ENTORNOS
“ALGUNOS RANCHOS GANADEROS DEL DESIERTO SONORENSE, SE ESTÁN CONVIRTIENDO EN UMAS O COTOS DE CAZA” ALBERTO TAPIA LANDEROS altapialanderos@gmail.comt
EL SAN FRANCISCO
A
mediados del siglo pasado, mi padre cazó venado bura en Sonora. Me contó sus aventuras en ranchos clásicos como La Primavera, El Dátil, Los Mochos y El San Francisco. Treinta años después los conocí y recientemente visité las ruinas de El San Francisco. En sus habitaciones recordé la información recolectada y publicada en el artículo académico “De la ganadería a la cinegética”. Esta mañana de diciembre comparto con usted aquellos recuerdos.
“En la cocina, la estufa de leña que quema trozos de mezquite y palo fierro, donde el café se hierve todo el día. Una cafetera de peltre que esconde su color original tras el hollín, adentro un calcetín cónico petrificado por residuos de granos de café molido, que constantemente recibe agua hirviendo que percola la infusión. El comal que cuece tortillas de harina de trigo, o las tradicionales “tortillas sobaqueras” de 35 centímetros de diámetro y cocidas en la lámina de un “tambo” de 200 litros. Sus alimentos tradicionales son los frijoles cocidos con agua y sal, cebolla picada y orégano; o refritos con queso hecho en casa. “Cazuela” (caldo) con verduras guisadas; guisado de res o venado con chile verde, tomate y cebolla, ajo y pimienta; elote
El desierto sonorense
asado; pozole de trigo con cola de res, ejote, verdolaga y chiltepín; “gallina pinta” con carne de res, frijol yorimuni, trigo, nixtamal, cebolla, tomate, ajo y cilantro; “colachi” de calabacita tierna, elote, mantequilla, queso y cebolla; caldillo de carne seca con papa; machaca de venado o burro y caldo de queso con papas. En ocasiones asado de costilla de venado, rara vez de becerro propio. Postre de arroz con leche, dulce de pithaya, “coyota” (pan de trigo con piloncillo en forma de tortilla) y “cubierto” (dulce) de biznaga. Otro rasgo de esta cultura fueron las patas de algunas mesas metidas dentro de una lata ovalada de sardinas desocupada y cargada con agua, para evitar que las hormigas subieran a la mesa. Del techo cuelga un zarzo, donde no suben los ratones a comerse el queso oreado y la carne seca”. Por 20 años (1975-1995) observé esta cultura en el Gran Desierto Sonorense. En la dictaminación académica, mi buen amigo sonorense don Armando Caballero Oriza verificó el menú ranchero comentado arriba, el cual varía de rancho a rancho. Las fotografías pertenecen a dos generaciones de bajacalifornianos amantes de ese maravilloso ecosistema. Hoy la cacería comercial del venado bura ha eliminado mucho del encanto de la aventura, el concepto del verdadero cazador y difuminado valores como la amistad, la solidaridad, la valentía, las habilidades de sobrevivencia y el genuino conocimiento de la Naturaleza.
El San Francisco
La Cocina
Mi Padre
Investigador ambiental independiente. SUPLEMENTO |
| LA CRÓNICA | ENERO 2018
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