Ruinas y minas

Page 1

Ruinas y minas… Rua nova en la Cucapá Alberto Tapia Landeros

Después del Explorare por algunos cañones de la sierra Cucapá (Revista Universitaria #58) registrando y fotografiando su flora, fauna, tinajas y manantiales, emprendimos la exploración de un camino descubierto, trazado aparentemente por prospectadores mineros entre 2003 y 2005.

Explorare

Figura 1.

Se trata de una brecha sin tránsito que encumbra partes del filo sur de la sierra Cucapá. Y transitar en vehículo doble tracción por cumbres que nunca subimos a pie, resulta una experiencia excitante. Ver el desierto sanfepilense desde otros ángulos es ver la otra cara de la realidad ya conocida. Ver el valle agrícola con el Río Hardy serpenteando paralelo a la carretera es novedoso. Apreciar a la distancia las arboledas de poblados conocidos, algunas quemas agrícolas, columnas de polvo que levanta un tractor que trabaja la tierra. Todo desde una perspectiva que mis ancianos ojos jamás habían

EXPLORARE octubre-diciembre 2008

47


Figura 2. El Mayor, tras la niebla de la mañana. Foto del autor.

visto, me emociona. Me recuerda las exploraciones aéreas con el célebre piloto aviador Francisco Reyes (qepd) al finalizar la década de los años cincuenta. Una imagen que me quitó el aliento fue ver, desde el noroeste, el gran cerro El Mayor; con sus 700 metros sobre el nivel del mar lucía como King Kong en la niebla. Oscuro y misterioso tras un velo de vapor de agua. Ángulo nunca visto. Nos impresionó. (véase foto). Excepto para asar la carne del día, esta fue la parada más prolongada de la segunda jornada por la novedosa rua nova. Apenas tomamos la ruta y divisé desde la primera jornada, semanas atrás, un filo rocoso con una abertura a

Figura 3. La cresta de piedra nombrada el Nautilus. Foto del autor.

contraluz. Entonces mi marco referencial trajo a pantalla el recuerdo del Nautilus, el submarino nuclear que se anticipó a su época, producto de la mente brillante de Julio Verne. Resulta que el filo de piedra me recordó la silueta de la cresta metálica con la que el Nautilus embestía para hundir a los veleros de entonces, y así consumar la venganza el capitán Nemo, en Veinte mil leguas de viaje submarino. Como nadie más propuso un nombre, Nautilus se le quedó a la piedra. (véase foto). Dice Guillermo Bonfil Batalla que: 48

EXPLORARE octubre-diciembre 2008


Figura 4. Área de resguardo contra los vientos o escondites para acechar borrego cimarrón.

Figura 5. Miembro del GEU en las ruinas de la pared en “L”. Foto del autor.

Nombrar es crear. Lo que tiene nombre tiene significado o, si se prefiere, lo que significa algo tiene necesariamente un nombre. En el caso de los toponímicos, su riqueza demuestra el conocimiento que se tiene de esta geografía: muchos son puntualmente descriptivos del sitio que nombran y otros se refieren a la abundancia de ciertos elementos naturales que caracterizan al lugar nombrado (Bonfil, 1990:37).

Pero si un día el Nautilus adquiriese algún significado, fuese símbolo de algo, entonces pasaría a ser cultural, con los atributos de lo relativo y particular. El nuevo camino o rua nova de la Cucapá pasó por dos interesantes lugares que muy pocos humanos habían visitado. Ninguno de los miembros del GEU (Grupo Explorador Universitario), excepto yo, que era el guía, había estado en “las paredes de piedra” y “el tiro de la mina”. Las paredes están en medio de cuatro cerros sin camino de acceso, hasta que la rua nova fue abierta en este siglo XXI. Por esta razón son desconocidos casi para todos los humanos. Hay dos construcciones, una en forma de “L”, junto a una ancestral vereda indígena; la otra contrapuesta aprovechando una pared natural de piedra. Ambas lucen antiguas. Prácticamente no hay basura moderna, salvo una lata oxidada con tapa de aluminio de la era de la transición industrial. Un cincho metálico y una hebilla de cinturón. Todo lo dejamos ahí. Un arroyo seco que colecta la escorrantía de los cuatro cerros pasa a su lado. No faltó quien opinara que allí vivieron indígenas cuando el arroyo llevaba agua. Difícil de haber sido así.

Los topónimos se dan porque significan algo para el hombre. Tiene nombre lo que importa, y generalmente saltan espontáneamente, como en este caso. Muchos se quedan para siempre. Otros son sustituidos por razones políticas o culturales. Es natural en el hombre bautizar sitios y lugares. Cuando éstos adquieren una dimensión simbólica, pasan a ser “geosímbolos”, según Joachim Bonnemaison: “Un lugar, un itinerario, una extensión o un accidente geográfico que por razones políticas, religiosas o culturales revisten a los ojos de ciertos pueblos o grupos sociales una dimensión simbólica que alimenta y conforta su identidad” (Bonneimaison, 1981:256, en Giménez, 2005:Vol.1, 432). Tuve —sufrí, padecí, viví— la grata experiencia de bautizar un lugar, cual explorador español de las Californias. Si después alguien que me escuchó regresa acompañado o para sí se dice: “ese es el Nautilus”, se habrá cumplido mi trabajo. Según el filósofo Claude Levi-Strauss, todo lo espontáneo en el hombre es natural. Entonces la mía no fue sino una reacción, un acto natural a mi condición humana. “Sostenemos, pues, que todo lo universal en el hombre corresponde al orden de la naturaleza y se caracteriza por la espontaneidad, mientras que todo lo sujeto a una norma pertenece a la cultura y presenta los atributos de lo relativo y de lo particular” (Lévi-Strauss en Giménez, 2005:238-239).

EXPLORARE octubre-diciembre 2008

49


Figura 6. Roberto Verdugo en las ruinas de la contrapared. Foto Daniel Tapia.

Las paredes son muy anchas, de medio metro, hechas de piedras laja encimadas, sin argamasa alguna. Tienen metro y medio de alto y no hay vestigios que alguna vez estuvieron completas para ser techadas y albergar humanos. Lo más seguro es que fueron resguardos contra los vientos o, escondites para acechar borrego cimarrón (véase figura 4 y 5). Quizá indígenas pernoctaban aquí al cruzar la sierra en sus travesías a sierra de Juárez. La andada vereda así lo indica, por dirección y rumbo. He preguntado a viejos residentes del valle de esa región y desconocen el lugar. Estas fotografías pudiesen ser las primeras publicadas del sitio. La señora Inocencia Sáenz recordó “paredes muy viejas” en medio de la sierra, pero no me dijo origen ni fecha de construcción. Recuerdo la declaración de un piloto mexicalense que dijo haber visto unas ruinas en la Cucapá. Quizá fueron éstas. Si bien las “ruinas” pudiesen anteceder, incluso al “decimonónico” siglo (XIX), la “mina” parece ser del veintemonónico1, o siglo XX. En el GEU hemos visto muchos “escarbaderos” de prospectores de minerales. Pero nunca un tiro construido y a la usanza de la colonización. Una horadación en la pared rocosa, ademada con tallas o durmientes de ferrocarril, y luego el tiro vertical que no parece tocar fondo. Lanzamos

50

EXPLORARE octubre-diciembre 2008

Figura 7. Roberto Verdugo y Daniel Tapia a la entrada de la mina. Foto Pedro Reyes.

1 Decimonónico es un vocablo aceptado por la academia para referirse al siglo XIX. Si proviene de “diecinueve”, entonces propongo el vocablo veintemonónico para referirnos al siglo XX.


piedras y apenas se escuchaban caer abajo, y parecía que en este líquido. Nada raro sería encontrar agua a tales profundidades. No es lugar para descuidados, juguetones y niños. Si alguien cae allí sin ser visto, jamás regresará al padrón de los vivos o de los muertos. Aparentemente la prospección minera de este siglo XXI revisitó el sitio original y más antiguo. Ignoro el nombre. Pero vimos varias mojoneras de concreto señalando “denuncios” mineros alrededor de esta mina. En el primer artículo (RU # 58) narramos el encuentro con el minero Salvador Trigueros García, hecho que abona a caracterizar el sur cucapaénse como minero. El convoy del GEU prosiguió más allá de las ruinas de piedra, encabezados por dos cuatriciclos tecnológicamente equipados para orientación a campo traviesa. Ellos, a manera de scouts, como se llamaban los indígenas guías de los colonos, exploraban adelante para dar paso a los vehículos doble tracción. En un paso muy desnivelado, uno volcó, afortunadamente sin lastimar al piloto. El otro artefacto regresó con la noticia que adelante no había ya paso, al menos por esa brecha recién abierta. Regresamos y decidí tomar a la izquierda en una “Y” por intuición. Fuimos a dar al punto alto desde donde fotografiamos, horas atrás, El Mayor desde el noroeste.

fría, parar las carpas, y compartir con los buenos amigos sobre la fogata, tantas aventuras ya, a lo largo de los 17 años de vida del GEU. Bibliografía Baja-almanac. Baja California Almanac. Baja Almanac Publishers Inc. Las Vegas. S/A. Bonfil Batalla, Guillermo, (1990). México profundo. Una civilización negada. Grijalbo. México. Google Earth. 30/07/2008. Giménez Montiel, Gilberto. Teoría y análisis de la cultura. Vol. 1. Conaculta. México. 2005. INEGI. Estudio hidrológico del estado de Baja California. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. Aguascalientes,1995.

Figura 8. Una mampara natural de ocotillo a contraluz. Foto del autor

Salimos a la cañada David, que es el paso natural para cruzar la Cucapá, y tomamos hacia el poniente, la Laguna Salada, sabedores que antes de llegar a su vaso, está la “mezquitera” y el “palofierral” (como dicen los vaqueros) con sombra fresca en primavera, que invitan a poner a arder el carbón para asar la carne, beber cerveza

Alberto Tapia Landeros Centro de Investigaciones Culturales-Museo, UABC, Mexicali.

EXPLORARE octubre-diciembre 2008

51


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.