultos de su propia iglesia pequeña todos los Sábados por la mañana. Ellos se turnan para enseñar la lección y organizan su tiempo para reunirse con Dios.

Deanna vestida con un atuendo coreano tradicional llamado hanbok

Por medio de sus experiencias en Corea, Deanna ha crecido en su relación con Dios, comprende mejor el lugar de trabajo y aprendió cómo trabajar en red con las personas. Para cuando regrese a Estados Unidos, tiene planes de usar su pasión y sus nuevos conocimientos para servir a su comunidad y, ojalá, tener algún día su propio estudio cinematográfico.

Atravesar una gran tormenta, buscar a Dios en la SWAU y dar un salto de fe para trabajar como misionera en el extranjero, han puesto muchas cosas en perspectiva para Deanna. Ella ha visto a Dios cambiándola en su vida diaria, al salir de su zona de confort, y continúa apoyándose en Él.

Kaitlyn Lively, contratista gerente de relaciones públicas de la Universidad Adventista del Suroeste.

Si le interesa ser un voluntario, visite AdventistVolunteers.org.

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