• Se mueven Escalar un árbol, jugar a las cuatro esquinas, e incluso una ronda de disfraces hace que se muevan mucho más que viendo la televisión o jugando en la videoconsola. Es recomendable que tengan al menos una hora diaria de actividad física divertida. Es evidente que quienes que fueron criaturas activas durante su infancia, se convierten en personas activas al crecer, lo que disminuye el riesgo de enfermedades del corazón y otros males de la vida sedentaria.
• Estimula el
aprendizaje
Cuantas más actividades físicas puedan practicar, mejor rendimiento académico obtendrán. Pueden aprender a contar cuando están jugando a canicas, aprenden
los números cuando están jugando al baloncesto, y controlan perfectamente qué equipo va ganando, incluso pueden calcular el porcentaje de aciertos; están contando historias en el patio recreo, y están teniendo una actitud positiva en su aprendizaje. Leer, escribir, sumar, y ¿recreo? Haz que leer, escribir y sumar sea divertido...
• Aprender jugando es muy divertido El juego es un estado natural del ser humano. Incluso los no mamíferos lo hacen, incluso las tortugas juegan. ¿Recuerdas la sensación de triunfo el día que fuiste capaz de atarte sin ayuda los zapatos? Tendemos a que nos gusten las cosas cuando somos capaces de verles un esquema, un patrón. Buscar ese patrón y encontrarlo es muy divertido.
1 0 ACTITUDES A R E C UP E R A R D E N U E S T RA I N FAN C I A 1 Actúa con autenticidad y espontaneidad. 2 Escucha tu cuerpo. 3 Ama más. Abraza mucho. Perdona fácil. 4 Sé feliz. Ríete más. Canta y baila si te apetece. 5 Sé audaz. Arriésgate. Confía en el universo. 6 Ten una curiosidad insaciable. Pregúntalo todo. 7 Confía en ti. Nada es imposible. Sueña en grande. 8 Vive el presente. Disfruta intensamente de cada momento. 9 Fomenta tu creatividad extrema. No te pongas límites. 10 Ten ganas de crecer. Sé persistente. No abandones las ganas de aprender, de disfrutar. Fuente: Ocupado 3. Págs. 18 y 19. A Fortiori Editorial, 2012 La madurez de la persona consiste en recuperar la seriedad con la que jugaba cuando tenía cuatro años.
Friedrich Nietzsche 55