El palomar

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6 PLACERES ENTORNOS

BELLO PARAJE DESÉRTICO CON MANANTIAL PERENE Y PALMAS EN ABUNDANCIA ALBERTO TAPIA LANDEROS altapialanderos@gmail.com

CAÑADA EL PALOMAR

D

esde el parte aguas de Sierra de Juárez, B.C., se desprenden varias cañadas que cuando llueve, sus arroyos descargan en la Laguna Salada. De norte a sur, Palmas de Cantú, El Tajo, El Carrizo, Guadalupe, El Palomar y Santa Isabel son las más conocidas entre mineros, ganaderos, cazadores, excursionistas, exploradores, fotógrafos y otras aficiones de contacto con la naturaleza.

En febrero pasado el Grupo Explorador Universitario, GEU, visitamos El Palomar, vecino sur del conocido Cañón de Guadalupe. En 1978 visité el lugar acompañado de mi padre, hermano y amigos, en busca de algún venado. Mi padre llegó a conocer a don Antonio Dowling, quien construyó una casa pequeña para cuidar el ganado que tenía allí. En la pared de ésta se leía A.D., sus iniciales. Su hermano Tomás hizo lo mismo en Matomí, al sur de San Pedro Mártir.

Aquí hubo camino.

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SUPLEMENTO |

Seis carros de doble tracción llegamos desde el sur, pues entramos por el Ejido Saldaña en la Sierra Las Pintas, pasamos por Santa Isabel y arribamos al Corral de Molina, lugar que aparece en todos los mapas. De ahí el camino se complicó a medida que nos adentrábamos en la cañada. Por fin en la tarde llegamos hasta donde el agua del arroyo dejaba de correr, sumergiéndose en las arenas del desierto hasta bajar a alimentar el acuífero que en el subsuelo tiene La Salada. Un pedregal intransitable nos detuvo. Y es que el agua que ya había corrido se llevó la tierra y arena del camino dejando enormes rocas descubiertas. Decidimos acampar al arrullo del agua corriendo, preparar una comida-cena y disfrutar el paisaje. Pocas veces en nuestro entorno se vive el agua corriendo a través del árido desierto bajacaliforniano. Debido a las lluvias del invierno el follaje micrófilo estaba verde y las primeras flores se adelantaban a la primavera.

La cañada.

| LA CRÓNICA | JUNIO 2017

Fotos de Armando Tapia Landeros.

Casa Dowling.

El arroyo.

Como en casi todos los arroyos húmedos de esta vertiente juarense, pronto descubrí huellas de venado, burro cimarrón, zorra, coyote, gato montés y puma que retratamos. Y como casi siempre en estas visitas, no vimos a nadie más. Siempre vamos en varios carros 4X4, con radio satelital y en la ciudad varios saben en dónde estaremos, para en caso de no regresar en la fecha anunciada intentar búsqueda y rescate. Al día siguiente, don Manuel Villaseñor y su compadre y copiloto Juan Antonio Huizar decidieron intentar transitar sobre el camino rocoso y me invitaron. Nos siguió un Jeep y en dos carros arribamos a la Casa Dowling, ahora adicionada. En esta latitud, el agua corría a todo lo ancho del arroyo que en su cabecera, tiene un manantial perene. Hermosa cañada la de El Palomar. INVESTIGADOR AMBIENTAL INDEPENDIENTE


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