Vidrios Viejos

Page 1

6 PLACERES ENTORNOS “UNA RELIQUIA HISTÓRICA ABANDONADA EN MEDIO DEL DESIERTO DE ALTAR, SONORA”.

ALBERTO TAPIA LANDEROS altapialanderos@gmail.com

VIDRIOS VIEJOS

E

n el Oeste Americano, los exploradores y colonos que viajaban en busca de la costa del Océano Pacífico, siempre tuvieron un formidable obstáculo natural: El Desierto de Altar y Escudo Volcánico El Pinacate que se extiende hasta Arizona, EUA. Desde 1539 que Melchor Díaz llegó desde Ures, Sonora, hasta el Río Colorado, quedó claro el riesgo que representaba cruzar por aquí, en donde Díaz perdió la vida. Juan Bautista de Anza logró abrir camino hasta California 236 años después. Desde entonces a esa travesía se le llamó El Camino del Diablo, hoy frontera entre dos países. Fue hasta siglo XX, cuando un puñado de choferes y sus “diligencias”, vehículos de motor de muchos cilindros que a falta de la doble tracción, su fuerza y la baja relación de sus transmisiones les permitía surcar dunas y arroyos en carros Ford, Studebaker, Cadillac, Hudson, Dodge y otros con gran capacidad de pasajeros y de carga. En su libro “Por las rutas del desierto”, don Valdemar Barrios Matrecito, tío de mis primos Landeros Matrecito y amigo de mi padre, relata a detalle las peripecias de estos esforzados “choferes del desierto”.

VIDRIOS VIEJOS

Visitamos un edificio abandonado en medio del desierto, es Vidrios Viejos, una de las postas obligadas cuando se transitaba por El Camino del Diablo, antes del ferrocarril y la carretera. Recorrer sus habitaciones me hizo recordar a dos valientes tíos míos, Pedro y Edmundo Landeros, que trabajaron en esta ruta. (Véase en Ecoanálisis El hombre teléfono) Desde aquí no había otro edificio hasta San Luis, Sonora. Este servicio duró de 1928 a 1942. Lo más intransitable eran los 246 kilómetros entre Sonoita y San Luis. Muchos murieron en el intento, otros lo lograron, como la caravana de húngaros de cuatro carros de 1928, de los cuáles uno de ellos quedó en el desierto para siempre. Mis tíos contaban que al agua le ponían un chorrito de gasolina, para que no se la bebieran toda. Tenían tambos con agua escondidos en el Choclo Duro, ahora a un costado de la carretera. En la ruta veían manadas de berrendos en su camino y cimarrones en los cerros. Al construirse la carretera, se instaló un restaurante y gasolinera conocida como Los Vidrios. Y el origen de ambos nombres es el yacimiento de obsidiana que los antiguos llamaban vidrio. Estuve aquí por vez primera en 1952 con mi padre, rumbo a una cacería de buro. Era de noche y en medio del humo de mil cigarros y olor a café, vi atónito por primera vez en sus paredes cabezas de venado, berrendo y cimarrón sonorense.

UNA DILIGENCIA

EDMUNDO Y PEDRO LANDEROS INVESTIGADOR AMBIENTAL INDEPENDIENTE

UNA DILINGENCIA

58

SUPLEMENTO |

FOTOGRAFÍA: ARMANDO TAPIA LANDEROS

| LA CRÓNICA | AGOSTO 2018 2018


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.