Cartelera digital de Asociación Escuela de Auto-Realización - junio 2024

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MÁS ALLÁ DE LOS TÍTULOS, DE LAS DIGNIDADES, DE LOS HONORES, DE LAS GRANDEZAS, DE LAS RIQUEZAS,

ESTÁ ESTE TÍTULO, ESTA DIGNIDAD, ESTE HONOR, ESTA GRANDEZA, ESTA RIQUEZA DE SER Y DE SENTIRNOS “HIJOS DE DIOS”. Padre CÉSAR A. DÁVILA G.

ASOCIACIÓN ESCUELA DE AUTO-REALIZACIÓN
AEA

Nuestro espíritu es algo de Dios mismo, Es su propio aliento, su espíritu, la chispa divina que brilla en cada uno de nosotros.

Vida y Muerte expresan solamente lo efímero, lo transitorio, lo aparente, aquello que nace, crece y muere: el cuerpo.

¡Este no es el hombre verdadero!

El hombre verdadero no es el meteoro fugaz que brilla un instante y desaparece con la vastedad del espacio,

No es la nube viajera que se desvanece sin dejar huella alguna, No es el último canto del cisne,

No es la ola que se rompe en el acantilado para perderse luego en el océano sin riberas.

El verdadero ser comenzó su peregrinaje allá en las riberas sin fin del Mar Infinito.

Su existencia tiene su origen en la Mente Divina, su peregrinaje no termina cuando abandona el cuerpo físico sino cuando termina el ciclo de su retorno al Infinito

Su eterna morada…

Padre CÉSAR A. DÁVILA G. Fundador y Guía Espiritual AEA

El signo de la Eucaristía, es el pan y el vino. Él establece estos dos signos para invocar, para que invoquen Su presencia. Pero Su presencia especial, especialísima.

Miren ustedes, es que es una cosa TAN ADMIRABLE esto ¿no? Ningún maestro miren ustedes, absolutamente ningún maestro, ni el Buda, ni Mahoma, ni Krishna, ni Ramakrishna, ninguno, ninguno de los grandes maestros de la humanidad, ninguno de los grandes avatares de la humanidad han llegado -digamos- a conformar un signo tan poderoso como éste signo que estableció Cristo para realizar –digamos- realizar efectivamente Su presencia, el acto de Su presencia con los discípulos, el acto de Su presencia con aquellos que le siguen, con aquellos que son, que son suyos. NADIE ha realizado como REALIZÓ CRISTO, éste: ¡SU PRESENCIA!

Bueno, Él miren ustedes, Él toma en la Última Cena pues, toma un poco de pan ¿no? y toma también una copa de vino, y Él pronuncia esas palabras que pronuncia el sacerdote, esas palabras de la consagración: estoesmicuerpo,estoesmisangre. Entonces, les da a los discípulos.

Recuerden ustedes que en esa experiencia que realizamos precisamente con María Eugenia. En esa experiencia que realizamos, entonces cuando los apóstoles comulgaron, los apóstoles se transformaron y se iban, iban ya a sus puestos llenos, llenos de ALGO que no tenían antes, ¡y eran LUZ, eran como unas lámparas encendidas! Unas lámparas que, en los cuales se había encendido una luz que antes no tenían ¿no? Eran transparentes después de que recibieron la comunión, porque entonces el Cristo comunicó –digamos- a ese pan, y comunicó a ese vino –digamos- el PODER, el poder de TENER SU PRESENCIA, de aprisionar SU presencia… El poder de contener Su presencia le dio a ese pan, y le dio a ese vino, ese poder de contener SU presencia. Y luego, por eso después, los primeros apóstoles ejercen este: la Eucaristía, y realizan la Eucaristía para seguir precisamente utilizando de ese mismo poder que les dio Cristo. Entonces ellos instituyeron los primeros ágapes, los ágapes cristianos.

Bueno, entonces, les digo a ustedes ¿no? que en ese signo del pan y del vino, ÉL IMPRIME –digamos- EL PODER DE QUE SE

EN ESE SIGNO DEL PAN Y DEL VINO SU PRESENCIA.
CONTENGA

Y esto francamente a nosotros nos parece muy difícil y quizá desde un punto de vista, imposible. Pero, cómo puede un maestro, cómo puede decir -¿no?- cómo puede pronunciar, bueno: haganustedes esto.Cojanunpocodepanyunpocodevinoypronuncienéstas palabras, entonces , Yo estaré inmediatamente en eso, especialmenteenesesignodelpanyenesesignodelvino.

Entonces, esto es lo que se hace precisamente en la Santa Misa. Se invoca en ese signo, la presencia de Cristo, porque es una invocación que realiza el sacerdote de la presencia de Cristo, las palabras que pronuncia la consagración.

Entonces, en esa invocación de Su presencia, decir ese mantram. Porque la consagración, las palabras de la consagración tienen un poder mántrico, pero un poder de un mantram tan poderoso, que inmediatamente produce esa Presencia. Inmediatamente produce de tal manera esa Presencia, que bueno, allí decimos nosotros que Cristo en realidad ESTA ALLÍ, ¡Y ESTÁ PRESENTE! ¡Y EN REALIDAD ES ESO, EN REALIDAD ES ESO!

Entonces, nosotros con ese signo podemos identificarnos más con ÉL. Recibimos ese signo, y nos identificamos mejor con ÉL.

Claro, no hubiera habido necesidad de ese signo, si los hombres, si la humanidad hubiera creído, –pues digamos- fuera espiritual. Si estuviera en un grado de evolución tal, que no necesitara de signos y nada, sino que hubiera hecho su meditación, hubiera hecho su concentración y nada más. Y con eso hubiera tenido ya la presencia de Dios en él.

Pero, es que el hombre no es así. El hombre necesita siempre de éstas cosas, de estos símbolos ¿no? Entonces, por eso instituye Él esos símbolos y les dice, bueno: allí, una vez que se pronuncie este mantram –se pronuncia estas palabras de la consagraciónentonces Yoestaréenesesigno . Y por eso entonces, Cristo está presente en ese signo.

Y cuando la persona recibe a Cristo, cuando la persona recibe ese pan y ese vino consagrados, se conecta también con esa presencia de Cristo, y recibe también esa fortaleza de Cristo.

Y luego, por eso nosotros pues, nos acercamos a la comunión. Porque –como digo-, POR MEDIO DE ESE SIGNO MÁNTRICO ESTÁ LA PRESENCIA DE CRISTO ALLÍ, TOTAL, PLENA.

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

“No penséis que los maestros cuando han dejadoesteplanohanmuerto.¡No!Decirque elmaestrocuidadesudiscípulo,desuchela, sólo mientras vive es una tamaña equivocación.Todoslosmaestrosvivenenlos planosenqueserequieresupresencia.Decir quesóloviveunmaestro cuando está en el planofísicoesunerror,aunqueesduraesta palabra… ¡Los maestros no mueren…! ¡Los maestrosviven!

Ytengamosestobienpresente:Eltrascenderunplannoeslamuertedeunmaestro;yquienafirmaraestosencillamenteestá enunagraveequivocación.Losmaestrosvivenyviviránsiempre,ynosacompañaránsiempre.

Por eso digo, que para estar en comunión con un maestro no necesitamos sino vivirlo, no necesitamos sino sentirlo, no necesitamossinohaceresto:Abrirlaspuertasdelcorazón,abrirlaspuertasdelespírituydejarquesuluz,quesusintoníavenga anosotros,entoncesestaremosencomuniónconnuestromaestro”.

PadreCÉSARA.DÁVILAG.

UN PACIENTE ORIGINAL

“No es este el lugar para hacer un recuento de lo que fueron estos tres “largos” meses de sufrimiento que vivió el Padre Dávila. Seguramente lo más valioso permanecerá en nuestros corazones. Dejemos a un lado los hechos fríos, cronológicos de su enfermedad… Dejemos el pasado, pues cada instante de ese pasado, para quienes vivimos la “experiencia de la muerte” del Padre Dávila, serán una eternidad que no se borrará, porque está grabada con caracteres indelebles en los pliegues más recónditos de nuestro espíritu… Entonces, ¿para qué traerlos a la memoria…? Veamos mas bien, las resonancias que esos hechos produjeron en nuestro ser. Sí, ¡cuánta riqueza humana y espiritual vivimos junto a nuestro querido Padrecito! No faltaron momentos de profunda reflexión, de tristeza, de gozosos reencuentros, de esperanzadoras señales de recuperación, ni siquiera momentos de hilaridad faltaron, suscitados muchas veces por el peculiar sentido del humor de nuestro querido gurú…

No sabemos cuánto hayan comprendido los médicos y las enfermeras que lo atendían: jamás, pues, se sometió a ninguno de ellos. Es que este extraordinario hombre no nació para ser paciente de nadie… a nadie cedió el control sobre su cuerpo y menos sobre su mente y sus actos. He aquí como uno de sus médicos, alguien que tuvo las agallas de ir más allá de la ciencia, en la cual naufragaron otros, se explica tal actitud:

ElPadreDávilallegóporquintavezalaclínicaochodíasmástarde,el25deabrilde1999.Estaveztuveelprivilegiodeconocerle yatenderleprofesionalmente.Loencontréconunadesnutriciónpavorosa,completamenteatrofiadoyanémico,conunsevero deteriorodelafunciónrenal,nuevamentedeshidratado,yhayquedecirquecadaepisodiodedeshidratación,lesionabaaunmás su pobre función renal, tenía cifras muy altas de glucosa en sangre… Para su concepción existencial de profundas raíces orientales,losinvasivosprocedimientosmédicosqueejecutábamosalparecereraninaceptablesyloscuestionabasiempre…Y ahora,yomepregunto:¿noseráqueatisbabaya,yesperabaimpaciente,lallegadadeSuHermanalaMuerte”?Cuandosele diodealtacuatrodíasmástarde,el28deabril,habíamosdadounpaso:aceptólainsulinadiaria.Además,meofrecióalimentarse apropiadamenteyreiniciarlaactividad.Nolocumplió,lovisitéunpardevecesensucasaparavigilarlaterapianutricionaly metabólica,perolosresultadosnoeranlosesperadosysuestadonutricionaleracadadíapeoryteníaunainfecciónpulmonar…”

Sí, el Dr. Genaro Cuesta, tiene razón, el Padre Dávila vivía con impaciencia el momento del abrazo divino que lo sabía ya cercano. Es verdad, quería vivir, pues amaba la vida. ¡Y cómo! Pero sólo sí esa era la voluntad de Dios, para su gloria y su servicio, en el servicio a sus hermanos. Hacemos nuestras, una vez más, las palabras de este honesto profesional para concluir este acápite: “Sin embargo en casa, escondida entre los choclosyretozandoconlosperros,loesperaba yasu“HermanalaMuerte”. Quizáporesosalió entusiasta, dispuesto a dar con ella el paso al siguiente nivel existencial, que tanto había vislumbrado. Lenta y pacíficamente, como un pabilo, su vida se fue extinguiendo. Cuando se apagó,adiferenciadelpabilo,quedólaluzque ahoramarcaconclaridadelsenderodesusmiles dediscípulos…QuieraDiosquepartedeellame llegueeiluminetambiénelmío”.

En verdad, cualquier puntualización que queramos hacer, con respecto a su enfermedad y padecimiento, nunca será la más acertada, quizá ni nos aproximemos siquiera.

El Padrecito, el gran protagonista, tan dueño de sí, aun frente al malestar y disgustos que le producían en aquella casa de salud, solo nos dio a comprender que eran meros formalismos, que todo lo que hicieran no contribuía en nada a cambiar su ruta ya trazada, empero de ello, lo hizo, estamos seguros con el afán de que sacáramos de aquella situación, alguna enseñanza. ¡Vaya, el maestro! Aun ahí, en esos momentos tan duros, no dejó de entregarnos su amor.

EL MAHASAMADHI

El mahasamadhi propiamente dicho empezó unos cinco días antes del dos de junio: Cerró sus ojos, rompió toda relación “personal”, hasta con sus discípulos más íntimos, que cuidaban de los últimos días de la vida frágil de su cuerpo, no probaba bocado y la mayor parte del tiempo pasaba sumergido en su profundo silencio… A veces, dormía profundamente. Como un niño… Su voz perdía fuerza, su cuerpo se debilitaba aún más… Pero en ningún momento perdió su lucidez.

El último domingo, previo a s partida, nos atrevimos a interrumpir su sagrado silencio, para preguntarle (con el objeto de tener una respuesta explícita como en otras ocasiones), si quería ser internado una vez más en la clínica… Con voz fuerte y clara, acompañada de una mirada fulminante afirmó: “Aquí estoy en mi casa, entiendan, aquí estoy en mi casa”. Comprendimos que todo estaba escrito, era cuestión de horas.

Otros incidentes que se suscitaron, demostraron la profunda lucidez del Padre Dávila, que preferimos guardar en nuestro corazón. Quizá, sea importante dejar constancia de cómo la tarde de ese domingo, recibió la visita de su sobrina Gladys, para darle la noticia de la muerte de su hermana mayor, Carmelina, y que el Padre Dávila acogió con estas palabras: “Ya está descansando en el Señor” , sin dejar de añadir palabras de consuelo para sus parientes.

Al día siguiente, también recibió a otro de sus estudiantes, a quien agradeció la visita y le pidió que le dejase a solas.

A partir de entonces, supimos que lo más grande que podíamos hacer por nuestro querido gurú era dejarlo a solas con su Dios, estaba en la recta final; así que decidimos dejarle incluso el espacio físico suficiente, respetando profundamente el trance que conducía con total maestría, como había hecho con su vida.

Después de haber pasado una noche consciente, con intervalos de “sueño profundo”, el día miércoles 2 de junio a las 14H30 exhaló su último aliento… El Padre Dávila, descansaba ya en paz: en los brazos de su Hermana la Muerte, se remontó hasta el cielo donde contempla “cara a cara” a su Padre Bendito.

¿Dónde está, oh muerte tu aguijón?”

XXVII Convención Ponencia AEA Quito

Rindamoshomenajealautorcuyaplumasehizopoesía,en“PalabraEterna”.

Sehumedecióenlosóleospara“ElLagoSagrado”y, sehizopentagramaen“GuíaalInfinito”. Digámosleensilencio,quealestudiarsuslibros:“LasllavesdetuReino” sevuelvenllamaradas;y, anteOraciónCósmica”estamosderodillas.

Digámosleensusurros,quesu“DiosVivencial”, esunríodelucesqueserompeendestellosynosabrazaelalma… (Rev.“YogaparaHoy”N°30)

¿QUIÉN ERA EL PADRE DÁVILA?

* El Padre Dávila fue el altavoz de la voz del Padre Celestial… “Somos peregrinos hacia la luz… decía… ese caminar lento, fatigoso, difícil hasta la hora del despertar… hasta que logremos poner el pie en tierra firme”.

Como un espejo reflejó la Luz Divina para que sus destellos lleguen a nosotros sus hermanos menores apoyándonos para que demos el SI a la invitación divina de vivir en la LUZ, como ciudadanos del Reino, ciudadanos de la Eternidad.

El Padre Dávila fe esa transparencia clara, pura, sin opacidad que deja pasar la Luz de Él y nada más (Myriam Dávila, su sobrina)

* Es un sacerdote, teólogo y pastor católico, que no entiende el ecumenismo en términos de indiferentismo y de descenso hacia un terreno común sin importancia; más bien provoca encuentros decisivos para la fe… (Mons. Luigi Sartori, sacerdote italiano)

* Auténtico y purísimo gurú, con la misma amabilidad y armonía sabe decir una verdad que ilumina como acariciar la cabeza límpida de un niño…

Vive a Dios este sacerdote admirable, este ser que, llamándose Padre César Augusto Dávila Gavilanes, nos ofrece el modo de vivir a Dios…

Con cuánta unción su presencia por esa tierra de poetas y soñadores eximios… con cuánto amor se le recibe, se le escucha y se le guarda… (Rigoberto Cordero y León, poeta cuencano)

* Cuando yo sea Papa canonizaré al Padre Dávila. Ustedes tienen la suerte de tener siempre un hombre santo junto a ustedes. (Mons. Francesco Gioia, teólogo italiano)

* …Dios te ha comenzado a pagar, después de haberte probado, espero que esta dignidad que ahora te a dado el talento y tu escondida virtud, servirá para que con más ahínco te dediques a servirle, dando a conocer ese acervo de sabiduría que tanto admiro y por lo mismo, un orgullo para mí tener de amigo, de hermano a un sacerdote de tu espíritu e intelectualidad… (Rmo. Luis Proaño, sacerdote mercedario)

* Tenemos tanto en común que las distancias geográficas no importan. A menudo pienso que usted y yo somos almas hermanas… (Swami Veda Bharati)

COMENTARIOS SOBRE SUS ENSEÑANZAS

* … el Padre Dávila realiza una notable contribución para una nueva comprensión de la “vía mística” …

Todo el método de oración propuesto por el Padre Dávila se apoya sobre el presupuesto explícito de un Amor omnipresente, que nos precede en todo y siempre…

La doctrina del Padre Dávila no hace de Dios un objeto, un anónimo y fundamento neutro del cosmos de los seres; y, aunque a veces evoca el concepto del “Ser”, él lo presenta siempre como personal, el “Él” con el cual se pone en relación viva nuestro y, justamente para que también nosotros alcancemos la plenitud de “yo personal” … (Mons. Luigi Sartori, sacerdote italiano)

“LaEscueladeAuto-Realización.QueeslafundacióndeldoctorDávila,tienecomofinalidadlapreparaciónyformaciónintegral delapersonahumanaensutripleaspecto:físico,mentalyespiritual.Comoescuelademeditación,tiendeaproporcionarala persona,yenespecialalcristiano,aquellosmétodosempleados,incluso,porlasfilosofíasymísticasorientales,parapreparara lapersonaalaconcentraciónmentalyespiritual,alaabstraccióndetodoloqueledistraigaenelambienteexterno,afindeque puedallegaralameditaciónprofundayaldiálogointeriorconDios,alaoracióncontemplativaquehancultivadolosmísticos cristianos.

Enestesentido,eldoctorCésarDávilapensóquepodíaelevarsuAsociaciónEscuelaaunInstitutodevidaconsagrada.Estolo intentótambiéncongestionesquerealizóenlaSantaSede.Pero,fielasuvocación,alavocaciónalaqueDioslehabíallamado, élformótambiénamuchosdiscípulos,amuchosseguidores,enestacorrientedeautorrealizacióny,sobretodo,demeditación cristiana.”(Mons. Antonio González, arzobispo de Quito)

* El Padre Dávila como hombre de Dios transmite con diafanidad el evangelio. (Mons. Pedro Rubiano Sáenz, sacerdote colombiano)

* El maestro ecuatoriano, el padre César Dávila Gavilanes, se presenta como un catalizador eficiente entre las direcciones filosóficas y religiosas del pensamiento religioso de Oriente y Occidente… Un maestro que ha bebido en la Biblia y en los Upanishads. Un maestro vital, nada libresco. (César Andrade Cordero, escritor cuencano)

* Sí, Hermana llama el Padre Dávila a la Muerte, hermana mayor sonreída, que toma esa mano sin mano para llevarnos hacia una puerta que se abre silenciosamente, con especiales ternuras que no deben confundirse con lamentaciones ni loros… para ello trae ejemplo de lo que vio por la India de milenaria sabiduría, donde el morir está rodeado de amor y de amores tales, que el espíritu se va por sus reinos en medio de cánticos, aromas y bendiciones… El Padre Dávila enseña que morir es vivir… Mata a la Muerte en su antigua concepción y siembra la vida del espíritu… (Rigoberto Cordero y León, poeta cuencano)

* El evangelio es el amor que él nos ha enseñado, con sus palabras y, ante todo, con su vida: Id enseñando a la gente de hoy a practicar todo lo que yo he enseñado. Y con vuestra vida, ente todo con vuestro ejemplo más que con nuestra palabra, enseñemos al hombre de hoy a meditar, para que vivamos la paz que necesita el hombre, la familia y el mundo de hoy. (Padre Mauricio Arias, sacerdote colombiano)

* Quienes por bondad del Altísimo hemos sido su familia carnal, queremos decirle con el corazón: Gracias, por sus enseñanzas en la forma en que pudimos entenderlas; su carácter moldeó nuestro carácter y el ALFARERO DIVINO moldeó estas vasijas burdas. Hoy vemos con esta familia espiritual multiplicada por sus enseñanzas, que realmente es usted un escogido de Dios… (Sus sobrinos Dávila Soria)

* Guiados de la mano por un antiguo y hondo maestro, como es el querido amigo del alma, Rvdo. Dr. César A. Dávila G., caminemos en silencio, no musitando oraciones, sino siendo nosotros mismos oración y silencio, adoración y amor. (Padre Marco Vinicio

Rueda s.j. ecuatoriano)

“Vivolagranfelicidaddemisacerdocioporquehecomprendidomejor,hecomprendidodeverdad:¡Quién esNuestroBenditoSeñorJesucristo!¡QuiénesNuestroBenditoPadreCelestialqueseentregaenSupropio Hijoacadaunodenosotros!Y¡QuiénesNuestroBenditoSantoEspíritu!”PadreCÉSARA.DÁVILAG.

Quito, enero de 1952

Quito, noviembre de 1955

Baños, 5 de diciembre de 1981

Pandit Beck Pati Sihna José M. Cuarón Card. Pablo Muñoz Vega

4abrilde1978.3:40am.-

Tú,PadreBenditoeres:ElVerbodeTupropioVerbo,estásentupropioUnigénitoHijoporestotienesconÉlycontuDivino Espíritu de común, tu propia naturaleza. En Ti y sólo en Ti se realiza de modo infinito y perfectísimo: el de estar todo, absolutamentetodoenestasDivinaspersonas.YestasDivinaspersonastambiénestántodoenti.EreselTododetodo:ElAmor detodoamor,elGozodetodogozo,laLuzdetodaluz,laRealizacióndetodarealización,laPerfeccióndetodaperfección,la Sabiduríadetodasabiduría,laPazdetodapaz,laArmoníadetodaarmonía,laPlenituddetodaplenitud,laEsperanzadetoda esperanza,laFedetodafe,enfin,eresTododetodo.Sinembargo,aunqueestásentodaforma,ereselsinforma;aunquevives entodavida,noestáslimitadoporningunavida;aunqueanimasatodoser,ningúnsertelimitaporningunaparte;ereselBendito inefable,inexpresable,impenetrableenelgranmisteriodeTupropioSer.Estásmásalládetodoloquepuedalimitarteo circunscribirte.

PadreCÉSARA.DÁVILAG. DiarioEspiritual1978

DIOS,SUPREMAATALAYAENELGRANDRAMACÓSMICO

12setiembre1977Baños,8:25pm.-

ElDiosBenditocontinúaescribiendolosdistintosepisodiosdelGranDramaCósmico,encadaunodenosotrosyencadaunode losseresquenosrodea.Sulibro(nosotrosytodaslascosas)serenuevatodoslosdías,todoslosdíasseescribensuspáginas. Páginascompletamentenuevasamedidaquevandesgranándoselosminutos,lashoras,losdías,lossiglos.

Esosí,hayquetenerencuentaquelasutiltramadeSuomnipresencianoconocetiempoyespacio.

Esatramauneelpasado,elpresenteyloqueviene.

SiAgustínnosinvitóaadoraralabellezasiempreantiguaysiemprenueva:Aestamismabellezahayqueadorarlatambiénen todasycadaunadesusmanifestacionesnosolodeayer,sinodehoyydesiempre.

Yoleveoyleconcibodominándolotodo,desdelaSupremaAtalayadeSugloria,desdelaCoordenadaInfinitadesuVerdad, desdeelHitoSupremodeSuOmnisciencia.

Hacefalta,muchafalta,laliberacióndelhombredelascadenasdesumenteparaquepuedaverlascosascomoson,nocomo ledanviendootrosquelasvenasumodo,desdeluego.

PadreCÉSARA.DÁVILAG.

DIOSYELVERBO
DiarioEspiritual1977

Maestro en el arte de la Oración Contemplativa, el Padre Dávila abraza fraternalmente a todas las tradiciones religiosas y promueve la Meditación, no sólo en la vida cristiana sino como la Llave Maestra para acceder al conocimiento de lo Divino.

… Simiramosdesapasionadamentelascosas,veremosqueparaDiosnohayfronteras.QueparaÉlsonlomismo uncatólico,unhindú,unmahometano,unbudista,quecumpleconloqueDioshadispuestoyqueanteÉlno hayacepciónalgunadepersonas…P.CÉSARA.DÁVILAG.

ElapóstolPablodecíadesusfielesdeCorinto, Hablándolesasimismoenlaintimidad: Vosotrossoismicorona, Mgloriaymirecompensa.

Yopuedodecirotrotantodecadaunodeustedes: Vosotrossoismicorona,vosotrossoismigloria, Vosotrossoismirecompensa… P.CÉSARA.DÁVILAG.

…profunda alegría, por estar nuevamente con ustedes, en compañía de ustedes. Saben y tengo que repetirles lo que les he dicho quizá, alguna vez: que ustedes no están lejos de mí, sino todos, todos están presentes; y con una presencia –digamos- mucho más real, mucho más efectiva que cualquier otra presencia. Esa presencia física muchas veces, no es verdadera presencia… nada o casi nada significa la presencia o la ausencia real de una persona, nada o casi nada; cuando hay esa presencia espiritual, entonces podemos decir, ésa si es presencia real, es presencia efectiva.

Una madre está constantemente en el corazón de su hijo, o de su hija. Y el hijo está constantemente en el corazón de su padre, o de su madre. Y esa presencia del hijo o de la hija, y del padre y de la madre, estas sí son verdaderas presencias. Porque a nosotros nos hace verdaderamente presentes en algún sitio ¿no? no el sitio mismo, ni la persona misma, sino la mente y el espíritu.

Cuando nuestra mente se comunica de mente a mente, y de espíritu a espíritu, esa presencia si es efectiva, esa presencia si es real. Y esta es la presencia que brillará para nosotros, y que será para nosotros un día: esa presencia mental y esa presencia espiritual.

Díganme ustedes, ¿Dios no está presente en todas las cosas? ¿no está presente en este gran cosmos, en el cosmos y en el microcosmos? ¡ÉL ESTÁ PRESENTE EN TODO! Y, sin embargo, nosotros no notamos esa presencia hasta el momento en que le sentimos. Cuando le sentimos, entonces decimos: si está presente Él. ¿Y cómo le sentimos? ¡Le sentimos con la mente y le sentimos con la voluntad, y le sentimos con el corazón!

Por eso les digo:yoestoyconustedes . Y estoy presente con ustedes –y les diré- todos los días, todos los días. Pero, hay momentos especiales, por ejemplo: yo no me olvido de ustedes, de las necesidades, de los problemas de ustedes, especialmente cuando

celebro la Santa Misa a las 10 de la mañana. Ustedes sintonicen especialmente a esa hora, de 10 a 10 y media, y vengan ¿no? y luego, cualquier cosa que ustedes, ustedes se encuentran en un problema –especialmente puesexpongan su problema. Lo mismo, por la mañana, por ejemplo, de 6 a 7 de la mañana ¿no? en que hago mi meditación, mis prácticas y todo; están presentes ustedes. Y los días miércoles, de siete y media a nueve y media de la noche, cuando tengo las reuniones, ustedes están también presentes con ésta presencia de que les hablo, con esa presencia no mental solamente ¿no? sino más honda, más profunda.

Por eso es que yo no les miro, les miro sobre todo sus almas, sus espíritus. Están presentes ustedes, de alma a alma, de espíritu a espíritu. Entonces, eso me llena a mí, de profundo consuelo y de profunda satisfacción.

Y cuando yo vengo, tengo el gusto y la satisfacción de venir aquí a esta hermosísima ciudad de Guayaquil, y estar con ustedes siento un gozo extraordinario. No diré cuando me voy a Cuenca, donde tengo puesto todo mi espíritu, tengo puesto mi espíritu en ustedes, mi espíritu con, en Cuenca. Y todos, están presentes.

Y yo, tengan la absoluta seguridad que yo no me olvido y no puedo olvidarme nunca de ustedes ¡JAMÁS! porque ustedes están conmigo, y yo estoy también –entiendo- yo también estoy con ustedes. Ustedes me sienten, y constantemente me sienten. Y espero que sigan ustedes así.

Y hay una razón ¿no? Miren ustedes, tengo que decirles con toda franqueza a, apropiándome de las palabras de san Pablo dice: Diosescoge –dice- alosdébilessegúnlaapreciaciónhumana,pararealizarobrasgrandes. Alospequeños,paraejecutarsus obrasmásnotables,yaquellosqueloshombresdesprecian,pararealizarsusgrandesacciones.

Es decir, Él se sirve de los instrumentos más, más débiles, de los instrumentos más pequeños, de los instrumentos que en realidad no sirven. ¿Y para qué? Dice el apóstol san Pablo, para que se vea, para que sea –dice él- que ésta no es obra de los hombres, sino es obra de Dios. Para que resplandezca siempre la obra de Dios.

¿Yo, qué tengo? Ustedes me rodean, ustedes vienen. Ustedes, ustedes desean estar, conversar conmigo, charlar un momento conmigo, tener un momento de conversación. Ustedes, ustedes hacen esto. Pero, ¿esto qué es? ¡Yo no puedo darles nada! Como

persona, es decir como hombre no puedo darles nada. PERO SI PUEDE DARLES TODO, ALGUIEN ¿NO? QUE ESTÁ TRAS DE MÍ, Y QUE NO DIRÉ TRAS, SINO QUE ESTÁ SOBRE MÍ, QUE ESTÁ EN MÍ, Y QUE, ES DECIR QUE POR QUIEN YO HAGO ESTO, A ESTO.

Y todavía no, no digo por, por Él, porque yo siempre, siempre me corrijo cuando yo digo –bueno-: voy hacer esto por Dios. Antes decía eso: voy hacer esto por Dios. ¡NO! Y yo me corrijo ahora ¿no? es que Él no necesita que hagamos algo por Él ¿no?

Él bueno, ¿qué necesidad tiene de que nosotros hagamos algo, algo por Él? ¡NO, no es así, no es ésta la expresión! Es que nosotros hacemos, yo hago por mis hermanos, ahora digo: yo hago por mis hermanos, para que mis hermanos vayan a Él y te conozcan –a Élte conozcan. Para eso hago yo, para eso realizo yo.

Entonces bueno, para mí es una dicha, es un placer extraordinario el tener esos momentos de conversación. De esa conversación íntima, de esa conversación de alma a alma, de espíritu a espíritu. Porque eso, eso acontece exactamente con ustedes, cuando estoy con ustedes y cuando estoy también con quienes me entienden. Bueno, no necesito yo ni siquiera de palabras para expresar ¡ni siquiera eso! Ustedes me entienden, me entienden muy bien; y a veces las palabras son demasiado para expresarles lo que, lo que uno siente.

Yo recuerdo que bueno, cuando visitó por, por primera vez y cuando yo comencé estos estudios –aquí- de yoga, etc., y visité a, a, al Pandit Beck Pati Sihna. Yo pues, en los 15 días que, que estuve, le entendía todo y no necesitaba que él me hablara, ni cosa parecida: Le, entendía. Una cosa parecida, acontece con ustedes.

Yo tengo que hablarles, sí, pero ustedes me comprenden más de lo que puedo decirles, mucho más. ¿Por qué? Porque existe esta verdadera unión, de espíritu a espíritu. Con esta intimidad, y con esto que siento yo, y no puedo hablar –digamos- en público donde hay un elemento tan heterogéneo, donde espiritualmente hay personas que están tan distantes.

Es que yo capto inmediatamente las ondas, la onda de cada persona. Esas ondas que emite cada uno, y esas ondas que están irradiando constantemente las personas. Hay ondas de toda clase: ondas

positivas, ondas negativas; y la mayoría, de ondas negativas. Eso no importa que sea un Templo, no importa que sea un lugar sagrado ¿no?

Yo no puedo hablar, les digo a ustedes con la confianza con que les hablo, sino con ustedes. Y no puedo hablar así con esa confianza, ya en otro elemento, porque eso no puedo. Eso no me nace –digamos-… Y yo evito, eludo eso, eludo de hablar.

Y cuantas personas dicen bueno: Padre,ustedestárodeadode muchagenteytodo. Y dicen pues: bueno,caramba,¿losqueviven cerca deben aprovechar? No, no, ¡qué, que aprovechar!, yo no tengo nada que aprovechar, que aprovechen.

Pero digo, miren, es que no es la cercanía o la lejanía física la que le hace aprovechar a una persona, sino esa unión espiritual, esa

unión íntima, esa unión interna. ¡Esa es la que le hace aprovechar! No le hace aprovechar otra cosa. Por eso, nuevamente les digo ¿no? que la distancia física, eso no significa nada, absolutamente nada.

Lo que significa es ¿no? ese acercamiento espiritual.

Y ustedes, -ahora les digo- también tienen que cultivar este mismo acercamiento espiritual, pero honda y profundamente. Tienen que realizar este acercamiento espiritual. Esto es lo fundamental en la Asociación de Auto-Realización: que ustedes se acercan, pero se acerquen espiritualmente.

Y así, como se acercan entre ustedes, ustedes tienen que irradiar este acercamiento primero a sus hogares, y luego a la sociedad. A esta sociedad que tanto necesita de que se les hable ya de otras cosas, no de estas cosas pues tan triviales de que está saturada esta sociedad. Necesita esta sociedad de que se les hable de cosas superiores, de cosas que en realidad les lleven a la realización. Ustedes tienen que irradiar de aquí. Pero ¿cómo? Uniéndose, uniéndose

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

Sí, Él enseñó el Padre Nuestro, y si Él hizo también una oración sublime, la oración que se contiene en los capítulos 15, 16 y 17, sobre todo en el 17 de San Juan. Si Él hizo esa oración sublime que nos transmite San Juan, es sencillamente porque esa oración es –digámoslo así- UNA FLORACIÓN DE AQUELLO QUE PROFUNDAMENTE SENTÍA. Era como el derramarse de un vaso de perfumes, de esos perfumes que María Magdalena arrojó a sus pies. Derramarse afuera, para que nosotros percibiéramos a través de los siglos, a través del tiempo, los perfumes de Su oración, que no brotó solamente en la periferia, sino que BROTÓ DE LO ÍNTIMO DE SU ALMA.

Y esa oración es la que nos pone en comunión con el Padre. Es solamente, esa oración vocal de Él, como el PadreNuestrouna efusión de Su alma, y desbordarse hacia fuera de Esa fuente interna infinita de verdad y de amor. ¡ESA ORACIÓN ES PUES SÓLO UNA DEMOSTRACIÓN DE LO QUE HAY ADENTRO!

La oración vocal mis queridos estudiantes, os digo de paso, la oración vocal que se contiene en muchos libros. Y espero que muy pronto, -éste mismo año- ya tengáis vosotros un florilegio de esas oraciones. Esa oración que se encuentra en la vida de muchos santos de Oriente y de Occidente, esa oración que está también en algunos pasajes de la Biblia, ¡esa oración vocal, siempre revela a quien ora! REVELA EL FONDO DEL CORAZÓN DE LA PERSONA QUE ORA.

Nosotros podemos sintonizarnos con lo que dice aquella oración. Y podemos SENTIR exactamente lo que dice esa oración, siempre que tratemos de sintonizarnos con esas verdades que se exponen.

De modo que hemos de tener en cuenta esto: que la oración de Cristo es siempre una demostración –hablo de la oración vocal, oralde Su oración interna, de Su meditación.

Entonces –digo-, necesitamos ir conociendo y penetrando más y más en la conciencia del Señor. En esa bendita conciencia, para ir conociendo cada día los tesoros infinitos que se encuentran en esa conciencia.

Imaginemos que como en los cuentos orientales, de grandes tesoros. Imaginemos que tenemos nosotros a la vista un mar, no una pequeña canastilla, un pequeño cofre, sino un mar, completamente un mar. Pero un mar de riqueza, pero un mar no de oro, porque la monotonía –digamos así- la monotonía o la abundancia de riqueza desvaloriza el valor de aquello que admiramos como extraordinario. Pero, supongamos que tenemos frente a nosotros un mar, en donde hay perlas, en donde hay esmeraldas, en donde hay zafiros, en donde hay diamantes, en donde hay oro de calidad purísima, en fin, en donde hay todo lo imaginable, absolutamente todo lo imaginable.

Este es mis queridos estudiantes, esta, esta es la imagen de Dios, la imagen de Cristo. Nosotros -de hecho- podemos acercarnos a ese mar, y tomar solamente una de esas riquezas infinitas, inagotables –digamos así- de esa perla espiritual, o de ese diamante divino, y podemos admirar por todos los lados, por todas sus facetas. Y no solamente hay uno, sino miles, y millones en grado infinito de riquezas verdaderas. ¡ESE es el CORAZÒN de DIOS! ¡ESE es el CORAZÒN de CRISTO!

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

“SentiraDioscomoanuestroPadre, ViviraDioscomoanuestroPadre, GozardeDioscomodenuestroPadre, EstarunidosaDioscomoanuestroPadre: Heaquílarealidadmásgrande.”P.CÉSARA.DÁVILAG.

¿De qué naturaleza es la paternidad divina y nuestra filiación? Los hombres que tienen como Padre a Dios no han nacido por el impulso de la carne, ni por deseo de varón. Este “nacerdeDios”es un “nacerdelEspíritu”.El Espíritu no puede “engendrar”otra cosa que otro espíritu (Jn 1, 13). Siendo Dios Espíritu, sus hijos nacen del Espíritu y según el espíritu. Esta es la relación que no cambia, relación intrínseca, relación eterna. Dios jamás dejará de ser Padre de todos y de cada uno de los hombres sin excepción. Podrá el hombre por ignorancia o en abuso de su libre albedrio, desconocer o rechazar esta interrelación. Esta existirá siempre: encuéntrese el hijo en la casa del padre, gozando de la herencia del hijo fiel o fuera de la casa paterna alimentándose de desperdicios humanos como los cerdos de la parábola (Lc 15, 12-32).

Los padres se afanan todos los días por dejar a sus hijos una herencia. ¿A qué se reduce ésta? A un pedazo de tierra, una casa, dinero, cuentas bancarias quizá, en el mejor de los casos. Hay padres que reflexionan de otro modo y que piensan que la herencia mejor para sus hijos es una profesión, un título, una dignidad, etc.

Si Dios es nuestro Padre y nosotros somos sus hijos, ¿nos crearía desheredados? ¿No prevería la herencia que destina para sus hijos? ¿Cuál será esta herencia? ¿Riquezas materiales? ¿Palacios de oro y de marfil? ¿Montañas de piedras preciosas, ríos de diamantes, incalculables riquezas exóticas?

¿Cuál será esa herencia a la que se refiere Pedro el apóstol: “quenodecaenosemancha,nisemarchita,reservadaenelcielo paranosotros?”(I Pedro 1,4)

¡ESA HERENCIA ES DIOS MISMO! ¡Sí, es Dios mismo!...

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

No habían terminado aún de paladear el bocado del pan y del pez que el Señor resucitado había aderezado con tanto amor para Pedro, Santiago, Juan, Tomás, Natanael y los otros discípulos. Esta vez parte el pan y se lo da a Pedro y sus compañeros (Jn 21,13). El partir el pan, “la fracción del pan” son términos bíblicos que expresan la Celebración de la Eucaristía. El Señor resucitado, partió el pan en Emaús y se lo dio a los discípulos incrédulos que dudaron de su resurrección. Al punto se les abrieron los ojos del alma y le reconocieron en el instante en que se desmaterializaba ante ellos.

Cuando hubieron comido, es decir, luego que el Señor dio la muestra más grande de amor a Pedro y sus compañeros, dice a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? Con Pedro eran siete los presentes (Juan 21, 1-2). Pedro contestó: Sí, Señor, tú sabes que te amo (Jn 21,15).

De la escena fueron testigo Dios, el Hijo de Dios, los seis discípulos y ese Lago Sagrado. ¿Por qué no se dirige a Natanael, a los hijos de Zebedeo o al incrédulo Tomás o a los dos discípulos anónimos a los que se refiere Juan? ¿Por qué se ha de dirigir precisamente al discípulo que tuvo la cobardía de negarle tres veces ante una criada? ¿A ese discípulo que le negó blasfemando y perjurando? ¿A ese discípulo cobarde que huyó como sus compañeros en Getsemaní? ¡Secretos de Dios! ¡Arcanos inefables del amor!...

Pedro negó y también lloró… Huyó como un cobarde, pero también intentó defender a su Maestro con la espada… Pedro en ningún momento tuvo la más leve duda de Aquel a quien había seguido… Para él, era el Mesías, el Prometido, el que tiene palabras de vida eterna… Ahora el Maestro le exigía una prueba, un testimonio, en presencia de sus seis compañeros, de ese mar, de ese cielo, de esos árboles, de esos sembríos, de esos seres del mundo visible e invisible que asistían a la escena trascendental, quería que borrara con tres SI, los tres NO de su apóstol.

El Maestro sabe a quién se dirige: A Él no se le puede engañar, lee los pensamientos, lee las conciencias, las conoce. Pedro sabía esto. Su respuesta es muy sencilla: Tú sabes que te amo. Tú lees mi conciencia: Mi alma está desnuda a tus ojos. A Ti no puedo engañarte.

Por tres veces oye Pedro la misma pregunta y por tres veces da la misma respuesta.

Cuando por tercera vez, insiste el Maestro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? (Jn 21,17). Pedro se entristece. Como un relámpago cruzó quizá por su mente la escena de la criada, de la mirada que le dirigió el Señor… de su arrepentimiento… de la confesión de su culpa… de sus lágrimas… Su Maestro, Pastor de pastores, Pastor Supremo de corderos y ovejas que le había confiado el Padre… Ahora quiere confiarle a él este cuidado… Él tenía que irse, tenía que volver al seno del Padre; pero sentía también la imperiosa necesidad de quedarse, y de quedarse en uno de sus más queridos discípulos.

PABLO era un fariseo, pero un fariseo recalcitrante, fariseo fogoso, fariseo fanático. Fariseo tan fanático que no quería oír nada de cuanto contradijera los principios... Por eso, este fanático, cuando sabe y conoce que en Samaria había aparecido lo que él llamaba una secta detestable: el cristianismo, consigue cartas de los sumo sacerdotes para ir a destruir a esa secta que aparecido. Pero ¿qué sucede? En el camino hacia Damasco, le sorprende ésta luz extraordinaria. Iba con otros y él escuchó una voz interna, una voz que le dice: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

En ese momento, esa luz no sólo deslumbró su espíritu, sino que rompió también las tétricas tinieblas de su alma llena de odio, de su alma saturada de retaliación, de injusticia, de fanatismo. Esa luz se hizo presente y brilló en la oscuridad de esa conciencia. Algo oyeron los que le acompañaban. Pero, desde ese instante Pablo o Saulo, queda ciego. Dice Lucas, el narrador de los Hechos de los Apóstoles, que tenía abiertos los ojos, pero que no veía nada.

Hermanos, aquí una lección. En rededor nuestro vemos que andan todos o casi todos -digámoslo así- con los ojos físicos abiertos, abiertos para ver, abiertos para otear los senderos. Pero si tienen los ojos físicos abiertos, en cambio -como Pablotienen los ojos del alma, completamente cerrados.

¡Qué importa mis queridos estudiantes, que haya tantos que tienen solamente los ojos de la cabeza, abiertos! Así es, el 95 y más por ciento de los hombres, tienen solamente abiertos los ojos físicos, los ojos de la cabeza, pero cerrados, completamente cerrados los ojos del alma. Y así continúan por el camino de la vida, con los ojos del cuerpo abiertos, pero con los ojos del alma completamente cerrados, y se sienten felices porque pertenecen a la gran mayoría de ciegos del alma. felices, porque dicen: no soy yo, solamente.

Pero, si descubrieran que esa ceguera del alma, es la más TRISTE, es la más tétrica, la más sombría de todas las cegueras. Que si alguna desgracia puede suceder al hombre es ésta -si habláramos de desgracias-. La ceguera del alma, es la desgracia PEOR que puede acontecer a una persona. Y desventuradamente, hay tantos ciegos del alma, tantos ciegos del alma que viven contentos.

Pero no mis queridos hermanos, no, contentos de verdad, NO. Aparentemente contentos, si -digamos-, aparentemente contentos, pero en el fondo sufre. En el fondo hay un gusano roedor del que habla Cristo, en el fondo hay ese gusano inquietante, fatídico, repugnante, de la duda, de la zozobra, de la desesperación, del desequilibrio. El gusano mordiente, ese gusano terrible de la frustración. ¡Esta es una realidad, mis queridos hermanos, mis queridos estudiantes!

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

Sí, muchas veces nosotros nos engañamos, vemos solamente las cosas de afuera, vemos solamente una forma hermosa, vemos solamente un talento -quizá- que nos deslumbre, vemos solamente una actitud aparentemente buena. Pero adentro, muy adentro de ese espíritu, hay esas tempestades que se desencadenan violentas y que causan esa frustración inmensa al espíritu. ¡Esta es la realidad! No nos dejemos engañar mis queridos estudiantes, no nos dejemos engañar.

Vosotros -yo os conozco a todos- vosotros habéis seguido más o menos el mismo camino por el cual ha seguido todos o casi todos: ese camino de las frustraciones, de las frustraciones. Ese camino de la desilusión, ese camino de los problemas que os creáis o que os crean a vuestro alrededor. Habéis tenido, esa primera etapa.

Pero, continuemos, continuemos examinando ese hecho histórico acontecido con Pablo: el convertido de Damasco. En ese momento en que sucedía ese hecho en el camino de Damasco, en esa ciudad se presentaba un mensajero de Dios a Ananías. Y ese mensajero le dice: va a venir Saulo, esperamos, esperamos que tú le recibas. Y él observa: que hemos oído que éste es un gran perseguidor ¿cómo puedo recibirle? NO -le dice en otras palabras-: ya Saulo es una nueva criatura.

Saulo inspirado también por el Espíritu de Dios, se dirige a Damasco. Y luego entra y encuentra a Ananías, y él le impone las manos. Y en ese momento caen -nos dice la narración de los Hechos de los Apóstoles- unas como escamas de los ojos.

Pero esas escamas solamente eran un símbolo. Cayeron esas como escamas gelatinosas de esos ojos que estaban abiertos,

pero que no veían nada. Y desde ese instante, recobratambién- Saulo la vista, y ahora si ve claramente a quienes le trajeron, con quienes estaba, etc. Y le va nuevamente, la luz se hace presente a esta ceguera física. Pero cuando Saulo abrió los ojos del cuerpo, juntamente cayeron también, esas vendas, esas vendas de los ojos de su alma. Y comenzó recién a ver y comenzó recién a darse cuenta de Quien le mandaba y de Quien era o debía ser verdadero discípulo: de Cristo. Él, desde ese instante, comienza ya una nueva vida, es decir, en ese instante puso el pie en el sendero.

Mis queridos estudiantes, aquí la aplicación a nuestra propia vida, a nuestra propia conducta. También hay un tiempo de oscurecimiento para nosotros, ese tiempo de oscurecimiento que hubo para Pablo.

Pero, para nosotros ¡Bendito, sea Dios! ha brillado también, ese momento de que llegue la luz a nuestro espíritu. Han caído esos velos, esas como escamas de los ojos de nuestra alma, para ver. Es decir, mis queridos estudiantes, también nosotros, también vosotros como Pablo, habéis sentido ese llamado interno que deben sentirlo todos, absolutamente todos. Ese llamado, no es para éste, no es para aquel, no es para ese otro. La historia de Pablo, es la historia de todo hombre que viene a ésta tierra y para todo hombre se aplica esta historia.

También nosotros mis queridos estudiantes, ya unos han comenzado con los pies firmes, puestos en el sendero, y continúan adelante por el sendero como siguió Pablo y como siguieron tantos -mis queridos estudiantes- como Pablo. Y como siguen tantos, por el camino de la vida, pero ya en el sendero, en ese sendero que conduce a la verdadera meta.

22 febrero 1990, 8 am.-

He contemplado a Nuestro Bendito Señor J.C. como al Dios encarnado, como el otro “Yo” del Padre en toda su dimensión: Yo eterno, infinito, omnipresente; y me he preguntado ¿quién soy “yo”? Muchísimas veces he tenido y tengo la conciencia de que nunca comencé en la mente divina, porque en ella nada comienza n nada termina, todo es. Entonces en esto, soy como mi hermano J.C. La diferencia abismal está en esto, en que J.C. ab eterno siempre tiene conciencia de su identificación total con el Padre, nosotros sólo podemos llegar a tener esta conciencia aquí, en esta vida. Si la tuvimos en la mente del Padre, ésta la perdimos al encarnar. Aquí tenemos que recuperar con su ayuda ese paraíso perdido, es decir esa conciencia cósmica que se obscureció al encarnar.

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