Revista Digital Yoga y Cristianismo vigésima séptima edición

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Revista AEA para el desarrollo espiritual / Asociación Escuela de Auto-Realización

Padre Dávila

La Inmaculada Concepción de la Virgen María

Convención AEA

Ponencias y Conclusiones

Homilia Cardenal

¡Mensajeros de esperanza!

Contenido

Diciembre 2024

Escritos del PADRE DÁVILA

La Inmaculada Concepción de la Virgen María P. 06

Convención AEA 2024

Dios Trascendente y Dios Inmanente

Ponencia Centro Guayaquil P. 27

Convención AEA 2024

La vía del silencio interior

Ponencia Centro Quito P. 59

Convención AEA 2024

Contemplación y Acción

Ponencia Centro Cuenca P. 95

Convención AEA 2024

¿Cómo realizar a Dios?

Conclusiones

María Isabel Crespo de Lebed P. 116

Reseñas

Primera Convención en Baños

En el año 1977

Claudio Ullauri P. 129

Reseñas

Cinco almas, avanzando en el Sendero:

Iniciación en Kriya Yoga

María Piedad Vera P. 135

¡Mensajeros de esperanza!

+ Luis Cabrera Herrera, ofm

Cardenal P. 18

Convención AEA 2024

Dios el Alfa y el Omega

Ponencia Centro Panamá P. 43

Convención AEA 2024

La Conciencia Crística

Ponencia Centro Chile P. 69

Convención AEA 2024

Samadhi

Ponencia Santo Domingo P. 105

Reseñas

Contemplación y Acción

Convención de AEA, Baños de Ambato Claudio Ullauri P. 122

Reseñas

Voto de Oración

El compromiso diario de Comunión con Dios

María Piedad Vera P. 132

Oración

Ser Heraldos de Paz

P. César A. Dávila G. P. 138

Director/Fundador

César A. Dávila G.

Director

Ángel Ledesma Ginatta

Editor

Ángel Ledesma Ginatta

Colaboración

Myriam Dávila

María Piedad Vera

María Isabel Crespo de Lebed

María Auxiliadora Bonilla

Franklin Molina Córdova

Andrea Román Jalil

Claudio Ullauri

Rogelio Solís

Benedicto de León

Daysi Muñoz

Doris Dominguez

Guillermo Loo

Osvaldo Vargas

Gilberto Bernardo

Nelly Romo Medina

Eliana Alarcón

María Beatriz Chávez

Viviana Miranda

Diagramación y realización

Washington Moreno B.

Los artículos publicados en la revista digital Yoga y Cristianismo han sido aprobados y revisados, pero son responsabilidad de cada autor.

AEA Guayaquil

Queridos lectores.

Editorial

El año 2024 ha transcurrido con muchísimos acontecimientos importantes en el orden espiritual, religioso, político y social.

Nuestro país está signado con dos grandes problemas: La Guerra contra las pandillas narco-delictivas y su influencia en todos los estamentos de la vida nacional.

Los apagones energéticos que se iniciaron en abril, se afincaron entre septiembre y diciembre, y que han cesado el 20 de diciembre para toda la ciudadanía, exceptuando cinco industrias de altísimo consumo eléctrico.

En ese marco escogimos para esta edición publicar los trabajos que se presentaron en nuestra quincuagésima segunda Convención Nacional y trigésima octava Internacional, celebrada del 1 al 3 de noviembre 2024, en Ulba, Baños de Ambato.

El tema central de nuestra Convención fue: ¿Cómo realizar a Dios?

Los subtemas se encargaron:

Centro de Guayaquil: Dios Trascendente e Inmanente

Centro de Panamá: Dios el Alfa y el Omega

Centro de Quito: La Voz del Silencio Interior

Centro de Chile: La Conciencia Crística

Centro de Cuenca: Contemplación y Acción

Centro de Santo Domingo: Samadhi o Éxtasis

La edición recoge las conclusiones preparadas por la secretaria general del evento, María Isabel Crespo de Lebed.

Presentamos la crónica de la Convención, acompañada de fotos de los asistentes. Nuestro cronista Arq. Claudio Ullauri Donoso, se esmera siempre en recoger las vivencias y el espíritu de armonía que se vive en estos encuentros.

Esta edición ofrece también dos crónicas de eventos de mucha importancia para los socios de AEA:

La ceremonia del Voto de Oración Contemplativa celebrada en las vísperas de la Solemnidad de Cristo Rey.

La Iniciación de Kriya Yoga. Celebrada en la mañana del primer domingo de Adviento.

La edición recoge la publicación de la homilía que pronunció el Cardenal Monseñor Luis Gerardo Cabrera Herrera, en la misa de acción de gracias que fue celebrada en la Catedral Metropolitana de Guayaquil el sábado 14 de diciembre 2024 a las 10 am, a la que asistieron todos los Arzobispos del Ecuador, Nuncio Apostólico, Presbíteros, fieles y contó con presencia de Autoridades Civiles como el Presidente de la República, y la Prefecta del Guayas, que participaron con discursos de felicitación y agradecimiento a Dios, por la designación Cardenalicia que constituye una deferencia del Padre Francisco para el Ecuador y todos los fieles Católicos. Nuestra Asociación también se hizo presente en este evento tan trascendental.

También presentamos un artículo y una oración escrita por nuestro Padre Fundador Dr. César A. Dávila Gavilanes.

Esperamos que este número sea de vuestro agrado. Les deseamos unas felices Navidades y un venturoso año nuevo 2025 Ángel A. Ledesma Ginatta

Escritos del Padre Dávila

Escritos del Padre Dávila

La Inmaculada Concepción

de la Virgen María

En este breve comentario, vamos a hacer algunas consideraciones que nos descubrirán una vez más ese lado oculto, ese aspecto esotérico de la bienaventurada Virgen María, Madre de Dios.

Vamos a reflexionar sobre uno de los privilegios de la Iglesia Católica, uno de sus dogmas de fe más queridos, una de las diademas más hermosas, colocadas en la frente de la Virgen María: SU INMACULADA CONCEPCIÓN.

En estas consideraciones, no vamos a realizar la evaluación de los documentos que tenemos a la vista, como la Sagrada Escritura, o los dichos y hechos de los Santos Padres y de los místicos cristianos, o la parte histórica o arqueológica relacionada con la historia de este dogma.

Vamos a profundizar más en el concepto de este privilegio de la Virgen María, siguiendo su trayectoria desde que ese ser bendito sale de la mente de Dios y luego se plasma -como la oleada de seres espirituales que han salido de esa Mente- y viene a esta tierra, ese espíritu escogido, a desempeñar su misión fugaz, como la de su Hijo. Pero fugaz

hasta cierto punto, porque la acción de ese espíritu, como la acción divina, como la acción del Verbo de Dios, es eterna, permanente y estable; acompaña al hombre y a la humanidad. Esta necesidad de Dios, existirá mientras el hombre esté sobre la tierra, de igual manera el ser humano tendrá necesidad de una Madre como la Virgen María.

Vamos a seguir esa trayectoria que hemos empezado a descubrir de una manera clara y sencilla. Esa trayectoria que la veo con tanta claridad, y que a veces me es difícil expresar en palabras, pero Ella precisamente, la Virgencita, va a suplir lo que no les puedo comunicar. Vamos descubriendo muchos velos relacionados con nuestro origen, con nuestra presencia en este plano, en esta tierra.

Tengo que confesaros: Esta mañana desperté con esta inspiración, hice unos breves apuntes de lo que quería manifestaros, de esa luz que venía, no sé de donde, pero venía de alguna parte. Cuando en mis momentos libres, -gustoso lo paso con vosotros; durante el baño, durante la comida, etc.cuando estoy sobre todo solo, tengo ideas que me vienen, es evidente que es para mí,

Padre César A. Dávila G. Fundador y Guía Espiritual AEA

la primera bendición, pero es sobre todo para vosotros lo que tengo que comunicar. Porque la Virgen Bendita quiere precisamente premiaros, por esa buena voluntad, por esa dedicación, por esos días de retiro, de comunicación con Ella que habéis tenido. Ella quiere premiaros, pero con algo que realmente les causará asombro conocerlas, con cosas, que no están reveladas a tantos otros, que no la han dicho grandes teólogos como Tomás de Aquino, como Duns Scoto, como místicos de la talla de santa Teresa y san Juan de la Cruz, o cantores dulces y rebosantes de amor de María, como Bernardo.

La Virgen se comunica a quien quiere comunicarse; ella se anuncia si encuentra un rayito de luz por donde penetrar. Cuando ve un poquito abierta la puerta de nuestra alma, ese Dios se comunica con nosotros; y si le abrimos un poquito las ventanas de nuestra alma, para que penetre esa luz, esa luz que es tan potente, esa luz que es vibración poderosa, claridad enceguecedora, que ilumina de pronto todo ese cuarto de nuestro espíritu, todo ese aposento de nuestra alma, y vemos las cosas de otro modo y con claridad. Porque ha habido de nuestra parte eso, que yo llamo, abrir un poquitito la puerta, las ventanas de nuestro espíritu para que penetre la luz de Dios. De paso os pido, os encomiendo, os aconsejo, os ruego, que atendáis la técnica de abrir esas ventanas de vuestra alma, a esa luz que viene de Él.

Estamos siguiendo esa trayectoria, de ese haz de luz, de esa flecha divina, que arranca del Corazón de Dios y luego atraviesa el tiempo, para ir a encarnarse en ese espíritu; pero antes, tenemos que poner una premisa, y aquí viene toda la enseñanza de la filosofía oriental y del gran místico, el evangelista san Juan. Ésta, son las dos tesis en que se sustenta toda esa experiencia, todo ese andamiaje de la razón de la existencia humana sobre esta tierra, lo que es la existencia del hombre y contra qué va a luchar cada

ser en esta tierra.

La tesis de toda la filosofía oriental es que los espíritus se encarnan en esta tierra, movidos por el deseo. El deseo se llama -en el lenguaje bíblico de san Pablo y de san Juan especialmente- concupiscencia.

Les hablo con claridad sobre estas cosas, porque les tengo absoluta confianza. La tesis que tuve que sustentar para un grado, fue precisamente el estudio de esa palabra deseo o concupiscencia, de uno de los más grandes teólogos: Santo Tomás; por eso correlaciono con toda facilidad lo uno y lo otro.

Un principio de la filosofía oriental, es que el espíritu encarna en este plano que se llama tierra, el último de los planos, en los cuales tiene que realizar sus experiencias el ser espiritual.

Aquí las preguntas: ¿el deseo o la concu-

Escritos del Padre Dávila

Escritos del Padre Dávila

piscencia, es de hoy solamente? ¿El deseo comienza, cuando nosotros pisamos los linderos de esta tierra, cuando recién encarnamos en el seno materno o más tarde, cuando damos los primeros pasos hacia las cosas y comprendemos que tenemos inclinación a las cosas de la vida, a las cosas materiales? ¿Ese deseo nace solamente allí, o ya hubo un deseo anterior, antes de que brillen los primeros luceros de este mundo, que se llama tierra, antes de que aparezcamos encarnados en el seno materno? Anteriormente ya teníamos deseos, pero eran deseos insatisfechos, teníamos deseos de realizar algo, de tener algunas experiencias antes de encarnar. Esta es la PRUEBA a la cual están sometidos todos los espíritus.

Sabemos lo que dice la Biblia: Que los ángeles fueron sometidos a una prueba. Los teólogos discuten acerca de esto. Podemos llamar a esa prueba: deseo insatisfecho o aspiración de realizar algo. De esta prueba

unos salieron bien y otros no; unos purificaron sus deseos allá y otros no lo purificaron; continuaron con esos deseos, y fueron tentados por aquello que Juan llama la soberbia, la soberbia de la vida, que es una de las tres concupiscencias o deseos principales.

Esos ángeles fueron tentados, sometidos a una prueba, a un deseo de constatar si esas perfecciones que tenían, si esa luz que les inundaba era suya o habían recibido de Él, de Dios.

Nuestros espíritus estuvieron también sometidos a esas mismas pruebas, unos respondieron a esa prueba a medias, otros en su totalidad y otros no respondieron y luego encarnaron. Entre esos espíritus estuvimos también nosotros, vinimos a este plano con deseos, llegamos para realizar la misma experiencia que realizó Eva y Adán en el pasaje simbólico del primer libro del Génesis: Eva fue tentada por la serpiente para que comiera del árbol del bien y del mal, del fruto de la ciencia del bien y del mal; es decir que Eva fue tentada por el deseo del sexo, por el deseo de su satisfacción personal. Esta es la tentación a la cual fuimos sometidos antes de encarnar para poder tener la experiencia personal de la satisfacción de esos deseos y ese es el motivo de nuestra venida a este plano.

Después de esta premisa bastante larga, no podemos descuidar el tema que estamos tratando: esa trayectoria del espíritu de la Virgen Bendita. Ella fue sometida también a una prueba, pero sale avante, pura, como salió del Corazón de Dios. Ella es esa luz purísima, Ella es ese rayo de luz que viene de Él, que no se contamina, porque Ella salió de la prueba incólume.

¿Por qué? me preguntarán los teólogos, los hombres que estudian estos problemas: los mariólogos.

Para mí es una cosa completamente clara

y absolutamente lógica, no creo -y conmigo estarán sencillamente quienes tienen la capacidad o el poder de un ligero razonamiento- no creo que el Padre Bendito haga esto, de dar a unos más que a otros. Aún el espíritu de nuestras cartas políticas, de nuestras constituciones del siglo XX, cuando se hablan de los derechos de ciudadanía y de la igualdad, dice: nadie puede ser considerado ante la ley mejor que otro, ni tener privilegios, sino la igualdad existe para todos. Y el Gran Legislador, el Supremo Legislador Dios, mis queridos estudiantes, del cual emanan todas las leyes, del cual viene todo poder, NO HACE EXCEPCIONES, Él no dice: a ti te doy toda esta luz. ¡Él da todo igual a todos! Lo que pasa, - volviendo a la comparación anterior- es que unos le abren la puerta para que entre y otros no, le cierran, no hay cooperación.

Con ese espíritu de la Virgen, con ese espíritu purísimo, las puertas fueron abiertas de par en par para que esa luz divina se proyectara enteramente a Ella, y por eso salió avante de la prueba. Ella no perdió ni un solo instante la pureza de esa luz que venía de Allá, desde la mente de Dios, de esa trayectoria divina. Y cuando esa luz ya razonaba -porque de otro modo no podemos entender-, ya existía la Virgen en ese rayo de luz; porque debemos entender, era rayo de luz de conciencia, mente y voluntad. ¡Ella ya razonaba, ya sabía!

Si tuviéramos la dicha de preguntarle y dialogar con Ella sobre estas cosas, tendríamos la plena seguridad, de que Ella ya sabía a qué venía acá a este plano cuando encarnó. Su encarnación fue una encarnación milagrosa. Se encarna en el seno de una anciana como era Ana, y recibe también la sustancia material de un anciano, Joaquín; esas dos sustancias que se habían prestado para que ese espíritu puro se encarne, no fueron producto de ese deseo vehemente de la juventud, de ese deseo pasional: Joaquín y Ana eran seres entrados en años.

Escritos del Padre Dávila

La concepción de la Virgen, de ese espíritu puro, se hace en esas circunstancias.

De aquí se deriva toda la teología de san Pablo acerca del pecado original, expresada especialmente en la Carta a los Romanos. Él habla de un pecado de origen por el cual entró la muerte en el mundo. El pecado de origen que realizaron nuestros primeros padres, que, según la teología cristiana, se llama el pecado de la naturaleza humana, porque está anexa al hombre. La naturaleza humana tiene esto. El deseo desordenado es un deseo intrínseco; es ley general para quien toma esta naturaleza humana. El espíritu que se encarna en esa naturaleza humana, va a cumplir sus deseos: buenos, malos o indiferentes, pero las va a cumplir. Esa naturaleza humana no es una naturaleza pura, porque si fuera así, una naturaleza sin mancha, una naturaleza que no estuviera inclinada al mal; sencillamente, el espíritu que encarnara, no tuviera la opción de escoger entre el bien y el mal; esa naturaleza es la que coopera eficazmente a la acción de ese espíritu encarnado.

Volvamos nuevamente a realizar esa evaluación de ese espíritu de la Virgen Bendita. Ella toma la naturaleza humana, es decir toma la sustancia humana para encarnar. Pero miremos atrás, y veamos cómo salió ese espíritu del Corazón de Dios: puro, limpio. Entonces, ¿qué hace al tomar la naturaleza humana? ES TAN VIOLENTA Y TAN TREMENDO -digamos así- EL IMPACTO DE ESE ESPÍRITU QUE VIENE DE ALLÁ, DEL SENO DEL PADRE, -¡y que debía ser una cosa tan grande, como el Padre escogió para ese espíritu el ser Madre de Su propio Hijo!- ese impacto en la unión misma, en el primer instante de esa unión, cuando se une ese espíritu y entra ya en esa naturaleza humana; entonces EN ESE INSTANTE SE PRODUCE UN GRAN CORTO CIRCUITO, QUE QUEMA, QUE INCENDIA TODO, ABSOLUTAMENTE TODO RESTO, TODO VESTIGIO, TODA MANCHA QUE TIENE ESA NATURALEZA, y ese espíritu es el que exi-

Escritos del Padre Dávila

ge a esa naturaleza, la sublime purificación. Ese espíritu es el que reduce a pavesas y purifica en un instante esa sustancia material que se llama naturaleza humana, tomada de Joaquín y Ana. Entonces así viene ese espíritu, y crece en el vientre materno, ese cuerpo no es como los nuestros, ya no es un cuerpo que tiene esa mancha, que tiene esa inclinación, ese deseo del mal, de la transgresión, es otra clase de cuerpo.

La Virgen no toma algo totalmente distinto, sino toma la naturaleza humana, pero ese

espíritu lo transforma intrínsecamente: al primer contacto con ese óvulo, prendió en el seno de la madre todas las propiedades que vienen de la luz pura que llega de Dios; ese óvulo físico se transforma también en un límpido cristal.

Si hubiera examinado un vidente, ese seno de Ana en el cual está reposando ese óvulo que va creciendo, hubiera visto que tiene esa claridad, esa transparencia especial, particularísima, que no tiene ninguno de los hombres, ni san Juan Bautista.

La Virgen nace como toda niña, como toda criatura. Cuando está joven recibe la visita del ángel, y se da cuenta de la misión que

tiene. El diálogo que entabla con el ángel, no es sino un diálogo narrado por el evangelista san Lucas. Juan no nos narra este

Escritos del Padre Dávila

diálogo. San Lucas lo hace para darnos una idea de la GRANDEZA DE LA VIRGEN MARÍA, pero una idea exotérica, externa hasta cierto punto, una idea que puede ser comprendida por todos. Él nos da el proceso que es semejante al proceso que siguió la Encarnación del Verbo de Dios, en el seno de la Virgen María. Aquí tenemos una explicación tan clara: LA VIRGEN, ESPÍRITU PURÍSIMO, QUE, AL ENCARNARSE, TRANSFORMA INTRÍNSECAMENTE LA NATURALEZA HUMANA. Transformada la naturaleza humana, se prepara el templo, el tabernáculo del Hijo de Dios. Y no podía bajo ningún aspecto, ese Hijo de Dios encarnar en otro tabernáculo que no fuera de esa naturaleza, no podía encarnar Dios en otra mujer que no hubiera sido purificada así, y que no hubiera salido firme de la prueba a la cual fue sometida, que no hubiera tenido ninguna vacilación.

LA GRANDEZA DE MARÍA HEMOS DE IR A BUSCARLA PRIMERO ALLÁ, EN EL CORAZÓN DE DIOS, y luego hemos de ir a buscarla también, en la grandeza de ese espíritu que se sometió a la prueba y salió avante.

¡ÉSTE ES EL GRAN SIGNIFICADO DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN! ¡Esta es la razón para que el gran Papa Pío IX, en 1854, el 8 de diciembre, haya declarado como dogma de fe, la Concepción Inmaculada de la Virgen María! Esa concepción no tuvo ninguna sombra de pecado, que esa concepción se realizó sin que la Virgen, en ningún momento haya tenido la menor sombra de pecado, propio de la naturaleza humana. Este es el gran significado. Creo que lo comprendéis, o al menos lo entrevéis.

No puedo extenderme más en esta explicación, porque creo que está bastante claro. Este tema está relacionado con las apariciones de la Virgen María, tanto en Lourdes, como en la gran metrópolis europea, la ciudad luz que es Paris: hay una capilla de las hermanas de la Caridad, en donde tuve la

dicha de celebrar algunas veces la Santa Misa, en esa capilla de las apariciones de la Virgen a Sor Catalina Labouré, a esa novicia tímida, que estaba realmente fuera de sí ante la aparición de la Virgen; cuando dialoga con Ella y le pregunta: ¿Quién eres Señora? ¿Cuál es tu nombre? Ella le contesta: “Soy la Inmaculada Concepción, mi nombre es la Inmaculada Concepción”. Ese espíritu que salió del Corazón de Dios y se encarnó sin tomar nada de lo manchado de la naturaleza humana y que al encarnarse purificó la naturaleza humana.

Escritos del Padre Dávila

Escritos del Padre Dávila

También en Lourdes dice lo mismo, habla Ella como la Inmaculada Concepción, su gran privilegio, después de su maternidad divina es este de su Inmaculada Concepción.

Tenemos una idea bastante clara y exacta, de lo que es ese espíritu puro, ese espíritu limpio de Ella, de la Virgen Bendita, este es el por qué tenemos que considerarla a Ella, después de Cristo, antes que a cualquier otro hombre, antes que a cualquier maestro. Si Cristo es el Maestro de maestros, la Virgen es la Maestra de maestros, porque Ella lo demostró así, sobre todo en el evangelio de san Juan, enseñando a sus hijos, lo que Ella es.

Escritos del Padre Dávila

Reseñas

ACCIÓN DE GRACIAS POR LA CREACIÓN

DE MONSEÑOR

LUIS GERARDO CABRERA HERRERA, OFM

COMO CARDENAL DE LA IGLESIA

La Iglesia Católica del Ecuador celebra la creación del sexto Cardenal en su historia en la persona de Mons. Luis Eduardo Cabrera Herrera, Arzobispo de Guayaquil, OFM, ordenado por el Santo Padre en el Vaticano el 7 de diciembre del presente año.

A continuación, compartimos la homilía y los momentos de unción en la Misa de Acción de Gracias llevada a cabo en la Iglesia Catedral de Guayaquil el sábado 14 de diciembre.

AEA se une al regocijo de la comunidad cristiana por esta designación del Papa Francisco, y pide bendiciones para el éxito de la gran misión cardenalicia confiada a un destacado arzobispo ecuatoriano dedicado al servicio de Dios con espíritu sencillo, alegre y fraterno.

Reseñas

¡Mensajeros de esperanza!

Queridos hermanos y hermanas

Hoy, celebramos la fiesta de san Juan de la Cruz: doctor de la Iglesia, un gran místico y reformador, junto con santa Teresa de Ávila, de la Orden de los carmelitas descalzos. “El alma que anda en amor, ni cansa, ni se cansa, ni descansa”, es uno de sus pensamientos más célebres. El amor, sin embargo, cuando no es correspondido, es herido por el dolor.

El Evangelio que hemos proclamado nos presenta a Jesús como el “Hijo del hombre”; una figura mesiánica que viene revestida de gloria y poder para salvar a su pueblo del pecado. La novedad, sin embargo, está en que va a padecer la traición, la negación, la calumnia, el rechazo e incluso la muerte en la cruz. Pero, ¿por qué puede darse esta situación?

Libertad-Amor

La Palabra de Dios nos revela que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios (cfr. Gen 1,27); y, por lo mismo, en libertad y por amor. La libertad y el amor, de este modo, constituyen la base de nuestra relación personal y comunitaria con Dios, con los hermanos y con la naturaleza.

Los seres humanos, por su parte, con frecuencia, de “creados por Dios” nos convertimos en “creadores de dioses” a nuestra imagen y semejanza, según las conveniencias. En tiempo de Moisés, el pueblo construyó su becerro de oro. Hoy, el becerro de oro está representado por los dioses del dinero, la ciencia, la inteligencia artificial, la técnica, la gloria, el poder y el placer. De este modo, somos esclavos de nuestras creaciones.

Los profetas levantan su voz para recordarnos que hay un solo Dios vivo y verdadero.

Entre los profetas, el evangelio de este día destaca a Elías, que viene con fuego a acabar los males de la tierra, y a Juan Bautista, que llega con el hacha lista para cortar el árbol y erradicar los males.

Jesús, el Hijo del hombre, en cambio, viene a salvarnos no por la fuerza ni la amenaza, sino por la bondad y la ternura, por la misericordia y la compasión.

Las voces de los profetas, sin embargo, no siempre son escuchadas. Con frecuencia, los corazones se endurecen, rechazan su mensaje e incluso acaban con sus vidas. Por este motivo, Jesús nos dice que va a sufrir. Pero no es un sufrimiento de resignación, de pasividad ni mucho menos de cobardía; es un sufrimiento como consecuencia de su mensaje en favor del amor y no del egoísmo, de la paz y no de la violencia, del perdón y no de la venganza, de la solidaridad y no de la indiferencia, del servicio y no del dominio, del diálogo y no de la confrontación, del compartir de bienes y no de la acumulación.

Amor-Esperanza

La vida de Jesús, como bien sabemos, no terminó en la cruz ni en la tumba, sino que resucitó al tercer día. Con su muerte, aparentemente, el mal se presentó más invencible que el bien, las tinieblas más grandes que la luz y el pecado más fuerte que la gracia.

Pero no fue así. Con su resurrección, el bien, la paz y la gracia triunfaron para siempre. De esta certeza, entonces, brotan la esperanza y la confianza en Dios y en nosotros mismos para superar los grandes males, como la pobreza, la corrupción y la violencia, cuya raíz está en el corazón de cada uno de nosotros.

El Papa Francisco, en el año del jubileo 2025, nos invita, justamente, a ser peregrinos de esperanza o portadores de buenas noticias en un mundo golpeado por tantos males sociales y ecológicos, causados por la contaminación y por la explotación inmisericorde

de los recursos naturales.

He aquí, queridos hermanos, la misión que Jesús, el Hijo del hombre, nos encomienda en este momento: ser mensajeros de esperanza de un mundo de paz y justicia, de reconciliación y perdón, de solidaridad y amor entre hermanos. Mensajeros de una esperanza que nos sorprende y desafía, nos incomoda y cuestiona, nos sacude y saca de la inercia de lo conocido, justo cuando queremos bajar los brazos.

Una esperanza que ilumine la mente y el corazón de nuestros políticos, legisladores y jueces para que el bien común y la justicia prevalezcan por encima de sus intereses e impartan leyes que estén al servicio de los más débiles, de la equidad y la verdad.

Permítanme concluir esta reflexión haciendo una breve memoria de lo que significa esta nueva misión que el Papa Francisco nos ha encomendado. Desde el anuncio de mi nombramiento de cardenal, he pasado de la sorpresa a la certeza de que es una gracia del Señor a este pueblo que cree en su Palabra, que lo ama apasionadamente y que no tiene temor de confesarlo en público y en privado.

El servicio de cardenal, por lo tanto, no lo recibo a título personal, sino en nombre de todos y cada uno de ustedes, de mis hermanos obispos, de los sacerdotes, de los miembros de la vida consagrada y de todos los hombres y mujeres laicos, que anuncien el Evangelio con pasión, creatividad y audacia en donde se encuentran.

En este momento, tan solo tengo palabras de gratitud a Dios por este regalo a su pueblo; al Papa Francisco por su cercanía y confianza; y a ustedes por la oración y el compromiso de continuar con la misión evangelizadora. Queridos hermanos y hermanas, su desbordante alegría es también mi alegría.

Que María, la madre de la paz y la esperanza, nos acompañe en esta nueva misión de seguir anunciando a Jesús, el Hijo del hombre, que viene a salvarnos en libertad y por amor.

Guayaquil, 14 de diciembre de 2024

Reseñas

Reseñas

ORACIÓN UNIVERSAL

Por el colegio cardenalicio, y en especial por Mons. Luis Gerardo, para que colabore solícitamente con el Papa en la conducción de la Iglesia universal. Roguemos al Señor.

Asamblea: Escucha Señor, nuestra oración.

Para que Monseñor Luis Gerardo destaque por su piedad, celo, doctrina y vida, y sea un genuino testigo de la cruz de Cristo. Roguemos al Señor.

Asamblea: Escucha Señor, nuestra oración.

Por nuestro Cardenal Arzobispo Luis Cabrera, para que su ministerio esté siempre lleno de humildad y sacrificio al servicio de la Iglesia. Roguemos al Señor.

Asamblea: Escucha Señor, nuestra oración.

Reseñas

Presencia de AEA en la Misa de Acción de Gracias por la Creación del Cardenal

Centro

Ponencia Centro Guayaquil

Dios Trascendente y Dios Inmanente

Centro Guayaquil

I- El Creador y su permanencia en nosotros

Introducción:

Al preguntarnos ¿cómo realizar a Dios?, lo primero que se nos viene a la mente es: hay que aprender a sentirlo, pues no basta con saber que existe, sino -como dice el Padre César Dávila- debemos comprender que estamos llamados a experimentarle en las profundidades del espíritu, a unificarnos con Él de espíritu a Espíritu, de conciencia a Conciencia, de mente a Mente.

Sabemos que Dios está más allá del conocimiento que proviene de la razón, ya que Él es Infinito, el Eterno, el Absoluto, el Inmanifestado. Necesitamos entonces elevarnos sobre el conocimiento racional para que la intuición que reside en el espíritu pueda entrar en comunión con el Infinito, donde Dios se nos revela por medio de su Gracia.

Ninguna palabra humana puede describir al Absoluto, pero su naturaleza bien se sin-

tetiza en esta palabra sagrada: Satchitananda. SAT, la Existencia infinita; CHIT, Inteligencia y Conciencia infinitas; y ANANDA, Felicidad y Amor infinitos. En la Verdad Suprema lo Divino es paz, conciencia, existencia, poder y ananda absoluta e infinita.

En expresión del Iniciado Pablo en el Areópago de Atenas, Dios es una presencia viva en nosotros: “Él no está lejos de ninguno de nosotros, pues en Él vivimos, nos movemos y existimos”. (1)

Cristo proclama su unidad con el Padre, y los grandes Maestros de meditación nos guían hacia la Luz infinita, demostrándonos con su experiencia mística que somos de Dios y vamos a Él.

¿Cómo no desear entonces realizar a Dios en nosotros y participar de esa conciencia de unidad? ¿Cómo no responder con todas nuestras fuerzas a ese llamado de nuestro Padre para que lo sintamos dentro de nuestro ser y para que vivamos en espíritu los dones de su Reino?

Trascendencia e Inmanencia Divinas

Es necesario que comencemos por precisar y diferenciar dos términos relativos a Dios: Trascendencia e Inmanencia.

El Padre Dávila explica que la trascendencia divina hace referencia a la descripción de Dios y de lo que es en Sí mismo; nos referimos a la trascendencia de Dios cuando lo concebimos como el Ser Único, con todos sus atributos y perfecciones en grado infinito.

Y cuando ese Ser viene a convertirse en Algo propio, cercano, accesible a nosotros, algo de quien formamos parte, cuando entra en relación con nosotros, hablamos entonces de la inmanencia divina.

Quien lo ve como algo íntimamente conexo consigo mismo, está ya en el camino de comprender lo que significa el Dios Vivencial, de vislumbrar en qué consiste una vivencia de Dios, una experiencia divina. El Dios inmanente es el Dios personal, Aquel que se manifiesta en cada ser humano en

particular. Quien lo ve así, ya no podrá volver atrás.

En el Bhagavad Gita, uno de los libros sagrados del hinduismo, Krishna le expresa a Arjuna: “En verdad te digo que nunca abandonaré, ni permitiré que me abandone quien Me ve en todas las cosas y ve a todas las cosas en Mí. Perpetuamente le tendré sujeto a Mí por las áureas cadenas del amor. Quien me ve en mi Unidad y Me ama en todos los seres, morará en Mí”. (2)

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El Padre Dávila nos dice también que la Verdad es Dios: Dios inmanifestado en su divina esencia y Dios manifestado a través de todas sus obras.

Vale decir que el oriental es el filósofo de la Inmanencia Divina, pues no concibe a un Dios que no esté cerca del hombre y en el hombre. Diferentes tradiciones yóguicas interpretan lo divino, ya sea como una conexión con el ser superior, la unión con el universo o el despertar de la conciencia pura.

Los filósofos se ocupan de explicar la relación entre Dios, el mundo y nosotros:

Sócrates, por ejemplo, menciona que Dios es el alma del mundo, esclarecida por el pensamiento eterno, hijo del bien; y en todos los seres se encuentra en diferentes grados el pensamiento, el bien y la inteligencia. Platón, manifiesta que Dios sería el fundamento de la realidad, al que se le predica el atributo de la bondad y la sabiduría. Aristóteles, describe a Dios como el primer motor inmutable, incorruptible.

Y Spinoza, filósofo holandés del siglo XVII, sostiene que todo lo que rodea al hombre es Dios y que ello se manifiesta a través de la armonía de lo existente.

Podríamos seguir mencionando a muchos más filósofos. Lo cierto es que todos convergen en que hay algo divino en nosotros los hombres, que es el entendimiento y la sabiduría del espíritu. Si esto es así, al ser creados a imagen y semejanza de Dios, somos parte de Él, lo cual nos une y nos hace uno en Él.

Es por eso que el hombre tiene la necesidad de vivir conectado con su Creador, sentir el deseo de la intimidad paternal, anhelar su presencia; porque ese fue el propósito de Dios cuando nos creó: que seamos su imagen para que participemos de Él.

Visiones sobre Dios y el hombre

El Padre César Dávila destaca a ese Dios inmanente, que representa lo opuesto a lo que ha seguido la Escolástica desde el siglo XIII, basada en una enseñanza no vivencial de Dios que se preocupó de enseñar la trascendencia divina, pero descuidó lo más importante: la inmanencia.

En Oriente, la filosofía es una ciencia inseparablemente unida a la religión. En cambio, en Occidente la filosofía se ha desligado del concepto religioso, convirtiéndose en una

ciencia de la razón, quedando la religión como una ciencia separada de la filosofía. La Filosofía clásica surge del encuentro entre el hombre, la sociedad y el mundo que le rodea; está vinculada a la historia humana. En Occidente, los campos filosófico y teológico siguen por caminos paralelos diferentes.

Esto ha dado lugar al nacimiento de una teología mística y otra meramente especulativa. Por lo tanto, hay una diferencia entre Filosofía y Religión en Oriente y Occidente.

Dios para el filósofo oriental

La Filosofía Oriental se podría definir como una ciencia de la unión del Uno con el Todo y del Todo con el Uno; esto es, de Dios con su creación.

Este concepto místico ha permanecido inalterable. Toda la literatura y filosofía sánscrita -que es más extensa que la griega y la latina juntas- está impregnada de un profundo sabor religioso, cuya sabiduría interna fue conservada primero en la tradición oral y más tarde en sus libros sagrados por los Rishis, considerados como seres de origen divino.

El Padre Dávila nos recuerda que la concepción filosófica oriental carece de enunciados metafísicos, antropológicos, psicológicos, sociales y científicos. Viene de Dios, se proyecta al hombre y continúa inseparablemente unida a Dios.

En Occidente -especialmente al comienzo

de la era moderna-, la filosofía se ha divorciado de la religión, mientras que los orientales las han mantenido estrechamente unidas:

Uno de los más grandes pensadores de la India, el filósofo Shankaracharya -del siglo VIII D.C.- enseña: “La búsqueda de la filosofía es la Verdad, y de la religión es Dios. En la experiencia final, sin embargo, Dios y Verdad son una y la misma realidad”.

Y sienta este principio: “La filosofía sin religión degenera en un vano y seco intelectualismo; la razón se mueve en un círculo, crea dudas y nunca arriba a una finalidad total. Puede indicarnos la posibilidad, no la prueba de la realidad última (Dios), pero si no se halla animada por la fe, vuelve agnóstico a quien la utiliza”. (3)

El oriental ha creado una filosofía en la cual nada de lo que tiene el hombre se excluye de Dios. Ha creado la Yoga como ciencia de la unión del hombre con Dios. Todas las ramas de la Yoga se encaminan a este mismo fin, ofreciendo un camino hacia lo divi

Dios para el filósofo occidental

no.

La presencia divina en cada ser humano es una fuente real de felicidad que le llena al hombre por completo y lo libera de todas las esclavitudes de los sentidos.

Según Ramakrishna: “El hombre libre es aquel para quien la realidad divina es una presencia viva que llena su mente y su corazón. No depende de nada ni de nadie. Dios lo es todo para él: Padre, Madre, Amigo, Maestro y Bien Amado”. (4) Le inspira, le da sabiduría y amor puro.

Por otro lado, en la filosofía de Occidente existen tres grandes períodos: El griego, el cristiano y el renacentista. En el período griego (desde Tales de Mileto, Sócrates, Pitágoras, Platón), la filosofía era considerada como la ciencia de lo divino; los conceptos: Dios, hombre y su interrelación formaban un conjunto unitario.

Platón definió al ser humano como un compuesto de cuerpo, alma y espíritu. Esta concepción pasó a la filosofía cristiana a través de San Agustín, y está claramente enseñada en la Biblia:

La palabra ALMA (en hebreo “Nefesh”)

tiene un significado de vida. “El alma es lo que hace al cuerpo un ser vivo”, “morir es exhalar el alma”. En el Nuevo Testamento, el alma es la sede de la vida”. La palabra ESPÍRITU (“Ruah” en hebreo) es la parte autónoma del hombre. “Así como el cuerpo es terrenal porque procede de la tierra, el espíritu es celestial porque procede del cielo”. (5)

Justamente, la tricotomía antropológica cuerpo, alma y espíritu quedó claramente expresada por Nuestro Señor Jesucristo en estas palabras: “Triste está mi alma hasta la muerte.” (Alma = Nefesh). (6) Y luego, en su exclamación final: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. (Espíritu = Ruah). (7)

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También encontramos esta diferencia cuando la Virgen María recita el canto del Magníficat: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador”. (8)

Platón -filósofo griego- y San Agustín -de la era cristiana- convergen en que la filosofía es una ciencia de lo divino.

El concepto del hombre compuesto de cuerpo, alma y espíritu fue suplantado por Aristóteles, que convirtió a la filosofía en una ciencia de la pura razón y al hombre en un compuesto de alma racional y cuerpo. Como hemos dicho, esta teoría Aristotélica a partir del siglo XIII fue incorporada al cristianismo para explicar los dogmas de fe que permanecen hasta hoy.

Divergencias filosóficas

Como nos dice el Padre César Dávila, la polaridad entre la filosofía oriental y occidental es profunda. La filosofía oriental tiene como característica inalterable hasta el día de hoy, la relación del hombre inseparablemente unido a Dios; mientras que la filosofía occidental, al convertirse en una ciencia de la razón, quedó mutilada por excluir a Dios.

El Padre Dávila enseña que el valor trascendente es la realización personal de Dios en nuestra vida. Vivir a Dios es lo más importan-

te. Debemos buscar en nosotros a ese Dios inmanente, a ese Dios personal, a ese Dios que tiene que ser una vivencia en cada uno de nosotros y que no se aparte en ningún momento de nuestras vidas.

Y al referirse a Cristo, afirma: “Yo creo que la enseñanza de Cristo se sentó en la Inmanencia Divina”. (9)

Lo resumen estas palabras del Señor: “No busquéis aquí o allá el Reino de Dios. El Reino de Dios está dentro de vosotros.” (10)

II- La unidad individual con el Todo

El uno y el Todo

Cabe resaltar que la parte medular de la enseñanza filosófica de Oriente está en la unidad del hombre con el Todo. ¿Qué es el Todo? Es Dios. Unirse a Él, sumergirse en su insondable esencia, realizar en Él la experiencia vivencial. He ahí la meta del hombre.

El gran maestro Rabindranath Tagore ve así la unidad de Dios en todo: “Nosotros nos sentimos felices de ver que todas las cosas que existen en el mundo están como envueltas por el Espíritu de Dios. Yo reverencio a Dios una y otra vez porque Él está en el fuego y en el agua; porque Él traspasa a todo el mundo y se manifiesta en la cosecha del año, cuanto en los perennes árboles. ¿Puede Este ser un Dios separado del mundo? De manera alguna. Esa concepción no solo significa verle en todas las cosas, sino reve-

renciarle en todos los objetos del mundo”. (11)

La verdadera filosofía, la cual hay que construirla o perfeccionarla, debe tener un binomio necesario: Dios y el hombre. Binomio único, insustituible. Dios que se humaniza y el hombre que se diviniza en el Cristo Cósmico. Dios está en nosotros.

Cristo nos incorporó a la unidad plena con el Padre, cuando dijo: “El Padre y yo somos uno” (12). Y cuando al orar, manifestó: “No te pido solo por éstos, te pido también por los que van a creer en Mí. Que sean todos Uno, como tú Padre está conmigo y yo contigo, que también ellos estén con nosotros para que crea el mundo que Tú me enviaste” (13).

El Padre Dávila, en Las llaves de tu Reino,

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Concentración y Meditación, nos señala un camino fácil de encontrar el tesoro escondido del que tantas veces nos habla Jesús. “Ese tesoro, ya lo adivináis, es Dios. Pero ese Dios en nosotros”. (14)

Ese camino de encontrarle -dice- nos lo enseñaron Cristo, sus discípulos inmediatos, los grandes maestros de Oriente y los santos de todas las religiones. También menciona que la Yoga verdadera enseña cómo realizar a Dios, cómo llegar a Él.

En nuestro movimiento espiritual, sentimos la pertenencia espiritual con nuestro Creador al invocar la percepción de Su presencia en nosotros:

El mantram oriental Hong-So invoca la unidad entre Dios y nosotros, entre el Padre y cada uno de sus hijos. En repetición continua de la oración Tú y yo somos uno, el devoto despierta la percepción de sintonía de su ser individual con el Espíritu Divino.

De igual forma, en el canto cósmico Haz que esta gota vuelva a su Mar, nuestra conciencia individual participa del Dios Todo,

manifestando que Él está en nosotros y nosotros en Él.

“Ustedes -nos dice el P. César Dávila-, tienen que buscar en ustedes ese Dios Inmanente, a ese Dios personal, a ese Dios que tiene que ser una vivencia en ustedes, y que tiene que ser tal, que no se aparte en ningún momento de la vida de ustedes, como decía Gandhi con toda razón. De manera que ahí se resume toda la enseñanza oriental acerca de la Inmanencia Divina.” (15)

El gran místico hindú Paramahansa Yogananda, una de las mayores glorias de la India espiritual, elevó así su Canto a la Unidad:

Tu vida cósmica y yo somos uno.

Tú eres el océano, yo soy la ola:

Somos uno.

Tú eres la llama, yo soy la chispa: Somos uno.

Tú eres la flor, yo soy la fragancia: Somos uno.

Tú eres el Padre, yo soy tu niño: Somos uno.

Tú eres mi Madre, yo soy tu hijo: Somos uno.

Tú eres mi Maestro, yo soy tu discípulo: Somos uno.

Tú eres el Océano, yo soy la gota: Somos uno.

Tú eres la Risa, yo soy la sonrisa: Somos uno

Tú eres la Luz, yo soy el crepúsculo: Somos uno.

Tú eres el Conocimiento, yo soy el pensamiento: Somos uno.

Tú eres el poder eterno, yo soy la fortaleza: Somos uno.

Tu Paz y yo somos uno.

Tu Júbilo y yo somos uno.

Tu Saber y yo somos uno.

Tu Amor y yo somos uno.

Por eso, Tú y yo somos uno.

Tú y yo fuimos uno.

Y Tú y yo seremos uno para siempre. (16)

III-La unidad con Dios, primer signo de una experiencia divina

Como lo habíamos destacado, el Padre Dávila nos enseñó que la unidad con Dios es el primer signo de una experiencia Divina.

Toda experiencia divina, se realiza de mente a Mente, de voluntad a Voluntad, de espíritu a Espíritu, de conciencia a Conciencia. Toda experiencia Divina implica un estado

de unidad, de comunión con Dios.

La experiencia divina a la que muchos seres humanos queremos llegar no es sino ese estado de conciencia en el que cada uno sentimos una profunda conexión con el Dios bendito. Es una vivencia espiritual en la que se percibe una realidad que va más allá de lo físico y lo material.

Es un estado de iluminación que trasciende todo entendimiento.

Otro signo de la experiencia divina es la comunión con el Dios-Luz. Caminar en la luz es caminar en la justicia, en la honestidad, en la bondad, en la fe, en la esperanza, en el amor. Somos hijos de la Luz, en consecuencia, también, somos luz.

Dios es Amor. Este Dios-Amor nos rodea y nos penetra como el agua en los poros de una esponja.

Sentir a Dios-Amor no es como se creyera, privilegio de pocos; todos, sin excepción, estamos llamados a entrar por este camino. Para esto, no necesitamos alejarnos en busca de la soledad de las montañas o de la augusta quietud de los desiertos, solo necesitamos entrar en nosotros mismos.

El camino para la unión con Dios

Ramakrishna, uno de los hombres más iluminados en los últimos tiempos, después de una experiencia divina, al referirse a su cuerpo exclamó: “Una funda, Señor, una funda. Y al mirar en su interior, es el templo del Señor, es el aposento del Señor. Si deseamos encontrarlo, será preferible solicitar audiencia allí.” (17)

La presencia divina en cada ser humano es una fuente real de felicidad que le llena al hombre por completo y libera de todas las esclavitudes de los sentidos.

El sendero para la iluminación divina es el de la oración. Solamente Dios es capaz de revelarse a sí mismo. Esta iluminación que nos conduce a Dios y que nos hace entrar en comunión con Él, es el principio de nuestra felicidad que tendrá su culminación plena más allá del tiempo.

San Agustín entró en este camino. Y al comprender que el amor de Dios es inmanente y trascendente a la vez, consignó uno de sus

enunciados más místicos y profundos:

“Dios está más interior que lo más íntimo mío y más elevado que lo más sumo mío”. (Deus est autem interior intimo meo et superior summo meo). (18)

En otras palabras, San Agustín está expresando que Dios está más cerca de nosotros que nuestra propia conciencia interior y a la vez, está por encima de nuestra capacidad de comprensión y percepción.

El Padre César Dávila destaca: “Hay algo medular alrededor de lo cual gravitan la vida y escritos de San Agustín, es aquel gran misterio del retorno del hombre hacia el centro de sí mismo, para desde allí emprender el retorno al Infinito. Todo mortal para descubrir este secreto necesariamente tiene que llegar tarde o temprano a este centro gravitacional que le conducirá a Dios. Pero esto no es obra del hombre sino producto de la iluminación divina: el camino es el de la oración.” (19)

San Agustín no solamente tuvo una sino va-

rias experiencias de Dios. Una de ellas fue aquella revelación acerca de la grandeza insuperable del gozo de Dios sobre cualquier deleite de los sentidos y la visión mística que tuvo junto a su madre (Santa Mónica) frente a un jardín de Ostia Tiberina, en su búsqueda de la verdad divina. (20)

Podemos decir que en el espíritu de San

Agustín brilló la Luz de Dios inconfundible que habita en la intimidad de nuestro ser y que desea comunicarse a sus hijos siempre que estos le permitan entrar en su santuario interior. Luz sobre toda luz, Verdad sobre toda verdad, Felicidad sobre toda felicidad… Esto es lo que se llama una experiencia divina. Esto es llegar a tener conciencia de ese Dios Vivencial.

¿Cuál es el camino?

Lo sabemos: La vía interior. Si queremos encontrar a Dios, si deseamos sintonizarnos con Él, si buscamos una experiencia divina, el sagrado lugar donde se lo encuentra es el silencio. El camino para la iluminación divina es el de la oración. Solamente Dios es capaz de revelarse a sí mismo.

¿Qué es Contemplar? Nuestro maestro espiritual lo explica así: “Contemplar es ver, pero no con los ojos del cuerpo, sino con la mirada interna de nuestro espíritu.

Contemplar es hacerse uno con el objeto que vemos.

Contemplar es intuir, en lo más profundo de todos los seres y de todas las cosas, no solamente una huella fugaz, transitoria, obscura, superficial, distorsionada de la Bendita Divina Omnipresencia… Es descubrir allí la vida y al Autor de la vida”.

“…Es sentir “Algo” completamente nuestro. Vida de nuestra vida, Ser de nuestro ser, Espíritu de nuestro espíritu, Mente de nuestra mente, Conciencia de nuestra conciencia, Amor de nuestro amor. Este “Algo” es nuestro Dios”.

“…Contemplar es escuchar su secreta voz que habla en el idioma del silencio que entienden todas las cosas.” (21)

Tengamos presente que estas experiencias no son privativas o privilegios de los santos; las podemos tener todos, si meditamos con perseverancia.

¿Tienes que caminar todavía un largo trecho?

Dios y los maestros nos acompañan y animan, como lo hace nuestro gurú cuando nos dice: “No desmayes, sigue adelante, también tú, llegaras a escuchar esa Voz Interior inconfundible… También tú sentirás, en lo más íntimo de tu ser, la comunión vivencial con Dios, comunión que es tuya, absolutamente tuya y nadie podrá disputarte. Si ya has subido el último escalón de la pendiente larga y fatigosa y has llegado a la cumbre; no te detengas allí, sigue adelante.” (P. Dávila) (22)

Nuestra cita Diaria con Dios

Cerramos esta ponencia, escuchando el llamado fervoroso que nos hace nuestro amado gurú a ser perseverantes en la práctica de la Meditación: (Audio P. Dávila 1:30 min):

“Es preciso que nosotros demos toda la importancia que tiene a esta cita. Y del interés que pongamos en esta cita con Él, dependerá también todo el éxito en nuestra vida. Si queremos que esta vida que recibimos de Él sea fecunda, si queremos que esta vida

revierta su fecundidad en favor de nuestros hermanos, entonces es preciso que comprendamos mejor que la única manera de ser los propagadores de Reino de Dios es esta: ser fieles a nuestra cita diaria con Él.” P. César A. Dávila. (23)

Para vivir unidos a DIOS en su aspecto Inmanente, es necesario entonces no descuidar nuestra cita diaria con Él, fuente de toda Luz, Verdad y Amor.

OM, PAZ, AMÉN.

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Fuentes:

• (1) Hechos 17, 28.

• (2) Bhagavad Gita, Cap.VI, 31.

• (3) Conferencias Magistrales del P. César Dávila, págs. 349-350.

• (4) Conferencias Magistrales del P. César Dávila, pág. 265.

• (5) P. César Dávila, Conferencias Magistrales, pág.352.

• (6) Mateo 26, 38.

• (7) Lucas 23, 46.

• (8) Lucas 1, 46.

• (9) P. César Dávila, Charla #1510-K, La enseñanza de Cristo se centró en la Inmanencia Divina.

• (10) Lucas 17, 20-21.

• (11) Rabindranath Tagore. Sadhana, pág.53.

• (12) Juan 10, 30.

• (13) Juan 17, 20-21.

• (14) P. César Dávila, Las llaves de tu Reino, Concentración y Meditación, pág.115.

• (15) P. César Dávila. Charla #1510-J Buscar en nosotros a ese Dios Inmanente, 1986.

• (16) Paramahansa Yogananda. Canto a la Unidad. El Dios Vivencial, pág.363.

• (17) Evangelio de Ramakrishna. Editorial Kier S. A., pág.99.

• (18) San Agustín. Confesiones, III 6,11.

• (19) P. César Dávila. El Dios Vivencial, 163.

• (20) San Agustín, Confesiones XI, 10.

• (21) P. César Dávila. El Dios Vivencial, págs.318-319.

• (22) P. César Dávila. El Dios Vivencial, pág.369.

• (23) P. César Dávila. Charla #203 La importancia del mundo transcendente, 1982.

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Dios el Alfa y el Omega

Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin, el primero y el último, así dice el texto bíblico de Apocalipsis 22, 13.

El hombre tiene sed de vida, ¿cuál? ¿la vida que da las maravillas de este mundo o de la vida eterna? Busca y encontrarás a quien da la vida, pero no sólo esa vida que nos hace vivir las maravillas de este mundo, sino busca al que da la vida eterna, pues suyo es el tiempo y la eternidad. Todo hombre sin excepción se encuentra ubicado entre dos puntos cardinales, el punto alfa y el punto omega, el punto alfa el de partida y el punto omega de llegada.

Dios es el punto inicial y el final de todos los

seres y de todas las cosas. Él está por encima del tiempo, para Él todo es presente y esto significa concretamente, si Dios el Espíritu Santo nos habla del día del Señor no es una promesa, es una descripción de un hecho, de un hecho que Dios ya tiene ante los ojos, la amplitud de Dios, su eternidad, lo que implica que Él sí incluye todo lo que puede ser y que busca el hombre.

Yo soy el camino, la verdad y la vida, dice nuestro Señor Jesucristo (Juan 14, 6). Jesús es el principio y el fin, esto también nos toca muy personalmente a nosotros, destaca el apóstol mayor.

Es decisión de Jesús que podamos ser hijos

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de Dios. Él decidirá cuándo se podrá entrar en el reino de Dios, el reino de la eternidad, reino que tratemos de que el Señor Jesús se

vuelva cada vez más grande en nosotros y Él nos enseña a estar también al principio y al final de la relación con nuestro prójimo.

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Jesús alfa y omega,

Al referirse a Jesús como el alfa y omega quiere decir que él estaba en el principio de todas las cosas y que estará al final, es equivalente a decir que siempre existió y siempre existirá.

Fue Cristo como segunda persona de la eternidad quien llevó a cabo la creación,

todas las cosas que fueron hechas y sin Él nada de lo que ha sido hecho fue hecho. (Juan 1,3). Su segunda venida será el comienzo del fin, de la creación, tal como la conocemos. (II de Pedro 3, 10)

Como Dios encarnado, Él no tiene principio, tampoco tendrá fin en cuanto al tiempo, siendo de eternidad en eternidad.

Él ha existido desde el principio y seguirá existiendo por siempre.

En el Bhagavad Gita, la biblia de los orientales, cuando Krishna, el Dios manifestado, instruye a Arjuna que representa al hombre a quien se manifiesta, dice el universo emanó de mí y lo compenetró con mi manifestado aspecto.

Todas las cosas me pertenecen, pero yo no

les pertenezco. Sin embargo, nadie caiga en error creyendo que todas las cosas son yo. Yo soy el sostén de todas las cosas, pero las cosas no son yo.

Sabe que, así como la atmósfera está sostenida y contenida en el éter universal, así todas las cosas creadas están sostenidas por mí, el inmanifestado. Este es el secreto y Arjuna medita profundamente en él. Yo soy el principio, el medio y el fin de todas las cosas.

Dios, Alfa y Omega

Siempre ha sido un misterio para el hombre el conocimiento sobre el origen de Dios, su relación con nosotros y la creación visible e invisible. En el Apocalipsis, versículos 1, 8, 21, 6 y 22, 13, la frase yo soy el alfa y la omega se considera un apelativo de Jesús y del Pa dre.

Muchos teólogos y especialistas aplican este título tanto a Dios Padre como a Jesucristo. De ahí que las letras alfa y omega yuxta puestas se usen desde lo antiguo como un

símbolo cristiano. Este símbolo sugiere en el Apocalipsis donde muchos creen que Cris-

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to, así como Yahvé, ese es el primero y el último.

Clemente de Alejandría habla de la expresión como el alfa y la omega por quien sólo el fin se convierte en principio y el fin de nuevo en el principio, original sin ninguna interrupción. Por lo tanto, esta frase para muchos cristianos expresa que Dios es eterno y existirá siempre en un eterno presente. Todos los hombres sin excepción, ricos, pobres, buenos o malos, sabios o ignorantes, no importa la condición, el rango, dignidad, se encuentran entre estos dos puntos cardinales.

El punto alfa y el punto omega. Dios es el

punto inicial y final de todos los seres, como se lo reveló al evangelista Juan. Yo soy el alfa y el omega, el primero y el último, el principio y el fin.

Nos comenta el Padre de Dávila que esta es una realidad innegable. Digan lo que digan, piensen lo que piensen, hagan lo que hagan, enseñen lo que enseñen, nada de cuanto ofrece la tierra es capaz de satisfacer las ansias infinitas del corazón humano. (El Dios Vivencial pág. 316)

Y es el yo interior el que nos descubre que todas las cosas visibles e invisibles son obras de ese Dios Bendito.

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Venimos de Dios y vamos a Él

Un hombre libre en nada piensa menos que en la muerte y su sabiduría no es una meditación de la muerte sino de la vida.

Esta cita nos enseña que el hombre debe despertar su conciencia para saber que la vida es una experiencia continua del ser que él es y que su naturaleza verdadera es espiritual, aunque en su proceso de evolución la mayor dificultad reside en lo aferrado que está a la existencia en este plano. Si afirmamos que de Dios venimos y a Él volvemos la preocupación no debe ser mayor, pues entonces somos parte de su ser eterno, por lo tanto, esta vida será un paso dentro de esa eternidad divina. Podemos decir que en paz estamos porque antes, durante y después de esta vida en el Señor permaneceremos.

Esto nos vuelve libres y más cuando devela-

mos esta verdadera naturaleza. La filosofía oriental en sus enseñanzas nos expresa que en nosotros hay una chispa divina que proviene de Dios por lo cual nos hace semejantes a Él y podemos gradualmente develar esta verdadera naturaleza espiritual. Los orientales nos expresan en forma sencilla el flujo dinámico de la creación visible e invisible cuando nos hablan que la creación es producto de un pulso rítmico y se conoce como los días y noches de Brahma, la santa exhalación cuando los seres y los universos surgen de Dios y la santa inhalación cuando todo vuelve a Dios.

Sólo cuando el hombre conoce en sí mismo los principios que lo componen y se sabe portador de Dios, devela una de las grandes cualidades del espíritu, su eternidad e inmanencia en el flujo continuo del universo creado.

El retorno al Infinito

El eterno retorno es una concepción filosófica estoica del tiempo postulada en forma escrita.

Por primera vez en Occidente y planteada una repetición del mundo y los seres en don-

de éste se extinguía para volver a crearse. Bajo esta concepción el mundo era vuelto a su origen por medio de una conflagración donde todo ardía en fuego. Una vez quemado se reconstruía para que los mismos actos ocurrieran una vez más en él.

Para la filosofía oriental la existencia sigue siendo un hecho cíclico en donde cada

acto, cada instante y cada acontecimiento se repetirán eternamente con la diferencia de que la potencialidad y el poder de la voluntad pueden por la acción de las leyes cósmicas moldear y transformar los efectos generados llevando al universo a su perfección pues esta entropía cósmica es constante al cambio.

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¿Cómo redescubrir a Dios?

Con la alegría del Espíritu Santo Jesús exclamó: Te alabo Padre Señor del cielo y de la tierra porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos te las revelado a los niños. Sí Padre porque esa fue tu buena voluntad. (Lucas 10, 21)

Mi Padre me ha entregado todas las cosas, nadie sabe quién es el hijo sino el Padre, nadie sabe quién es el Padre sino el Hijo y a aquel a quien el Hijo quiera revelarlo. (Lucas 22)

Los manuales de teología, los tratados de los santos padres, declaraciones dogmáti-

cas, concilios, escritos místicos resultan inaccesibles a la gran mayoría de los hombres y los cristianos en particular, lo propio sucede con la filosofía e historia de religiones comparadas con los conocimientos de otras culturas religiosas diferentes al cristianismo como el islamismo, hinduismo, budismo. El hombre sigue apegado a su cultura y se considera autosuficiente estos conocimientos se encuentran guardados en bibliotecas especializadas. Por eso es importante como indica el padre Dávila, que a Dios se le redescubre porque a Dios lo llevamos en nosotros, pero sucede que somos nosotros los que hemos olvidado el reino de Dios lo llevamos dentro. (Lucas 17, 21)

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La guía del Gurú en el Camino

Se cuenta que alguien le preguntó a Swami Kriyananda – discípulo directo de Paramahansa Yogananda -, “Necesito un gurú”, a lo que éste respondió: “No, no hace falta”. Luego agregó: “Pero si quieres encontrar a Dios, sí, necesitas un gurú.” Luego explica:

“Si alguien quiere escalar una montaña complicada, no lo pensaría dos veces antes de buscar un guía experto, o si quiere aprender un instrumento musical, o si quiere ser un atleta competitivo. Sin embargo, al querer lograr la libertad espiritual, que es el esfuerzo más difícil de todos, muchos tratan de abrirse camino mezclando varias creencias y prácticas.” (Tomado de Lecciones en Discipulado del Instituto internacional de Meditación y Yoga de Ananda en español). P. 1

Sin duda, con estas sencillas palabras este distinguido discípulo del maestro Yogananda nos ilustra al decir que, si para aprender un arte, un deporte o cualquier actividad difícil, la ayuda de un experto es crucial, con mayor razón lo es si se quiere buscar cómo llegar a Dios, la tarea más difícil, nos dice, y éste es el papel del gurú en la vida de quien se avoca a la difícil tarea de conocer a Dios, de llegar a Dios. De manera tal, que quien se avoque a ese especial propósito – por decirlo de alguna manera-, no debe dudar en buscar la ayuda, la guía de un verdadero gurú, así lo entendemos nosotros. Por su parte, Paramhansa Yogananda explica:

“Las personas que todavía están encerradas en la jaula del ego, a menudo ven la idea de tener un gurú, como una amenaza a su libertad personal. No se dan cuenta de la libertad es exactamente lo que no tienen actualmente.

El papel del gurú es abrir la puerta de la jaula. Si un discípulo, al encontrarse todavía

apegado a la limitación grita: “Déjame en paz”; Me gusta mi pequeño nido de placeres y deseos”, El gurú no insistirá. Él dirá, simplemente, “Vine porque me llamaste; de lo contrario no me habría molestado. No fue mi necesidad lo que me trajo. Fue tu necesidad. Así que hasta que me llames de nuevo, esperaré.”

Aceptar a un gurú no es asumir una carga. No es una amenaza para el libre albedrío y la felicidad personal. Es mayor bendición que tú, o cualquiera, puede tener en este mundo. Se requieren encarnaciones de buen karma para atraer la ayuda de un verdadero gurú.

Dios envía primero una guía indirecta al aspirante espiritual, por medio de libros y maestros de menor categoría.

Solo cuando el deseo por ÉL se vuelve muy intenso, le envía ayuda en forma de un gurú auto realizado. No es un favor para el gurú si el estudiante lo acepta. Mas bien, el estudiante debe haber rezado mucho en esta vida y en vidas anteriores, para haberse ganado una bendición tan grande.” Ídem, P.2

Resulta por demás interesante las palabras de Yogananda respecto de lo que es un gurú y su papel en la vida de quien lo busca, de igual manera lo que significa buscar a Dios sin la guía de un gurú, no está malo, entendemos nosotros, pero el camino será mucho más difícil. De la misma manera, como dice Kriyananda, que sería procurar aprender un arte o ser un atleta exitoso sin la guía de un experto, con mayor razón emprender el difícil camino de encontrar a Dios viviendo en un mundo con tantas atracciones, aunque ficticias, pero atracciones al fin, el mundo maya. Resulta interesante también entender que lograr la ayuda de un verdadero gurú no es una tarea fácil, requiere de una previa e intensa preparación y que quien nos envía ese gurú es el mismo

Dios cuando ÉL considera que estamos preparados para aceptarlo y seguir sus directrices y, algo muy importante, es, comprender que el envío de un gurú es una bendición muy grande.

Para finalizar este apartado, conviene acotar lo que el Padre César Dávila Gavilanes no dice en “Las llaves de tu Reino” respecto de la verdadera labor de un auténtico maestro en sus enseñanzas a los discípulos en la búsqueda de Dios, así se expresa:

“Ningún verdadero maestro de Oriente, ningún yogui auténtico intenta otro fin en sus enseñanzas y en sus prácticas que este: el encuentro con Dios. Encuentro real, verdadero, humano, vivencial, si se quiere tangi-

ble, con ese Dios Alfa y Omega, principio y fin, bienaventuranza y gozo, sabiduría y amor, infinita omnipotencia-inteligencia-dicha.

El verdadero gurú siente intensamente el llamado de señalar al discípulo el camino seguro para encontrar que le hará eternamente feliz: Dios.” (P. 40).

Como diría alguien, ¿para qué más? En las breves líneas que preceden, ilustres maestros de la espiritualidad de manera muy concreta nos indican qué es un gurú, cuál es su función, en qué momento llega a la vida de un buscador, quién lo envía y cuál es su importancia en el camino de la búsqueda de Dios.

YOGA, LA CIENCIA DE LA UNIÓN CON DIOS

Los grandes maestros como Yogananda y su línea de gurús que lo precedieron, Babaji, Lahiri Mahasaya, Sri Yuteswar, como también el Padre Dávila, nos han dicho que la forma de llegar a Dios es la Meditación, y, en especial, la práctica de la sagrada técnica del Kriya Yoga. Así, por ejemplo, el Padre Dávila en su clásica obra ya mencionada en estas líneas nos dice que: “Meditar es sintonizarnos con Dios”. Agrega, “Meditar es pues: “ver con los ojos del alma, a través de las ventanas del alma. Meditar es entrar en sintonía con Dios.” P.167.

Por su parte, Paramahansa Yogananda en su también clásico libro “Autobiografía de un Yogui”, hace unas precisiones que a nuestro juicio encajan en el tema que tratamos, o sea, el Yoga, la ciencia de la unión con Dios, veamos los siguientes fragmentos:

“El principiante en Kriya Yoga practica esta técnica solo de 14 a 24 veces, dos veces al día. Algunos yoguis completan su emancipación en 6, 12, 24, o 48 años. El yogui que muere antes de obtener la completa unión con Dios, lleva consigo el buen karma de su esfuerzo en la práctica de Kriya, y en su próxima vida será impulsado en forma natural hacia su Meta Infinita.” P. 347.

Como se aprecia en las citas precedentes, según los maestros citados son el camino para llegar a Dios, a la Meta Infinita, como dice Yogananda. Nosotros creemos que esto ocurre en virtud de en la medida que se realizan la práctica de estas técnicas, las mismas van creando en el individuo una consciencia, podríamos decir, de lo que es

bueno y lo que no lo es, como conductas del hombre en cuanto a acciones y pensamientos en este plano sin necesidad de sentarse a escuchar un emotivo predicador o el monótono ritual de un clérigo.

Lo anterior nos lleva a otras prácticas en la vida diaria de reconocidos códigos morales que a nuestro modo de entender complementan la práctica de la Meditación y el Kriya Yoga, que son los que denominó Patánjali como los Sutras de hacer y no hacer, que no son más que los Diez Mandamientos de la fe cristiana y las demás grandes religiones, ejemplo de hacer: Amarás a Dios sobre todas las cosas, honrarás padre y madre, hacer el bien, no importa quién – amor al prójimo -. Ejemplos de no hacer: no matarás, no codiciar, no robarás, etc. Es decir, el Yoga se ocupa de promover estos valores morales en el hombre, los denominados yamas y niyamas. En el libro de Sri Swami Satchidanamda denominado “Los Yoga Sutras de Patánjali” se observa la siguiente anotación:

“Los cinco puntos de yama, junto con los cinco puntos de niyama, nos recuerdan los Diez Mandamientos de la fe cristiana y la fe judía, así como las virtudes del budismo. De hecho, no hay ninguna religión sin estos códigos morales o éticos. Ellos son la primera piedra sin la que nunca podemos construir nada duradero.” P. 130.

Es por lo anterior que, reiteramos, la práctica de la Meditación y de Kriya, de manera silenciosa por decirlo de alguna manera, nos hacen tomar consciencia de que debemos vivir una vida, hasta donde sea posible, acorde a tales valores morales.

El yoga la ciencia de la unión con Dios

El Yoga es una disciplina milenaria que busca la unión del cuerpo, la mente y el espíritu. La palabra yoga proviene del sánscrito y significa unión o yugo a través de diversas prácticas como las posturas físicas o asanas, la respiración controlada como el pranayama y la meditación, el yoga tiene como objetivo alcanzar un estado de equilibrio y armonía interior propiciando así la comunión y la vivencia de Dios en nuestras vidas. Paramahamsa Yogananda uno de los más grandes maestros espirituales del siglo XX presenta el yoga en sus enseñanzas, como una ciencia espiritual que permite a los individuos experimentar la unión con Dios;

según Yogananda el propósito del yoga es trascender las limitaciones del cuerpo y la mente para alcanzar la realización del Ser Supremo.

Describe esta práctica como una ciencia porque se basa en principios universales y reproducibles que cualquier persona puede seguir para alcanzar la iluminación. El Padre César Dávila sostiene que el yoga es una herramienta poderosa para profundizar en la relación con Dios; según él, las prácticas de yoga ayudan a calmar la mente y abrir el corazón creando un espacio interior donde se puede experimentar la presencia divina.

El padre también enfatiza la importancia

de la oración y la meditación como medios para cultivar una conexión más profunda con Dios. En sus escritos el padre describe cómo las posturas de yoga pueden ser utilizadas como una forma de oración corporal, donde cada movimiento y respiración

se convierte en una ofrenda a Dios. Esta integración de cuerpo y espíritu refleja la creencia de que el ser humano es una unidad indivisible y que la verdadera espiritualidad abarca todos los aspectos de la vida.

Cómo vivir esta manifestación de Dios en nosotros

En muchas ocasiones la mente racional y el pensamiento lógico nos ayudan a diseccionar y analizar el conocimiento que adquirimos a través del estudio y la enseñanza, solemos buscar un significado y una explicación lógica al cómo y el porqué de las cosas. Es este lenguaje intelectual con el que solemos comprender ciertos aspectos de la vida, sin embargo, hay aspectos esenciales y vitales para los cuales la mente y el intelecto no bastan, y por ello el hombre se sien-

te incapaz de comprender y analizarlos del mismo modo que acostumbraba a explorar su visión limitada de la existencia.

Al inicio del camino espiritual respondemos a un anhelo que inicialmente se percibe abstracto ya que desconocemos su origen y su significado, es gracias a la fe, la confianza y la voluntad que damos aquellos primeros pasos curiosos y dudosos en el camino elegido hacia el descubrimiento y la experiencia de Dios en nuestras vidas.

En nuestro caso, el camino elegido ha sido

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esta práctica de la oración devocional y el uso de la sagrada ciencia que llamamos yoga; a través de la práctica de esta maravillosa ciencia labramos parte de nuestro camino y nos ponemos a disposición de Dios para que Él labre en nosotros la condición humana necesaria para poder experimentarle y percibirle en todo lo que existe; día a día trabajamos con el anhelo de oírle y recibir su guía desarrollando poco a poco la intuición; este sentido espiritual que se va despertando y afinando gracias en parte a nuestro sadhana y en mayor parte por su gracia

En el libro El Dios Vivencial el padre César Dávila nos cuenta que el padre Teilhard de Chardin anduvo por los caminos de la experiencia de un Dios vivencial gracias a la práctica diaria de la meditación, esto le permitió adentrarse cada vez más en las profundidades más íntimas de su ser; siendo este el primer paso, como lo describe el Padre Dávila, para el encuentro del todo con el uno. Aunque el camino a lo desconocido pudiera resultar inquietante, como lo describe Teilhard, a medida que fue avanzando

se esclareció su visión reconociendo poco a poco su familiaridad y su cercanía con Dios.

Nos cuenta el Padre César Dávila que Dios no se revela de golpe y abruptamente sino poco a poco, a medida que vamos dando los pasos necesarios para encontrarle, y abriendo las puertas de nuestro espíritu para que su luz entre a raudales libremente dentro de nosotros, sólo en aquel momento inicia lo que el padre llamaba la vivencia de Dios ya que nos haremos conscientes de su influencia, su fuerza y su presencia, brotando no solo de nosotros y en la materia que nos sostiene sino de todo cuanto nos mueve, permitiéndonos participar de su ser y moldeándonos cada día.

Dicho de este modo, podríamos concluir que para experimentar la vivencia de Dios en nosotros hemos de revelarle y descubrirle dentro de nosotros para así poder revelarle y experimentarlo en todo cuanto existe, y de ese modo reconocernos dentro de ese medio divino en el que existimos resguardados por su omnipresente y omnipotente Amor Divino.

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La vía del silencio interior

¿CÓMO ALCANZAR LA REALIZACIÓN SUPREMA?

“Hay algo que debe recordarse siempre -decía Ramakrishna- el corazón del devoto es el templo del Señor, es el aposento del Señor. Si deseamos encontrarle, será preferible solicitar audiencia allí “.

Dios es el punto inicial y el final de todos los seres. “Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin”. Para encontrarle hay un camino: La Meditación.

Cristo, el Maestro de maestros, cuando nos enseña a orar dice: “cuando quieras rezar, entra en tu cuarto, echa la llave y rézale a tu Padre que está escondido y tu Padre que mira

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en lo escondido, te recompensará”. En estas sencillas palabras, ha resumido un método completo de oración contemplativa.

Para quien busca esa realización suprema, ésta se realiza solo bajo una condición: nuestra fidelidad a la meditación.

¡Ya veis! Todo se reduce a una cosa simple, sencillísima: la Meditación.

LA MEDITACIÓN ES LA LLAVE QUE ABRE LAS PUERTAS DE TU REINO.

¿CÓMO REALIZAR A DIOS? LA VÍA DEL SILENCIO: EL SILENCIO CONTEMPLATIVO

El silencio se gesta en la profundidad de la quietud, este silencio de los sentidos nos transporta al SER y es este augusto silencio que nos conduce a la experiencia, por ello sea bendito este espacio de ausencia física y mental, donde YO no soy el cuerpo ni la mente sino YO SOY ESPIRITU. La esencia del Ser es calma y habita en el silencio.

El hombre profundamente espiritual vive día y noche en carente ausencia de bullicio en el cual ni las más grandes preocupaciones pueden perturbarle. Cuanto más permanezcas en silencio, mayor será tu experiencia, esta es la clave de conocer la esencia.

La voz secreta, inconfundible que habla

siempre es la voz del silencio. Es la voz imposible de cambiar, cuyo eco cercano o lejano se oye siempre. Quien escucha esta voz encuentra indefectiblemente a Dios.

Esta comunión se realiza en el más secreto silencio, esta comunión íntima se establece adentro, muy adentro, en los insondables arcanos del espíritu, en la augusta soledad del silencio. Jesús, el Cristo vino también a dar testimonio de ese silencio que es paz absoluta, armonía absoluta, orden absoluta, felicidad absoluta que está en Dios.

A Jesús por ser el buscador del silencio se lo ha llamado Anacoreta del Desierto.

VENGO A SUMERGIRME EN EL ABSOLUTO SILENCIO

Paul Brunton místico, británico 1898-1981 quiso cumplir con un deseo acariciado por mucho tiempo: emprender un viaje a los Himalayas. Se dirigió allá para aprender una sola lección: El SILENCIO. A continuación, párrafos textuales de Paul Brunton de su libro Una Ermita en los Himalayas, citado por el Padre Dávila en su libro El Dios Vivencial.

“Vengo a tomar a la naturaleza como mi tutora, a sumergir mi espíritu en el ABSOLUTO SILENCIO, y dejar que cada pensamiento se desvanezca en la nada…”

“Cuando me sentaba en el santuario de una montaña, muchas veces me sentí desprender de mi cuerpo y flotar suavemente

en el aire… podía ver mi cuerpo que estaba quieto, muerto, y, sin embargo, yo estaba vivo y podía trasladarme por el aire a cualquiera de estos lugares y contemplarlos… esto me demostró cómo es posible para la mente, para el hombre interior, salir del cuerpo, de la envoltura carnal, -tal como-, durante la gestación, el sueño y la muerte”.

Luego de estos párrafos comenta el Padre Dávila:

Para encontrar a Dios el mortal no tiene otro camino que EL SILENCIO. La madre de la oración es el silencio. Dios tiene su morada en el silencio.

LA MEDITACIÓN PARA SINTONIZAR CON EL ESPÍRITU DIVINO

Dios y el hombre no pueden estar separados, se unifican, se reclaman se necesitan, Nadie absolutamente nadie, sin Dios puede llenar el inmenso vacío producido por su ausencia.

Meditar es ese cincel que va moldeando nuestra conciencia, despertándola para convertirla en imagen viva, pura de Dios, Es esa gota de agua del inmenso mar que diariamente va horadando nuestra conciencia.

La meditación abre las puertas de nuestro Ser a Dios, si el encuentra un rayito de Luz penetra por la puerta de nuestra alma ese Dios comienza a comunicarse con nosotros, esa Luz potente de enceguecedora claridad ilumina de pronto todo nuestro espíritu, todo el aposento de nuestra alma, los recónditos espacios de nuestra conciencia. Es el primer signo de esa sintonización con el espíritu Divino. Se produce el milagro de unir las almas unir mi espíritu con el espíritu invisible con la conciencia cósmica y Crística, ya no son dos sino uno solo, implica un estado de unidad es vivencial, según el cual

Dios está en mí y yo en Él. ÉL prometió ser visible en cada uno por medio de la meditación es ahí cuando comienza a brillar y escuchar la gran música celestial, y las esferas galácticas del Espíritu será iluminada por la Luz verdadera Y comienza la transformación interna, empezamos a mirar las cosas con claridad. Ningún hombre que desee tener respuesta a sus inquietudes puede prescindir de Alfa y Omega con los que tiene que sincronizarse Dios es el principio y el Fin.

Depende del empeño que hayamos puesto en la práctica al meditar, si somos perseverantes entonces consigo el cambio y aparece el hombre nuevo, en cada uno ese hombre nuevo que está oculto bajo las capas aislantes de distintos cuerpos.

La Omnipresencia Divina penetra cada vez en el corazón en lo más profundo y no nos abandonara ni un solo instante, este mundo indescriptible es posible sentirlo, percibirlo. Y QUIEN LO SIENTE, sólo quien se abandona en ÉL quien ama a Él, Si, Él se revela a quien lo ama. Pero si practicamos diariamente la Meditación nos permite ir separando esos aislantes, y percibir su caricia el aroma, la presencia de nuestro espíritu divino el YO SOY EL YO SOY esa verdadera identificación con Él.

En el laboratorio de mi espíritu en lo más íntimo de mí mismo se realiza este secreto trascendental de trasmutación de mi Dios en Mí, y de mi nada en Él son momentos de euforia de lo Divino de gozo supremo. Todo esto se realiza sin perdida alguna de mi per sonalidad o de la personalidad divina.

Padre César Dávila, dice: Me puede faltar el aire, me puede faltar el agua, me puede faltar el alimento, el sol, pero no puede fal tar esa comunicación con ÉL. Ese momen to de meditación, es una necesidad que no puedo dejarlo.

¿De qué meditación se trata? Pues nos re ferimos a lo más profundo, es la oración que hicieron los santos, los verdaderos maestros y el mismo Jesús el Cristo, esa oración con templativa.

Meditar es muy fácil, e imprescindible quien nunca trató de hacerlo pensará que es difícil.

en lo íntimo de tu ser la sublime sensación de vivir un momento feliz, no necesitas leer libros. Tú eres el libro, tú mismo tienes en ti todos los instrumentos para descubrirle a ÉL.

“Dios y el hombre no pueden estar separados, se unifican, se reclaman, se necesitan, nadie absolutamente nadie, sin Dios puede llenar el inmenso vacío producido por su ausencia”.

El primer signo de sintonización con el Espíritu Divino se produce, al meditar y es el milagro que une las almas, que une mi Espíritu con el Espíritu Divino con la conciencia Crística y la conciencia Cósmica. Implica un estado de unidad es vivencial en el cual Dios está en mí, yo en Él. Él prometió ser visible en cada uno por medio de la meditación, es ahí cuando empiezas a brillar y escuchar la gran música celestial de las esferas galácticas del Espíritu que es iluminado por la luz

Meditar es descubrir tu reino, recobrar tu primitivo estado, para que vuelvas a Dios tus ojos, es un proceso personal, nadie puede hacer tus veces tú mismo para que sientas

Si somos perseverantes en la meditación, entonces conseguimos el cambio y aparece el hombre nuevo, ese hombre nuevo que está oculto bajo las capas aislantes de distintos cuerpos. ¿Y quién lo siente? Sólo quién se abandona en Él y lo ama, percibirá su caricia, el aroma, la presencia de NUESTRO ESPÍRITU DIVINO, EL YO SOY, EL YO soy, esa verdadera identificación con Él. Todo esto se realiza sin pérdida alguna de mi personalidad o de la personalidad Divina.

Si somos perseverantes en la meditación, entonces conseguimos el cambio y aparece el

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EL SILENCIO DE MARÍA

“Un lenguaje de eternidad”. Esa Virgen María, esa Reina a quién alabarían los ángeles y que fue saludada con las palabras Salve María, llena de gracia, el Señor es contigo. María sólo escuchaba en contemplación en silencio, absorta, accede al pedido divino al decir aquellas palabras “Sí, HAGASE” en mi según su voluntad y según su palabra, pronuncia su complacencia con la voluntad de Dios y aquí empieza su peregrinación y entrega, que es íntima con humildad,

aceptación silenciosa. La humildad es el renunciamiento al yo, es el fundamento de la autorrealización.

DESTACA SU SILENCIO EN LA ANUNCIACIÓN

María, mujer real tuvo poca notoriedad en los evangelios, más su silencio no es sin acción, no es pasividad, es la mujer más valiente, Ella asume la misión que le encarga Dios.

SILENCIO DE MARÍA EN LA VIDA DE JESÚS

Al ver a su hijo en su misión y sufrimiento entendió que tenía que cumplirse la voluntad de Dios, guarda sus cosas en el corazón y decide acompañarle en silencio, muy de

cerca, sin interferir, en la pasión de su hijo entra en recogimiento en silencio. Nos enseña cómo enfrentar los acontecimientos difíciles de nuestra vida, como la muerte de un ser querido.

EL SILENCIO DE MARÍA DESPUÉS DE LA MUERTE DE JESÚS

Jesús entrega a María como madre de todos y comienza su vida con los Apóstoles. Aquí en este plano de la tierra fue acogida

para desempeñar esta misión tan grande Maestra de maestros del Silencio.

iSALVE, SALVE GRAN SEÑORA!

iSALVE PODEROSA MADRE!

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SHANTI, LA PAZ DEL ESPÍRITU

La palabra “Shanti”, que significa “paz” en sánscrito, es fundamental en la filosofía oriental, utilizada en oraciones y ceremonias para invocar tranquilidad y armonía. Más allá de ser sólo la ausencia de conflicto, “shanti” se refiere a un estado profundo de paz interior que trasciende las dificultades cotidianas. Este estado espiritual es descrito por místicos y yoguis como una experiencia de plenitud que resulta del contacto con lo Divino.

El mantram “Om Shanti Shanti Shanti” se recita para invocar paz a tres niveles: personal, en las relaciones y con el cosmos.

El padre Dávila sugiere que la meditación es el camino hacia esta paz, invitando a los individuos a sintonizarse con su esencia divina.

En resumen, la paz es un don esencial que debe ser buscado y cultivado en todas las dimensiones de la vida, como se expresa en los textos antiguos, incluyendo el Atharva Veda.

LA PRÁCTICA DEL SILENCIO EN EL DIARIO VIVIR

En “Autobiografía de un Yogui”, Paramahansa Yogananda enfatiza el poder del silencio en la práctica espiritual y cita a su maestro Sri Yukteswar, para quien el silencio enriquece la vida interior y permite una conexión profunda con el Espíritu, acercán-

donos a nuestro verdadero ser. Este estado no es sólo la ausencia de palabras, sino un lenguaje del corazón que resuena con la verdad.

El silencio es esencial para encontrar a Dios;

así como Cristo se retiró a la montaña para ayunar y meditar, los santos buscan la quietud para su comunión divina. Al alejarnos del bullicio externo, podemos escuchar la voz silenciosa de Dios, lo que requiere un proceso de autoconocimiento.

Practicar el silencio en momentos cotidia-

nos, como al caminar o comer, nos ayuda a estar presentes y a experimentar la vida con mayor profundidad y gratitud. Esta práctica nos permite identificar patrones emocionales que nos alejan de la paz interior y fomenta una mayor conciencia de nosotros mismos.

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La Conciencia Crística

INTRODUCCIÓN:

la Asociación Escuela de Auto-Realización – Chile, tiene el privilegio de presentar su tema de la Convención 2024 ¿Cómo realizar a Dios? explicando la Conciencia Crística.

En relación con el tema propuesto, en primer término, se ha realizado una síntesis

para dar respuesta a las 5 preguntas solicitadas, y posteriormente se entregan las reflexiones de Paramahansa Yogananda encontradas en los tres volúmenes de “La Segunda Venida de Cristo”, así como las reflexiones de los audios del Padrecito César Dávila Gavilanes. Además, se complementa con explicaciones proporcionadas en los libros El Dios Vivencial y Para tu reencuentro con Dios por el camino de la Meditación,

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según las enseñanzas del Padre César Dávila Gavilanes. Para finalizar, se presenta la Conciencia Crística en la Meditación como el aspecto práctico y camino de autorrealización propuesto para el devoto que quiera alcanzar ese estado de gozo junto al Padre, Hijo y Espíritu Santo.

TEMÁTICA:

1. ¿Qué es la Conciencia Crística?

2. El Espíritu Omnipresente de Cristo

3. El drama Cósmico tendrá su epílogo

4. La Redención es un hecho cósmico

5. ¿Cómo se puede sentir la presencia Crística?

1. ¿Qué es la Conciencia Crística?

Paramahansa Yogananda en su libro La Segunda Venida de Cristo, define la Conciencia Crística como la conciencia de Dios proyectada en forma inmanente en la creación entera. Además, amplía el criterio desde distintos puntos de vista religiosos. En primer término, indica que en las Sagradas Escrituras Cristianas (la Biblia) es el Hijo Unigénito, el único y puro reflejo de Dios Padre en la creación, es decir Jesucristo.

Según las escrituras hindúes, a la Conciencia Crística se la conoce como Kutastha Chaitanya o Tat; es decir, la conciencia universal, también conocida como inteligencia cósmica del Espíritu que está presente en toda la creación.

Encontramos como sinónimos de Conciencia Crística: la Inteligencia Crística, o Cristo Cósmico y también Cristo Infinito.

Al definir la Conciencia Crística expresa que es “la conciencia universal, la unión con Dios, manifestada por Jesús, Krishna y otros avatares”. Y los grandes santos, así como los yoguis se refieren al Samadhi o estado de meditación por el que la conciencia se identifica con la inteligencia divina presente en cada partícula de la creación, sintiendo

“el universo entero como su propio cuerpo”. Yogananda además hace la diferencia entre el estado de conciencia del hombre mortal (vigilia, sueño onírico y sueño profundo sin tener conciencia de su alma, ni experiencia personal de Dios), y el hombre crístico, con plena conciencia de todo el universo, sintiéndolo como su propio cuerpo. Y finalmente la conciencia cósmica, que es “la experiencia de la unidad con Dios tanto en su conciencia absoluta, como en su omnipresencia manifestada en los mundos fenoménicos.”

Dios Padre es el poseedor de la Conciencia Cósmica, o Inteligencia Infinita omnipresente, consciente de todo cuanto existe y ocurre en todo el cosmos. En tanto que, Jesucristo, como la Conciencia Crística también posee este sentido universal de la Inteligencia Cósmica, por medio de su percepción expandida. Esto lo ejemplifica Paramahansa cuando, a muchos kilómetros de distancia, Jesús supo que su amigo Lázaro había muerto; es decir, experimentó ese momento aun cuando nadie se lo había comunicado todavía. Por lo tanto, ese “yo soy” de la Conciencia Crística, en su estado individualizado, es uno con la Vida Cósmica inherente a dicha Conciencia, es Jesucristo mismo.

Yogananda, por otra parte, realiza una reflexión de lo que el mismo Jesús profetizó: que la Conciencia Crística, rechazada por los que gobernaban en su tiempo, sería la “piedra angular” sobre la que se edificaría ese “templo de una vida celestial en la tierra” y se manifestaría en aquellos que sí aprecien el mensaje y sean capaces de establecer estas verdades en su conciencia.

Es importante señalar la dificultad que tenían las personas de esos tiempos y aún cristianos hasta el día de hoy, para comprender la diferencia entre “Jesús” (Hijo del hombre) y “Cristo” (Hijo de Dios, Hijo Unigénito); es decir, entre “el Mesías encarnado y la infinita Conciencia Crística que Él personificaba.”

2. El Espíritu Omnipresente de Cristo

Paramahansa Yogananda al explicar sobre el Espíritu Omnipresente de Cristo, revela que “Jesús demostró una y otra vez que su verdadero ser no era el “cuerpo” sino el Espíritu; Él podía atravesar paredes y caminar sobre las aguas porque sabía que la auténtica “carne de Cristo” se refiere a su conciencia y la “sangre” se refiere a la vida de Cristo, a la Energía Cósmica del Espíritu Santo que constituye la vida y la luz del pequeño cuerpo llamado Jesús y del cuerpo cósmico, que es el universo.”

En el Evangelio de san Juan 14,5-7 se lee:

“Le dijo Tomás: “Señor, no sabemos adónde vas; ¿cómo podemos saber el camino? Respondió Jesús: <<” Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre, desde ahora lo conocéis y lo habéis visto”>>.

La reflexión que realiza Yogananda es que

Jesús trató por todos los medios de explicar a sus discípulos que, para llegar a alcanzar el ilimitado Absoluto, al Padre trascendente que está más allá de la creación, primero deben realizar a este “Hijo” o Conciencia Crística como fuerza activadora que existe dentro de la creación, imbuida del Espíritu Santo, que da origen a la creación vibratoria y posteriormente alcanzar la Conciencia Cósmica. Y refuerza diciendo que: “La Conciencia Cósmica y su reflejo unigénito omnipresente en la creación, la Conciencia Crística, son una sola.”

Y utiliza otra comparación para entender mejor la Conciencia Crística Omnipresente con la que Jesús estaba plenamente identificado: “Él es la vid verdadera, de la vida y sustancia cósmicas, con infinitos sarmientos de los que penden los cúmulos de universos, los sistemas planetarios y estelares, los átomos y los electrones y todo cuanto ha sido creado. Esta vid posee brotes que se extienden hasta las partículas más diminutas de todas las formas de materia, energía y fuerza vital.”

3. El drama Cósmico tendrá su epílogo

Pasando a otro aspecto, hay una promesa realizada por Jesús a sus discípulos, de alcanzar esa vida eterna junto al Padre, para lo cual hay un camino que seguir, dejando este mundo de “maya” con todo el “drama cósmico” que Yogananda explica mediante estos ciclos de nacimiento y muerte en la tierra en lo que llama “reencarnación evolutiva de las almas”, hasta lograr la liberación y manifestación de la Conciencia Crística que las llevará al regazo de Dios, liberando “el torbellino de átomos cautivos que conforman la tierra deshabitada quedará libre.” Cuando Jesús advertía de los grandes sufrimientos, guerras y catástrofes que vendrían, no eran el fin del mundo sino la oportunidad para proclamar la Buena Nueva del Reino en todo el mundo; lo que estaba pidiendo a los discípulos y seguidores era predicar mediante esa vivencia de la Conciencia Crística, imbuidos de la vibración Cósmica por el Espíritu que los haría verdaderos testimonios elevados con sus propias vidas ante las naciones, para que estos pueblos dejen atrás el egoísmo, la violencia, la conciencia de

castas, la maldad y sean liberados, dando cumplimiento al propósito del mundo, donde “los átomos del planeta serían llamados a regresar a Dios.”

En el Evangelio de san Lucas 17, 22-25 Jesús advierte de los falsos profetas con los que sus discípulos se podrán encontrar, porque realizan espectaculares signos y prodigios, magia, hipnotismo y milagros que no tienen beneficio espiritual; les pide cuidarse de la tentación de escucharlos. Y, añade Yogananda, “una vez que concluya el drama de esta existencia corporal, los devotos avanzados podrán contemplar al Hijo del hombre… en el mundo astral como una manifestación de la Conciencia Crística, la cual sostiene los reinos vibratorios de la creación entera.”

Paramahansa amplía aún más esta explicación diciendo que “la visión aparecerá ante el devoto como si procediera de las oscuras nubes de los ojos cerrados, que hasta entonces habían mantenido oculta la gloria de los reinos celestiales.”

4. La Redención es un hecho cósmico

En las Sagradas Escrituras del cristianismo (la Biblia), hay referencias acerca de este camino de redención. Especialmente Yogananda hace énfasis en el Evangelio de san Mateo 26,64, que serán los fieles devotos quienes podrán contemplar esa luz que irradia el poder celestial y la dicha de la gloria eterna. Además, podrán contemplar “ángeles o almas liberadas rebosantes de la Vibración Cósmica… verán reunirse a las almas liberadas que se hacen presentes en forma manifiesta y acuden desde los cuatro puntos cardinales de la tierra y desde las regiones más distantes del cielo astral.” Yogananda refiere que es Jesús quien revela a sus discípulos aspectos de la ciencia del yoga: “Elevad la mirada y levantad la cabeza”.

Y al respecto de otro pasaje de Mateo 25,113 << “Os aseguro que no os conozco”. Velad, pues porque no sabéis ni el día ni la hora” >>, Paramahansa explica cómo Jesús continuó “exhortando a sus discípulos a estar preparados para la venida del Hijo del hombre”; es decir, “para el momento en que la Conciencia Crística manifestada se

presentará para elevarlos hasta alcanzar la liberación final en la Conciencia Cósmica”. Cuando Jesucristo pronunció: “Padre, en tus manos pongo mi espíritu” y elevó su alma a la trascendencia absoluta, fue cuando demostró el máximo cumplimiento de la promesa divina de redención, de elevación suprema hacia la Conciencia Cósmica para ser uno.

Yogananda nos plantea al respecto que: “Tanto durante su encarnación como después de su resurrección, Jesús no fue una personalidad física, sino un recipiente de la infinita Conciencia Crística. Cuando resucitó su cuerpo, resucitó su espíritu del confinamiento en una forma y lo fusionó con el omnipresente Espíritu.”

Y también nos da una esperanza cuando reflexiona: “En su unidad con el Cristo Infinito, Él resucita en cada cuerpo que nace, resucita en ti y en mí, en todos los seres de la tierra y en todo aquello que tiene vida, en las centelleantes estrellas, en los planetas y en la inmensidad cósmica. Él percibe su resurrección en cada forma que existe; renace en cada átomo y en cada célula del espacioso cosmos.”

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Jesús desea que los devotos lo conozcan sin limitarlo a una forma, que comprendan su resurrección en la omnipresencia y la perciban en su unidad con la Luz infinita de la Conciencia Crística. Por ello, la meta es al-

canzar esa unión con el Espíritu que está más allá del cuerpo de Cristo; es decir, resucitar del sepulcro de la ignorancia y, al ascender el alma, poder experimentar la resurrección del Cristo en el interior de cada uno.

5. ¿Cómo se puede sentir la presencia Crística?

Yogananda en su propuesta pedagógica del texto, nos lleva a la práctica de la meditación para “comulgar” con la Conciencia Crística y con la Vida Cósmica. “Aquellas almas avanzadas que aprendan a percibir en forma permanente la vida eterna, tal como se halla encarnada en la Conciencia Crística… trascenderán la muerte a la que están sometidos los mortales: jamás volverán a ser obligados a reencarnar ni a experimentar la consiguiente e indigna transición de la muerte por la que ha de atravesar el cuerpo físico.”

Esta reflexión está sustentada en el texto del Evangelio de san Juan 11, 25-27 que dice:

“Jesús le respondió: <<”Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?>>

<<Respondió ella: “Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo”>>

Para los cristianos, Jesús nos invita a participar de la cena, es decir de la Eucaristía, donde también se puede sentir esa presencia Crística. Tenemos a Lc 22, 19-20 y a Mt

26,26-28 y la interpretación esotérica de Paramahansa Yogananda.

“Jesús se refirió a su sacrificio en la cruz como la “copa”, y a la lección espiritual implícita en su crucifixión como el contenido de la copa del sacrificio.” Pero eso no es lo que les pedía a los discípulos, sino que Jesús “había crucificado la ignorancia con la sabiduría, la inquietud con la meditación, los deseos con la renunciación, las tentaciones sensoriales con el recogimiento interior de la conciencia, el odio con el amor, el egoísmo con la generosidad. Estos son los requisitos importantes para lograr el estado Crístico.” Y de esta manera, quien pueda “crucificar el apego físico mediante la comunión con Dios alcanzará el estado en que es posible soportar incluso la crucifixión del cuerpo o cualquier otro sufrimiento… en nombre de Dios y de la verdad.”

Hay también otra manera de seguir este camino planteado por Jesucristo a sus discípulos, y es el seguimiento de los mandamientos y leyes; lo cual se aplica perfectamente en la actualidad al devoto que ama a Cristo y debe “seguir fielmente los mandamientos y las leyes de la disciplina física y mental y de la meditación que se requieren para que la Conciencia Crística se manifieste en la conciencia individual”. Así, la promesa de Jesucristo a sus discípulos (y a los posteriores devotos) que oraría por ellos y les enviaría al Espíritu Santo (o Vibración Cósmica) que mora en cada alma humana por siempre y para siempre.

Yogananda añade a lo anterior que: “cuando en meditación profunda el devoto oye en su interior el sonido cósmico de la vibración del Espíritu Santo y luego funde su conciencia en esa vibración, experimenta una expansión de la conciencia y comprende que ese sonido es el depositario de la Verdad y expresa la presencia del Infinito.”

Cuando el devoto medita, debe “imaginar el amor del que habla Jesús” en varios de los versículos de las Escrituras Sagradas. “Cierra los ojos, centra tu atención en el corazón y siente el amor más grande que hayas experimentado por otra persona… como si fuese una esfera envolvente que abarca a tu familia, a tus amigos y a todos tus seres queridos… incluye en esa esfera a todos los habitantes de tu ciudad… a tu país entero… todo cuanto hay en el mundo está bañado en esa vasta esfera de amor… la tierra entera… las galaxias e islas del universo… Siéntelo, medita en él, fúndete en ese amor que inunda la infinitud de la creación: ese amor ritmo de la armonía y de la unidad cósmicas, y que el devoto conoce como la plenitud absoluta.”

Eso mismo es el amor universal de Cristo y el infinito amor de Dios. “Sólo aquel que ha percibido el Infinito puede vislumbrar el indescriptible amor divino que se esparce por toda la creación: el amor de Cristo, el divino poder de atracción que conduce a todos los seres hacia una armonía siempre creciente y, finalmente, los une de nuevo a Dios.”

Para finalizar, es nuestro Señor Jesucristo quien nos deja la maravillosa experiencia del amor más grande del mundo. En las escrituras leemos: <<” Como el Padre me amó, yo también os he amado; permaneced en mi amor” >>

JESÚS: CONCIENCIA CRÍSTICA

Resulta difícil en los tiempos agitados que vivimos, dar el verdadero valor a la conciencia. Tiempos donde no importa mucho el bien, la armonía, la paz, la solidaridad. Pareciera ser que ya nadie quiere vivir la experiencia del desapego. Vivimos aferrados a lo que tenemos y poseemos, incluso a los seres que amamos.

Sin embargo, somos seres dotados de intuición y discernimiento, percibimos que hay algo más en el mundo que nos rodea. Jesús citaba: “Nadie puede cumplir sus deberes hacia sus padres, a otros parientes, o hacia su cuerpo y su propia vida, si carece de los dones del entendimiento, de la vida y de la acción que provienen únicamente de Dios”.

Hay quienes buscamos -como nos presenta Paramahansa Yogananda en su libro La Segunda Venida de Cristo- la unión con Dios, la sagrada vibración de la energía Cósmica, la vida eterna que está presente en nosotros y la Conciencia Crística que se halla escondida entre la conciencia corporal.

“La conciencia espiritualizada que hay en

mi es una con la Conciencia Crística que sustenta el alma y la vida de todos”. Esto le da sentido a mi vida, me hace querer profundizar aún más en el tema. Soy un ser espiritual que puede estar en unión con Dios, que puede hacer uso de su conciencia al momento de tomar sus propias decisiones.

“Debemos prepararnos para mantener la paz crística”. Para eso se requiere renunciar a las posesiones materiales y a los apegos corporales, debemos elevar la mente del plano de los sentidos, practicar la autodisciplina y la meditación. “El que no tome su cruz y me siga, no es digno de mi”. Pareciera ser una acción tan difícil de realizar, pero estamos en una etapa de búsqueda, donde la tecnología no es suficiente, vamos más allá, a la esencia de todo. Esa paz infinita requiere de un trabajo y una preparación espiritual.

“Todo devoto que desee alcanzar mi Conciencia Crística deberá elevarse, mediante la práctica de la meditación, por encima de la conciencia de su ser físico – negarse a sí mismo- y mantener la atención concen-

trada de manera constante en la paz crística, aun cuando sus aspiraciones espirituales sean atormentadas por la inquietud y las distracciones.”

“Quien trabaje por alcanzar la Conciencia Crística, y esté dispuesto a abandonar las ataduras que lo mantienen sujeto a una existencia exclusivamente material, sin duda hallará la vida de su verdadero Ser, que se encuentra siempre dotado de la bienaventuranza eternamente renovada del Espíritu”.

“¡No es tan sencillo poseer al Ser Divino! Jesús enseñaba que quienquiera que estuviese en sintonía con su espíritu Crístico y sabiamente reconociese y acogiera en su propio corazón las cualidades celestiales de los niños, así como la inocente mentalidad innata de los pequeños de corazón puro, despojaría su conciencia de la mezquindad del ego y se abriría a recibir la presencia de la Conciencia Crística.”

Pareciera ser tan simple como volver a ser como niños; con su simpleza, su inocencia, la pureza y la obediencia, ser humildes y mansos, vivir en el amor con confianza y gozo, estar ausentes del egoísmo, de identificación con el cuerpo y ausentes de la egolatría y los apegos. Tal vez tengamos que ir poco a poco reencontrándonos con nuestra esencia y dejar de lado tendencias kármicas del pasado que nos asfixian y con-

trolan.

“Jesús señala que la Conciencia Crística presente en Él no se materializó en la tierra con el fin de recibir la adoración de los hombres, sino para ofrecerles el más elevado de los servicios al expresar la conciencia divina en actos de supremo sacrificio físico, mental y espiritual.”

“El líder supremo es el que inspira lo mejor en los demás por medio de sus propios actos desinteresados. El que se entrega por completo a servir a los demás se entroniza como un rey en el amor de sus corazones.”

Estar al servicio de los demás, ser fuentes de inspiración a través de nuestras propias acciones, con el máximo gesto de humildad y entrega, requiere haber tenido experiencias profundas de unión con el ser supremo. Nacen de la entrega incondicional, no de nuestro ego ni de nuestras cualidades personales.

“Bienamados discípulos, no reprobéis a ninguna persona que en mi nombre obre curaciones – a través del poder de la Vibración Cósmica que emana de la Conciencia Crística. La ley de la curación divina que actúa a través del vibrante poder cósmico saturado de la Conciencia Crística es universal y no está sujeta a la aplicación exclusiva de nadie.”

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“Quienquiera que preste un servicio en nombre de la Conciencia Crística será recompensado con una expansión de la conciencia, y como resultado de dicha sintonía, atraerán automáticamente las cualidades de la Conciencia Crística.” Estar en sintonía con Dios, es suficiente recompensa para cada uno de nosotros que somos buscadores de la paz, debiéramos actuar diariamente guiados por esta conciencia que se ha expandido, darle un sentido a nuestra existencia y vivir en el gozo de la Conciencia Crística.

“Yo soy la Conciencia Crística omnipresente en el cosmos, que ha venido a dar al cosmos el juicio de la ley cósmica, a fin de guiarlo con inteligencia. Merced a mi sabiduría, el humilde devoto que está espiritualmente ciego verá la verdad, y la luz de mi sabiduría revelará la ceguera a quienes se inclinan

hacia la mundanalidad, y en su ignorancia espiritual, creen conocer la verdad, cuando en realidad no la conocen.”

“Cuando llegue la Conciencia Cósmica y llame a las puertas de la intuición del devoto, éste debe recibirla expectante y lleno de devoción. Cuando Dios encuentre a esos fieles devotos, les obsequiará con el ágape de la auténtica sabiduría y de la comunión divina. Y cuando Él venga dos o tres veces y sea recibido de la misma conciencia vigilante, tales devotos serán bendecidos con la emancipación espiritual, puesto que habrán superado todas las pruebas para alcanzar la comunión divina.

El devoto sincero es siempre paciente y tenaz; su devoción le mantiene alerta para la Visitación Divina, sea cual sea el inesperado momento en que se presente.”

CONCIENCIA CRÍSTICA: REVISIÓN DE LOS AUDIOS DEL PADRECITO CÉSAR DÁVILA

Nos dice el Padrecito que para percibir a Dios Inmanifestado en nosotros o el camino para llegar a sintonizarnos con la Conciencia Cósmica; es ir eliminando gradualmente los velos que nos impiden tener relación con el mundo trascendente. Estos velos, se refieren a los 7 cuerpos (físico, etérico, astral, mental, causal, alma, espíritu). Lo podemos hacer a través de la Conciencia Crística, es un medio más simple (fácil). “Es el camino de Cristo en nosotros”.

Hay hechos concretos como la encarnación de una persona Divina (el Cristo). Es la incorporación real de todo aquello que procedió del Verbo, todo lo manifestado (la creación).

¿Cómo se realiza esta incorporación real? A través de la encarnación. Y el primer paso es tomando un cuerpo físico (constituido por átomos, células, etc.). Todos los elementos que existen en el orden material están en síntesis formando ese cuerpo.

Como primer paso Cristo asume esta materia (cuerpo) y lo que hace es divinizar la ma-

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teria (la santa materia).

El Espíritu habita en todas las partes del cuerpo y los distintos cuerpos, siguiendo un orden. Cristo también asume el cuerpo etérico (las sensaciones), el cuerpo astral (los deseos), así como, el cuerpo mental, el cuerpo causal, el alma humana (que cohesiona todos los cuerpos). No constituye en Cristo una persona diferente, sino el Espíritu que actúa a través de todos los elementos. De esta forma entendemos el por qué los santos y los grandes maestros describen la presencia de Cristo (Conciencia Crística) en todas las cosas. Como ejemplo, nos menciona a san Francisco con el Canto al Sol.

Descubrimos nosotros también la presencia de Dios en todas las cosas, observando la naturaleza; en cada ser está la presencia de la Conciencia Crística, la Conciencia Cósmica.

¿Cómo lo hacemos? A través de la Meditación vamos descorriendo los velos; en cada uno de los planos vamos descubriendo la Conciencia Crística, el camino que nos lleva a la comunión de espíritu a Espíritu.

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“TÚ

Y YO SOMOS UNO”

Nos aclara el Padrecito: La Conciencia Crística presente en todos nosotros y todas las cosas es un hecho cósmico. En cambio, la Redención o Encarnación es algo que se realiza en un tiempo real. Son dos cosas diferentes.

Según san Juan: “Por el Verbo se hicieron todas las cosas y sin Él no se hizo nada de cuanto fue hecho. En el principio era el Verbo” El Verbo (Espíritu de Dios) se encarna

(Cristo). Esto produce una realidad, la incorporación de todo el universo en Él.

En el libro “El Dios Vivencial”, muy claro describe de la experiencia Divina, que consiste en ser uno con Dios, un estado de Unidad que podemos realizar por medio de la meditación diaria a través de la Conciencia Crística. Jesucristo lo expresó “Yo y el Padre, somos Uno”.

CONCIENCIA CRÍSTICA Y LOS MAESTROS DE ORIENTE

(Según Paramahansa Yogananda en LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO)

“La Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios”. Antes de la creación, sólo existía el Espíritu indiferenciado. Al manifestar la creación, el Espíritu se convirtió en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

En las escrituras hindúes, Dios Padre recibe el nombre de Ishvara (el Soberano Cósmico) o Sat (la pura esencia suprema de la Conciencia Cósmica) – la Inteligencia Trascendental –. Es decir, Dios Padre existe en forma trascendental sin hallarse afectado por ninguno de los movimientos de la creación vibratoria; es una Conciencia Cósmica independiente y consciente.

En las escrituras hindúes, al Espíritu Santo se le denomina OM o Maha Prakriti (la gran naturaleza, la Madre Cósmica que da origen a toda la creación).

La conciencia trascendente de Dios Padre se manifestó dentro de la vibración del Espíritu Santo como el Hijo – la Conciencia Crística, la Inteligencia Divina presente en toda la creación vibratoria –.

Este reflejo puro de Dios que se encuentra en el Espíritu Santo guía a este último, de modo indirecto, a fin de que pueda crear, recrear, conservar y moldear la creación de acuerdo con el propósito divino.

Así como el esposo vuelve a nacer en la esposa en forma del hijo, el trascendental Dios Padre manifestado en el Espíritu Santo –la Virgen María Cósmica (la Creación Virgen) – se convirtió en la única inteligencia reflejada de Dios, el Hijo Unigénito o Conciencia Crística. El único Espíritu Eterno se convierte en la Santísima Trinidad: Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, también reconocidos en las escrituras hindúes como Sat, Tat y Om

La Conciencia Crística, presente en todas

las partículas de la creación, es el único reflejo puro e indiferenciado del Absoluto, Dios el Padre. Por lo tanto, esta Inteligencia Crística, el Hijo Unigénito, conserva una influyente trascendencia inmanente.

La inactivamente activa Conciencia Crística (o Hijo) es la Presencia consciente del divino e inteligente plan de Dios en la creación y el Testigo Eterno de la obra del Espíritu Santo – al que se llama “Santo” porque actúa de acuerdo con la voluntad de Dios manifestada en la inmanente Conciencia Crística.

La relación entre la Santísima Trinidad del cristianismo – Padre, Hijo y Espíritu Santo –y el concepto que habitualmente se tiene acerca de la encarnación de Jesús resulta totalmente inexplicable si no se establece una diferencia entre el cuerpo de Jesús y Jesús como vehículo en el cual se manifestó el hijo unigénito, la Conciencia Crística. Jesús mismo hace dicha distinción cuando se refiere a su cuerpo como el “hijo del hombre” y a su alma (que no estaba limitada por el cuerpo, sino que era una con la unigénita Conciencia Crística presente en cada partícula vibratoria) como el “hijo de Dios”.

Dijo san Juan: “Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios”. El plural utilizado en la expresión “hijos de Dios” muestra con toda claridad que, según las enseñanzas impartidas por Jesús y recibidas por Juan, el Hijo unigénito no era el cuerpo de Jesús, sino su estado de Conciencia Crística, y que todos aquellos que fuesen capaces de purificar su conciencia y recibir (o reflejar sin impedimentos) el poder de Dios estaría en condiciones de hacerse hijos de Dios, es decir, podrían –al igual que Jesús – hacerse uno con el reflejo unigénito de Dios en toda la materia, y a través del hijo (la Conciencia Crística), ascender al Padre, la Suprema Conciencia Cósmica.

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Ejemplos como el sabio Vyasa, Swami Shankara, Mahavatar Babaji, Lahiri Mahasaya, Swami Sri Yukteswar y otros que habían alcanzado la Conciencia Crística, llegaron a ser de ese modo hijos de Dios. Cuando alguien se convierte en un Cristo mediante el buen uso del libre albedrío que Dios le ha otorgado y el poder de la comunión divina alcanzada como resultado de una profunda adoración a Dios o de la práctica de técnicas científicas de meditación, entonces tal ejemplo despierta la esperanza de salvación en el frágil y temeroso corazón humano, comúnmente atormentado por la materia. El significado supremo del nacimiento de Jesús es el del perdón de Dios.

Según la visión oriental, un hombre espiritual como resultado de muchas vidas dedicadas a la meditación y a expandir su amor hasta abarcar a todos, unifica su conciencia con la omnipresente Conciencia Crística.

En el cuerpo y el rostro de las almas que han alcanzado la realización divina, aparecen señales espirituales; tales señales permanecen ocultas y sólo unos pocos pueden leerlas. Gracias a estas señales, a los sabios de Oriente les fue posible saber, mediante su

El nombre por el cual se identifica a Jesús en los manuscritos tibetanos es Isa (“Señor”) traducido por Notovitch como Issa. Isa (Isha), o su ampliación Ishvara, define a Dios como el Señor o Creador Supremo que es, a la vez, inmanente y trascendente a su creación. Éste es el verdadero carácter de la conciencia universal de Cristo y Krishna, Kutastha Chaitanya, encarnada en Jesús, en Krishna y en otras almas unidas a Dios que han alcanzado la unidad con la omnipresencia del Señor.

Paramahansa Yogananda tiene el convencimiento de que el título de Isa le fue dado a Jesús, al nacer, por los sabios de la India que acudieron a honrar su venida a la tierra. Sostiene que Jesús se hallaba vinculado a los rishis de la India a través de los sabios de Oriente, quienes peregrinaron hasta su lugar de nacimiento y por cuya razón viajó él a la India con el fin de recibir sus bendiciones y deliberar con ellos sobre la misión mundial que había de llevar a cabo.

Las enseñanzas de Jesús, nacidas internamente de su comunión con Dios y alimentadas externamente por los estudios que realizó con los grandes maestros, expresan

Ante la pregunta a Yogananda… ¿Cree usted en Cristo? Él responde: “Jesús el Cristo” –Jesús, el hijo divino del hombre, en quien se hallaba manifestada la Conciencia Crística, el Hijo de Dios –. Conocerle es mucho más importante que el simple hecho de creer en Él”.

Cristo ha sido muy malinterpretado por el mundo, los principios más elementales de sus enseñanzas han sido profanadas –crucificadas a manos del dogma, los prejuicios y la falta de entendimiento – y la profundidad esotérica de esos principios ha quedado en el olvido. Es preciso conocer a Jesús como un Cristo oriental, como un yogui supremo que manifestó completo dominio sobre la ciencia universal de la unión con Dios y, por tanto, pudo hablar y actuar como un salvador que contaba con la voz y la autoridad de Dios. Jesús ha sido occidentalizado en exceso.

La omnipresente inteligencia de Dios que envuelve toda manifestación – el Hijo o Con ciencia Crística– se refleja como una mara villosa luz de color azul opalescente que cu bre y satura toda partícula de la creación; sin embargo, permanece eternamente in alterada y sin que la modifique el entorno siempre cambiante. El aspecto cósmico del Espíritu desciende en tres formas: como vi bración Cósmica, como Conciencia Crísti ca y como Dios Padre. Esa Trinidad se mani fiesta en el microcosmos del hombre como la triple luz del ojo espiritual. El ser humano es el único ser cuyo cuerpo posee centros espirituales, en el cerebro y la médula espinal que están dotados de conciencia divina y en los cuales tiene su templo el Espíritu que ha descendido.

Conciencia Crística inmanente y Energía Cósmica –. Durante el bautismo por el Espíritu en la forma de Espíritu Santo tal como lo experimentó Jesús, él vio que la luz del ojo espiritual descendía de la Luz Divina macrocósmica; y de allí provenía la voz de OM, el sonido celestial inteligente y creador de todas las cosas, que vibraba como voz inteligible: Tú eres mi hijo... Jesús experimentó la sintonía de su conciencia con la Conciencia Crística, el reflejo “unigénito” de la Inteligencia de Dios Padre presente en la Sagrada Vibración”.

Los tratados de yoga explican el despertar de los centros espinales como un hecho puramente natural, común a todos los devotos que encuentran el camino hacia la presencia de Dios. El yoga es la ciencia universal para lograr la divina unión del alma con el Espíritu, del hombre con Hacedor.

La conciencia que se halla presente microcósmicamente en el ojo espiritual del hombre está compuesta de los elementos consustanciales a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo – Conciencia Cósmica trascendental,

El yoga describe el modo preciso en que el Espíritu desciende de la Conciencia Cósmica a la materia y se expresa de forma individualizada en todos los seres, y cómo, en sentido inverso, la conciencia individualizada debe finalmente ascender de nuevo hacia el Espíritu.

En estados sumamente elevados de meditación, el cuerpo mismo se espiritualiza, suelta su tenaz atadura atómica y pone de

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manifiesto así su estructura astral subyacente constituida por fuerza vital. Cuando se medita con una profundidad aún mayor, el cuerpo astral se transforma en el cuerpo ideacional de conciencia. Entonces, en forma de sabiduría pura, la conciencia ideacional trasciende las vibraciones del Espíritu Santo y se sumerge en la Conciencia Crística, a través de la cual asciende hacia la Conciencia Cósmica – el seno de Dios Padre.

Esta es la verdadera enseñanza de Jesucristo, que vino a bautizar con el Espíritu Santo. Sólo aquel que es capaz de ver el ojo espiritual, no de manera temporal, sino permanente, y que puede percibir a través de él al Espíritu Omnipresente, está capacitado para bautizar a otros con el magnetismo cósmico del Espíritu Santo.

El papel de Satanás en la creación

La conciencia de Jesús el hombre, que se había convertido en Jesús el Cristo, se hallaba saturada de la omnipresencia del Espíritu Santo – percibía su unidad con la sagrada Esencia Vibratoria de Dios, que sustenta todo lo manifestado –. Jesús, – al igual que los yoguis de la India que han alcanzado la unión con Dios – no sólo podía profetizar las acciones de la gente y el curso de acontecimientos distantes, valiéndose de las vibraciones telepáticas del pensamiento, sino también conocer, a través de la percepción de su omnipresencia crística, todos los sucesos que ocurrían dentro de la creación vibratoria.

El Espíritu Santo heredó del Espíritu la independencia para crear y gobernar dentro del vasto ámbito prescrito de poderes manifestados que le fueron asignados. Este poder creativo, que da origen y sustento a la creación, se conoce en las escrituras hindúes como Maha Prakriti, la Gran Naturaleza, la potencialidad de todo cuanto pueda

llegar a existir. Cuando este poder emana de Ishvara (Dios Padre de la creación) como la vibración Cósmica Creativa e Inteligente, adopta una naturaleza dual. En su aspecto de Para – Prakriti (la Naturaleza Pura) crea y expresa todo bien y toda belleza en armonía con la inmanente Kutastha Chaitanya (la Conciencia Crística), que se encuentra en sintonía con Dios. Sin embargo, cuando el Poder Vibratorio desciende a la manifestación material, se convierte simultáneamente en una anómala Apara- Prakriti (una Naturaleza Impura), la cual crea a través de las leyes limitantes de la materia burda y del engaño en su máxima expresión.

Estos dos aspectos de Prakriti se corresponden con las denominaciones “Espíritu Santo” y “Satanás” del cristianismo. El “Espíritu Santo”, en sintonía con la Conciencia Crística, crea la bondad y la belleza, y conduce toda manifestación hacia una armonía simbiótica y la unidad final con Dios. “Satanás” (del hebreo, literalmente “el adversario”) nos separa de Dios y nos impulsa a enredarnos en el mundo ilusorio de la materia, empleando el engaño cósmico de maya para difundirse, confundir, cegar y atar. Por esa razón se define a Satanás como un arcángel caído del cielo, como una fuerza que cayó de la gracia de la sintonía con la Sagrada Vibración Creativa de Dios.

Paramahansa Yogananda se refiere a la Conciencia Crística explicando que Jesús alcanzó un nivel de conciencia a través de su percepción directa; que el cuerpo es sólo una masa de energía. La experiencia de esta verdad hizo posible que resucitara su cuerpo después de ser crucificado. De ese modo nos hace ver que nuestro cuerpo es Espíritu. Es importante comprender a Jesús a la luz de la Conciencia Crística: su nombre de nacimiento es Jesús, pero su título honorífico es Cristo, un antiguo término que equivale a la palabra en sánscrito kutastha, la conciencia que está en cada átomo de la creación.

nos explica que sus conciencias no se encontraban atadas al cuerpo, como sucede con la conciencia del hombre común o conciencia humana. Afirma que Jesús y Yadava habían expandido sus conciencias más allá de los confines de las formas cardinales humanas, hasta incluir el universo; era tan profundo su sentir que lo percibían como su cuerpo cósmico. Ellos se hallaban en armonía con la Divina conciencia, la conciencia del Padre Omnipresente, que se encuentra presente de manera simultánea en cada átomo. No lo estaban imaginando dice Yogananda, se habían vuelto uno con la conciencia del Padre Celestial, la Conciencia Cósmica. Tanto Jesús como Yadava habían alcanzado a experimentar esa expansión de la conciencia.

Hace más de 3000 años antes de los tiempos de Jesús, nació en la India un gran Avatar cuyo nombre era Yadava Krishna. “Krishna” era su título espiritual, cuyo significado equivale a la palabra Cristo, “La Divina conciencia”, que es omnipresente en la creación. Él era Yadava el Krishna.

Las Escrituras tanto en la Biblia como en el Bhagavad Gita nos hablan de los maravillosos poderes de Cristo y Krishna. Yogananda

Debemos recordar que cada uno de los seres humanos podemos expandir la conciencia hasta el infinito a través de la devoción y la meditación científica en el Señor, junto a esta verdad: “Dios es espíritu”. Los que lo adoran deben de hacerlo en espíritu y en verdad. La conciencia onmipresente de Cristo es lo que nos permite encontrar a Dios.

Yogananda nos recuerda un hecho transcendental: cuando su amigo Lázaro falleció en Betania y Jesús les dijo a sus discípulos, “Lázaro duerme” no lo supo porque alguien se lo comunicó. Fue la Conciencia Crística universal manifestada en Él lo que le permitió percibirla en el cuerpo de Lázaro.

Hay una frase de Yogananda muy profunda cuando nos explica que: “Jesús realizó la inteligencia omnipresente del Creador; puesto que Jesús percibió que su cuerpo era una creación de la mente de Dios al estar en sintonía con esa Conciencia Cósmica, fue capaz de poder crear nuevamente su cuerpo tres días después de que Él fuera crucificado y depositado en un sepulcro. Según relatos sagrados, Krishna tenía el mismo poder y

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realizó muchísimas hazañas espirituales.

La ciencia del yoga nos permite entender que nuestro cuerpo, es solo energía condensada producto del pensamiento de Dios. Él pensó y así creó la energía. Así Jesús comprendió el principio de la Conciencia Divina, pudo caminar sobre el agua y transformar el agua en vino, pues contempló el cuerpo y el agua como pensamientos proyectados de Dios y tomó plena conciencia de lo sencillo que resultaba para un pensamiento “agua” sostener a otro pensamiento “caminar”.

Yogananda nos explica que el cuerpo de Jesús era como cualquier otro ser humano, pero el espíritu que se encontraba dentro de Él estaba unido al vasto Océano universal. “Nada existe que no venga de la mente cósmica, y Cristo es la Conciencia universal que nos contempla desde las estrellas y que conoce hasta el más diminuto grano de arena que existe en la playa. Oigo su canción, el trinar de los pájaros y el aullido del viento. Veo su hermosa figura en el cielo, en las montañas, en el océano. Todos mis pensamientos provienen de la conciencia de Cristo”.

Durante cada ciclo cósmico de la creación, el espíritu se divide en la Trinidad: en el papel del Padre, el Espíritu es el creador del universo, y el Hijo es la Conciencia Crística. Su pensamiento engendró los electrones, los átomos, y protones; y estos comenzaron a condensarse para formar vapor. El vapor se convirtió en agua y ésta se transformó en sólido. Fue así como el Espíritu proyectó de sí mismo la creación cósmica, donde Jesús y Krishna se encontraban en armonía con esa conciencia, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Al final de un ciclo de la creación, cuando Dios, disuelve todo en su seno, sólo un principio se conserva: el Espíritu que es gozo, siempre existente, siempre consciente, y eternamen-

te renovado. Pero en cada nuevo ciclo, el Espíritu vuelve a proyectarse como la Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El ser humano es un epítome de toda la creación, el universo material constituye el vasto cuerpo de Dios. La energía eléctrica cósmica en su forma está en todas las cosas; es la esencia de Dios; todo posee vida; incluso una piedra es capaz de sentir dolor; los objetos, aparentemente inanimados, siempre sienten dolor y placer. Cuando sintamos que formamos parte del vasto Universo y que todo es parte de uno mismo, es que hemos despertado la Conciencia Crística.

Yogananda nos recuerda que Dios está en los hindúes, judíos, musulmanes, en la humanidad entera. El verdadero cristianismo significa volverse como Cristo y amar a todos con imparcialidad. La manera física de practicar las enseñanzas de Cristo se supone tratar a todas las personas como hijos del mismo Padre, y la manera espiritual consiste en meditar hasta sentir el vasto gozo de Dios a través de la Conciencia Crística.

La hermandad Universal no se manifestará hasta que por medio de mi concentración y devoción profunda nos alejemos de todos los pensamientos y sentimientos perturbadores, entremos en el templo de nuestra alma, donde el infinito gozo de Dios se expande hasta envolver el mundo y comprender que ese gozo es la única realidad existente. Entonces diremos “soy uno con la eterna luz de Dios, con el imperecedero Gozo de Cristo, todas las cosas de la creación se agitan en mi interior, he disuelto la ola de mi cuerpo en el océano del espíritu, ya no soy el cuerpo, soy el océano del espíritu. Jesús vino para decirle a todos los seres humanos no te preocupes por la fragilidad de tu cuerpo, elévate por encima de la conciencia corporal, por medio de la meditación, y sé uno con el Espíritu”.

CONCIENCIA CRÍSTICA:

(Para tu reencuentro con Dios por el camino de la Meditación según las enseñanzas del padre César Dávila Gavilanes.)

La Redención de Cristo no es una acción aislada. No es una pequeña parcela en la grandeza del cosmos. La naturaleza toda quedó, en ella y por ella, íntegra, totalmente transfigurada. La impronta de su acción salvadora purificó con el fuego del Espíritu Santo todo, absolutamente todo sin excep-

ción.

El bautismo de su sangre lavó todo pecado y toda mancha; este es el hecho cósmico. No importa que el hombre, poco a poco, paso a paso, vaya dándose cuenta de esto. Mientras dura su sueño de ilusiones, de deseos efímeros, no se da cuenta de esto. En cambio, cuando despierte de este sueño, será otra cosa. Lo importante, entonces, es despertar.

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El verbo es Cristo. Ese Cristo es el centro de la creación, el alma de todos los seres creados, visibles he invisibles. Sin Él no se explica nada y con Él se explica todo. También nosotros estamos llamados a ocupar un sitio especial en este gran drama cósmico, ese sitio especial es el de ser hijos de Dios.

El Señor Jesús nos ha enseñado a invocar al Padre diciéndole: “Padre nuestro que estás en los cielos” Esta herencia de hijos de Dios, lo debemos a la persona de Cristo al decir: “El Padre nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos consagrados, irreprochables ante Él por el amor”. Por su Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derecho para nosotros por su Hijo Jesucristo.

El Cristo Cósmico es Omnipresente; su Conciencia Cósmica es su Conciencia Omnipresente que está en el ángel de la jerarquía más elevada hasta en el átomo más insignificante. Él está en todo y a Él lo debemos todo y todos, el hombre y todas las criaturas hechas por este verbo de Dios.

Nosotros tenemos que adorar a Dios, reconocerlo en el fondo de nuestros corazones y encontrarlo allí, en el fondo de nuestro ser. Él es Espíritu y nosotros también, somos espíritus; y la comunicación entre Dios espíritu y cada uno de nosotros- espíritus es interior. Para adorar a Dios, tenemos que ir de espíri-

tu a Espíritu. Dios se comunica, también, de Espíritu a espíritu. El Espíritu de Dios se comunica con nuestro espíritu y nuestro espíritu se comunica con el Espíritu de Dios.

Tenemos que comenzar por edificar el templo del Espíritu. Este templo es cada uno de nosotros. Tenemos que adornarlo, limpiarlo, cuidarlo, porque es el templo de Dios. El Padre quiere, según la expresión de ese “Bendito Señor” en su diálogo con la samaritana, adoradores en espíritu y en verdad.

Cristo es como la savia interna de todos los seres, de absolutamente todos los planos. Es el Dios Omnipresente, es la Conciencia Crística que es al mismo tiempo Conciencia Cósmica. Esa savia de Vida, esa Agua de Vida que prometió el Señor a la samaritana es la prolongación de la conciencia.

La prolongación de su Espíritu Omnipresente, y por eso, ese Espíritu Omnipresente de Cristo es el que está circundando y el que circunda en todos. A eso se refiere el Señor cuando habla de Agua Viva, de su propio Espíritu Omnipresente; de ese espíritu que contiene la vida, pero la vida no transitoria, sino la eterna. Es decir, cuando esa agua de la presencia de Cristo, de la Conciencia Crística, de su espíritu, está en nosotros, tenemos asegurada la Conciencia Crística para la vida eterna, para siempre. Lo difícil es descubrir este secreto, descubrir a ese Dios que llevamos dentro.

LA CONCIENCIA CRÍSTICA EN LA MEDITACIÓN

En su libro La Segunda Venida de Cristo, Yogananda nos habla de la luz de Dios la cual resplandece a todos igual. No todos la reciben de la misma forma, así como el carbón la recibe también lo hace el diamante. El carbón puede tener la metamorfosis de transformarse en un diamante, pues solo tiene que someterse a alta presión, una que sea de transformación de amor. Así el carbón podrá no solo recibirla si no también reflejarla como lo haría un diamante. Todos pueden convertirse en Cristos a través de una vida moral y espiritual, y especialmente mediante la purificación que brinda la meditación, en la cual la rudimentaria mortalidad se sublima hasta alcanzar la llama del amor por Dios. Así se iniciará la marcha del devoto en el camino hacia la liberación y total transformación del alma.

Dios, el Creador y Padre de todas las cosas, vibra en la naturaleza entera como vida eterna, y esa vida posee el sonido del majestuoso AMÉN. Este nombre es el que define a Dios con mayor exactitud. Cuando oímos ese nombre de Dios, esa vibración cósmica, nos encontramos en camino de hacernos hijos de Dios, porque en ese sonido la conciencia está en contacto con la inmanente Conciencia Crística, la cual nos conducirá hasta Dios como Conciencia Cósmica. Los seres humanos son en esencia hijos de Dios, reflejos inmaculados del Padre que no han sido manchados por la ilusión, los cuales se han convertido en hijos del hombre, al identificarse con el cuerpo y olvidar su origen en el Espíritu. Quien está cautivo de la ilusión es simplemente un mendigo en las calles del tiempo, pero, así como Jesús recibió y reflejó a través de su conciencia purificada la divina filiación de la Conciencia Crística, así también todo ser humano por medio de los métodos de meditación del yoga puede purificar su mente y convertirse en una mentalidad diamantina apta para recibir y reflejar la luz de Dios.

Mediante la bendición que proviene de la comunión con el Espíritu Santo, se expande la Copa de la conciencia humana a fin de recibir el océano de la Consciencia Crística. La inmanente Conciencia Crística, alcanza de ese modo su unidad con Dios Padre y entra al Reino infinito de Dios.

Así pues, Cristo vendrá por segunda vez a la conciencia de cada devoto ferviente y experimentado que domine la técnica para establecer contacto con el Espíritu Santo, que otorga un indescriptible y bienaventurado consuelo en el espíritu. En los versículos de la Biblia, donde Juan el Bautista se describe a sí mismo, hay una hermosa revelación acerca del camino que conduce a ese divino contacto: “Yo soy la voz del que clama en el desierto”. Rectifica del camino del Señor, como dijo el profeta Isaías. Cuando los sentidos se encuentran ocupados con lo externo, el ser humano se halla absorto en el ajetreado mercado de las complejidades de la materia, que interactúan constantemente dentro de la creación, incluso cuando mantiene los ojos cerrados en la oración o está concentrado en otros pensamientos, el hombre permanece en el ámbito de la actividad.

El verdadero desierto, donde ningún pensamiento mortal, deseo humano o inquietud puede importunarnos, se encuentra al trascender la mente sensorial, la mente subconsciente y la mente supra consciente, es decir, al alcanzar la Conciencia Cósmica del Espíritu, ese desierto increado e inexplorado de la Bienaventuranza Infinita. La Conciencia Crística subjetiva, presente en toda la creación cósmica vibratoria, surge mediante el sentimiento intuitivo cuando en el estado de éxtasis trascendente se abren los divinos centros metafísicos de la vida y la conciencia, en el camino recto de la espina dorsal.

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Entre todas las criaturas, el ser humano es el único cuyo cuerpo posee centros espirituales en el cerebro y la médula espinal, que están dotados de conciencia divina y en los cuales tiene su templo el espíritu que ha descendido. Los yoguis conocen estos centros y también san Juan los conocía y los describió en el libro del Apocalipsis como los 7 sellos, como 7 estrellas y 7 iglesias con sus 7 Ángeles y 7 candeleros de oro. Los tratados de yoga explican el despertar de los centros espinales no como algún tipo de elucubración mística, sino como un hecho puramente natural común a todos los devotos. En el camino hacia la presencia de Dios, se reconoce al yoga como la ciencia universal para lograr la Divina Unión del alma con el espíritu, el hombre con su hacedor.

El Bautismo supremo, ensalzado por Juan el Bautista y por todos los maestros que poseen la realización divina, consiste en ser bautizados con Espíritu Santo y fuego, es decir, quedando absortos en la presencia de Dios en la sagrada Vibración Creativa, cuya manifestación es omnipresente y omnisciente. No sólo eleva y expande la conciencia, sino que su fuego de energía vital cósmica cauteriza de manera efectiva los pecados resultantes de los hábitos del presente y los efectos kármicos de las acciones erróneas del pasado. Las edificantes vibraciones del Confortador brindan profunda paz interior y

gozo. La vibración creativa tonifica la fuerza vital específica del cuerpo, lo que conduce a la salud y al bienestar, y puede enviarse de forma consciente como poder curativo hacia aquellos que necesitan ayuda divina.

Mediante el contacto con Dios en la meditación, todos los deseos del corazón se ven colmados, porque nada es más valioso, placentero o atractivo, que el siempre renovado gozo de Dios que todo lo satisface. Quien baña su conciencia en el Espíritu Santo pierde el apego por los deseos y objetos personales, a la vez que disfruta de todas las cosas con la dicha de Dios en su interior.

Jamás perecerá quien cree en la doctrina que consiste en elevar la conciencia corporal (el Hijo del hombre) para llevarla del plano físico al astral mediante la inversión de la fuerza de vida a través del conducto serpentino situado en la base de la espina dorsal; es decir, ya no estará sujeto a los cambios mortales de la vida y de la muerte, sino que adquirirá gradualmente el estado de inmutabilidad la Conciencia Crística: el Hijo de Dios.

La confusión entre el Hijo del hombre y el Hijo Unigénito de Dios ha sido causa de muchas interpretaciones en el ámbito eclesial mismo, acerca del elemento humano presente en Jesús. El hecho de que era un hombre nacido con un cuerpo mortal que había desarrollado su conciencia hasta volverse uno con Dios mismo, no en el cuerpo de Jesús, sino desde la conciencia existente en dicho cuerpo, la que era una con el hijo Unigénito: la Conciencia Crística, el único reflejo de Dios Padre dentro de la creación.

Al instar a la gente a creer en el Hijo Unigénito, Jesús se refería a esta Conciencia Crística que se hallaba totalmente manifestada en Él. Así como los maestros de todas las épocas que han alcanzado la realización divina que se encuentra latente dentro de cada alma, Jesús señaló que todas las almas que eleven su conciencia física,

la conciencia del hijo del hombre, hasta alcanzar el cielo astral y luego se unifique con la Inteligencia Crística Unigénita presente en la creación entera, conocerán la vida eterna. Lo que Jesús ha querido expresar es que quienes no se identifiquen con la Conciencia Crística universal están condenados a vivir y pensar como agobiados mortales, circunscritos a las limitaciones sensoriales, porque esencialmente se han desunido del eterno principio de la vida. Jesús no se refirió en ningún momento a su conciencia de Hijo de Hombre, ni a su cuerpo, como El Salvador de todos los tiempos.

Afirmar que la persona histórica de Jesús es el Salvador constituye un error metafísico, ya que quien otorga la salvación universal es la Inteligencia Crística como único reflejo del espíritu absoluto. El Padre se halla presente de manera ubicua en el mundo de la relatividad, el Cristo infinito es el mediador o vínculo exclusivo entre Dios y la materia, y todos los individuos que están hechos de materia deben pasar a través de Él con el fin de poder llegar a Dios.

Todas las almas pueden liberar su conciencia cautiva sumergida en la materia, despertarla en la vastedad de la omnipresencia al sintonizarse con la Conciencia Crística. Dijo Jesús: “Cuando hayáis levantado al hijo del hombre, entonces SABRÉIS que yo soy él”. Jesús sabía que su cuerpo físico permanecería en el plano terrenal sólo por poco tiempo, y por eso aclaró a quienes le reconocían como el Salvador, que cuando su cuerpo (el Hijo del hombre) hubiera dejado esa Tierra, la gente todavía podría hallar a Dios y la salvación al creer en el omnipresente, Hijo unigénito de Dios y conocerle.

Jesús enfatizó que todo aquel que creyera en su Espíritu como el Cristo Infinito que en Él se había encarnado, hallaría el sendero hacia la vida eterna, mediante la ciencia meditativa de la ascensión interior de la conciencia. Para que todo el que crea en

Él no perezca.

Las formas de la naturaleza son cambiantes, pero la inteligencia infinita e inmanente en ella jamás resulta modificada por las mutaciones de la ilusión.

Los hijos de Dios sufren si se apegan al cambiante cuerpo humano que atraviesa las etapas de la niñez, juventud, vejez y muerte; más quienes enfocan dentro de sí la fuerza vital y la conciencia y se concentran en la chispa interior de inmortalidad del alma perciben el cielo incluso cuando aún se hallan en la Tierra; y puesto que han comprendido la esencia trascendente de la vida, están libres del dolor y el sufrimiento, adherentes a los incesantes ciclos de vida y de muerte.

La percepción del Absoluto que está más allá de la creación se encuentra íntimamente cercana merced a la intermediación de su inteligencia reflejada en todo lo creado. A través de este contacto, el devoto comprende que Dios ha enviado a la Inteligencia Crística, su hijo Unigénito, no para crear una cámara de torturas, sino una colosal película cinematográfica cósmica cuyas escenas y actores proporcionarán entretenimiento durante algún tiempo y finalmente regresarán.

A la luz de este entendimiento, la bienaventuranza del Espíritu permite que, en las circunstancias que atravesamos en este mundo relativo, sintamos nuestra conexión con el Espíritu Universal y percibamos que la vasta inteligencia -el Ser Absoluto- opera en todas las relatividades de la naturaleza.

Por ello, todo aquel que crea en esta inteligencia del Espíritu -el Cristo- y se concentre en ella en vez de enfocarse en los productos de la creación externa, encontrará la redención.

Mediante la expansión continua del círculo del amor individual, la conciencia humana se sintoniza con el Hijo Unigénito. Amar a

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los miembros de nuestra familia es el primer paso en el proceso de expandir el amor por uno mismo hasta que incluya a quienes nos rodean. Amar a todos los seres humanos sin importar su raza, nacionalidad, credo, es conocer el amor de Cristo. Sólo Dios, en su forma de Cristo omnipresente, es el responsable de todas las expresiones de la vida. Es el Señor quien pinta gloriosos paisajes siempre cambiantes. Es quien crea las flores, los altares, las fragancias, el amor a todas las cosas, a todos los seres, amigos y enemigos, montañas, bosques, océano, aire.

El devoto crístico contempla las armoniosas combinaciones de la luz de Dios. Descubre esa única luz, que ha sido creada por la inteligencia de Dios, no para engañar a los seres humanos ni ser causales de infortunio, sino para alentarlos a buscar el infinito del cual han surgido. Al despertar, al comer, al trabajar, al dormir, al soñar, al servir, al meditar, al cantar a la Mar Divinamente por siempre mi alma exhala un solo son, silente, Dios, Dios, Dios. Con el objeto de manifestar la creación, el espíritu produce una vibración de dualidad que divide su ser único en él trascendente, creador inactivo en su activo poder creativo, Dios Padre y la madre naturaleza cósmica, el espíritu y la naturaleza, el sujeto y el objeto. Lo positivo y lo negativo, la atracción y la repulsión es la dualidad a la que hace posible el nacimiento de lo múltiple a partir del uno.

En activa y objetiva vibración creativa de Dios, el Espíritu Santo está presente de manera subjetiva como un reflejo inalterado e inmutable, el Espíritu universal que se halla en la creación Kutascha Chaitanya, la Conciencia Crística o conciencia de Krishna. Esta inteligencia reductora inmanente, la conciencia subjetiva o alma universal, permite estructurar la omnipotente fuerza vibratoria con una miríada de manifestaciones objetivas de este modo, en el útero de la madre naturaleza, el espíritu da a luz a la creación.

La Omnipresente Sabiduría de Cristo y Jesús, cuya Infinita Conciencia se percibía en verdad a sí mismo, como el Cristo que mora en toda partícula del espacio vibratorio de la creación entera. Aquellas almas que han alcanzado la iluminación, es decir, los que no se ven influenciados por deseos terrenales, son los que alcanzan a sentir a la Conciencia Cósmica, que ejercen su inspiradora influencia hacia arriba. Todas las almas espiritualmente despiertas que se hallan en sintonía con la Conciencia Cósmica y están guiadas por ésta, se dice que vienen de arriba y que están por encima de todas las demás, han ascendido en la escala de la evolución a el grado de disfrutar la percepción trascendente del Sublime Reino Celestial interior. Por ser el único reflejo de la inteligencia del trascendente Dios Padre en la creación vibratoria, el Hijo o Inteligencia Crística posee dominio sobre toda la materia. La Conciencia Crística es el divino amor de Dios, que se refleja con toda su pureza en la creación. Este amor atrae a los seres creados por medio de la fuerza magnética, a fin de que regresen a la unidad del espíritu.

Todo devoto que crea en la Inmutable inteligencia inmanente y que gradualmente se une a ella, al fusionarse con el oír el sonido cósmico del Om que se oye durante la meditación, recibirá la vida eterna de Cristo. El único camino que nos conduce hacia la conciencia cósmica consiste en atravesar el caparazón de las vibraciones materiales y alcanzar la esencia viva de la Inmanencia Inteligencia cognitiva, y las personas cuyos ojos se encuentran cerrados a la luz de la vibración cósmica y de la Inteligencia Crística oculta en la materia no pueden llegar a Dios. El que resiste al Hijo no verá la vida, pues siempre le acecha la ira de Dios. Dios siente ira y dolor por esas almas, tal como una madre se sentiría enfadada y apenada, si uno de sus hijos se lastimara, por causa del mal uso de su libre albedrío, la “ira de Dios” es la expresión empleada en la Bi-

blia para hacer referencia a la justa ley del Karma, que establece los efectos de las acciones que el hombre emprende impulsado por su ego.

Dios no necesita intervenir para imponer otra sentencia, además de la que ya aplica la inexorable y rigurosa ley del Karma. Sin embargo, la compasiva intervención de Dios, que mitiga los efectos karmáticos, puede ser postergada, obstaculizada por la extrema ignorancia e incesante, a menudo voluntaria del ser humano.

Cristo reconoce su verdadero alimento, Jesús dijo: “mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra”. La mente de Jesús se hallaba en un estado de gran elevación, en sintonía con el poder divino de la Conciencia Crística. En tales ocasiones, la divina saciedad de un maestro se ríe ante la ilusoria necesidad de alimentar el cuerpo con el insípido burdo sustento material. Jesús percibía que su vida provenía directamente de Dios, como ya había expresado con anterioridad “no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Él estaba en todo momento consciente de esa conexión divina, sabía que Él era el alma y que él único alimento que necesitaba para su sustento eran la bienaventuranza y eterna sabiduría de Dios.

Todo hijo encarnado de Dios puede sintonizarse con la Inteligencia Crística universal y saber que esa conciencia es el reflejo de la inteligencia de Dios Padre. La luz del sol que se refleja en una esfera de cristal se divide en 2: la luz del sol, que se encuentra más allá de la esfera y la que se encuentra en ella; la luz que está dentro de la esfera, a pesar de ser limitada, es igual a la que se encuentra fuera de la esfera. De modo similar, la Conciencia Crística que brilla dentro de la creación, si bien es limitada, es la misma que la Conciencia Cósmica del Dios Padre,

que resplandece más allá de la creación vibratoria. Por lo tanto, Jesús afirma que Él como Hijo de Dios, unido a la presencia crística de Dios reflejada en toda la creación, sólo podía hacer aquello que la conciencia de su Padre le encomendó.

Dios Padre se diferenció al convertirse en el Espíritu Santo o creación vibratoria cósmica, en el seno del Espíritu Santo con su miríada de manifestaciones. Nació la Inteligencia Crística de Dios Padre, puesto que Dios se dividió en Dios Padre, que se halla más allá de la creación, y en Dios Hijo que reside en toda la creación. Respetó todas las diferencias que Él mismo había creado a través de la vibración cósmica del Espíritu Santo, que está saturada de la Conciencia Crística. De este modo, el Dios Padre, que se encuentra más allá de la creación, siendo siempre renovado, gozo y amor, hizo que ese mismo gozo y amor se reflejará en el Hijo o Inteligencia Crística presente en toda la creación vibratoria.

Tal es el significado de la expresión el Padre quiere al Hijo. El Hijo es, pues, el amor de Dios en la creación, un poder magnético dotado de armonía e inteligencia, cuya finalidad es que todas las manifestaciones evolucionen hacia niveles cada vez más elevados de perfección. El Padre le muestra al Hijo todo lo que Él hace; significa que la inteligencia de Dios Padre, que se encuentra más allá de la creación, despliega todas las cualidades en su reflejo, la Inteligencia Crística que se halla en toda la expresión. Por lo tanto, así como el Omnipresente Dios lo sabe todo de igual modo, un hijo verdadero que es capaz de percibir la Omnipresencia de Dios participa también de su Omnisciencia.

Cristo resucitaba a los muertos y aplicaba el bálsamo del amor sobre las heridas de los errores. El Cristo presente en Jesús vivió entre los seres humanos como uno más, para que también ellos pudieran aprender a vi-

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vir como dioses. Para llegar a comprender la magnitud de una encarnación divina, es preciso entender el origen y la naturaleza de la conciencia que se halla encarnada en un Avatar. Jesús se refirió a dicha conciencia al declarar: “El Padre y yo somos uno y yo estoy en el Padre y el Padre está en mi”. Por lo tanto, aquellos que unen su

conciencia a Dios conocen al Hijo del Hombre, la singularidad de la siempre existente, siempre consciente y eternamente renovada dicha del Absoluto, lo creado, así como también la miríada de manifestaciones de su ser en la infinitud de formas en las cuales Él se diversifica para dar lugar al variado de la creación.

Fuentes:

1. Paramahansa Yogananda. LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO: LA RESURRECCIÓN DE CRISTO QUE MORA EN TU INTERIOR. Volumen I, II, III. Self Realization Fellowship.

2. Dávila Gavilanes, Padre César Augusto. AUDIO 231. Asociación Escuela de Auto-Realización.

3. Jaramillo Marcelo (selección y recopilación de textos). PARA TU REENCUENTRO CON DIOS POR EL CAMI- NO DE LA MEDITACIÓN SEGÚN LAS ENSEÑANZAS DEL PADRE CÉSAR DÁVILA GAVILANES. Asociación Escuela de Auto-Realización (AEA). www.aea-yoga.org. Cuenca, Ecuador. Noviembre 2020.

4. Dávila Gavilanes, Padre César Augusto. EL DIOS VIVENCIAL. Segunda Edición. Quito – Ecuador. 1996

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Contemplación y Acción

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Acción divina en la meditación

Con la mente concentrada en el interior del ser, el devoto comienza a sentir en su corazón ese amor por Dios, que de manera exquisita impregna con la divina presencia cada matiz de sus sentimientos. El corazón así colmado de Dios percibe entonces al bienamado Señor en lo más recóndito del alma, donde su pequeño amor se conecta y se funde con el gran amor.

El sentimiento de Dios dentro del alma se ex-

pande hasta convertirse en percepción de Dios en la vastedad de su omnipresencia.

Retroalimentación: La acción divina en la meditación, según estos párrafos, se manifiesta como un profundo amor por Dios que llena el corazón del devoto.

A medida que la mente se concentra, el amor personal se une al amor divino, creando una conexión íntima con lo sagrado. Esta experiencia culmina en una percepción de Dios que trasciende el individuo, reconociendo su omnipresencia en todas partes.

Frutos de la contemplación

La paz

Es la primera manifestación de la respuesta de Dios en la meditación quienes conocen a Dios como paz en el templo interior del silencio y reverencian al Dios de la paz que ahí se encuentra, son sus hijos verdaderos, en virtud de esa relación de comunión divina.

Retroalimentación: La paz es el primer fruto de la contemplación y una manifestación de la respuesta de Dios en la meditación. Aquellos que experimentan a Dios como paz en su interior y reverencian esa conexión en el silencio son considerados verdaderos hijos de Dios, ya que han cultivado una relación de profunda comunión divina. Esta paz interior refleja el estado espiritual que se alcanza a través de la meditación y la contemplación.

EL gozo

Si durante la práctica de la meditación el devoto llama una y otra vez a las puertas del silencio, Dios responderá:

“Entra, te hable en el susurro a través de todos los disfraces de la naturaleza, y ahora te dijo soy el gozo, la fuente divina del gozo. Báñate en mis aguas, lava con esas aguas tus hábitos y purifícate de todo temor”

Retroalimentación: El gozo es un importante fruto de la meditación. Al buscar el silencio, el devoto recibe la invitación de Dios a entrar en una conexión profunda. Dios se presenta como la fuente del gozo, instando a la persona a sumergirse en esta alegría y a purificarse de miedos y hábitos negativos. Esta experiencia de gozo no solo proporciona felicidad, sino que también facilita una conexión más íntima con lo divino.

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La Dicha

Meditar en Om, nos permite alcanzar el bienaventurado Reino de Dios, que se encuentra más allá del opaco obstáculo del cuerpo físico, es decir la dicha siempre existente, siempre consciente y eternamente renovada.

Retroalimentación

La dicha es un estado que se alcanza a través de la meditación en Om. Esta práctica permite al meditador trascender las limitaciones del cuerpo físico y acceder al Reino de Dios. La dicha que se experimenta es eterna, siempre presente y constantemente renovada, ofreciendo una conexión profunda con lo divino y una sensación de pleni-

tud que va más allá de las circunstancias materiales.

La unidad

La mutua penetración, la mutua conjunción entre Dios y el hombre, cuando Él penetra por todos los poros, como el agua en la esponja, cuando Él entra en el hombre y el hombre en él, solo entonces nos convertiremos en el pan de Dios. Solamente cuando la conciencia divina penetre en nosotros, cuando nos volvamos como Cristo, seremos uno con Él, antes seguiremos siendo solo harina, esperando que llegue esa levadura divina capaz de transformarnos.

Retroalimentación: La mutua penetración entre Dios y el ser humano representa una profunda unión espiritual. Al meditar, el devoto permite que la conciencia divina se infiltre en su ser, transformándolo. Este proceso de absorción mutua es esencial para alcanzar una verdadera unidad con lo divino. Solo cuando experimentamos esta conexión íntima y nos asemejamos a Cristo, podemos ser transformados en el “pan de Dios”, manifestando así los frutos de la contemplación en quienes somos y en nuestras vidas.

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El amor a Dios y al prójimo

Marcos 12, 28-31

El Señor nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas; y amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Retroalimentación: En este contexto se enfatiza la unicidad de Dios y la importancia del amor hacia Él. Se nos instruye a amar a Dios con todo nuestro ser: corazón, alma, mente y fuerzas, lo que implica una entrega total y profunda. Además, se destaca la relevancia de amar al prójimo como a uno mismo, sugiriendo que el amor hacia Dios debe reflejarse en nuestras relaciones con los demás. En conjunto, este mensaje resalta la conexión entre la devoción a Dios y la ética de amor y respeto hacia los otros.

Si en la meditación diaria puedes amar a Dios con todo tu ser, en verdadera comunión con él y demuestras por medio de tus acciones que amas a tu prójimo, tanto como te amas a ti mismo te elevarás por encima de la conciencia mortal, de este plano ilusorio de vida y de muerte y experimen-

tarás el eterno e inmutable espíritu, que vive en ti y en la divina omnipresencia.

Retroalimentación: Podemos mencionar que, al meditar diariamente y amar a Dios con plenitud, así como demostrar amor hacia los demás, el individuo puede trascender la conciencia mortal y las ilusiones de la vida y la muerte. Esta práctica permite experimentar el espíritu eterno e inmutable que reside en cada persona y en la omnipresencia divina. En esencia, el amor y la meditación conducen a una conexión más profunda con lo sagrado y a una comprensión más elevada de la realidad.

El Bhakti llega a comprender que lo que hay en el corazón de una persona, es lo que determina en “qué” se concentra… en aquello que ama.

Retroalimentación: Este párrafo indica que el bhakta, o devoto, reconoce que los verdaderos deseos y sentimientos de una persona, alojados en su corazón, influyen en su enfoque y atención. En otras palabras, lo que realmente ama alguien determina en qué dirige su concentración y sus esfuerzos. Esta comprensión subraya la importancia del amor y la devoción en la vida espiritual.

Seva, el servicio desinteresado

Podemos decir que Seva, se refiere a servir al mundo por medio de la unión dinámica de la sabiduría y la compasión. Ésta se realiza sin ninguna expectativa del resultado.

Esto nos recuerda, los últimos años del maes-

tro Paramahansa Yogananda cuando indicó a su amada Daya Mata, que debía convertirse en karma yogui, a pesar de que ella consideraba que ese era el último camino que hubiera seguido, lo acepto confiadamente pues su maestro lo había pedido.

Expresado en palabras de su guruji: “El camino del karma yoga es el que une al alma con Dios mediante la actividad desprovista de egoísmo”.

Cuando realizas actividades para ti mismo, tu conciencia permanece unida a tu limitado ego. Pero cuando trabajas para Dios, te identificas con Él. Sólo si dedicamos todos los frutos de nuestras acciones a Dios, puede lograrse la perfección.

Lleva a cabo tus actividades lo mejor que puedas, sin preocuparte demasiado de los

resultados. Déjalos en las manos de Dios. Si te esfuerzas al máximo por actuar correctamente, los frutos de tus acciones están destinados a ser satisfactorios.

Entonces a través de la propia transformación que se da con la meditación, renacemos como seres nuevos dispuestos a ayudar a los demás.

El mundo de hoy necesita más que nada de servidores activos de la paz revestidos con la armadura de la perseverancia dedicados a la difusión de la sabiduría en todos los confines.

Es posible ilustrar el hecho de realizar todas nuestras acciones sin buscar, ni desear sus resultados con maravilloso ejemplo que presentó el maestro Yogananda:

Un hombre ambicioso siembra la semilla de una flor y la cuida amorosamente; después de muchos meses de atentos cuidados, en el momento exacto en que la planta comienza a florecer, los insectos la destruyen.

El hombre se disgusta o se desalienta y hasta puede dejar de ocuparse de su jardín. En cambio, el hombre espiritual cuidará a su planta con más amor y dedicación, y si los insectos la destruyen, dirá: “Señor, yo cultivé la planta para TI, voy a sembrar otra”.

No se perturba, su actitud es la de intentarlo una y otra vez, cuantas veces sea necesario. ¿Por qué? Porque no emprende el trabajo para su propia satisfacción y encuentra gozo en hacerlo para Dios.

Aplicándolo en nuestra vida diaria, necesitamos personas que, en su hogar, trabajo, escuela, etc., trabajen conscientemente como canales de compasión y sabiduría en todos los niveles y situaciones de la sociedad. Que se afanen para transformar sus mentes y acciones y las de los que están a su alrededor.

Que se esfuercen incansablemente confiados en el apoyo de los seres iluminados que le acompañan y perseveren en el mundo por un futuro más piadoso.

La oración encarnada

La oración es un misterio, y en lo recóndito e íntimo de Dios mismo, ahí se da la oración. Benedicto XVI dice que el amor es posible en Dios porque Dios no es soledad, porque en Dios hay amistad, porque en Dios hay trato mutuo. Y a la luz de eso es que nos atrevemos a decir con certeza: si Dios es Amor, Dios es Oración. Porque si Dios es un mirarse mutuamente, un regocijarse, gozarse unos en los otros, ese ejercicio eterno, esa danza

de amor es Oración.

Más allá de todo tiempo y de toda eternidad, hay una Fuente, que es el Padre amando y donando todo su ser, engendrando un Hijo y diciéndole: Tú eres mi Hijo bienamado, mi predilecto, mi gozo, en ti me complazco… y un Hijo eterno, engendrado, no creado, de la misma naturaleza de ese Padre que le dice: ¡Abbá…! en ti me complazco, tú eres mi todo, tú eres mi deleite, ante ti juego, ante ti danzo.

Qué hermoso es saber que eso es eterno, que eso es divino y que eso es Oración. Dios es Amor y Dios es Oración.

Con esta premisa, es más entendible que

Dios siendo Dios se haga humano, haciendo que nuestra relación cambie de manera radical y trascienda. Él se hace presente para hablarnos de tú a tú.

Una espiritualidad encarnada debe ser entendida, por lo tanto, no en lo que se hace, sino desde donde se hace, y si lo hacemos desde el Dios de Jesús, descubrimos un amor con una pasión gratuita que redimensiona cualquier experiencia humana. Se trata de vivir desde Alguien, que nos invita a nacer de nuevo en cada instante de nuestra vida. Pues es un Dios que está en nosotros y en los demás.

Jesús nos recordó que la entrada en el rei-

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no de los cielos radica en volvernos como niños, porque al comportarnos como niños limpiamos nuestro ego y nos acercamos a descubrir el rostro de Dios. La oferta de Cristo es vivir desde una misericordia gratuita que hace que nuestro rostro sea el del Padre.

Vivir una espiritualidad encarnada asentada en la mirada, al encontrar los ojos de la otra persona amada.

Vivir en el mundo sin ser del mundo

El hombre de hoy quiere vivir de emoción en emoción, después de una fiesta quiere otra, y después de esa, otra.

RAMAKRISHNA, menciona “Que nosotros tenemos que acostumbrarnos a vivir prácticamente en la soledad, pero en esa soledad interior, en esa vivencia de Dios interno”.

Cristo, en el evangelio de Juan, hace esta recomendación a sus discípulos: “Debéis vivir en el mundo, pero sin ser del mundo” lo que en la enseñanza del padre Dávila significa “vivir entre los hombres, compartir las inquietudes de ellos, pero no vivir según el espíritu que anima a esos hombres”. Estas palabras resumen bien la forma en que Jesús habla sobre la vida espiritual. Es una vida en la que estamos totalmente transformados por el Espíritu del amor.

Pero, ¿cómo podemos estar en el mundo sin ser del mundo?

En el evangelio de Juan, Jesús nos dice: “Amados hijos míos, debemos amarnos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es hijo de Dios, y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. (1 Juan 4,7)

Debemos amar a las personas, pero no al pecado, el amor viene de Dios y todo el que ama es hijo de Dios y conoce a Dios. Jesús nos dejó el mejor ejemplo de amor, nos enseñó que podemos amar a las personas sin aprobar o validar sus pecados, cuando vemos a los demás como creación especial de Dios, amamos a las personas y no al mundo.

Debemos ser ejemplo y marcar la diferencia: debemos ser la sal y la luz del mundo.

No imitemos las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejemos que Dios nos transforme en personas nuevas al cambiar nuestra la manera de pensar. Entonces conoceremos la voluntad de Dios para con nosotros, la cual es buena, agradable y per-

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fecta. (Romanos 12,2)

La amistad con el mundo es enemistad con Dios; por tanto, quien pretende tener al mundo por amigo, se hace enemigo de Dios. (Santiago 4,4); debemos vivir sin comprometer nuestros principios. Jesús anduvo con personas de mala reputación, pero jamás comprometió su santidad para agradar al resto. Eso nos enseña que debemos escuchar la voz de Dios más que la de cualquier otro; debemos convertirnos en bodisatvas; ser guía y fuente de inspiración para otros.

No nos cansemos, ni decepcionarnos, ni desalentarnos; nunca abandonemos la esperanza pese a todos los terrores, dificultades y obstáculos que se alcen en contra.

Tengamos fe en el amor y el poder perdurables de todos los seres iluminados que han bendecido y siguen bendiciendo la Tierra con su presencia; saquemos fuerzas del ejemplo vivo de los grandes maestros, hombres y mujeres como nosotros que han seguido con infinito coraje la exhortación de Buda en su lecho de muerte a esforzarse con todo su ser en alcanzar la perfección.

Mística de AEA: La autorrealización

En palabras del Padrecito César Dávila, la

finalidad de la Asociación Escuela de AutoRealización es el desarrollo integral de la persona en sus aspectos físico, mental y es-

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piritual, a fin de llevarnos a la comprensión de ese Dios en nosotros y con nosotros.

El Atma - Sakshaktar es el proceso de redescubrimiento y realización de la verdadera naturaleza divina del Ser, más allá de las ilusiones y condicionamientos del ego y la mente, es la experiencia directa de la unidad con lo divino, es un nuevo nacimiento.

En la filosofía oriental, el hombre realizado pasa por varias etapas o niveles de realización del Ser, así en un primer momento “ANAVA”, el hombre alimentado por el ego y el yo inferior se considera un ser separado de Dios y con limitaciones, propenso al sufrimiento; sin embargo, cuando reconocemos la verdadera esencia divina y pura que reside en cada uno de nosotros, más allá de las limitaciones del ego y la mente trascendemos al estado de realización de “VARUPA” para finalmente, cuando logramos la unidad con el todo experimentamos paz interior, se manifiesta en nosotros el gozo siempre existente, siempre consciente y siempre renovado”: nos encontramos en

“ATMA-SAKSHKTAR”.

Nos auto realizamos cuando sentimos UNIDAD con el todo, cuando tenemos LIBERTAD de las limitaciones del ego y la mente, cuando sentimos PAZ y GOZO siempre existente, consciente y siempre renovado, y cuando obtenemos el CONOCIMIENTO: la completa identificación con la esencia divina en nosotros.

Nos auto realizamos cuando somos “sal de la tierra” ese verdadero agente de transformación y purificación en este mundo saturado de corrupción e ignorancia, llevando amor y comprensión a quienes nos rodean.

Nos auto realizamos cuando somos “luz del mundo” compartida, vivida a diario y recargada con la práctica de la meditación.

Cuando realicemos a Dios en nosotros, las tribulaciones serán vistas insignificantes y hasta en ellas podremos ver la gracia y bendiciones.

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Samadhi

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Samadhi en la religión es el término sánscrito que se usa para describir un estado en el que la mente tiene plena conciencia fuera del cuerpo físico, y al retornar a la vida ordinaria recuerda estas experiencias vividas en estado supra-físico.

Sánscrito: “Sama” = Juntos “Dhi” = Mente Un estado de concentración profunda.

El hinduismo, el budismo, el jainismo y el yoga consideran samadhi como un estado de conciencia e iluminación que se alcan zan durante la meditación y en el que uno disuelve la percepción del “YO” para unirse con el objeto de concentración, el Yo Divi no.

En los Yoga Sutras de Patanjalí (200 a C), es el octavo paso y el fin para el que se pre para el cuerpo y la mente para alcanzar la visión de nuestra propia alma.

1. Yama = Vida ética

2. Niyama = Vida sana

3. Asana = Posturas

4. Pranayamas = Respiraciones

5. 5. Pratyahara = Independizar la mente de los sentidos

6. Dharana = Concentración

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8. Samadhi = Iluminación

Como se ha dicho a través de los hermosos trabajos de estos días, estos 8 pasos son escalones o estancias para alcanzar samadhi a través de la práctica. El yoga es una filosofía de vida que integra técnicas físicas, mentales y espirituales para ayudarnos a desarrollar nuestro potencial humano, liberarnos del sufrimiento y reconectarnos con nuestra esencia espiritual.

En el noble camino del Buda, es también el octavo paso, el NIRVANA. El cese de vana, el cese de la actividad del yo.

Tipos de samadhi

1. SAVIKALPA: La conciencia conserva una distinción entre el meditador, el objeto de meditación y la meditación misma. Meditación profunda con forma.

• Experiencia: Sensación de dicha, pero con la noción del ego presente.

da. No hay “YO”. Hay disolución del ego y reconoce la unidad con todo.

Efectos: Bienaventuranza absoluta, conocimiento trascendental.

Quienes logran este estado viven un profundo bienestar, paz interna y una aguda comprensión y sabiduría de la vida con una significativa influencia en la sabiduría cultural y espiritual colectiva.

El término “Samadhi” significa “poner juntos” o “unir”.

UNIÓN de la conciencia individual con la conciencia universal, es la corona de la práctica de la meditación.

En el cristianismo: lo dicen los santos es una “ABSORCIÓN” espiritual. Volverse UNO CON DIOS. Estar completamente en sintonía con su voluntad. No es, YO SOY DIOS, pero estoy en sintonía con su Santo Espíritu. Todo es deleite.

2. NIRVIKALPA SAMADHI: No hay forma, ni dualidad.

La conciencia individual se expande y se funde con la conciencia universal, más allá del “YO”.

Experiencia: sensación de dicha interrumpi-

Salmo 37,4 “Deléitate en el Señor y Él te concederá las peticiones de tu corazón”.

Si me deleito en el Señor, siendo atravesado por Él y su amor, Él me dará los auténticos deseos de mi corazón.

Todo BUSCADOR, como tú como yo, que anhelamos ese momento de comunión inefable con Dios, sabemos que unidos a ÉL, se van todos nuestros miedos, y al entregarnos a Su amor, Su poder, Su Protección, Su gracia, Su misericordia, Su bondad, … Vivimos una experiencia de Samadhi.

Samadhi en Oriente generalmente está reservado para almas muy evolucionadas como los yoguis y los santos que han sido purificados por el Fuego del Amor Divino.

En India se construyen templos para honrar a esos santos que dejaron esta tierra en estado de meditación profunda, Samadhi.

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MAYA LA ILUSIÓN DEL YO

Para entender Samadhi es importante analizar al ser humano. Hemos olvidado nuestra esencia por la ilusión del yo, vivimos en esta

vida con mucho apuro, pero no nos detenemos a saber de nuestra esencia y así pasamos inconscientes trabajando en dar gusto a nuestros sentidos.

Comprender Samadhi es aprender a morir antes de morir. Cuando rechazamos la muerte, rechazamos la vida, y somos esclavos, cuando perdemos el miedo ya somos libres.

Hay aspectos del ego de los que somos conscientes, pero hay muchos patrones que corresponden al condicionamiento social, corremos ansiosos por el dinero, las relaciones, la felicidad, y entregamos nuestras vidas encerradas en patrones estrechos y creemos que no podemos llegar a ser libres.

Es posible dejar la vida que hemos heredado para vivir la que está esperando salir de nuestro mundo interior. La persona en la que uno crece es una máscara, nosotros respondemos a ese patrón, es un escenario a través del cual nos expresamos. Cuando nos identificamos con el personaje estamos encerrados en maya, el sueño del yo.

La humanidad de hoy conoce solo el mundo del pensamiento y vive en sombras. Para descubrir quién soy hay que salir de las sombras, fuera de los pensamientos. Para ir a la luz, se necesita tiempo, esfuerzo, voluntad, soltar lo viejo.

La mente puede mantenernos en una prisión, que es ilusión. Cuando identificamos la prisión queremos salir de ella y corremos en las sombras hasta despertar del sueño construido por el ego. Samadhi es despertar de la identificación con el yo, vivir disfrutando sin estar identificado con la máscara pues, el YO Inmanente está más allá del juego de la dualidad, el Yo Inmanente es eterno, inmutable, es presente.

Para llevar la quietud a cada faceta de la vida debemos ser ese vacío bailando con todas las cosas. La quietud no está sin el movimiento. La forma y el vacío son uno. El que es capaz de alcanzar la paz interior independiente del exterior ha alcanzado samadhi.

En la antigua tradición egipcia se preocupaban de preparar los cuerpos, física y espiritualmente para que puedan albergar las conciencias superiores, el pensamiento, se plasma el gran libro de THOT (que no es un libro físico sino una revelación del registro akáshico). El conocimiento de cada ser humano está protegido por la serpiente de oro Kundalini y hasta que no haya despertado solo traerá sufrimiento.

Cualquier conocimiento será peligroso si no está conectado con la sabiduría interior. El libro de THOT se compara al árbol del bien y del mal. La humanidad ya comió la fruta prohibida, ya salió del paraíso. La serpiente es una metáfora que se extiende desde el macrocosmos al microcosmos. Hoy la serpiente está viviendo en cada uno. Es la mente egóica. Hemos profundizado en el mundo material, pero nunca hemos estado

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más limitados y creando sufrimiento.

El Samsara y el Nirvana, el infierno y el cielo utilizan el mismo mundo y en esta lucha del ser humano, lo externo no debe afectar su mundo interior de ninguna manera.

Para Einstein: el verdadero valor del ser humano está dado por la medida en que ha liberado su yo.

La mente es buena sirviente, pero mala maestra. El ego se filtra a través de los juicios y las palabras y nos encierra en maya.

Los grandes maestros espirituales han compartido que, la verdad no es propiedad de una religión y se puede encontrar en el corazón de cada uno.

En la historia de la Torre de Babel (puerta de Dios), la humanidad se fragmentó en varias clases, idiomas, cultos, la puerta es nuestra mente pensante, su esencia más allá de la forma es la que nos lleva fuera de la destrucción.

SAMADHI = UNIÓN, (luz chakras)

Tu quietud, tu vacío, que une todos los niveles de la espiral de la vida que se extiende a través de la galaxia, del macro al microcosmos, se va desde tus chakras y permanece en constante evolución. Cuando no hay más separación, estamos en el centro de la espiral y podemos comprender que estamos viendo el infinito en todas las cosas, la fe es fundamental durante todo este re-

corrido. La iluminación es el loto que crece mientras te desidentificas con el yo.

Nuestra preparación es permanente. La lección es practicar con plena conciencia el mantra:

Om - Mani - Padme – Hum

Om = Purifica el ego

Ma = Purifica la envidia

Ni = Purifica el deseo

Pad = Purifica la ignorancia

Me = Purifica la codicia

Hum = Purifica el odio

En el centro del universo está el Gran Espíritu, está en nuestro centro, está dentro de nosotros.

En el camino hacia el despertar, hay 2 puertas, 2 dimensiones:

De la unión de estas dos corrientes, nace un nuevo centro, cada alma tiene la capacidad de manifestar un nuevo nivel de conciencia para despertar de su adormecimiento, de su identificación con la forma. El ATMAN es uno con BRAHAM, el principio absoluto. Despertar es encontrarse a sí mismo. Toda religión nos impulsa a una unión con algo más allá de nosotros. Samadhi comienza con un salto a lo desconocido para llegar a una unión con lo trascendente.

Sri Nasargadatha Mahara dice:

“La sabiduría es saber que no soy nada” El amor es saber que soy todo Y entre los dos mi vida se mueve”.

A medida que nos acercamos al Ser Inmanente, los guardianes de la puerta están allí para ponernos a prueba, debemos llevar

Ponencia Santo Domingo

una mente fortalecida por la fe para que todo lo que viene pase. Una vez despierto. La energía ya no fluye en las viejas estructuras, ya no se identifica con la forma externa, está en su centro. Para no caer en los controles del mundo y mantener el embrión vivo, se necesita un gran coraje, vigilancia, perseverancia y confianza en el Dios Inmanente, cada respiración – acción que sea para encontrar la Fuente.

Este trabajo es solo un llamado al silencio interior, a la meditación, a parar y detener la mente egóica. Al ser quietud nadie puede decirte lo que va a pasar. Al actuar desde el corazón espiritual el alma despierta y se acuerda de sí misma, se percibe a sí misma. San Francisco de Asís dice: “Lo que estás buscando es lo que ves, una vez que has visto la luna ves sus reflejos en todo”.

No trates de liberarte de los deseos, eso es ya un deseo. Percibe la quietud que siempre está presente y la fuente te será revelada.

Todos tienen que regresar para completar sus etapas. El universo es un pequeño mundo dentro de tu corazón. La dicha es infinita. El poder que puedes tener es infinito, si pasan 21 días en estado de samadhi, te vas de la atmósfera del mundo, pero si el Supremo quiere que trabajes hace que regreses en otra conciencia Sahaja Samadhi (estado natural que le permite a la mente consciente asentarse y profundizar en sí misma). Solo Dios permite este paso para ser revelado a sí mismo.

VIVENCIA DE PARAMAHANSA YOGANANDA EN SAMADHI

Evaporada toda neblina de tu Ser Dispersados todos los amaneceres

Amor, odio, salud, enfermedad mueren estas en la dualidad y se fusionaron en el éxtasis. El universo, sueño olvidado, Presente, pasado, futuro no existen más

Todo es presente Yo presente en todo. Toda partícula de polvo: bien, mal, salvación Lujuria todo lo transmute. Consumí

Tú eres Yo, Yo soy Tú

Ponencia Santo Domingo

Conocimiento, conocedor, conocido

Paz, gozo, más allá de toda imaginación

Yo, el océano cósmico.

El Aún resuena en los vapores

Los océanos se reflejan en luz. Inmaculado está mi cielo mental

Me he convertido en el océano mismo

De la alegría.

Paramahansa Yogananda relata cómo fuera del cuerpo podía ver la naturaleza misma de los árboles y de las cosas. Un mar de gozo irrumpió en las riberas de su alma. Comprendió que el Espíritu de Dios es inagotable felicidad. Traspasada la tierra toda, sistemas solares y estelares, todo el cosmos saturado de luz. Una y otra vez vio los rayos creadores condensarse en constelaciones y disolverse en el fuego. El fuego se convertía en firmamento… Escuché resonar la creativa voz de Dios como OM, la vibración del Motor Cósmico.

RAMAKRISHNA:

Era un humilde monje que vivía a Dios. Se considera el Profeta de la armonía de las religiones o el Avatar de la era moderna. Recibió instrucción de maestros de inspiración oriental y también del cristianismo y del Islam, afirmó que por cada una de estas vías había alcanzado la iluminación. (Samadhi). Por lo que cree que, todo buscador en todas las religiones podría lograr la experiencia de la “Realidad Última”, si su entrega a Dios es intensa.

Ramakrishna, alcanzó el Nirvikalpa Samadhi y se dice que permaneció en este estado de existencia durante seis meses.

De sus vivencias, describe Samadhi como “Un océano ilimitado, infinito y refulgente del espíritu”.

La verdad es que, sí el ego no desaparece totalmente, uno NO puede sentir “Yo soy ÉL”. En Samadhi, el ego desaparece por completo; entonces permanece lo que es. “Mientras exista la conciencia del Yo, uno debe tener la actitud de un bhakti; y no debe decir, Yo soy Dios”. Un hombre consciente de su cuerpo debe sentir que él no es Krishna mismo, sino su Devoto. Las olas son parte del Ganges, pero el Ganges no es parte de las olas.

SADHGURU JAGGI VASUDEV (Maestro hindú de nuestra era)

SAMA = Ecuanimidad

DHI = Intelecto

Se conoce como estado ecuánime del intelecto. Si trasciendes el intelecto, te vuelves ecuánime. Todas las cosas se vuelven un todo. En samadhi no hay tiempo ni espacio. Una vez que trasciendes la mente no hay limitación, tiempo y espacio no existen. Todo es presente. Quienes han trascendido la dualidad, lo que no tiene forma, figura, atributos nada, han cruzado la frontera y han probado aquello que no es, lo que no tiene forma figura atributos cualidades, nada. Cuando disuelves tu intelecto todo se disuelve en uno.

Aunque uno disfruta de la forma, la belleza, el anhelo de llegar a un estado de total libertad de ser es inevitable. Samadhi es el

Ponencia Santo Domingo

colapso de la dualidad, es el final de las estructuras del yo que separan el mundo externo e interno y por fin eres libre.

SAMADHI EN LOS SANTOS CRISTIANOS

Catalina de Génova: un estado equivalente al “Ser de Dios”.

San Juan de la Cruz: Una sustitución del conocimiento y sentimiento humano por el conocimiento y sentimiento divino.

Santa Teresa de Ávila: Un estado en el que el alma “más parece Dios que alma”.

Enrique Suso: Un estado en el que Dios es la misma esencia, vida, energía y fuerza vital de la criatura.

Teresa de Ávila

El espíritu queda ajeno a cuanto le rodea, con la mirada interna fija en el objeto de su arrobamiento. La mente iluminada por Dios, se transforma en Amor, y el Amor se convierte en Luz que embriaga.

Ponencia Santo Domingo

El espíritu queda ajeno a cuanto le rodea, con la mirada interna fija en el objeto de su arrobamiento. La mente iluminada por Dios, se transforma en Amor, y el Amor se convierte en Luz que embriaga.

San Francisco de Asís

“Tengo el corazón ardiendo de Amor y traspasado. La mente vestida de Ti, es Amor”. Muchas veces caía en éxtasis, su santidad compartía con sus monjes, y su palabra encarnaba el Fuego de Dios, el Fuego del Espíritu Santo que consumía las almas.

MAHA SAMADHI O SUPREMO ÉXTASIS: En el momento de la muerte la conciencia divina con la cual estaba sintonizado, se manifiesta en toda su gloria. Quien vive con su conciencia puesta en Dios y para Dios, en el momento de la muerte física su estado de conciencia adquiere su plenitud en la gloria de los bienaventurados.

MAHA SAMADHI POR LA MEDITACIÓN: Todo aquel que practica la meditación para sintonizarse con Dios durante su vida, tendrá su maha samadhi, se dará la liberación de todas sus ataduras con lo cual entra al eterno descanso, en la paz verdadera y en la liberación de lo que nos ata en la vida presente.

Es partir de esta tierra en un momento de gozo, de paz, de bienaventuranza, basado en ese estado de conciencia que se fue desarrollando con la práctica de la meditación.

El despertar de la conciencia disipa todas las envolturas del espíritu. Las neuronas se conectan y crean lo que deseamos y hacemos el mundo de la forma. El cambio a una nueva tierra comienza en cada uno, hay que trascender la conciencia egóica a través del amor.

PADRE DÁVILA

Samadhi es sentir y vivir ese “Tú y yo, somos uno”.

No hay palabras para describir este estado. En la transfiguración del Señor su rostro brillaba como el sol y sus vestidos se volvieron resplandecientes.

Moisés al bajar de la montaña del Sinaí después de su contacto con Yahvé, su rostro queda con una brillantez y una claridad sobrenaturales.

Ramakrishna cuenta que Chaitanya Deva, una encarnación del Divino Amor, caía en éxtasis:

Primer estado: En conciencia del cuerpo as-

Ponencia Santo Domingo

tral, repetía el nombre del Señor y cantaba alabanzas.

Segundo estado: En conciencia del cuerpo causal, embriagado de dicha, bailaba danzas para Krishna en compañía de otros devotos.

Tercer estado: En conciencia del Absoluto Dios penetraba en el más alto reino, nirvikalpa samadhi, su cuerpo quedaba como muerto.

Cuando las dos corrientes liberación y manifestación se funden en una sola es samadhi; equilibrio, coexistencia, música celestial, algo más allá de la mente y los sentidos limitados. La meditación es verdadera unión con lo que ES, llegar al Presente Incondicionado, la técnica es un peldaño, largos pe-

Ponencia Santo Domingo

ríodos de práctica harán falta para lograr la cesación del torbellino del karma.

En el cristianismo samadhi es, encontrar el perdón de Dios, el perdón de los pecados aceptando a Cristo.

Santo Tomás dice: lo que saques te salvará, lo que no te destruirá.

Meditar es ingresar en el ahora, llegar a la quietud, liberar la energía del Yo condicionado.

- ¿Por qué se necesita una técnica? Porque para mantenernos despiertos se necesita depurarse, limpiar nuestro karma, para que las aspiraciones del Yo no sean las que gobiernan.

VIVENCIA DEL PADRE DÁVILA (Dios Vivencial)

Samadhi es una experiencia divina, está más allá de tiempo y espacio, más allá de los sentidos internos y externos del hombre. Se realiza de Mente a mente, de Voluntad a voluntad, de Espíritu a espíritu de Conciencia a conciencia y en ella se manifiesta el poder de la intervención del Cristo, su oración por sus apóstoles y los que habríamos de creer en Él.

Esta experiencia divina consiste en ser UNO con Dios, la Mente Divina y la nuestra, el Espíritu Divino y el nuestro, un estado de fusión con Dios. Hay una secreta transmutación de Dios en mí y de mi nada en Él.

Samadhi comienza cuando Dios no sea un desconocido para nosotros, allí comenzará nuestra bienaventuranza. Se revelará el Dios Luz, el Dios Amor, Dios Verdad Absoluta, ÉL ES. Huésped de nuestra propia casa, y se imprimió en el rostro de cada ser humano.

Testimonio de su vivencia en Samadhi (pág. 365). Dios es una luz que interpenetra todo, absolutamente todo sin excepción. Infinita Luz que lo envuelve todo, que está presente en todas las cosas, en mí, en cada célula, en cada átomo, en cada millonésima parte de materia. Esa luz omnipresente, omnisciente, omnitrascendente, clara, real, verdadera… Me penetraba íntima, intensamente.

¿Qué soy Yo? ¿Qué son sus criaturas? Cristales transparentes. Todos los seres y las cosas son un inmenso globo translucido, sin mancha alguna. Ser consciente de esto es comprender que el verdadero Yo mío se une en el Yo Divino. Tú y yo somos uno.

Mis queridos estudiantes:

¡Adelante, siempre adelante!... Mediten… Mediten… Mediten.

LII

Convención Nacional y XXXVIII Internacional

Noviembre 1 al 4 de 2024

Baños de Tungurahua, Ecuador

¿Cómo realizar a Dios? Conclusiones

¿CÓMO

REALIZAR A DIOS?

¿Cómo llegar a la experiencia Divina? ¿En qué consiste la comunión vivencial con nuestro Padre Celestial y cuál es el camino para llegar a Él?… Cristo y los grandes maestros de meditación nos guían hacia la Luz Infinita y nos demuestran con su experiencia

mística que somos de Dios y vamos a Él.

El sincero anhelo de realizar a Dios en nuestro ser ha sido el llamado que nos congregó en una nueva Convención en nuestro Ashram de Baños.

Hermanados bajo la mirada amorosa de

María Isabel Crespo de Lebed

nuestro gurú, dedicamos estos días a profundizar en la comprensión de grandes verdades espirituales acerca de Dios y la Conciencia Crística, compartir inspiradoras experiencias de seres realizados, destacar el valor del silencio contemplativo, mirar la fuerza transformadora del amor en acción y comprender en qué consiste el Samadhi para comulgar con lo Divino.

Hemos vivido un encuentro fraterno y pleno de gozo espiritual, que ha nutrido nuestra formación integral y ha servido sobre todo para reforzar nuestro propósito de continuar por la senda de la meditación, recibiendo a cada paso las bendiciones de nuestro Padre Celestial.

1. El Centro de Guayaquil abrió con la Ponencia DIOS TRASCENDENTE Y DIOS INMANENTE.

La Mente Divina tiene sus cualidades propias y a la vez, se halla manifestada en su obra: la Creación. Dios es SAT, CHIT y ANANDA, Existencia, Inteligencia y Felicidad infinitas. Esto significa que nosotros, sus hijos, estamos llamados a sentirle y a vivirle dentro de nosotros mismos. El Dios Inmanente es entonces, el Dios personal que se manifiesta en cada ser humano.

El oriental es el filósofo de la inmanencia divina, pues comprende que hay que buscar la sabiduría del espíritu más allá de la razón. Así lo entiende también el Padre César Dávila cuando observa que la filosofía no puede quedar como una ciencia separada de la religión, a no ser que se ésta se entienda como la ciencia de la unión del Uno con el Todo y del Todo con el Uno: de Dios con su creación.

Grandes filósofos orientales destacan que la realidad divina es una presencia viva en el hombre. Lo dicen iluminados como Shankaracharya, Ramakrishna y Tagore. Otros

como Platón, comprenden también lo que es la inmanencia.

Y entre los cristianos, San Agustín es quien rescata la tradición de una teología mística, no especulativa, y rompe con el pensamiento aristotélico, que fuera adoptado erróneamente por la Escolástica a partir del siglo XIII racionalizando las verdades acerca de Dios. El santo de Hipona indica con certeza que la filosofía es una ciencia de lo divino. Y lo hace basado en la enseñanza de Jesús: “El reino de Dios está dentro de vosotros.” El Padre Dávila así lo siente también: “Yo creo -dice- que la enseñanza de Cristo se sentó en la inmanencia divina.”

Estamos llamados a invocar la unidad entre Dios y nosotros, para poder participar de ese Dios Todo, ese Dios Inmanente, personal, Aquel que no se aparte en ningún momento de nosotros.

Paramahansa Yogananda proclama de forma sublime nuestra pertenencia a Dios en su Canto a la Unidad: “Tu paz y yo somos uno, tu júbilo, tu saber, tu amor y yo somos uno… Por eso Tú y yo fuimos, somos y seremos uno para siempre.”

El Padre Dávila enseña que la unidad con Dios es el primer signo de una experiencia divina, un estado de iluminación que trasciende todo entendimiento. Otros signos de experiencia divina son sentir a Dios como Luz o como Amor.

El sendero de la iluminación divina es el de la oración.

San Agustín descubre así nuestra necesidad de volver a nuestro centro gravitacional para desde allí, emprender nuestro retorno al Infinito con la ayuda de la Gracia divina. Esta es su vivencia: “Dios está más interior que lo más íntimo mío y más elevado que lo más sumo mío.”

El camino -lo sabemos- es contemplar a Dios y descubrir en el silencio su secreta voz.

“No te detengas -nos anima el Padre Dávila-, sigue adelante. Seamos fieles a nuestra cita diaria con Dios para ser los propagadores del reino de Dios.”

Vivamos entonces, la Inmanencia Divina.

2. El Centro de PANAMÁ nos habló de DIOS como ALFA Y OMEGA.

Dios se define en el Apocalipsis como el principio y el fin. Dios ha existido desde el principio y es eterno. Cristo es también el primero y el último, y existirá siempre en un Eterno Presente. Dios es el punto inicial y el punto final de todos los seres.

Por tanto, procedemos de Dios, y nuestra vida es una continua experiencia dentro de esa eternidad divina. Esta naturaleza espiritual nos hace participar del Padre y transitar nuestro retorno al Infinito.

El Padre Dávila resalta que esta es una realidad innegable: Sólo Dios es capaz de satisfacer las ansias del corazón humano.

Estamos entonces llamados a redescubrir a ese Dios que llevamos en nosotros, para alcanzar la realización espiritual.

Se considera que la ayuda de un verdadero gurú en el camino es una bendición. De manera tal que el devoto debe procurar contar con un guía, un ser realizado que le impulse a abrir su conciencia. El aspirante espiritual debe prepararse y comprender que es el mismo Dios quien le envía la bendición de un gurú cuando está listo para ir por un camino seguro a encontrar su felicidad.

Los grandes maestros orientales del linaje de Babaji enseñan que la Yoga es la ciencia de la unión con Dios, y aconsejan la práctica del Kriya yoga para lograr la completa emancipación y unión con la divinidad. Es

la ciencia divina que enseñan Patanjalí, Yogananda, y Vivekananda, entre tantos otros que lograron la realización del Ser Supremo. Lo corrobora el Padre Dávila: “El yoga es una herramienta poderosa para profundizar en nuestra relación con Dios y encontrarlo en todos los aspectos de nuestra vida.”

Los maestros espirituales nos enseñan a vivir la manifestación de Dios en nosotros como Alfa y Omega de nuestra existencia, rumbo a la Eternidad. El gran realizado Teilhard de Chardin así nos define: “Somos seres espirituales viviendo una experiencia humana.”

3. Al Centro de Quito le correspondió adentrarnos en la vía del SILENCIO INTERIOR para alcanzar la realización suprema.

Lo intuimos: el corazón del devoto es el templo del Señor, el portal donde acceder a ese Dios que nos llama.

El Padre Dávila lo expresa claramente: “El silencio es la casa de Dios, está dentro de nuestra alma. El Silencio es el reino del alma. El silencio contemplativo es el camino a nuestra felicidad.”

Por tanto, el silencio es el lenguaje con que Dios se manifiesta, permitiéndonos captar ese “algo” que no somos capaces de percibir cuando estamos atados al ruido exterior.

Recordemos también que Jesús es el modelo perfecto de la oración en soledad. Los evangelios recogen las veces que el Señor se apartó a orar. El Maestro de maestros demostró que la Meditación abre las puertas de nuestro ser para sintonizar con el Espíritu Divino, para sentir su Omnipresencia en lo más profundo de nuestro ser.

La oración silente se convierte en un alimento vital del que ya no podremos prescindir. Como dice el Padre Dávila: “Me puede faltar el aire, el agua, el alimento o el sol, pero no me puede faltar esa comunicación con

Él. Ese momento no puedo dejarlo.”

El silencio de la Santísima Virgen María es otro ejemplo de actitud contemplativa y entrega a la voluntad divina. Así la vemos en los episodios de la Encarnación del Verbo y en otros que se dan a lo largo de la misión redentora de su hijo Jesús. Ella nos acompaña como Madre universal, como Maestra sublime del Silencio.

En el lenguaje oriental, Shanti es el vocablo de la Paz espiritual, es el fruto o prashad de la presencia de lo divino en nuestra conciencia. OM-SHANTI es el mantra que nos sintoniza con la cualidad divina de la Paz presente en todos los planos de existencia.

Estamos llamados a vivir la práctica del silencio en el diario vivir porque, como dice Yogananda: “En el silencio el amor se expande y logra tocar los confines del Infinito. Esto se hace posible, no en frecuencias audibles sino en las intuiciones silentes con que

Dios nos habla.”

Es necesario entonces, que vivamos el silencio de la Meditación y procuremos apartarnos del bullicio del mundo aún en medio de nuestras actividades, para así experimentar el regalo de la Paz.

4. El Centro se Chile nos llevó a comprender lo que significa la CONCIENCIA CRÍSTICA UNIVERSAL.

Los grandes maestros describen a la Conciencia Crística como el vínculo eterno entre Dios y su obra más allá del tiempo histórico de Jesús, pues debemos considerar que la encarnación divina abrazó todos los planos, desde el Eterno Presente, para operar en las conciencias el retorno de los seres al Padre. Prueba de ello son las enseñanzas de Jesús que reflejan su unidad con el Padre desde lo Eterno.

Cristo es la infinita inteligencia de Dios pre-

sente en toda la creación. Los orientales llaman Kutastha Chaitanya a la Conciencia Crística, la presencia divina presente en cada partícula de la creación y en cada uno de los seres.

En el hombre, la Conciencia Crística se expresa a través de todas las facultades de su inteligencia y de la percepción del mundo espiritual. Para percibir un rayo de luz de esa Conciencia Crística, debemos aprender a sintonizarnos con lo Divino, despertar nuestra conciencia y acercarnos al amor de Dios como devotos sinceros en el altar de la contemplación que nos abre la bienaventuranza de la sabiduría cósmica.

Llegar a ser un Cristo es la meta, percibir su presencia viva en nosotros, seguir sus enseñanzas y buscar la visión cósmica universal del espíritu de Dios, de ese Verbo Encarnado que incorpora en Él a todo el universo en este drama cósmico, en el cual quedamos también redimidos y purificados para vivir la vida eterna. Ese es el secreto a descubrir: que llevamos a Dios adentro, a ese Dios infi-

nito manifestado en la Conciencia Crística.

El Padre Dávila enseña: “Cristo manifiesta su conciencia mediante tres cualidades: Inteligencia para reconocer la Verdad, Voluntad para sintonizar con esa Verdad y Conciencia para intuir Su presencia en todas partes y en todos los seres.”

5. Con la ponencia del Centro de Cuenca comprendimos que la vida espiritual se cumple a plenitud cuando pasamos de la CONTEMPLACIÓN A LA ACCIÓN.

Todo parte de la acción Divina que ocurre durante la meditación. Esta práctica da sus frutos de paz, gozo, dicha, unidad. Especial fruto de la oración es el despertar del amor a Dios y hacia los demás. Experimentando el Espíritu de Dios en la meditación, el Bhakti comprende la importancia del amor y la devoción en la vida espiritual.

El Seva es el servicio desinteresado. Cuando trabajamos para Dios nos ponemos en sus manos y renacemos como seres dispuestos

a ayudar activamente a los demás y servir a un mundo necesitado de espíritus que trabajen por la Paz.

Todos podemos trabajar conscientemente y sin ego, como canales de compasión, misericordia y sabiduría en todos los niveles, día a día y en todas las situaciones de la sociedad.

Comprendemos que la oración encarnada obtiene Amor directamente de la Fuente Suprema y lo lleva a los demás.

Cristo, Maestro de maestros, nos llama a vivir en el mundo sin ser mundo. Para ello nos invita a amarnos los unos a los otros con ese amor puro viene de Dios.

En el lenguaje oriental, la meta es convertirnos de Boddhisattvas, portadores de amor y luz para otros.

San Francisco, el santo del amor, nos invita a predicar de ser posible sin palabras. Esto es, hacer vida el evangelio en todos nuestros actos como instrumentos conectados a la voluntad de Dios.

6. Para culminar este recorrido, el grupo de Santo Domingo describió al SAMADHI, LA META FINAL, el octavo paso en el itinerario espiritual de la ciencia sagrada del Yoga.

Hay varios tipos de Samadhi: Savikalpa, sensación de dicha, pero con aún noción del ego. Otro es Nirvikalpa, la experiencia divina en estado meditativo.

En la concepción oriental SAMADHI es la unión de la conciencia individual con la conciencia universal. El lenguaje cristiano describe con la palabra como Absorción a esta unión entre Dios y el hombre. No quiere esto significar “yo soy Dios” sino “estoy en sintonía con su santo Espíritu”.

En Samadhi todo es un deleite. Su efecto: Bienaventuranza absoluta, conocimiento

trascendental. Trascendiendo el ego y el maya o ilusión de la mente, el yogui iluminado percibe el Infinito en todas las cosas, siempre que las vea con el ojo de la fe.

Cada alma tiene la posibilidad de despertar y manifestar a un nuevo nivel de conciencia. Desde un nuevo centro, el Atman es uno con Brahman, el principio eterno y absoluto.

Muchos maestros han dado testimonio de sus vivencias en Samadhi: Yogananda relata su visión del motor cósmico OM sumido en un estado de inagotable felicidad. Lo propio Ramakrishna, el humilde yogui que vivió en Samadhi gracias a su intensa entrega a Dios.

SAMA es ecuanimidad, DHI es intelecto. “Si trasciendes el intelecto te vuelves ecuánime” enseña Sadhguru Jaggi Vasudev,

En la tradición cristiana, grandes iluminados como Santa Catalina de Génova, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Ávila, San Francisco y tantos otros, describen estados de arrobamiento espiritual.

La meta del yoga es el Mahasamadhi, el supremo éxtasis que opera a plenitud al momento de la muerte física.

“Samadhi, según el Padre Dávila, es una experiencia divina que está más allá de tiempo y espacio, más allá de los sentidos internos y externos y externos del hombre.” Y agrega: “Esta experiencia divina consiste en ser uno con Dios. Hay una secreta transmutación de Dios en mí y de mi nada en Él.”

Iniciemos pues hermanos, el camino a nuestro Samadhi, para que comience la bienaventuranza. Busquemos realizar a Dios en nuestra vida y sigamos adelante acogiendo el amoroso llamado que nos hace nuestro gurú: “Mediten, mediten, mediten.”

OM, PAZ, AMÉN.

Contemplación y Acción

Convención de AEA en Baños de Ambato

Viernes 1 al lunes 4 de noviembre-2024

Uno de los actos más importantes de AEA en el año, es la convención que se realiza cada año en el Ashram en Ulba, Baños de Ambato, generalmente se realiza en el mes de noviembre.

A la convención acuden normalmente todos los centros de AEA a nivel nacional e internacional. En esta ocasión estuvieron

presencialmente los centros de Quito, Guayaquil, Cuenca, Santo Domingo, y Panamá, además la convención se transmitió vía zoom, en la que intervino el centro de Chile. Desde el día viernes los distintos grupos de los centros llegaban al Ashram de Baños, hermoso lugar con jardines muy bien mantenidos. El saludo efusivo y cariñoso entre todos los miembros es muy sentido, por el

Claudio Ullauri

reencuentro anual y por la convención. Los miembros de AEA somos una verdadera familia que sentimos la unión y el cariño de todos porque así nos formó el Padrecito Dávila, Director y Fundador de AEA, somos una verdadera familia espiritual que gozamos de estos encuentros.

Todas las exposiciones fueron muy valiosas e importantes, nos motivan a seguir el sendero de la meditación y a vivir una vida equilibrada. Las conferencias fueron muy bien realizadas con videos, fotografías; visualmente son muy dinámicas y agradables. Cada conferencia nos da mensajes puntuales y prácticos para aplicarlos en la vida diaria. Angelito Ledesma, Director de AEA, después de cada exposición hacía un resumen de las cosas más sobresalientes.

El día se iniciaba con baños desde las 5 de la mañana en las piscinas termales; se inician con baño en un chorro de agua fría luego en la piscina termal de agua bien caliente, en un inicio nos cuesta un poquito hacer estos cambios, pero luego a partir de la segunda o tercera ronda es fácil y ya no se

siente tanto el contraste del frío y del calor, inmediatamente se percibe el beneficio de este tipo de baños. A las 7 de la mañana se inicia los ejercicios de preyoga con Angelito Ledesma y hatha yoga con Steve Brown, a continuación se realiza los pranayamas, y luego la meditación de aproximadamente una hora que es dirigido por los diferentes directores de los centros; en la meditación se realizan los cantos cósmicos o cantos devocionales entonados y dirigidos por el armonio, la música ayuda a la meditación.

Más tarde nos servimos un delicioso y abundante desayuno con alimentos muy nutritivos y sanos; todos ponderamos lo sabroso de la comida que fue servida con mucho esmero y amor; antes de servirnos el desayuno, Angelito Ledesma bendice la comida, siguiendo el buen ejemplo que nos dio el Padre Dávila. Luego viene el receso y más tarde se inicia con las conferencias realizadas por los diferentes centros; posteriormente un paseo por un bonito sendero del sector o un baño en San Marcelo, esto es opcional.

Grupo de Cuenca con la imagen del Padre Dávila

Reseñas

Imagen del Padre Dávila con miembros de AEA Guayaquil
Imagen del Padre Dávila con miembros de AEA de Panamá, Santo Domingo, Guayaquil y Quito
Imagen del Padre Dávila con miembros de AEA de Panamá, Santo Domingo, Guayaquil y Quito

Después, el almuerzo que en forma muy ordenada los asistentes ayudados por una bandeja reciben una deliciosa comida servida por Lolita Hurtado y sus colaboradoras. La presentación, el servicio, y la calidad de los alimentos fue sobresaliente, cada miembro se sienta en diferentes mesas y es una oportunidad para conversar, conocerse y enriquecerse con diferentes experiencias.

Luego, hay un receso, y en la tarde nuevamente las diferentes conferencias. Se termina la actividad con la meditación y la merienda. Un día tuvimos la oportunidad de recibir la santa misa luego de la meditación. Se realizó una bella caminata con un grupo numeroso de miembros a una cascada enorme en la parte baja del río Ulba, con un paisaje muy bonito donde aprovechamos para realizar videos y fotos. Este contacto con la naturaleza es muy importante, el Padrecito Dávila siempre insistía en que se realice. En la caminata por los senderos se aprovecha para dialogar y conocer a personas de otros centros, siempre se aprende y nos enriquecemos de las experiencias de los demás miembros.

Desde la época del Padrecito se realiza la foto oficial, en la que posamos todos los miembros como un hermoso recuerdo de la convención, esta ocasión lo hicimos con frente a la casa del Ashram.

El volcán Tungurahua estuvo espectacular, en las mañanas se le veía en su esplendor, se observaba la nieve en la parte alta; fue muy llamativo el ver que un día estaba con bastante nieve y al día siguiente poca nieve, la naturaleza es cambiante, en la mañana se podía ver en su plenitud porque estaba despejado y por la tarde se nublaba, sin embargo, el clima fue excelente, disfrutamos del clima.

Como es tradición el día 01 de noviembre,

fecha de nacimiento del Padrecito, en la cena todos los miembros cantamos con mucho sentimiento: “Tú eres mi amigo del alma” y luego “Happy birthday to you”, fueron momentos muy gratos, regresaron a nuestra memoria encuentros similares que tuvimos con el Padrecito Dávila y cómo en esta fecha le cantábamos, como un tributo de amor y gratitud.

Aprovechamos para tomarnos fotos junto a un retrato tamaño real del Padrecito Dávila, que fue donado por Cuenca, que simula la figura natural del Padrecito, en esta ocasión estuvo colocado en el comedor y era como que el Padrecito nos daba la bienvenida a todos. Hubo la oportunidad de compartir hermosas fotografías de diferentes personas que aprovecharon las bondades del entorno, algunas de estas fotos están en este artículo.

Al final de la convención, María Isabel Crespo de Lebed, hizo una síntesis o acta final de la convención, como siempre estuvo excelente. Todos estos documentos quedan debidamente registrados por el inmejorable trabajo que hace Guayaquil por medio de Washington.

Finalmente, en el viaje de regreso a los hogares, se aprovecha para conversar numerosos temas positivos, siempre es un aprendizaje y es parte importante los viajes, es la oportunidad para compartir con los compañeros de viaje.

El Padrecito en una de sus lecciones comenta: “Si algo podría yo pedirles, es que permanezcan juntos”... Han pasado 25 años de la partida del Padrecito y hemos permanecido muy unidos todos, gracias a la meditación y sus enseñanzas.

OM, PAZ, BENDICIONES.

Reseñas

Meditación

Reseñas

Primera Convención en Baños de Ambato

en el año 1977

Anteriormente ya se había realizado la primera convención en Quito.

La segunda convención se realizó en Cuenca en 1975. Recuerdo en esa convención a Angelito Ledesma, Dani Lebed, que habíamos entrado casi en la misma época en 1974.

Los instructores en 1974 en Cuenca eran: Pablo Jaramillo, María Eugenia Tamariz, Juanita Jaramillo, Marcelo Jaramillo, Priscila Vega, Esteban Malo, María Eulalia Tamariz, Rosita Vélez, Juan Sotomayor, Juan Chacón, Miriam Moscoso; otros estudiantes que habían ingresado un poco antes que nosotros eran: Mayra y Bertha Wilches, Caty Ortiz, Inés Vélez, que aún permanecen en la Escuela.

El Padre Dávila decidió realizar la tercera convención en Baños de Ambato en el año 1977, y había que promocionarlo para que tenga una nutrida concurrencia. Pablito Jaramillo y María Eugenia Tamariz ya habían partido, Juanita Jaramillo era la directora del Centro de Cuenca, una extraordinaria instructora que nos inició a un grupo numeroso de jóvenes en las enseñanzas del yoga y la práctica de la meditación; y se encargaba de promocionar el viaje a la convención en Baños.

Un día, Juanita me dijo: “suquito Ullauri va-

mos a la convención que se va a realizar por primera vez en Baños de Ambato”. Le contesté: Juanita es imposible, tengo examen el lunes después de la convención y la materia de análisis matemático es muy difícil para mí, tengo que estudiar todo el fin de semana. Ella guardó silencio y mirándome a los ojos con una fuerza enorme con el poder de convencimiento me dijo: “suquito Ullauri ya es hora que compruebe usted el poder enorme que tiene la meditación y estas experiencias espirituales… Vamos a Baños”. Sus palabras fueron con tal fuerza que inmediatamente respondí: Sí, vamos a Baños.

El primer viaje que realizamos a Baños fue en una camioneta con paila de madera de Estebitan Malo, colocamos unas colchonetas y cobertores de la escuelita y un grupo joven de amigos espirituales de la escuelita entonamos cantos devocionales todo el viaje.

Hubo muchas actividades todo el tiempo: meditación, misa, charlas del Padrecito, baños en agua fría y caliente a las 5 de la mañana, paseos por la naturaleza, contacto con los amigos espirituales. Mi conciencia se elevó, me sentía feliz.

Y cuando regresamos a Cuenca, no había estudiado aún para el examen que tenía al día siguiente. Recuerdo que, llegando a Cuenca medité nuevamente, merendé

Claudio Ullauri

Reseñas

y me puse a estudiar, una materia que era muy difícil para mí. Viví una experiencia extraordinaria, mi conciencia estaba en otro estado: cuando estudiaba asimilaba en forma impresionante; yo en mi interior dudaba de lo que me estaba sucediendo. Acabé de estudiar todo en tres horas, parecía imposible; para ver si era cierto lo que me estaba pasando, hacía los ejercicios que estaban al final del libro que era el compendio de los ejercicios anteriores, y oh sorpresa la respuesta, el resultado era correcto; me percaté que era verdad, sabía con certeza que había asimilado perfectamente la materia.

Al día siguiente iniciaron los exámenes. Arquitectura era muy difícil, sacar una nota de 17 sobre 25, era una aspiración muy grande para cualquier estudiante. Los exámenes los di en un estado de ánimo muy elevado. Antes de los exámenes todos los compañeros eran muy nerviosos a pesar de haber estudiado toda la noche y hasta amane-

cerse; yo estaba muy tranquilo, recuerdo que practicaba la técnica de Hong-So antes de los exámenes, durante los exámenes desarrollaba las preguntas con una serenidad y en un tiempo mínimo, entregué el examen media hora antes que el resto de compañeros. En mi interior dudaba de que esta experiencia me esté sucediendo a mí, un hombre común. Esperé a que me entreguen todos los exámenes calificados. Todos los exámenes fueron con la nota máxima 25 sobre 25, lo cual parecía imposible. Cuando me dieron las notas me reuní con mi instructora Juanita Jaramillo y le conté lo sucedido, y, una vez más, comprobé el poder que tiene las cosas espirituales.

Desde aquella experiencia siempre he tratado de asistir a todas las convenciones, superando cualquier obstáculo, y siempre vale la pena.

OM, PAZ, BENDICIONES.

Fotografía de esa época tomada en la casa de Pablito Jaramillo en Cuenca, está el Padre Dávila y sus discípulos.

“… En esa época éramos muy jóvenes cuando se realizó la primera convención en Baños de Ambato, esta foto es en la casa de Pablito Jaramillo en Cuenca”.

Reseñas

VOTO DE ORACIÓN:

El compromiso diario de comunión con Dios

Desde el 23 de noviembre de 2024, todos los días repetiré en silencio, “Padre aquí estoy”. El ambiente es solemne y luminoso, todo dispuesto de manera sencilla y armoniosa, tal como debe ser un encuentro con lo Divino; vestidos de blanco y con la emoción de saber que haremos uno de los más importantes compromisos con nuestro Padre Celestial, nos disponemos en los primeros puestos del lugar que tantas veces nos ha recibido, la Capilla de nuestra Asociación Escuela de Auto-Realización, para dar inicio a una ceremonia de profunda trascendencia espiritual.

Entrega, devoción y compromiso, son las

tres palabras que elegiría para describir la labor de quienes prepararon todo con tanto amor, para que este, sea un día para conmemorar. No es su primera vez dando la bienvenida, pero su emoción demuestra que celebra y se regocija por nuestra promesa de comunión diaria con Dios, nuestro Director Ángel Ledesma G., lleno de la convicción y la certeza de quien comprendió que la respuesta es meditar, evocó enseñanzas del Padre César Dávila G., nuestro guía, recordándonos que la oración y el amor son la esencia de nuestra vida, enfatizando la importancia de la meditación como el camino directo para sintonizar con nuestro Creador y así vivir siendo uno con Él.

Una a una entregamos nuestras promesas en forma de 15 rosas blancas frente al altar, como un símbolo diáfano de nuestro acuerdo personal con el Maestro de maestros. “Para mayor gloria de Dios y para mi progreso espiritual”, fueron las palabras iniciales, que el Padre Marcel Santana C. escuchó de cada uno de los devotos, sellando este acuerdo con su bendición y la medalla del OM, que desde hoy llevaremos como el símbolo de la aceptación de este llamado al corazón, llamado que resonará en las primeras horas del día, como recordatorio para “cerrar las puertas de nuestro aposen-

to” y en silencio decir, “Padre aquí estoy”.

Hemos experimentado un renacer en este camino espiritual, buscaremos vivir con Dios, por Dios y en Dios, reconociendo su presencia en todo lo que nos rodea; cada día al cerrar los ojos y penetrar en el silencio profundo de nuestro ser, recordaremos que ahí está Dios. Este voto será el principio de un camino de transformación, donde cada momento se convertirá en una oportunidad para sintonizar con nuestro Señor, y en ese espacio de quietud y paz, encontrar la verdadera conexión con Él.

“Vosotros sabéis que orar y amar constituyen la razón de vuestra vida cristiana. Este es vuestro mejor y más noble oficio. Cuando oráis y amáis, encontráis la verdadera felicidad en este mundo. Por la Oración Contemplativa, centramos en Dios la mirada interna del espíritu y nos sintonizamos con Él, nos sentimos unidos a Él, vivimos con Él y para Él desde hoy para siempre.”

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CINCO ALMAS, AVANZANDO EN EL SENDERO:

Iniciación en Kriya Yoga

El pasado domingo primero de diciembre, un pequeño grupo de nuestra Asociación Escuela de AutoRealización vivió una de esas jornadas que quedan grabadas en el alma: la ceremonia de iniciación en Kriya Yoga. En un ambiente íntimo, sencillo y profundamente espiritual, cinco devotos dimos un paso trascendental al recibir la iniciación que nos convierte en kriyavanes, paso dentro del sagrado sendero hacia nuestra realización.

La sala estaba colmada de amor y recogimiento, reflejando la devoción que caracteriza a nuestra comunidad. En el altar, la presencia espiritual de los grandes maestros nos inspiraba y llenaba de paz: Krishna, Babaji, Lahiri Mahasaya; Jesús, Hijo de Dios, Maestro de maestros espirituales, Sri Yukteswar,

Paramahansa Yogananda y nuestro amado Padre César Dávila; cada imagen parecía irradiar una energía sutil y amorosa, invitándonos a entregarnos plenamente al momento.

Como parte de la ceremonia ofrecimos flores y frutas al altar, símbolos de nuestra entrega y gratitud al linaje de nuestros maestros y a la divinidad. Con corazones abiertos y ávidos, nos reunimos alrededor del altar, mientras escuchábamos más, sobre esta técnica de control de la respiración, que nos permite dominar la energía vital del cuerpo (prana), para despertar la intuición, alcanzar una percepción más profunda y así experimentar la unidad con Dios.

Nuestro director, Ángel Ledesma G., car-

Reseñas

gado de energía y devoción, colocó el bindu sobre nuestro entrecejo o tercer ojo, este gesto simbólico representa el despertar de la intuición y la sabiduría, cualidades esenciales en el camino hacia la autorrealización. Al recibir esta bendición, sentimos la profunda conexión con la guía espiritual de Jesús y los maestros, abriendo nuestro interior a las verdades divinas que yacen en cada ser.

Continuamos con una meditación profun-

da, en ese silencio compartido, pudimos sentir cómo nuestras almas se sintonizaban con el amor infinito de Dios, de los guías y de nuestros hermanos que nos acompañaron, fue un instante eterno, donde el tiempo pareció detenerse y la paz del espíritu lo inundó todo. En este ambiente de introspección, llegaron a mi mente pensamientos inspirados en nuestro gurú el Padre César Dávila G., recibo el Kriya Yoga como una llave para alcanzar la comprensión de la verdadera naturaleza de mi ser, trascen-

diendo la ilusión del mundo material y experimentando la conexión con el Creador de todo.

Al concluir la ceremonia, como es tradición, se nos brindó el prasad, (en esta ocasión) una bebida dulce que representa el compartir la gracia y la bendición divina. Entre los cinco devotos, se percibía una alegría serena, el gozo de haber dado un paso más en nuestro camino. Hoy no solo recibimos un conocimiento sagrado, sino un compromiso con nuestro propio espíritu que busca volver

al Padre Divino.

La ceremonia fue un recordatorio vivo del amor incondicional que los grandes maestros nos transmiten, desde ese día, llevaremos en el corazón la certeza de que el Kriya Yoga es más que una práctica: es una forma de regresar al hogar, al abrazo eterno de Dios. Así culminó esta ceremonia íntima, dejando en cada uno de nosotros una llama encendida, una luz que nos guiará en nuestro camino espiritual, que esta semilla florezca en todos los que buscan con sinceridad. Así sea.

Oración

Ser Heraldos de Paz

Sencilla es la palabra del Evangelio, los hechos que narran tienen así mismo una sencillez admirable y esa misma sencillez constituye en realidad el fundamento de una verdadera poesía, la poesía pastoril, la poesía de estos campos, la poesía de estas flores, la poesía de estos árboles, la poesía de estas aves que escuchamos en torno nuestro.

Sí nosotros nos adentramos un poco y más profundamente en los senos de nuestra conciencia, escucharemos también ese mensaje que trajeron los ángeles la noche de Navidad, mensaje que fue anunciado a los pastores.

Pero en estos pastorcitos estamos nosotros mis queridos estudiantes, representados todos nosotros que recibimos también ese mensaje de parte del Señor por medio de Su palabra...

Como los pastores tenemos que estar vigilantes, vigilantes siempre con la antorcha de la fe, con la antorcha de la esperanza en las promesas del Señor y con la llama abrazante de la caridad, del amor a Dios y a nuestros hermanos. Estos son los fundamentos sobre los cuales se levanta toda la vida de un autorrealizado.

Nosotros pensemos, que cada día tenemos que ir perfeccionándonos y buscando siempre las honduras de nuestro corazón, para que allí le encontremos a Dios, allí encontremos también esa paz que ese Niño Bendito trajo un día por medio de los pastores a todos los hombres. Es que los hombres no comprendieron este mensaje y no lo comprenden todavía mis queridos estudiantes, mis amados estudiantes no comprenden este mensaje que trajo el Príncipe de la paz, Cristo Jesús.

Pero nosotros que ya comprendemos -yo lo digo con toda verdadya comprendemos lo que significa ese mensaje y que ya sabemos que Él quiere que nosotros seamos emisarios de ese mensaje, tenemos que ir desde aquí llevando ese mensaje de Amor y de Paz a nuestros hermanos y de expandir ese mensaje en todas las conciencias que estén cerca de nosotros. Esto tenemos que prometerle a ese Niño a quien visitaron los pastores: que nosotros queremos también ser como Él, HERALDOS de PAZ.

Padre CÉSAR A. DÁVILA G. (Belén, 1978)

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