Cartelera digital de Asociación Escuela de Auto-Realización - septiembre 2024

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PARA JESÚS ERA MUY FAMILIAR EL LAGO DE GENEZARET. LOS ANTIGUOS LLAMABAN A ESE LAGOKINNERETQUE

SIGNIFICA ARPA,CÍTARA . NOMBRE POÉTICO QUE MUY BIEN CUADRA AL MAR DE GALILEA: sus aguas, sus orillas con sus plataneras, sus olivares, sus viñedos, sus bosques y sus extensos y amenos prados cubiertos de verdor… HABLAN AL CORAZÓN TODAVÍA Y HACEN MÁS COMPRENSIBLE LA PALABRA DE CRISTO…

Padre CÉSAR A. DÁVILA G.

Los benditos pies del Nazareno que hollaron tantos senderos bendiciéndoles, que recibieron la eterna impronta de su Divina presencia, se encaminaron al encuentro de todas las almas de buena voluntad y el BUEN MAESTRO aprovechó siempre de cualquier circunstancia

PARA ENSEÑAR lo que había aprendido no de una escuela rabínica, no de labios de un erudito, no de sabiduría humana, de esa sabiduría que sólo produce un momento de ruido y nada más.

Enseñó lo que oyó Allá, dentro, muy adentro, en los profundos e insondables arcanos de su Divina esencia en la que brilla y brilló siempre la limpia, la radiante, la infinita LUZ DEL PADRE.

Enseñó lo que ÉL le comunicó.

Aunque era Dios, sin embargo, en su aspecto humano no pudo comunicar en su PALABRA DE VIDA, en su PALABRA ETERNA, todo cuanto ve y vio en el seno del PADRE. Es que la palabra –instrumento humano de expresiónes incapaz por su misma esencia, de traducir en su totalidad la divina experiencia que Cristo la tuvo siempre.

Para el hombre resulta imposible dejar de expresar lo que lleva en las profundidades de su ser. Tarde o temprano brota del subconsciente a la conciencia,

algún chispazo, alguna luz, alguna vivencia de ese mundo que le cautiva y obsesiona.

La madre verdadera hablará siempre del amor materno y actuará según este amor; el comerciante habla de su negocio; el filósofo de sus escuelas y de sus principios; el teólogo de las disquisiciones de los dogmas; el libertino de lo que obsesiona su vida…

Jesús, el Cristo, no escapó a esta ley. Tenía una obsesión: Sacudir al hombre de su letargo, despertarle, hacerle caminar, impulsarle a abrir los ojos y a ver la luz, hacerle recobrar el paraíso perdido, volverle a la casa del Padre. Esto hacía que se aprovechara de la menor coyuntura, del incidente más pequeño, de la circunstancia más trivial según el sentir humano, PARA ENSEÑAR.

Y así enseñó en el templo, en la sinagoga, en las calles y plazas, en los prados, en las verdes colinas, desde las azules y transparentes orillas del Mar de Tiberíades, en las casas y en los campos, de noche y de día, en fin, a cada momento.

¿Por qué? Por esta doble obsesión: DIOS y SUS HERMANOS.

Entre esos estamos tú, yo, todos. Él habló a todos y para todos sin excepción. Sólo que unos quieren escucharle y otros no.

Padre CÉSAR A. DÁVILA G.

Fundador y Guía Espiritual AEA

Cuando se promulga el Decálogo , el Monte Sinaí era toda una humareda, porque el Señor bajó a él con fuego; se alzaba el humo como de un horno, y temblaba toda la montaña.

A MOISÉS le había ordenado que trazara un límite alrededor de la montaña y avisara al pueblo que se guarde de subir y acercarse a la falda; si se atrevieran a traspasar los límites señalados, los transgresores serán reos de muerte. En medio de estos signos fue promulgada la Ley.

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

Hemos escuchado en primer lugar, aquel hecho que sucedió con MOISÉS en la Montaña del Sinaí.

El Señor, -nos narra así la Biblia- se manifestó en muchísimas ocasiones y de distintas formas ante los hombres, pero la manifestación más grande y la manifestación trascendental, esa manifestación que hasta el día de hoy permanece viva en el pueblo judío es aquello que se realizó en la Montaña del Sinaí.

Ahí el Señor tomando una forma, una forma inteligible para el hombre, una forma finita, una forma humana, se manifiesta al caudillo del pueblo de Israel. Pero esa manifestación se realiza de una manera digamos hasta cierto punto, teatral, de un modo que los israelitas comprendan que ese Dios que quiere manifestarse es un Dios de poder, un Dios de majestad, un Dios de grandeza, un Dios inmenso, un Dios inaccesible al hombre, un Dios que merece respeto incondicional. Un Dios que hasta cierto punto quiere llamar la atención por el terror.

Y Él, ese Dios Bendito se acomoda a esa mentalidad de ese pueblo… de ese pueblo que buscaba siempre signos extraordinarios para mantenerse firme.

Cuando nació Jesús los ángeles hicieron resonar las campiñas de Galilea, con este cántico: Gloriaa Diosenlasalturas…

Cuando nació María seguramente entonaron los ángeles este cántico de triunfo: María, toda hermosaeres,ohMaría…Y ¿por qué? Porque con Su nacimiento era la causa de nuestra gloria, de nuestra felicidad, de nuestra esperanza.

El nacimiento de María era la señal de nuestra gloria. ¿Qué mayor gloria puede ostentar el linaje humano que la de tener entre sus hijos, una criatura que es la Madre es Dios?...

Sinosotrosnosponemosaescuchar esamúsicadelasesferas, esamúsicaquetrasciendeeltiempoyelespacio, esamúsicaquenoseescucha conlosoídosdelcuerpo sinoqueseoyesolamente enlasprofundidadesdelcorazón, esamúsicaqueescucharonyvislumbraron muchossantos, esamúsicasagrada queresuenaenlasesferascelestiales; hemosdeconcluirafirmando: queesamúsica,lamásbella, esprecisamenteelnombredeMaría, queresumetodolomásgrande, lomáshermoso,lomássublime.

Durante el tiempo que realizo la explicación y el comentario de las palabras del Señor, mi espíritu y mi conciencia se ubican primero, en el lugar mismo donde sucedió todo lo que nos narra el evangelio. Me traslado a la ciudad santa de Jerusalén y me encuentro allí.

El día de hoy, esa ciudad conserva su carácter antiguo, en sus murallas y en sus minaretes con sus puertas; es una ciudad a la cual se ingresa por grandes puertas, con su comercio, con sus tiendas, con sus casitas, todas de arcos; con sus calles estrechas y adoquinadas que la serpentean.

En los tiempos del Señor, esta ciudad presentaba un aspecto diferente. Una pequeña colina, de piedra, rocosa, denominada ElCalvario , es el escenario de la última escena del gran drama en el que actúa el mismo Verbo de Dios, el Hijo de Dios que se hizo carne y habitó entre nosotros. Allí fue conducido para el suplicio y lo levantaron en la CRUZ.

Reflexionemos profundamente, en lo que significa ese mensaje, en este momento en que estamos reunidos y concentrados. Pensamientos extraños y ajenos a ese gran misterio de este drama, se han quedado afuera. El gran Maestro, Maestro de maestros, izado en la cruz como una bandera, es el símbolo de la realización humana.

Vamos a tratar de re-idear la parte oculta, la parte esotérica, la parte que no se traslucía a los ojos humanos. Con la ayuda de Él, vamos a reflexionar. Me pongo evidentemente, como una partecita mínima, de lo que sucede en ese Espíritu Divino, en ese espíritu encarnado de David, en ese espíritu que iba a dejar su cuerpo en la cruz, para tomarlo nuevamente, el día de su resurrección.

El Señor en la cruz, no podía distraerse, ni pensar en cosas distintas a las cuales Él venía a realizar. Él pensó siempre en su misión, desde toda la eternidad, por eso dijo: YoiréalaTierra,meencarnaré,mecrucificarán,resucitaréyreinaréenelcorazón delhombre . Él, en ningún momento dejó de pensar en la misión que venía a desempeñar aquí en esta Tierra.

Vale tanto su primera palabra que dice: “Padre,perdónales,porque no saben lo que hacen”, dice una palabra tan justa y profunda: “perdónales”.

También nos enseñó Él mismo a decir: PadreNuestroqueestásenlos cielos . Él invoca y se dirige al Padre, a su Padre y a nuestro Padre; a su Dios y a nuestro Dios; a su principio y a nuestro principio; a su gozo y nuestro gozo; a su bienaventuranza y a nuestra bienaventuranza; a su fin y a nuestro fin; a su meta y a nuestra meta. Se dirige y se digna enseñarnos a dirigirnos siempre al Padre que es todo para nosotros, por eso SE SACRIFICA EN LA CRUZ.

A Él tenemos que dirigirnos en todo momento, siempre al Padre, a quien nos enseñó el Señor a dirigirnos. Esa palabra que lo dice todo: perdónalos, ¡es tan hermosa! Cuándo se pronuncia esta palabra, tenemos que enmendar, corregir algo. Cuando queremos borrar una ofensa, tenemos que decir esto: perdón, “Padre , perdón”; esta palabra tiene un poder, tiene una resonancia tan grande, tan sublime, tan poderosa, que cuando sale desde el fondo del alma, borra lo que hay que borrar: toda mancha, toda ofensa, y todo pecado.

Él no dice a su Padre: perdóname, porque no sé lo que hago. Si Él hubiera podido decir: Padre perdóname, porque en realidad no supe lo que hice al venir aquí a este mundo, al entregarme a una loca humanidad, al venir como hombre. Si de algo humanamente hablando, tenía que arrepentirse de esa audacia en tratar de levantar al hombre con su grande, infinito y eterno amor. Él no dice: Padre perdóname, porque Él es Dios y supo desde el principio lo que hacía.

Sin embargo, Él implora el perdón para sus hermanos. Porque quienes cometieron la ofensa, quienes le crucificaron, debieron según la ley del karma recibir su merecido.

Aquella multitud, aquella plebe, esos magistrados, sabían quién era Jesús. Los sumos sacerdotes: Anás y Caifás sabían que ese hombre, a quién tenían delante, no era un hombre cualquiera. Sospechaban que era realmente el Hijo de Dios, pero desecharon este pensamiento y siguieron en la obstinación, pidiendo la muerte de Aquel, a quien tenían adelante.

En la cruz, aquella misma plebe que gritó en el pretorio de Pilatos, blasfemando, sin siquiera respetar lo sagrado de la muerte, lo sagrado de los últimos momentos de un moribundo, sino que llegaban a sus oídos esos gritos de blasfemia contra Él. Él, tranquilo, sin ningún sentimiento contra nadie. Cómo podía tener malos sentimientos, si Él hablaba de los enemigos y decía: “Hazelbienalosqueosaborrecenycalumnian,oradporlosque ospersiguen,paraqueseandignoshijosdeaquelPadrequehacesalirel sol,sobrelosbuenosylosmalosyesparcesulluviasobrelosjustosysobre los pecadores. Sí orad solamente por aquellos a quienes os amo, qué recompensaesperáis". Él dijo también: "Sítuhermanotienealgocontrati yvasapresentarlaofrenda,dejaenelaltarlaofrendayandaprimeroy reconcíliatecontuhermano,despuésvenapresentarlaofrenda".

Él, el gran Maestro del perdón, ante los insultos, calumnias, blasfemias e injurias dice: “Padre perdónalos, perdónalos” y todavía añade, la justificación para quienes le llevaron a la cruz: “Porquenosabenloque hacen”.

Hermanos, la ceguera en el alma, es algo tremendamente grave, produce tantas desastrosas consecuencias, no dejamos que brille la luz. Pero si nosotros cerramos los ojos a la Luz, no veremos la Luz, si nosotros no escuchamos en el fondo de nuestro corazón la Voz de Dios, si no tratamos de escuchar; esa Voz se perderá. Eso fue lo que pasó con esa gente; estuvieron ciegos, no sabían lo de hacían ni lo que decían y por eso ese Bendito Señor pagó con la cruz.

Nosotros también hemos sido quizá esos ciegos, para quien, la Luz de Dios estando presente, no se hizo presente, porque hubo una resistencia, de parte de nosotros. Pero también ha llegado para nosotros esta segunda etapa de nuestra vida, hemos visto, hemos contemplado esa Luz de Dios, y ahora tenemos que abrir siempre los ojos, y trabajar para que nuestros hermanos también abran los ojos a la Luz de Dios, para que ellos también no sean ciegos, ciegos del alma, esta ceguera del alma es la que más perjudica…

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

Para el Señor debía haber sido en medio de su tragedia, encontrarse con su Madre Bendita y una vez más mirarle y luego recordar cuanto sigue, seguía siendo con Ella. Más tarde el Señor nos dará también este mismo consuelo, de entregarnos a Su Madre como nuestra propia madre.

Que la Virgen María nos encuentre siempre cuando estemos caminando por el dolor, por las pruebas de la vida y que Su rostro nos acompañe.

MadreDolorosa,queTumiradapermanezcasiempresobreelECUADOR.Estupueblo.SomosTushijos…Velaespecialmente porlaniñez,porlajuventud,porelGobiernodeestaPatriaterrena,paraqueaquíaprendamostodoelartedeprepararnos debidamenteavivirlavidaverdadera.

P. CÉSAR A. DÁVILA G.
P. CÉSAR A. DÁVILA G.

Después del milagro de la curación del paralítico que fue bajado por el techo, cuando salió de la casa, Jesús se dirigió por el camino en donde estaba ubicado un puesto de aduana para la recaudación de impuestos, en la ciudad costanera de Cafarnaún.

El imperio romano que había conquistado la Palestina y que había colocado reyes y gobernantes que dependían del César –como era costumbre de los conquistadores- creo muchos impuestos que tenían que pagar los pueblos sojuzgados.

Los escritos talmúdicos recogen una lista de tales impuestos: El paso de puentes, la entrada y salida de embarcaciones de los puertos, el tránsito o el ingreso de mercaderías, tasas por artículos suntuarios, por vestidos, por artículos de comercio, por telas preciosas, por esclavos, etc.

Como el día de hoy, también en esos tiempos había personas o entidades privadas que, en remate o subasta pública adquirían el derecho de recaudar los impuestos públicos. El fisco cobraba directamente a estos rematistas la tasa anual establecida. No siempre el emperador fijaba el canon del impuesto, muchas veces lo dejaba al arbitrio del rematista o recaudador. A estos se les conocía con el nombre de “telones” (telos–impuesto) o “publicanos”(del latín publicum–tesoro o erario público). La recaudación de tales impuestos se prestaba fácilmente a abusos, especialmente cuando las tazas no estaban fijadas por la autoridad. Esto hacía despreciable tal oficio.

Los judíos calificaban a estos recaudadores como gentes impuras y más que todo, eran considerados como traidores y cómplices de sus conquistadores, los romanos.

El Talmud les equipara a los ladrones y les tiene como criminales y asesinos y no podían presentarse como testigos aptos en los Tribunales de Justicia.

MATEO era uno de estos recaudadores de impuestos. En consecuencia, para los judíos era un hombre de mala reputación. ¿Lo sería también para Jesús? Esta vez va a leer la conciencia del alcabalero que estaba sentado en su telonio. La mirada de Cristo, dulce, serena, aguda, como una espada de dos filos que penetra en el arcano de esa conciencia que es inundada ese momento con la Luz de Dios. El Señor no pronuncia sino esta sola palabra: SÍGUEME (Lc 5,27). Al instante, el publicano se levantó y “dejándolotodo”(Lc 5,28) le siguió…

El publicano Leví no vaciló un instante en aceptar la invitación de Cristo cuando, como a los otros apóstoles le dijo sígueme . Dejando su oficio de recaudador, se levantó y le siguió.

También nosotros, tú, yo, todos somos invitados por Cristo a seguirle; pero desventuradamente no todos respondemos con la prontitud y decisión con la cual respondió MATEO. Nuestras frustraciones, nuestros fracasos, nuestros desaciertos, nuestros errores, nuestros desengaños tienen como causa, nuestra falta de decisión en decir SI a DIOS. Otra fuera la condición humana si el hombre no mostrara su proverbial rebeldía a sus Divinas Leyes. Conociendo esta rebeldía, Cristo nos enseñó a pedir al Padre que se haga su voluntad. Él mismo no hizo otra cosa que hacer la voluntad del Padre.

CÉSAR A. DÁVILA G

Si tomamos el evangelio de san Lucas, nos cuenta que fue enviado un emisario de Dios, un ángel que el evangelista llama: GABRIEL.

Este nombre aparece por tres veces en la Sagrada Escritura. En dos ocasiones el ángel Gabriel habla con el profeta Daniel. Ese ángel es enviado de Dios para anunciar al Profeta y para que él a su vez, comunique a los hombres, a sus hermanos: “quecuando lleguelaplenituddelostiempos,cuandosecumplanlassetentasemanas,vendráelsanto,elquehaderegiraIsraelycumplido esetiemposerásacrificadoyluegoesepuebloserádesechadoyenelsantuariocesarálahostiayelsacrificioyvendrála desolación”.Esto es lo que comunicó Gabriel al profeta Daniel, y él nos transmite en sus profecías.

En otra ocasión; este enviado de Dios comunica a Zacarías el sacerdote casado con Ana, que habrá de tener un hijo a quien llamará Juan, que vendrá en el espíritu y en el poder del profeta Elías y que este niño, este niño será muy grande, y anunciará la venida inmediata de Aquel que esperaban todas las naciones.

Por tercera vez este mismo emisario de Dios, se presenta a una Virgen a quien el evangelista llama con el nombre de María y describe que estaba desposada con José.

Dios Nuestro Señor está inseparablemente unido a la suerte del hombre, Él está a cada momento auscultando las palpitaciones del corazón de la humanidad, para defenderla y darle su protección y sus bendiciones en el momento apropiado.

La expresión de alerta de ese arcángel especialmente, del que está siempre en vigilancia, como un soldado, militar o guardián; atento a que el enemigo no le sorprenda a nadie, está con la espada y con la mano levantada, mirando al cielo. No solamente está en esa actitud contra el pecado, sino en general contra todo lo negativo.

En otras representaciones, este mismo arcángel está con el dragón a los pies; el dragón es la representación del mal, de todo lo negativo, nuestro yo inferior. No solamente representa el pecado, nuestro yo inferior también es algo negativo, todo lo que es negativo en nosotros está representado en ese dragón con el cual lucha MIGUEL… está relacionado con ElApocalipsis, en este libro se le nombra especialmente a Miguel, cuando se habla de esa gran batalla que hubo en el cielo: Miguel y sus ángeles contra Luzbel y sus huestes; al grito de “QuiéncomoDios”esas huestes rebeldes patrocinadas por Luzbel cayeron al abismo.

Esto está bellamente expuesto en un libro que es clásico de la literatura inglesa, de John Milton “El Paraíso Perdido”. Lean este libro y van a ver cómo describe, con las pinceladas más hermosas y fuertes, esta lucha de los ángeles buenos mandados por Miguel y de los ángeles malos enviados por Luzbel.

Siempre hemos de tender en todo eso, sacar conclusiones prácticas: Cuando nos encontremos en algún peligro, especialmente de carácter espiritual invoquemos al arcángel Miguel, pronunciemos la palabra Miguel, nada más. Cuando nos encontremos combatidos y acosados por peligros y tentaciones espirituales; tenemos que invocar a Miguel, que es la manifestación del Poder Divino.

RAFAEL significa “MedicinadeDios”.Recordemos que el arcángel Rafael fue enviado al hijo del anciano Tobías y le acompañó para que vaya donde Gabelo, a quien el padre había prestado un dinero. El padre de Tobías estuvo ciego y de regreso de donde se encontraba Gabelo, el arcángel le manda al hijo de Tobías que coja un pez por las agallas y le saque la hiel y la ponga en los ojos de su padre ciego. Cuando regresó a la casa hizo lo que el arcángel le mandó y el padre recobró la vista. Esto significa Rafael: la MedicinadeDios .

Cuando estén enfermos, tienen una manifestación divina que es Rafael, la manifestación de la salud.

Si se estudiaran un poquito más, como operan las leyes de la naturaleza, se descubrirían muchísimas cosas buenas para el hombre, hace, ya mucho tiempo se tendría a disposición de la humanidad el remedio contra esa terrible enfermedad del cáncer.

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

NOTA:PublicamosacontinuaciónesteartículodenuestroArchivo,conlafinalidaddequelosfuturosPresidentesdelEcuador, comprendanquelosverdaderosJefesdeEstado,debenserhombrescreyentesdeunEcuadorqueescreyenteyque,por desgraciavadescendiendoalabismoporsucarenciadefeenNuestroDiosBendito .

El 30 de marzo del presente año (1998), retornaba a la casa del Padre uno de los más grandes hombres, no sólo del Ecuador o del Tercer Mundo, sino de la humanidad, como dijera Jimmy Carter, el presidente de la potencia más grande de la tierra. Nos referimos al cinco veces Presidente del Ecuador Dr. José María Velasco Ibarra. Es una ley que se cumple inexorablemente entre los hombres: Cuando están presentes, cuando están tomando parte directa en los distintos episodios del drama humano, cuando aparecen envueltos en el hervidero de pasiones que agitan a los hombres, cuando comparten personalmente la gran miseria humana, su figura parece que se empequeñece, parece que se contrae, parece que es una de tantas figuras comunes y vulgares…

Cuando se han aquietado las pasiones, los ecuatorianos comienzan a darse cuenta de que tenían entre ellos a un ciudadano que, a medida que pasa el tiempo, seguirá dando más lustre a la Patria. Difícil resulta en un breve comentario evaluar a este hombre multifacético: Político, filósofo, orador, estadista, hombre de hogar

y profundamente creyente que tuvo el arte de mantener el interés del pueblo ecuatoriano en torno suyo casi por la tercera parte de su vida independiente. Cada una de estas facetas puede perfectamente ocupar muchas páginas de un libro. Queremos resaltar solamente su convicción profundamente cristiana que en los últimos momentos de su vida afloró en toda su viveza, cuando declaró que venía de Buenos Aires al Ecuador a MEDITAR y a MORIR: Cuando semanas antes de su muerte hacía un acto de fe en la inmortalidad y en la existencia de ese Dios en quien creyó y hacia el cual retornó.

“Creo,dijo, conabsolutafeenlainmortalidad.Noadmitoquese puedallegarhastaDiosdemostrandosuexistenciasegúnlafría razónrazonadora,esmásbienlapropiafuerzadelimpulsode inmortalidadqueexperimentamoslossereshumanosloqueprueba queDiosexisteyloquealmismotiempoconfieresentidoalavida yhaceposiblesobrellevarlosmomentosdifíciles,losmomentos trágicosdeldolorhumano” .

No, no es dable acudir a la reflexión filosófica, como anota el presidente filósofo, cuando nos referimos a Dios. Los filósofos que sólo tienen a Dios como un concepto mental, necesitan pruebas de su existencia. Quienes así piensan, están en la infancia del espíritu. La existencia de Dios no hay que probarla. A Dios hay que sentirle en las profundidades del corazón. Cuando se le siente, cuando se le vive, cuando se tiene la bendición de estar en sintonía con Él, cuando esa onda divina de su Omnipresencia saturada en grado infinito de paz, de gozo, de bienaventuranza… llega a ser percibida por el hombre, todo, absolutamente todo cambia en su vida. No importan los problemas a los que se encuentra abocado.

El presidente tuvo un problema muy grave, más grave que cualesquiera de los problemas que afrontó en su vida política: El de la inesperada partida de su esposa. Aquí vienen sus palabras: La fe en Dios es lo que confiere sentido a la vida y hace posible sobrellevar los momentos trágicos del dolor profundo, cómo él los sobrellevó en el último trance de su vida, la frase lacónica: He venido a MEDITARyaMORIRcobra inusitado vigor en los postreros días de su existencia. Comprendía a cabalidad que aquello que nos acerca a Dios y que hace que levantemos los velos que cubren lo que los hombres llaman el más allá, incierto, lleno de sombras y de terribles incógnitas y lo que el cristiano denomina vida eterna , es la MEDITACIÓN.

íntimas del espíritu. Meditar es despertar ese ángel dormido de la intuición.

El hombre común, el cristiano ordinario, aquel que nunca recibió de Dios ninguna iluminación especial, siente miedo, siente pavor, siente angustia o desesperación frente al gran enigma de la muerte. En cambio, quien tiene conciencia plena de la inmortalidad, quien sabe que después de esta vida efímera hay otra verdadera, aquella vida que no termina jamás, siente alegría y se asoma tranquilo, con los ojos iluminados con el sol de la esperanza a los arcanos de la eternidad y no siente perturbación alguna frente al misterio de la muerte.

Esperar como esperó a la muerte el Dr. Velasco Ibarra, con serenidad, con valentía, con fe, con resignación confiada y hasta con alegría, no es nada común: es fruto de una vida que, en los avatares de la política, en medio del odio, de la incomprensión, de la maledicencia, de las pasiones desenfrenadas, pudo conservarse íntegro desde el seno materno hasta la muerte.

Este es uno de los grandes méritos del Mandatario ecuatoriano. Por esto, entre las múltiples facetas de su vida: Nunca conoció el valor del dinero, supo ser pobre y muy pobre, vivir pobre y morir pobre, mientras otros gobernantes convierten su gestión de gobierno en un oficio para amasar inmensas riquezas materiales. Él llevó más allá del sepulcro el oro del amor de tanta gente sencilla a quien se dio plenamente y la verdadera riqueza de su fe en Dios.

Meditar no es otra cosa que abrir de par en par las puertas secretas del espíritu para dar paso a la Luz Divina. Meditar no es otra cosa que ir adentrándose poco a poco en los sagrados misterios de Dios a medida que van obscureciéndose las luciérnagas de nuestros sentidos físicos, abiertos solamente al mundo material. Meditar es decir a Dios: Aquí estoy, haz de mí lo que quieras. Meditar es adentrarse profundamente en los misterios del propio YO y dar paso a la voz divina que se deja escuchar en las profundidades

En estos momentos difíciles como los que estamos viviendo en el ECUADOR, necesitamos gobernantes como Velasco Ibarra que tengan fe en Dios y verdadero amor a la Patria.

Quiera Dios que haya muchas generaciones de jóvenes que sigan el ejemplo de este hombre que está en la galería de los grandes de la Patria.

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

El hombre es una antinomia, un gran misterio, un enigma. Cuanto visité las pirámides del milenario Egipto, muy cerca de la gran pirámide de Cheops, contemplé también la esfinge en que la pátina del tiempo dejó su inconfundible huella.

El hombre, cada hombre, es como la esfinge del desierto que, grave, melancólica, solitaria, triste, pensativa, profundamente pensativa, va contando los segundos, las horas, los meses, los años, y los siglos con sus profundas alternativas de luz y de sombras, de amor y de odio, de esperanza y de desesperación, de alegría y dolor, de tempestad y bonanza, de nostalgia y presencia, de sueños y realidades, de triunfos y fracasos, de ser y no ser…

Cada hombre es un jeroglífico que hay que ir descifrando.

Es un interrogante que necesita respuesta…

Cada página de la historia describe al ser humano de acuerdo a como le vio o creyó verle. Anclado en el tiempo y en el espacio, ha sido siempre objeto de estudio, de examen, de observación, de crítica severa.

En ningún momento de su larga trayectoria ha sido preterido, menos olvidado.

A medida que avanza por el camino del tiempo, sus propios hijos, sus etnólogos y sus arqueólogos, sus antropólogos y sus filósofos, sus sabios, sus científicos, sus sacerdotes y sus políticos, sus teólogos y sus guías, sus mentalizadores y sus literatos, sus artistas, sus profetas, sus ascetas y sus santos… le analizan desde todos sus ángulos y trabajan afanosamente para ayudarle a resolver sus problemas unos, para empeorar otros. Nadie ha sido tan estudiado como él, tan observado, tan cuidadosamente descrito.

¿Qué no se ha dicho de él?

Padre CÉSAR A. DÁVILA G.

Guía espiritual y Fundador AEA

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