ENTORNOS
“INGENIO RURAL CACHANILLA PARA APROVECHAR A UN ANFIBIO INVASOR”
ALBERTO TAPIA LANDEROS altapialanderos@gmail.com
La Piocha.
SOPA DE TORTUGA
IBAN POR LA TORTUGA
N
o me refiero a la tortuga del desierto ni la de mar, ambas consideradas en peligro de extinción, sino a una curiosa tortuga de agua dulce introducida en el Valle Imperial desde el año de 1900, antes de la colonización agropecuaria del Valle de Mexicali, B.C. Se trata de la especie Trionix spiniferus, conocida por nosotros como tortuga de caparazón blando, ya que lo tiene flexible y sin las placas óseas que tienen todas las tortugas.
Javier Verdugo.
Pescadores de agua dulce, incluidos los del lago del Bosque de la Ciudad de Mexicali, frecuentemente la enganchan en sus anzuelos. Lo mismo hacía mi amigo cachanilla rural Javier Verdugo Estrada, nacido, criado y siempre residente de la Colonia Pólvora de este valle mexicalense. De niño, su madre, doña Emilia Estrada, de vez en cuando le decía: “Toma estas tripas y ve por una tortuga”. Se refería a las de una gallina recién sacrificada. Las vísceras de cualquier animal huelen muy fuerte, así es que ensartadas en un anzuelo y colocadas en la corriente de un dren agrícola o canal de riego, atraía invariablemente a las tortugas. La trionix puede llegar a crecer hasta un diámetro de medio metro, así es que si lograba capturar una de estas grandes, el guiso resultaba abundante.
delta, su flora y fauna silvestre y sus cuerpos de agua, se convirtió en guía exitoso de cazadores y pescadores.
TIENEN TÉCNICA
Pero, “las tortugas se enconchan y es difícil sacrificarlas una vez capturadas”, comento. Acudiendo a su memoria me dice: “Como tú sabes, si pones patas arriba a una tortuga la inmovilizas y el animal busca la manera de voltearse. Mi madre esperaba cuchillo en mano a que la tortuga, al no poder voltearse con sus cortas aletas, lo hiciera sacando el largo pescuezo que tiene y entonces ¡ZAZ!. La cocinaba con chile, tomate y cebolla, la recuerdo exquisita”. Espero saborear pronto una sopa de tortuga.
GUÍA DE LA ZONA
Tortuga.
Fotos de Armando Tapia Landeros.
Javier acude a su memoria para responder a las preguntas del investigador sentado al lado de la casa en ruinas donde nació en 1953. En las 5 hectáreas que le tocaron entre los miembros de su familia, Verdugo Estrada a base de continuo esfuerzo ha construido una posada para cazadores y pescadores, hasta ahora consistente de ocho cabañas, comedor, cocina y su propio departamento, rodeado de un bosque de álamos, eucaliptos, guamúchiles, higueras, cítricos y mezquites, que el mismo plantó. Debido a que lo único que había cuando empezó hace casi 20 años era una vieja y frondosa piocha que su padre sembró, llamó a su posada La Piocha. Y gracias a su profundo conocimiento del
Tortuga capturada. INVESTIGADOR AMBIENTAL INDEPENDIENTE.
SUPLEMENTO |
| LA CRÓNICA | ENERO 2017
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