Cartelera digital de Asociación Escuela de Auto-Realización - enero 2022

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AEA
ASOCIACIÓN ESCUELA DE AUTO-REALIZACIÓN

SALUDO DE AÑO NUEVO

Mis queridos estudiantes, pido a Dios para todos y cada uno de vosotros, que ese Dios Bendito os dé muchas bendiciones, bendiciones de comprensión del papel que hemos venido a desempeñar aquí en esta tierra, de lo efímero que es nuestro vivir sobre esta tierra, de la necesidad que tenemos de ir puliendo nuestro espíritu, cultivando nuestro espíritu para que dé frutos.

Mis queridos estudiantes, espero que este año sea para vosotros lleno de bendiciones.

Pero tenéis que poner de vuestra parte éste pequeño esfuerzo que Dios os pide: ser fieles a vuestra meditación, a vuestras prácticas y luego también fieles en el cumplimiento de esas leyes de Dios. Esta es la condición sin la cual nosotros no podemos esperar que el día de nuestra despedida de esta tierra, sea pues un día feliz, -pero esperamos ser felices y ser felices siempre-.

El camino está trazado lo que nosotros tenemos, es que perseverar en ese camino y seguir siempre con la consigna ADELANTE.

Padre CÉSAR A. DÁVILA G.

Guía Espiritual y Fundador de AEA

ENERO 1 MARÍA,

MADRE

DE DIOS

María es nuestra Madre.

¿Puede un hijo no amar a su madre?

¿Puede no respetarla?

¿Puede dejar de obedecerle?

María por su título de Madre de Dios y madre nuestra es acreedora al mayor respeto, al mayor amor, a la mayor veneración…

PadreCésarA.DávilaG. https://www.youtube.com/watch?v=zRnbMI4PlI4

ENERO 3

EL SANTO NOMBRE DE JESÚS

No hay en el mundo un nombre ni más grande, ni más dulce, ni más misericordioso que el Nombre de Jesús.

Invoquémosle con todo respeto. En las tentaciones, en las enfermedades… en las ansiedades y temores invoquemos el Santo Nombre de Jesús.

Repitámoslo con amor y respeto: mientras más se repite este dulce nombre, más encantos y amabilidades se descubren en él…

ENERO 6

EPIFANÍA

Dios en la serie de los siglos, ha colocado grandes modelos de fe para que nosotros sigamos su ejemplo; entre estos modelos de fe sobresalen los santos Reyes Magos. Pudiera yo llamar la fiesta de hoy, fiesta de la fe. Los santos Reyes Magos son modelos de nuestra fe. Su fe es universal, su fe es pronta, su fe es práctica. Nuestra fe debe ser idéntica a la suya. Debe ser universal, es decir, debe extenderse a todas las verdades reveladas por Dios. Debe ser pronta, es decir, debemos creer inmediatamente todo cuanto nos propone creer. Debe ser práctica, es decir, debe manifestarse en obras…”

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

ENERO 9

BAUTISMO DEL SEÑOR

Cuando el Padre Celestial envió a su propio Hijo acá a la tierra, Él mismo se encargó de manifestar ante los hombres muchos signos por los cuales ellos conocieran que aquel era su propio Hijo, enviado suyo, destinado a cumplir la misión de llevar a los hombres hacia Dios. Hay muchos testimonios que demuestran esta verdad. El Padre Celestial se encargó -puesde que ese Hijo fuera conocido por los hombres, por esos mismos testimonios que de ellos iba a recibir, y entre estos está el testimonio de Juan.

Juan había venido en el mismo tiempo en que apareció el Señor en la tierra. Juan comenzó predicando a las orillas del Jordán y bautizando a quienes venían pidiendo el bautismo, y luego predicando allí la penitencia. Bautismo y penitencia que eran necesarias para que los caminos de Cristo estuvieran listos para que el Señor apareciera en medio de los hombres.

Juan, mis queridos hermanos, dio el testimonio de que ese Señor, ese Mesías, a quien los profetas habían anunciado estaba ya presente en medio de ellos. Y él les anunció de distintas maneras, que ese Señor ya había aparecido, y envió a sus discípulos para que se cercioraran personalmente de la presencia de ese Cristo en medio de ellos. Y los discípulos, también volvieron a dar testimonio de la presencia del Señor en medio del pueblo.

Y esta vez el evangelista San Juan nos relata cómo el discípulo aquel del Señor, Juan el Bautista, estaba en el Jordán y cómo había él presenciado que sobre aquel que él derramó el agua del bautismo, fue también santificado por la presencia del Espíritu Santo.

He contemplado -dice él- al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma y se posó sobre Él, ese decir, sobre ese Jesús a quién bautizar. Yo le conocía a nadie pero el que me dio a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y sobre Él, ese al que es de bautizar con Espíritu Santo”. De manera que, Juan comprendió perfectamente que ese Cristo estaba presente en medio del pueblo, y anunció la presencia de ese Cristo al pueblo. Nosotros, mis amados hermanos, después del testimonio de Juan conocemos también de esa presencia el Señor en medio de nosotros, pero muchas veces nosotros no nos damos cuenta suficiente de esto, y vivimos según una apreciación completamente diferente que nos formamos sobre ese aspecto. Creemos que ese Cristo ya una vez que vino, hace 2000 años, subió al cielo y que cumplió su misión; esto no es así queridos hermanos. Ese Cristo a quién anunció Juan presente en medio del pueblo, ese Cristo está presente también el día de hoy. Él está cumpliendo su promesa de estar con nosotros hasta la consumación de los siglos. Y Él está de una manera real, presente también en el sacramento de la Eucaristía.

Nosotros debemos de tratar de vivir según esta convicción. Este hermano mayor nuestro, ese Cristo continúa presente en medio de nosotros, y continúa siendo nuestro compañero en todas nuestras luchas, en todas nuestras dificultades, en todos nuestros problemas y tentaciones, y en las distintas circunstancias que rodean nuestra vida. No estamos solos -mis queridos hermanos- en nuestra peregrinación hacia Dios, estamos con Cristo y con Él podemos triunfar siempre. Pero para esto es necesario que vivamos incorporados a Cristo, que seamos miembros vivos de Él, que seamos como Él lo dice: “Sarmientos que estamos adheridos a la vid que es Él”. Y si esto no lo hacemos esto, no podemos participar de su propia vida y de su presencia divina entre nosotros.

Que Él nos ayude a comprender mejor esta doctrina, de su presencia en medio de nosotros, de esa presencia que una vez anunció Juan el Bautista, de esa presencia que continúa todavía el día hoy, y que continuará hasta la consumación de los siglos.

ENERO 25

CONVERSIÓN DE SAN PABLO

ÉL es el dueño de la vida, el autor de la vida, el que tiene la vida. Yo Soy el camino, Yo Soy la verdad, Yo Soy la vida, Yo Soy la vida. Y el que tiene la vida, el que es la vida, tiene poder para dar la vida.

Ahora bien, no hay nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, ningún profeta, ningún maestro nadie que haya dicho con propiedad “Yo Soy la vida. Hay una pregunta también sobre esto y hemos de aclarar más, y San Pablo tenía este hecho de la resurrección de Cristo, como el hecho fundamental de todo el Cristianismo y decía: “Si Cristo no resucitó, es vana nuestra fe e inútil nuestra predicación”. De tal manera que a él se le aparece, con él conversa y le inicia, el Cristo, el Gran iniciado por el Cristo resucitado. Él iba con el odio contra los cristianos, en el camino de Damasco y llevando en sus bolsillos los pergaminos con las órdenes para apresarles y para matarles; en el camino de Damasco, una luz, un temblor, le cae al pobre hombre, fulminado como un rayo: “Saulo, Saulo” , -una voz- “¿Por qué me persigues”, se ilumina, y luego le ve a este Cristo resucitado y él deslumbrado por ese resplandor, queda ciego y entabla el diálogo y le dice: “Quien eres Tú que dices esto, quién eres Tú para que te persiga” , le dice. “Sí, Yo Soy esos cristianos a quien tú vas a matar y a quien tú tienes órdenes” .

Entonces, ya una vez que recibe esa iluminación, él vuelve se arrepiente y recibe esa iluminación; y dice esa luz divina que regrese, que vaya a Jerusalén, ahí va a encontrar un profeta, Ananías. Ananías dice y habla con él, y el hombre que cayó del caballo y venía con otro grupo también y la guardia y le vio a éste hombre, dice: que le pasa, que no se ha tropezado con el caballo, ni nada; estaba atontado, estaba lelo, estaba echando espuma, es decir estaba todo él y ciego, ya no veía nada, ciego físicamente, ciego físicamente y seguramente no pronunciaba ninguna palabra, sino que se fue con indicaciones y se fue a Jerusalén donde Ananías. Y Ananías al mismo tiempo, recibe una iluminación, un aviso y le dice: “va a venir a verte un hombre, ese hombre es Saulo, recíbelo”. “Pero Señor, -le dice- si este es el más forajido, cómo voy a recibir a este forajido que está haciendo tantos desastres con tus discípulos, cómo es posible” “No, -le dice- ahora ya no es un forajido, es un vaso de elección, éste llevará Mi Nombre a los Gentiles”. Entonces ahí le recibe. “Hermano mío, -le dice ya después que le recibe con sus manos- Saulo ya ven Saulo, ya tengo aviso de que tenías que venir, ven”. Entonces él le bautiza y cuando le bautiza se abren los ojos.

Y ese hombre, miren ustedes que era fariseo, de la escuela de Gamaliel. Esa escuela también intransigente de fariseos, que tenían más de 600 preceptos enclavados ahí, para que esos como carga pesaran sobre el pueblo. Entonces de esa escuela, fariseo como el más, se convierte, y luego queda iluminado. Pero ahí la iniciación de Pablo es la más grande de las iniciaciones y espectacular de las iniciaciones cristianas, entonces en ese momento recibió él, la iluminación total.

PADRECITO DÁVILA G.

LA ORACIÓN DE JESÚS

¿En qué consiste la Oración de Jesús? La Oración de Jesús consiste solamente, en repetir ésta invocación: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí.” A veces, los que han escogido la Oración de Jesús para meditar, dicen solamente: “Señor Jesús, ten piedad de mí,” y luego añaden: “Hijo de Dios, ten piedad de mí.”

La Filocalia y El Peregrino Ruso, se han encargado de recomendar y de difundir entre los cristianos, éste método de oración.

Pero hay algo importante que es preciso anotar y es lo siguiente. También, los Padres Primitivos de la Iglesia griega y los meditadores que le siguieron en los siglos posteriores, tienen mucho cuidado, primero: de adoptar la postura adecuada corporal, para meditar. En segundo lugar, combinan con la Oración de Jesús, el ritmo respiratorio. En tercer lugar, aconsejan que esa oración, hay que decirla con los ojos cerrados. En cuarto lugar -y esto, es lo más importante- no hay que intercalar nada, absolutamente nada, fuera de esas palabras invocatorias a Cristo: Señor Jesús o Jesucristo ten piedad de mí. Esto, aconsejan repetir durante toda la oración, sin interrupción.

Querido hermano, si tú prefieres hacer ésta Oración de Jesús, tienes total libertad; solamente te haría una ligerísima advertencia, advertencia que es el resultado de una práctica de largos, largos años de meditar. Podría enunciar mi pensamiento, en éstas palabras: cuanto más corta sea la expresión, la frase o las palabras que tú escojas para sincronizar con la respiración; las palabras o la frase que has escogido, mientras más corta sea, mayores y mejores serán los resultados.

Ten en cuenta ésta observación que hace un hermano tuyo, a través de su larga práctica en meditación. Te aconsejaría entonces, escoger para meditar, inclusive el solo nombre de nuestro Bendito Señor. Nombre según la expresión de Pablo, que está sobre todo nombre.

Voy a indicarte cómo vas a emplear entonces, éste Bendito Nombre, cuando meditas.

Primero, sigue las indicaciones sencillas de relajación de las distintas partes del cuerpo. Después, respira conmigo profundamente 1, 2, 3, 4, 5, 6 veces. Concentra tu atención en el entrecejo, llamado también el centro crístico. Observa luego, como entra y sale el aire a través de las fosas nasales. Observa y respira profundamente 1, 2, 3, 4, 5, 6 veces.

Siempre con la mirada fija en el centro crístico, vas ahora hacer lo siguiente: Al inspirar di la primera palabra del Bendito nombre de Jesús, di la palabra JE. Al expirar, SUS, Je-sús. Voy acompañarte en esto, unas pocas veces. Ten en cuenta, de que ésta pronunciación es solamente interna, ésta pronunciación es una pronunciaciónmental. Comenzamos entonces. Je-sús, Je-sús, Je-sús, Je-sús, Je-sús, Je-sús. Sigue repitiendo con la mente, como te indico, sincronizando con la respiración, estas dos sílabas. Practica todo el tiempo. Cuando termines la meditación, agradece a éste Bendito Señor por éste momento que Él te ha concedido, por ésta sintonía con Él.

P. CÉSAR A. DÁVILA G. Guía Espiritual y Fundador AEA

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