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A dónde las Campanas? Juan Carlos Ortega Raya

AH: Uno de los objetivos de la Fundación convocante es promover el derecho a elegir el mejor final de la vida. A la fecha la Fundación es dirigida por la doctora Amparo Espinosa que junto con su equipo de colaboradores defienden la muerte con dignidad como un derecho humano fundamental. La convocatoria la vi en el pizarrón de un centro cultural donde estudio un doctorado, me llamó la atención el tema: «Por el derecho a una muerte digna: Cuidados paliativos, decisiones sobre el final de la vida, muerte médicamente asistida (Eutanasia, suicidio médicamente asistido) 2018», tomé nota sobre las bases y salí aquel día de la escuela trazando imágenes en mi cabeza sobre lo que escribiría. El tema me capturó de inmediato. Mi pareja y yo sobrevivíamos a un proceso hospitalario, y hablo el plural porque aunque yo no era quien estaba hospitalizada, ambos, él y yo, estábamos en una lucha que ahora puedo narrar desde otro tiempo. Con una distancia importante y sin pensarlo mucho decidí escribir sobre la experiencia vivida, llevar aquello más allá de lo anecdótico. Lo que en ese momento me empujó a escribir el relato fue un sentimiento muy claro: el miedo. Si bien es ficción, el empuje para escribirlo parte de un hecho real que habría que llevar a otro nivel. Los dejaré en suspenso para que puedan leerlo pronto, se publicará en este año en versión bilingüe junto con el segundo y tercer lugares. Aunque puedo contarles un poco sobre el relato. El protagonista y su pareja se ven en una situación donde reflexionan sobre la vida y la enfermedad, sobre el derecho a decidir cómo vivir al final de sus días, se esté enfermo o no. Sobre las problemáticas de no tener una opción legalmente aceptada para decidir cuándo parar y tener una muerte digna que sea decidida por el implicado. En la actualidad se ha avanzado en un trámite que deberíamos tener todos y que tiene que ver con la Voluntad Anticipada. En la narración se habla de ello y de las dificultades o escollos que viven los protagonistas al tener ese documento pero no les sirve para lo que él ha decidido. Sabemos que la eutanasia no es legal en nuestro país. Sólo algunos países la ejercen. De eso va el relato, una pareja que se acompaña en un proceso donde no encuentran los recursos legales para morir dignamente, pedirán ayuda a los amigos, algunos médicos, para tomar una decisión que cambiará sus vidas. Mientras eso sucede sabremos de su vida y de cómo se conocieron. Este premio fue un regalo, como lo fue vivir ese tiempo y hacer de un sentimiento un poco más que eso, un escrito que trascendiera, que pudiera llegar a otros. Porque fue necesario un tiempo de distancia para poder escribirlo. No creo en la escritura catártica ni nada por el estilo. Los personajes surgieron, hubo trabajo que hacer, editar, pensar en la construcción, la

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verosimilitud, reflexionar sobre el tema, investigar y sentarme a escribir. De hecho, desde que vi la convocatoria empecé a urdir los primeros trazos. VL: De lo publicado hasta ahora, en noviembre del 2018, vemos aparecer: Contra el silencio, un libro incalificable, inclasificable, esta vez un salto cualitativo, ¿qué es? ¿Dónde colocarlo, en qué estante? Es una narración sin duda, fuerte como siempre y dedicada al caleidoscopio del amor/muerte, a los abismos de una intimidad que desgarra las palabras. AH: Al leer la pregunta rescato que los temas siguen insistiendo desde la imposibilidad, el amor, lo contrario, la muerte, el engaño. Todo aquello que implica y generan las prohibiciones, y pienso que en éstas, como humanos, caemos ineludiblemente. El no matarás implica la posibilidad en el hecho de la consigna misma y así podríamos pensar todo lo que sucede con las reglas de convivencia del circo humano. Les tocará a los lectores colocar o calificar ese libro cuando se topen con él. Un modo de extender este diálogo sería citando el texto de su contraportada que hace muchas veces de presentación a todo libro: Contra el silencio la palabra, el grito. Hacerse con el silencio, con su trampa y lo contrario. De eso trata este libro. La palabra surge ante el dolor de la pérdida, ante la separación de los amantes, cuando la familiaridad no es pasaporte de bienestar y los sombríos rincones del alma se escudriñan▁Contra el silencio, su lectura nos recuerda que escribir es un acto que suple con todo derecho a otras creencias que para algunos funcionan como consuelo. VL: Estos tres títulos de tu narrativa muestran los intersticios, los recovecos que el amor crea entre los seres que se relacionan amorosa/odiosa/luminosa/oscura/ apasionadamente... pero dime tú, tú misma, (me atrevo a preguntarte) ¿qué insistencia te guía? AH: Podría ser la necedad, el malestar, la incomodidad y un deseo enorme de crear personajes que puedan trasmitir ese escozor humano. Cuando me preguntan en presentaciones el porqué de esos temas a veces contesto: ¿Y por qué no? También podría decir que es todo un reto escribir y crear personajes que transmitan la posibilidad de lo que podemos llegar a ser, desde allí a veces parto y me sumerjo en infinitas posibilidades. La literatura es mejor que la vida, dicen algunos, otros, como Proust: la vida▁ la verdadera vida está en la literatura. Si pensar nos posibilita hacer ♣parafraseando a Camus♣ de cada idea y cada pensamiento un lugar privilegiado, entonces convoco al pensamiento

como un hilo conductor que atrape a cada uno de mis personajes y entonces pueda transmitir una sensación, incomodidad, su vida entera y una emoción a quien lo sigue en la trama. Eso es todo un reto que insiste en lo que escribo. VL: Acabas de recibir un reconocimiento internacional muy importante el Premio Lucien Freud 2019, por tu ensayo: El arte: un espejo del pensamiento. A propósito del Mal, la Creación y un poco más... , dime, qué significó para ti y además, háblame del contenido, porque el Mal es un asunto que puedo decir se reitera en tu escritura. Segundo, sé que estudias un doctorado en Creación Literaria, dime: ¿esos estudios, en qué proporción han enriquecido tu capacidad, tu pasión por escribir? ¿Son indispensables? AH: El premio ha sido toda una sorpresa. Significó experimentar con un híbrido, porque no es totalmente un texto académico y tampoco es ficción y mucho menos biográfico, pero sin duda es un ensayo para ejercitar la escritura con toda la libertad posible y hay entrecruces de los tres elementos que menciono, porque está escrito en primera persona, retomo a Genet y a Sartre, por tanto implicó leer y estudiar a ambos, y tiene algunos pasajes que pudieran ser del lado de la ficción. Es un texto que escribí en poco tiempo aunque el tema ya estaba insistiendo en mi cabeza desde hacía tiempo. El mismo título habla de lo que implica el trabajo: El arte como un espejo del pensamiento. En la creación se da la posibilidad de generar pensamiento y reflexión, los grandes artistas nos hacen esos regalos. Por ello retomé a Genet y lo que le provocó a Sartre la vida y obra del primero. El trabajo abarca la creación, el mal y un poco más▁Genet fue un ladrón y vivió mucho tiempo en la cárcel, era considerado un desecho y peligro para la sociedad francesa. Su orfandad lo hace escribir casi toda la obra que conocemos en prisión. Genet con su obra nos muestra el horror humano y su crudeza. Nos implica. Nadie queda indemne al leerlo. De allí parto para plantear que el autor, aunque sea considerado un delincuente, un desecho, nos regala belleza que trastoca y nos lleva a pensar. Es sólo una parte de lo que pretendo decir allí▁su obra y vida nos implica, nos confronta. De ese tipo de literatura hablo cuando hablo de creación y narración. Aquella que impacte con su belleza y no volvamos a ser los mismos después de ello.

Uno de los miembros del jurado internacional me dijo, de viva voz, que mi ensayo era bello porque justo estaba más del lado del arte y no del psicoanálisis. El jurado eligió el trabajo porque la construcción del texto corresponde a una arquitectura sólida y concisa para transmitir todo el dramatismo de una vida que parte del desecho para alcanzar lo sublime del Ser por una afirmación de la libertad. Es un texto inquietante, sugerente, fuerte y de gran actualidad. Con un propósito claro: hacernos pensar en nosotros mismos y en nuestra sociedad. Si bien, habla de Sartre y Genet, ellos son sólo un pretexto para traer ante nuestros ojos un abismo: la oscuridad que nos habita. Es un trabajo conmovedor. El texto saldrá en este año publicado en versión papel en español y al inglés. También está disponible en el siguiente link: http://www.proyectoalsur.org/premio-lucian-freud/ Premio Lucien Freud 2019: El arte: un espejo del pensamiento. A propósito del Mal, la Creación y un poco más... En relación a la segunda parte de la pregunta sobre mis estudios en el Doctorado de Creación Literaria, área Novela, sin duda podría decir que ha sido muy enriquecedor el proceso y por supuesto que mi forma de escribir ha cambiado en este tiempo, aunque no los temas. Decidí formalizar, estudiar, con este posgrado, mi proceso como escritora. Me gustó la propuesta porque parte de algo muy atractivo: tener un proyecto de novela concreto. Pretendía escribir una novela de largo aliento pero finalmente mi tempo y ritmo es otro: novela corta. Parte de la propuesta era que nadie te enseñaría a escribir sino te proporcionarían todo lo relacionado a la teoría, a la creación de una novela, el talento se tiene o no, eso no te lo da ningún posgrado o la academia. Y la idea ya estaba en cierne de este proyecto, que será mi segunda novela corta. El proceso de estudio y del taller que llevamos en el doctorado por supuesto que es enriquecedor y nos brinda herramientas y conocimientos. En relación a la pasión, esa no la da ningún doctorado ni nada, esa me acompaña, camina pegadita aún conmigo.

33 ¿Son indispensables los estudios formales? No. No porque estorben, sino porque ese aprendizaje se puede llevar por cuenta propia y no garantiza que se tenga pasión, talento, ese empuje necesario para escribir. Estoy convencida de que ningún posgrado te hace escritor. VL: ¿Cómo encuentras tus relaciones entre literatura y psicoanálisis; entre psicoanálisis y literatura? Puesto que ejerces como psicoanalista y también como narradora. ¿Cómo te sitúas entre esos dos maravillosos mundos? AH: Son dos continentes muy atractivos. Ahora creo que desde muy pequeña escribía sin saberlo y me inventaba otros mundos. Después escribí de otro modo: en mi propio proceso de formación como analista: reescribí mi historia. Estoy convencida que parte del proceso analítico tiene que ver con crear una versión de la historia y un saber hacer con lo que no nos pertenece y es de otros. Es una forma muy bella ese proceso donde todo el dispositivo está allí para crear un destinar y desmarcarse del destino. Allí puedo decir que viví un largo tiempo donde ejercité la narración. Otro asunto es el acto de escribir. Pasar de narrar a ser escritora es un viraje subjetivo y concreto también. Nada tiene que ver escribir ficción con el proceso analítico, son dos tiempos y espacios diferentes. Escribir ha requerido la formalidad, el estudio, la lectura (leer como desquiciada), y sentarme a escribir. Ser psicoanalista también requirió muchos años de estudio, de práctica, de más estudio, de un proceso de análisis personal (mucho tiempo), de más estudio, de trabajo con otros y después un tiempo de producir, de escribir. Del lado de la ficción estaba allí un prurito y una pasión, desde hace tiempo, y cuando decidí formalizar y entrarle, desde hace ya algunos años, no me abandona y simplemente escribo. Mi trabajo clínico tiene otro lugar y lógica. Cuando estoy en el consultorio soy psicoanalista y punto. Desde hace unos cinco años decidí trabajar tres días en mi clínica y el resto del tiempo dedicarme a escribir y todo lo que ello implica. Son dos espacios con su propia estructura y temporalidad. Soy psicoanalista y escritora, escritora y psicoanalista. Me han preguntado, al saber que soy psicoanalista, si las historias que narro tienen que ver con mi ejercicio. Y contesto siempre: no. Sobre todo porque se imaginan, así lo han dicho, que todas las historias que escucho podrían ser un rico material y reafirmo: no. Porque tienen otro lugar y eso se queda en la privacidad de ese espacio del que no tengo ningún derecho de hablar ni de divulgar. Mi narrativa viene de otro sitio: mi imaginación y el recurso de la invención, son dos tesoros que los escritores tienen a la mano y su propia torcedura (así llamo a veces a esa oscuridad que todos tenemos) y capacidad de crear personajes que puedan parecer reales y entonces, quienes lean la historia logren decir: yo siento algo así, yo viví algo parecido. Y entonces uno piense: ¡Bingo!, un personaje logrado. La creación tiene su parte de trabajo y talacha, dirían algunos, desde pensar la etopeya y prosopopeya, la psicología del personaje, su nombre; el contexto donde lo veremos, hacía donde irá, desde dónde y después: hablará desde un tiempo específico, en primera persona o tercera; habrá otros personajes que dialoguen con él, etcétera. Todo ello implica un trabajo formal y de compromiso con lo que uno escribe. Entonces, son dos discursos, la literatura y el psicoanálisis, que tienen su propia urdimbre y lógica particulares. Mucho se ha escrito sobre la relación de esta dupla. Es sabido que la literatura se anticipa a todo pensamiento y teoría. El psicoanálisis se ha alimentado de muchos discursos y uno de ellos ha sido la literatura. Freud fue un gran lector y estudioso de muchos temas. Su forma de escribir es clara y precisa y se lee en sus escritos la erudición del vienés. Es sabido que le dieron el premio Goethe y seguro murió deseando ser reconocido por la academia o la ciencia. Después del psicoanálisis, todo lo que tiene que ver con creaciones artísticas, han sido salpicadas de éste. Sin duda. Aunque el arte en sí precede a toda teoría. Las tragedias griegas nos hablan de esa oscuridad y deseos humanos que siempre han existido. El psicoanálisis utiliza la historia, las tragedias, las grandes obras literarias, para entender ese mundo subjetivo, para nombrar aquello que no tiene materia: el inconsciente. Los artistas son seres maravillosos y complejos. Nos regalan a través de su obra algo que sin duda nos implica y nos habla, muestra o grita aquello de lo que no somos ajenos. Los artistas son esa materia oscura que es necesaria para también ver la luminosidad de la belleza humana. Crear desde allí es una apuesta. Los psicoanalistas, con su ejercicio y su dispositivo, posibilitan que cada sujeto pueda sostenerse en el mundo y que a través del lenguaje puedan crear su historia y mantenerla a flote. Hacer del destino destinar a través de la palabra.

VL: Y finalmente: ¿Qué ambiciones tienes en la literatura a largo plazo, cuáles son tus proyectos? AH: Que me lean. Me encantaría que me publique Anagrama, ni más ni menos. Y lo más aterrizado es: simplemente seguir escribiendo. Tengo varios proyectos que estoy trabajando. La segunda novela corta está en un último proceso, cuando la termine seguramente la enviaré a algún concurso. Terminé un libro de cuentos que está en un concurso internacional. Aparece por allí el esbozo de una nueva novela, apenas unas notas que tienen que ver con un arranque y ya imaginé el final. Está en cierne un libro de ensayos en relación a la literatura, la vida privada y la obra.

34 Asbel Hernández Psicoanalista y escritora mexicana. Miembro fundador de la ESLEP, Escuela de la Letra Psicoanalítica, (2015). Doctoranda en Investigación y Creación Literarias en Casa LAMM. Ejerce su práctica clínica desde 1999 a la fecha. Cuenta con dos maestrías en psicoanálisis y una especialidad en clínica psicoanalítica. Ha participado en talleres literarios desde 2006.

Victoria Leal Se dedica al oficio de psicoanalista desde 1994 en la ciudad de Morelia, Miembro fundador de la Red Analítica Lacaniana hasta su disolución en 2013. Miembro fundador de la ESLEP, Escuela de la Letra Psicoanalítica en 2015. Miembro fundador de la Fundación Social del Psicoanálisis en 2016. Ha publicado dos libros: Ejercicios de Escritura y Eso es lo que buscaba.

Juan Carlos Ortega Raya Nació en Morelia, Michoacán el año 1951. Hizo sus estudios escolares e impartió Historia y Fotografía en diversas instituciones de la Universidad Michoacana UMSNH, el Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación IMCED y en varios colegios particulares. Ganador del concurso KINSA (Kodak Internacional Snapshots Awards) en 1980 ha colaborado con publicaciones de Historia y especialistas en la materia como Esperanza Ramírez Romero siendo también asesor fotográfico del periódico La Voz de Michoacán. Publicando su libro fotográfico histórico sobre Las Fuentes de Morelia (de próxima re edición). Actualmente continúa sus labores fotográficas y es titular del programa (Vía digital) de discusión de opiniones titulado «Charlas de Café con Sabor a Política».

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