Tras la conquista, la llegada de múltiples especies de frutales presentes desde muchos siglos atrás en la Cuenca Mediterránea y en la Europa Atlántica fue decisiva, y hoy conocemos que ya Gran Canaria contaba en los siglos XV y XVI con una enorme riqueza de frutales, pues fue constatada documentalmente la presencia de almendreros, albaricoqueros, castaños, durazneros, cidreros, membrilleros, guinderos, limeros, granaderos, manzaneros, naranjeros, olivos, perales, plateneras y viñas, entre otras especies de diversa índole. Nuestras islas, no sólo acumularon diversidad extraña, sino que actuaron como puente en su tránsito hacia el continente americano.