CUANDO VOLTEAMOS LA HOJA DEL CALENDARIO DEL NUEVO AÑO, REFLEXIONEMOS QUE, SI HOY MEDIMOS EL TIEMPO HORA TRAS HORA, DÍA TRAS DÍA, MES TRAS MES, AÑO TRAS AÑO; QUE, SI HOY ESTAMOS UBICADOS EN ESTE PLANO TERRENAL, MAÑANA SERÁ PARA NOSOTROS REALIDAD AQUEL MENSAJE DE JUAN:
DIOSSERÁCONNOSOTROSYENUGARÁLASLÁGRIMASDENUESTROSOJOS,LAMUERTENOEXISTIRÁMÁS, NOHABRÁDUEÑO,NIGRITO,NITRABAJOPORQUETODOESTOESYAPASADO(Apoc21,4) .
Padre CÉSAR A. DÁVILA G.
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¡Con qué alegría lo comenzamos! ¡Con qué tristeza lo vemos concluir! ...La terminación de un año y el comienzo de otro dan ocasión a serias reflexiones. La vida es un gran libro.
¿Qué nos enseña el año que pasa y el nuevo que comienza?... ¿Cómo se aprovechará de estas enseñanzas? He ahí el asunto de esta plática.
I.- ¿Qué nos enseña el año que pasa? Nos enseña en primer lugar la inestabilidad de las cosas presentes. Aquí en la vida no hay nada que dure, no hay nada que permanezca estable, no hay nada eterno. Todo pasa con la brevedad del relámpago, con la fugacidad del viento que sopla, como el humo que se desvanece en el espacio. Pasan las alegrías, pasan los dolores, pasan las riquezas, pasan los placeres, pasa la pobreza, pasa la hermosura. Todo, todo, se disipa. Todo es vanidad y aflixión de espíritu, menos amar y servir a Dios.
II.- ¿Qué nos enseña el año que pasa? Nos enseña la brevedad de la vida. ¿Qué son diez, 20, 80, 100 años en comparación del tiempo que precedió a nuestra existencia, o que vendrá después? Nada. Apenas como un granito de arena perdido en la playa, como una gota de agua en el Océano, como perla de rocío en los bosques. Nuestra vida es muy corta. Nuestros días van corriendo más ligeros que una posta, huyen sin cesar sin dejarnos tiempo para ver cosa buena. Un día sucede a otro día, una semana a otra, un mes a otro; un año a otro año; cuando menos lo pensemos, nos veremos ya al borde de la tumba. Vamos navegando con toda celeridad allá, al puesto de la eternidad. Cada momento que pasa, queramos o no, pensemos o no, nos acerca a la eternidad.
III.- entonces ¿Qué hacer, si nuestra vida es inestable, si es apenas un soplo?
a) Tengamos como norma, no apegar nuestro corazón a ninguna cosa terrena, de la cual tarde o temprano tendremos que desprendernos.
b) Aprovechemos del tiempo que nos queda. El tiempo, según S. Jerónimo es el precio de la eternidad. Con el tiempo compramos una eternidad feliz o desgraciada…
El tiempo es el camino que nos conduce a la eternidad. “Eiráelhombre-dice el Espíritu Santo en el Eclesiástico-, asumorada queeslaeternidad”.El tiempo nos va llevando insensiblemente a la eternidad.
Padre CÉSAR A. DÁVILA G.
Una de las mayores glorias de la humanidad y si miramos solamente el aspecto humano, constituye, esta mujer admirable la obra más grande de la creación que haya salido de manos de Dios, la Santísima VIRGEN MARÍA. Desde el momento en que su nombre fue pronunciado aquí en la tierra, desde el instante en que fue el enviado de Dios, comunicó a los hombres, que esa mujer iba a desempeñar una misión especial, el nombre de esa mujer, mis queridos hermanos, es inseparable de la humanidad y vivirá para siempre hasta la consumación de los siglos, junto con el nombre adorable de Jesús.
He aquí mis queridos hermanos, como Dios Nuestro Señor está inseparablemente unido a la suerte del hombre. Él está a cada momento auscultando las palpitaciones del corazón de la humanidad, para defenderla y para darle su protección, sus bendiciones en el momento apropiado; y éste era precisamente el momento escogido por Dios para anunciar ya la buena nueva, de que el Hijo del Altísimo como dice Lucas habría de encarnar.
El ángel le saluda a María con ese saludo que hemos escuchado:DiostesalveMaría,llenaeresdegracia, elSeñorescontigo . Y luego la Santísima Virgen después de este saludo se turba un poco, y luego el ángel continúa: Concebirásydarásaluzun hijoalquepondráspornombreJesús, ÉlserágrandeserállamadoelhijodelAltísimo, elSeñorledaráeltronodesupadre David, reinaráenlacasadeJacobporlossiglosysureinonotendráfin . Aquí mis amados hermanos, en esas palabras está resumida, toda la economía de la Redención, en esas palabras que el ángel comunica a la Santísima Virgen: Heaquíquetú concebirásydarásaluzunhijo,elcualserállamadohijodelAltísimoylepondráspornombreJesús.
Mis amados hermanos, para nosotros el tiempo pasa en instantes sucesivos, para nosotros cuenta el tiempo, pero para Dios no cuenta nada de eso. Él tiene presente los siglos y para Él lo pasado y lo porvenir es como el día de hoy.
Él, mis queridos hermanos, vio que era necesario que aquí en esta tierra a la cual el pecado había convertido en una tierra de miseria, era necesaria la presencia de Su Propio Hijo, para que guie a sus criaturas hacia el Padre, pero para que esa presencia del Hijo de Dios, del Hijo del Altísimo se realice era necesaria que hubiera una Virgen, que hubiera una mujer, para que Ella fuera la MADRE DE DIOS. Para esto es pues escogida la Santísima Virgen.
La Santísima Virgen es la verdadera MADRE DE DIOS, la Madre del Hijo del Altísimo, luego, después dará Ella después de las palabras del ángel su consentimiento…
Nosotros mis queridos hermanos, procuremos en estos días, venir a los pies de la Santísima Virgen con nuestras plegarias, con nuestros acentos de dolor quizá, con nuestras preocupaciones, vengamos y pongamos a las plantas de María todo eso.
Reflexionemos mis queridos hermanos, que Ella no solamente es la MADRE de ese Hijo Unigénito, sino que ese mismo Hijo nos confió a su madre, para que Ella desempeñara el oficio de verdadera MADRE con nosotros.
Hace pocos días acaba de celebrar la Iglesia el nacimiento de Jesús, su divino Fundador.
Este día ha consagrado para celebrar Su nombre. Detengámonos hoy a considerar lo que significa… este nombre, el respeto y veneración que merece de nuestra parte.
Suelen los grandes del mundo, mayormente cuando acaban de concluir una gloriosa empresa, tomar títulos honoríficos y nombres que ponen de relieve sus hazañas, aun cuando muchas veces, estos títulos y nombres, sean vacíos de significado. De un modo semejante el Hijo de Dios al venir a este mundo toma un nombre que acredita Su grandeza, su misericordia y su ternura… toma el nombre de JESÚS.
Este nombre es más grande y más glorioso de todos los nombres... Sobre todos los nombres está el nombre del Hijo de Dios, de Jesús. Al oírle pronunciar, toda criatura debe doblar la rodilla en el cielo… y toda lengua debe confesar que la gloria de este nombre es incomparable.
El nombre de JESÚS es grande por su origen, viene del cielo, un ángel lo recogió de labios del Padre Celestial y lo trajo a la tierra… Significa SALVADOR, es decir, una persona ha amado hasta el sacrificio, hasta la muerte ignominiosa de la cruz…
Este nombre designa al Autor de un mundo superior al mundo visible, del mundo de la gracia. Este nombre nos hace ver, en una misma persona las perfecciones de Dios y las del hombre, la grandeza unida a la bondad abatida hasta acercarse a nosotros, la misericordia unida a la justicia, la mansedumbre y benignidad divinas hechas visibles en la tierra.
Sí, que todas las naciones confieran que es grande Tu nombre. Diré con el real Profeta: porque es santo y venerable…
CÉSAR A. DÁVILA G.
Dios en la serie de los siglos, ha colocado grandes modelos de fe para que nosotros sigamos su ejemplo; entre estos modelos de fe sobresalen los santos Reyes Magos. Pudiera yo llamar la fiesta de hoy, fiesta de la fe . Los santos Reyes Magos son modelos de nuestra fe.
Su fe es universal, su fe es pronta, su fe es práctica, nuestra fe debe ser idéntica a la suya. Debe ser universal, es decir, debe extenderse a todas las verdades reveladas por Dios, debe ser pronta, es decir, debemos creer inmediatamente todo cuanto se nos propone creer, debe ser práctica, es decir, debe manifestarse por las obras.
El mundo entero antes de la venida de Nuestro Señor… todos los pueblos de la tierra esperaban la venida de un Libertador, y este Libertador lo esperaban de Judea. Los pueblos de Asia como Persia, Arabia, Babilonia, Etiopía, esperaban con ansias la venida de este gran Libertador; en estos pueblos vivían los magos.
Un día vieron en el cielo un gran prodigio, una estrella de extraordinaria brillantez, al mismo tiempo escucharon en sus corazones una voz secreta que les decía: EsaestrellaesseñaldequehanacidoyaelLibertadorque esperáis,idaJudeaaadoradle . Creyeron. Obedientes a esta voz interior, guiados por la misteriosa estrella vinieron a la ciudad de Jerusalén. Jerusalén era la ciudad principal de la Judea y creyeron que allí debían encontrar al Libertador recién nacido.
Llegaron a la ciudad, se dirigieron al Palacio de Herodes y le preguntaron: Dinos ¿Dónde está el recién nacido Rey de los judíos? Porque nosotros vimos en Orientesuestrellayhemosvenidoconelfindeadorarle .
Herodes, el rey de los judíos ignoraba completamente el nacimiento de Jesús a quien se referían los magos; al oírles se turbó y con él toda la ciudad. Convocó inmediatamente a todos los príncipes de los sacerdotes y a los escribas y les preguntó en dónde debía nacer el Mesías. Registraron los libros proféticos y encontraron esta predicción en el profeta Miqueas: “Ytú,Beléntierra de Judá, no eres ciertamente la menorentrelasprincipalesdeJudá, porquedetiesdedondehadesalir elcaudilloquerijaamipueblode Israel”. En esta profecía se señalaba claramente el lugar en donde había de nacer el Mesías, este lugar era Belén. Herodes llamó a los magos y les envió a Belén, diciendo: Id e informarospuntualmentedeloque hay acerca de ese Niño, y habiéndole encontrado, dadme aviso,parairtambiényoaadorarle .
Oyendo esto, salieron de Jerusalén y se encaminaron a Belén y he aquí que la estrella que les había servido de guía apareció nuevamente y llegando al sitio en donde estaba el Niño, se paró. Entraron en la casa y encontraron al Niño con María su Madre y San José, se postraron ante Él y le adoraron, abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, incienso y mirra. Permanecieron allí por algunos días, el Dios-Niño les confirmó en su fe y les instruyó sobre todas las verdades divinas.
La víspera del día en que iban a alejarse ya de Belén, se les apareció un ángel en sueños y les mandó que no volvieran a Jerusalén, sino que se fueran por otro camino. Así lo hicieron y volvieron a su país, para predicar la buena nueva del nacimiento del Mesías.
Amados hermanos, esta visita de los magos a Jesús nos manifiesta claramente los grandes bienes de la fe. Los magos creyeron y creyeron firmemente que esa estrella que apareció era la señal del nacimiento del Mesías y sin vacilaciones emprendieron un largo y penoso viaje. Esa estrella les acompañó en su viaje, no desapareció de su vista sino cuando los magos hablaron con Herodes… Esa estrella era símbolo de su fe. También nosotros somos guiados por la misteriosa estrella de la fe como los magos, esa estrella no desaparecerá jamás en nuestra peregrinación por este mundo, seguirá iluminando nuestros pasos…
Los magos apenas contemplaron la estrella abandonaron su casa, sus comodidades, sus parientes y se fueron a adorar a Jesús: su fe fue generosa. Nuestra fe debe ser así. Cuando se trata de creer debemos creer prontamente, con toda generosidad, sin vacilaciones.
La fe de los magos fue práctica, es decir, se manifestó con obras. Llegaron a Belén y ofrecieron al Niño el oro, el incienso y la mirra, tres presentes simbólicos que significan el amor, la adoración y la sumisión que debemos a Dios… A ejemplo de los magos debemos ofrecer al Niño Dios, el oro de nuestra caridad, juntamente con la caridad debemos ofrecerle la oración y la oración atenta y humilde, esa oración espontanea, esa oración que sale del alma y se eleva al cielo como el perfume del incienso quemado en el santuario…
P. CÉSAR A. DÁVILA
G.
“EsteeselcorderodeDios,quequitaelpecadodel mundo,esteesaquéldequienyodije,trasdemí viene un hombre que está por delante de mí, porqueexistíaantesqueyo.Yonoleconocía,pero ha salido a bautizar con agua para que sea manifiesto a Israel”. Y Juan dio testimonio diciendo: “HecontempladoalEspírituquebajaba delcielocomounapalomayseposósobreÉl,yo noleconocía,peroelquemeenvióabautizarcon aguamedijo,aquelsobreelcualveasbajarel EspírituyposarsesobreÉl,eseeselquehade bautizarconEspírituSanto.”(Juan1,29-34)
Cuando el Padre Celestial envió a su Hijo a la tierra, Él mismo se encomendó de manifestar ante los hombres, muchos signos por los cuales conocieran que Aquel era su propio Hijo, enviado Suyo, destinado a cumplir la misión de llevar a los hombres hacia Dios.
Hay muchos testimonios que demuestran esta verdad, el Padre Celestial se encargó de que ese Hijo fuera conocido por los hombres, y entre esas evidencias está el testimonio de Juan.
Juan había venido en el mismo tiempo que apareció el Señor en la tierra. Él comenzó predicando a las orillas del Jordán y bautizando a quienes venían pidiendo el Bautismo y la Penitencia, que eran necesarios para que los caminos de Cristo estuvieran listos para que el Señor apareciera en medio de los hombres.
Juan dio el testimonio de que el Mesías a quien los profetas habían anunciado, estaba presente en medio de ellos. Él les anunció de distintas maneras que ese Señor ya había aparecido, y envió a sus discípulos para que se cercioraran personalmente de la presencia de ese Cristo en medio de ellos, y los discípulos también volvieron a dar testimonio de la presencia del Señor en medio del pueblo.
El evangelista san Juan nos relata que Juan el Bautista estaba en el Jordán y había presenciado, que sobre Aquel que él derramó el agua del Bautismo, fue también santificado por la presencia del Espíritu Santo: “He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo comounapaloma queseposósobre Jesús, a quien bautizara,yonole conocía , –añadepero el que me envió a bautizar conagua,medijo: Aquelsobrequien veas bajar el EspírituyposarsesobreÉl,eseeselquehadebautizarconelEspírituSanto.”(Juan1,32-34)
Juan el Bautista comprendió perfectamente, que el Mesías estaba presente y anunció la presencia de ese Cristo al pueblo. Nosotros después del testimonio de Juan conocemos también de esa presencia del Señor en medio de nosotros. Sin embargo, muchas veces no nos damos cuenta suficiente de esto y vivimos según una apreciación completamente diferente. Creemos que ese Cristo una vez que vino hace dos mil años, cumplió su misión y subió al cielo. Esto no es así, ese Cristo a quien anunció Juan, presente en medio del pueblo, está presente también el día de hoy. Él está cumpliendo su promesa de estar con nosotros hasta la consumación de los siglos, de una manera real, presente en el sacramento de la Eucaristía. Nosotros hemos de tratar de vivir según esta convicción; este Hermano mayor nuestro, ese Cristo continúa en medio de nosotros y continuará siendo nuestro compañero en todas nuestras luchas, dificultades, problemas y tentaciones.
P. CÉSAR A. DÁVILA G.
Pablo era un fariseo, pero un fariseo recalcitrante, fariseo fogoso, fariseo fanático. Fariseo tan fanático que no quería oír nada de cuanto contradijera los principios, las enseñanzas que ésta secta religiosa profesaba. Por eso, este fanático, cuando sabe y conoce que en Samaria había aparecido lo que él llamaba una secta detestable: Elcristianismo , consigue cartas de los sumo sacerdotes para ir a destruir a esa secta que ha aparecido. Pero ¿qué sucede? En el camino hacia Damasco, le sorprende esta luz extraordinaria. Iba con otros y él escuchó una voz interna, una voz que le dice: Saulo,Saulo,¿porquémepersigues?
En ese momento, esa luz no sólo deslumbró su espíritu, sino que rompió también las tétricas tinieblas de su alma llena de odio, de su alma saturada de retaliación, de injusticia, de fanatismo. Esa luz se hizo presente y brilló en la oscuridad de esa conciencia. Algo oyeron los que le acompañaban. Pero, desde ese instante Pablo o Saulo, queda ciego. Dice Lucas, el narrador de los Hechos delosApóstoles,que tenía abiertos los ojos, pero que no veía nada.
Hermanos, aquí una lección. En rededor nuestro vemos que andan todos o casi todos -digámoslo así- con los ojos físicos abiertos, abiertos para ver, abiertos para otear los senderos; pero si tienen los ojos físicos abiertos, en cambio -como Pablo- tienen los ojos del alma, completamente cerrados.
¡Qué importa mis queridos estudiantes, que haya tantos que tienen solamente los ojos de la cabeza, abiertos! Así es, el noventa y cinco y más por ciento de los hombres, tienen solamente abiertos los ojos físicos, los ojos de la cabeza, pero cerrados, completamente cerrados los ojos del alma. Y así continúan por el camino de la vida, con los ojos del cuerpo abiertos, pero con los ojos del alma completamente cerrados, y se sienten felices porque pertenecen a la gran mayoría de ciegos del alma; felices, porque dicen: nosoyyo,solamente . Pero, si descubrieran que ESA CEGUERA DEL ALMA, es la más TRISTE, es la más tétrica, la más sombría de todas las cegueras. Que si alguna desgracia puede suceder al hombre es ésta -si habláramos de desgracias-. La CEGUERA DEL ALMA, es la desgracia PEOR que puede acontecer a una persona. Y desventuradamente, hay tantos ciegos del alma, tantos ciegos del alma que viven contentos.
Pero no mis queridos hermanos, no contentos de verdad, ¡NO! Aparentemente contentos, si -digamos- aparentemente contentos, pero en el fondo sufren. En el fondo hay un gusano roedor del que habla Cristo, en el fondo hay ese gusano inquietante, fatídico,
repugnante, de la duda, de la zozobra, de la desesperación, del desequilibrio. El gusano mordiente, ese gusano terrible de la frustración. ¡Esta es una realidad, mis queridos hermanos, mis queridos estudiantes!...
Pero continuemos examinando ese hecho histórico acontecido con Pablo,elconvertidode
Damasco . En ese momento en que sucedía ese hecho en el camino de Damasco, en esa ciudad se presentaba un mensajero de Dios a Ananías. Y ese mensajero le dice: va a venir Saulo, esperamosquetúlerecibas. Y él observa que: hemosoídoqueésteesungran perseguidor ¿cómo puedo recibirle? No, le dice en otras palabras: yaSauloesunanuevacriatura .
Saulo inspirado también por el Espíritu de Dios, se dirige a Damasco. Y luego entra y encuentra a Ananías, y él le impone las manos. Y en ese momento caen -nos dice la narración de los HechosdelosApóstoles- unas como escamas de los ojos.
Pero esas escamas solamente eran un símbolo. Cayeron esas como escamas gelatinosas de esos ojos que estaban abiertos, pero que no veían nada. Y desde ese instante, recobra -también- Saulo la vista, y ahora si ve claramente a quienes le trajeron, con quienes estaba, etc. Y nuevamente, la luz se hace presente a esta ceguera física. Pero cuando Saulo abrió los ojos del cuerpo, juntamente cayeron también, esas vendas de los ojos de su alma. Y comenzó recién a ver y comenzó recién a darse cuenta de Quien le mandaba y de Quien era o debía ser verdadero discípulo: deCristo . Él, desde ese instante, comienza ya una nueva vida, es decir, en ese instante puso el pie en el sendero.
Mis queridos estudiantes, aquí la aplicación a nuestra propia vida, a nuestra propia conducta. También hay un tiempo de oscurecimiento para nosotros, ese tiempo de oscurecimiento que hubo para Pablo. Pero, para nosotros - ¡Bendito, sea Dios! - ha brillado también, ese momento de que llegue la luz a nuestro espíritu. Han caído esos velos, esas como escamas de los ojos de nuestra alma, para ver. Es decir, mis queridos estudiantes, también vosotros como Pablo, habéis sentido ese llamado interno que deben sentirlo todos, absolutamente todos. Ese llamado, no es para éste, no es para aquel, no es para ese otro. La historia de Pablo, es la historia de todo hombre que viene a esta tierra y para todo hombre se aplica esta historia. También nosotros mis queridos estudiantes, ya unos han comenzado con los pies firmes, puestos en el sendero, y continúan adelante por el sendero como siguió Pablo y como siguieron tantos -mis queridos estudiantes- como Pablo. Y como siguen tantos, por el camino de la vida, pero ya en el sendero, en ese sendero que conduce a la verdadera meta.
P. CÉSAR A. DÁVILA G.
Sus biógrafos están de acuerdo en que su ciencia maravillosa provenía no tanto de su genio sino de la oración. Guillermo de Tocco, su discípulo y biógrafo, aseguraba que pasaba horas enteras en oración de día y de noche.
A los hombres grandes se les conoce como son, cuando en ellos ha muerto el “yopersonal”. El orgullo es claro signo de pequeñez, de autosuficiencia, de estrechez de espíritu…
Con la misma prontitud con la cual se dedicó a escribir la Suma Teológica, acudía a servir de monaguillo a cualesquiera de sus hermanos religiosos cuando celebraban la Divina Eucaristía. En el año de 1272 hubo una huelga general en las Universidades, cuando el santo enseñaba en Paris. Entonces fue llamado a Italia y residía en la casa de estudios de Nápoles, en calidad de rector.
Cuando celebraba la Divina Eucaristía, en la fiesta de san Nicolás, tuvo una visión que le afectó profundamente. Desde entonces dejó de escribir y de enseñar; su obra cumbre la Suma Teológica quedó inconclusa. Cuando su hermano Reginaldo le instó a que la terminara, respondió:“Yanoestiempodeescribir.Todoloqueheescritomeparecequenoessinopaja, encomparacióndeloquesemeharevelado”.
¿Qué es lo que le “fuerevelado”? ¿Qué le indujo a dejar la pluma, el mejor instrumento de su inspiración profética? Es fácil deducir. Las cosas que se perciben más allá de los linderos del tiempo, las que permanecen ocultas hasta el instante en que nuestro espíritu, siempre guiado por Dios –comienza a intuirlas-, no son con el pobre y débil instrumento de la razón sino por la Luz Divina… no son para expresarlas en palabras o en términos metafísicos… son para vivirlas en lo más íntimo de nosotros.
Es muy conocido el siguiente episodio de su vida. En uno de sus éxtasis escuchó
del Señor estas palabras: “HasescritobiendeMí,Tomás.¿Quépremioesperas? SóloaTi,Señor”,respondió. Cuando anunciaba la Palabra de Dios dejaba a un lado toda la Escolástica que exponía en la Cátedra y transmitía con tal convicción a ese Dios que vivía en él, que conmovía profundamente a las multitudes.
Todo esto revela que, este santo estuvo muchas veces en comunión vivencial con Dios. Diría más todavía: que su vida estuvo en permanente comunión con Dios y que de esta fuente de infinita sabiduría bebió a raudales la Verdad que la trasladó a sus escritos.
P. CÉSAR A. DÁVILA G.
Él que es poder, Él que es amor, Él que es justicia, Él que es bondad, Él que es paz, resuelva todo lo concerniente a esta nación en la cual nos ha tocado vivir…
Esta oración sea pues, la luz que va a disipar estas tinieblas tan terribles, del egoísmo, del odio, de la retaliación.
Pidamos a Nuestro Bendito Dios, que Él reine con Su amor en todos los hombres y especialmente en nuestra NACIÓN.
Padre
CÉSAR A. DÁVILA G. Guía Espiritual y Fundador de AEA