retroceda, mire y recuerde Nosotros, los de entonces, nos aferrábamos a todo lo que pudiera representar una brecha, una esperanza. Ciertas cosas, ciertos lugares, ciertos sonidos fueron a la vez tabla de salvación y botella lanzada al mar; mensaje para ver si alguien más... para ver si éramos más. Para ver si éramos muchos. Y lo éramos.
22
Sobre todo si escuchábamos juntos a Schwenke y Nilo, al Santiago, a Moraga, a Gatti, al grupo Abril... Mirando esos años a la distancia, me vuelvo a sentir envuelta no solo por los sonidos, sino por esa atmósfera mezcla de temor, complicidad, ansiedad y alegría por compartir unas horas que parecían hacernos estar en otro país. En esa atmósfera que se vivía en el Café del Cerro pasé tardes y noches reporteando y ejerciendo la amistad. Este libro, con esta memoria y esta historia, fue pensado hace ya varios años. En un auto y en
un infausto momento. Con Mario Navarro y Maggie Kusch -sus creadores, dueños, gestores y alma- íbamos camino a Concón, a despedir en su forma física a Nelson Schwenke. Y entonces pensamos que la mejor manera de honrarlo era plasmar en un libro la historia del Café. Ese lugar que nació del empuje de ellos, entonces una pareja extremadamente joven que enfrentó la crisis económica y la censura, el temor y las amenazas, venciéndolas, y que se transformó en un espacio legendario donde tantos, como Schwenke y Nilo, encontraron una casa. Se sabe que la memoria es subjetiva. Que guarda y desecha al igual que hacemos cuando ordenamos cajones. Con esa idea comencé este libro. Las más de cien entrevistas realizadas entre parte de los que vivimos esos años arrimados a la calidez del Café, ayudaron a que se despejara esa nebulosa en
“El juego de la luz y la sombra, la sensación del o la paseante que pasa por ahí haciendo revivir la obra. Todo este libro es eso: un revisitar desde el presente, con las luces y sombras del recuerdo”. MEM