El Candil. Sociedad Antroposófica en Valencia
Sumario: Cultural: El poder en Quijote, Hamlet y D.Juan. Antonio Martínez A. El Arte de Educar: Los Cuentos de Hadas en la Educación. Carmen Victoria. Un poco de Antroposofía: Antroposofía, Micael y Otoño. Carmen Lozano. Opinión: La Fuerza del Recuerdo. Miguel A. San Valentín. Salutogénesis: El Otoño y la Dieta. Juan A. Martínez. Opinión: La autoridad en la Sociedad Antroposófica. Alberto Llorca Antropología y Libertad: Sobre la Libertad. Antonio Martínez A..
Equipo de Redacción: Lola Pérez Bodi. Antonio Martínez Alcalá. Manuel Pardo. Alberto Llorca. Consuelo Abad.
Num.2—Otoño 2012
Carta Abierta Otoño es la época del año donde todo comienza. Después del período estival, de la recogida de las cosechas, del descanso de un año de trabajo… en otoño, comenzamos una nueva etapa… un curso más. La naturaleza aparenta todo lo contrario… la caída de las hojas, el frío que augura el invierno… parece que se recogiera en lo más íntimo para desde allí, volver a resurgir en Primavera. Y así es también en el ser humano. Ahora en otoño nos volvemos más activos desde “adentro” y desde allí preparamos los frutos del verano.
Fuente: Imágenes prediseñadas de Microsoft.
Este número de “El Candil” pretende estimular nuestra curiosidad interior, aquello que nos active y nos lleve al encuentro con el “otro”. El consejo de EL CANDIL.
Cutural...
El poder en Quijote, Hamlet y D. Juan. Antonio Martínez Alcalá.
El exceso de “querer” había conducido a España a un estado de postración y abatimiento. Abulia existencial que le lleva a perder un imperio. En el comienzo de ese desastre social y político aparece Quijote. Por éste y otros motivos autores como Maeztu, Giménez Caballero o Ganivet reconocerán en el Héroe una falta de “voluntad de poder” que, en su sentido más profundo, es el símbolo de los males que aquejan y van a seguir fatigando a España. Agotamiento existencial que nos conduce a la postración, la falta de iniciativa y a la inacción. El exceso de actividad es el causante de este estado que es hábilmente aprovechado por otros para labrar un imperio sobre las cenizas del nuestro. La ley del péndulo, tan característica de las Españas, nos ha llevado (atendiendo
a su criterio), casi sin transición, de un lado al opuesto dejándonos sin capacidad de reacción. En contraste con el ejemplo quijotesco, consecuencia (según ellos) de un Cervantes desengañado y perdedor, colocan como símbolos opuestos a Hamlet y D. Juan. Mitos, como en el caso de Hamlet; que, pese a su angustia y duda, impulsan a la acción, el movimiento y la búsqueda del poder. Y en el de D. Juan, donde lo bueno y lo malo carece de sentido. Todo en él es primigenio: la fuerza bruta, la decisión, la inagotable energía. Situado más allá del bien y del mal (experiencia nietzschiana) se convierte en el máximo exponente del poder como experiencia pura. D. Ramiro lo llegaría a califi-