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Nº 31 agosto/diciembre 2021

A todos, todes y todas las autoras

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nacidas del confinamiento

Lo más curioso de los sueños es que, sin importar cuanto nos atormenten ciertos momentos del pasado, todas las noches nos obligan a enfrentar las heridas del alma. Así, la historia más íntima, nuestra vida, se convierte en una cruzada por aprender a existir con las consecuencias de lo que ya no podemos cambiar. Sin embargo, la pérdida no es una herida que cicatrice con facilidad, el dolor que trae un recuerdo puede invadirnos con insomnio e impedirnos sanar en fantasías.

Lo que fue y cómo recordarlo sin que nos destruya en el proceso es el eterno dilema del espíritu herido que escritos como En mi mente la revolución ya ocurrió y Marisela Escobedo: Antígona Contemporánea profundizan. Estos textos ofrecen más que una respuesta humana, se sienten como una carta de amor a las mujeres que ya no están, pero también a las que siguen luchando por encontrar paz en un mundo que las priva de justicia.

De esta manera, en un entorno que constantemente abandona al inocente, parecería que la historia construida a diario consume a más de sus protagonistas con cada amanecer. Escritos como Mi madre y

Los funerales de mamá forman un retrato vivo de la vulnerabilidad humana nacida de cada narrador al mostrarnos un fragmento de lo que les mantiene despiertos por las noches. Una especie de fragmentos que podrían llevarnos, incluso de forma consciente, a desear divagar por mundos perdidos como el de Waqrapuku en búsqueda de un porqué. Una razón que consuele y obsesione al espíritu, una razón que haga valer la pena el sacrifcio.

No obstante, la mayoría de nosotros creció con la creencia de que las cosas pasan por un motivo y, afortunada o desafortunadamente para algunos, este no depende de la bondad o maldad de los corazones. El vacío que deja la incertidumbre nos hace deambular y perder toda esperanza. Explorar la tristeza que ello evoca, ser consumido por la obsesión de encontrar a un responsable, nos lleva a escritos como Mi patria, la muerte. Incluso si encontráramos una razón, es a veces la ignorancia e incomprensión de las personas a nuestro alrededor lo que gesta una solitaria y amarga agonía cuando sólo necesitábamos amor. Es así como el escrito Cuarto Oscuro invita a verse a uno mismo como la razón indiscutible y máxima para sanar.

Pero ¿qué pasa cuando no estamos hablando de un solo espíritu? Por años, las cicatrices que dejó el pasado han atormentado a más de una generación. Monumentos se han construido en nombre de los que ya no están, conmemoraciones en todos los formatos han abierto a más de uno el corazón con la intención de que la tragedia no vuelva a ser una constante. Sin embargo, hay quienes cierran su alma a lo que fue y se ahogan en negación. El texto

The Vélodrome D’Hiver and the Drancy Internment Camp nos hace una cordial invitación a eso, a la refexión de cómo el pasado puede doler intensamente, pero ignorarlo sólo nos condena a repetirlo. Ser conscientes del sufrimiento que trajo el ayer puede ser nuestra única puerta hacia la libertad del mañana.

La gran narrativa que compone nuestro pasado jamás será escrita a través de los ojos omnipotentes de Dios, sino por los feles testigos de la historia. Cada uno es dueño de su vida y libre de elegir cómo recordar su paso por este momento del mundo; no le debemos a nadie el peso de una explicación cuando uno mismo es su propia cruzada. En este sentido, parecería que La Historia: Eco de Vida y Muerte es un poema dedicado al historiador en el que cada quien se convierte durante la aventura que es enfrentar a las heridas del alma.

Deseo, de todo corazón, que nuestros lectores disfruten esta nueva edición de ÁGORA tanto como nosotros, el equipo que conforma al Consejo Editorial 2021. Cada una de las páginas en el ejemplar que sostiene entre sus manos está sellada con el amor que le tenemos a nuestro proyecto editorial, pero también con el espíritu de aprender a ser mejores. Esperamos que al fnalizar su lectura, el contenido del Número XXXI lo invite a la refexión y despierte en usted un deseo por meditar aquello de lo que todavía no se atreve a sanar en sueños.

Mariana López JiMénez Directora del Consejo Editorial 2021

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