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Miguel Ángel Calderón Solís Reseñas: Letras del Pasado y del Presente

DEL PRESENTE Miguel Ángel Calderón Solís En la presente sección, abierta para las colaboraciones de nuestros lectores, se presentarán reseñas de libros de antigua y reciente publicación; como una invitación a descubrir y retomar la lectura del pasado sin descuidar los libros recientes.

«TIEMPOS RECIOS» de MARIO VARGAS LLOSA. Vargas Llosa, M. (2019). Tiempos recios. Ciudad de México: Alfaguara.

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38 El Nobel 2010 nos ha entregado a finales del año pasado su más reciente novela: «Tiempos recios». Luego de un intenso trabajo de investigación, de entrevistas y viajes, el novelista ha desplegado una trama muy elaborada donde, como es costumbre en su escritura, se yuxtaponen personajes, épocas, historias y contextos, para regalarnos una mirada muy viva de lo que nos cuenta. En este caso toma como eje central de la narración la llegada a la presidencia de Guatemala de Juan Jacobo Árbenz y el proceso de la caída de su régimen a manos de la CIA y de la United Fruit Co. J.J. Árbenz (1913-1971) fue un militar de avanzada cuya breve presidencia (1951-1954) significó un respiro democrático y progresista para ese país tan golpeado por regímenes frecuentemente nefastos. Durante muchos años, ese episodio central en la vida de nuestro vecino del sur estuvo vedado por el pensamiento hegemónico que luchaba porque ni siquiera se mencionara. Y, por otro lado, se ha tenido la perspectiva idealista de la izquierda, siempre situando a Árbenz como una especie de redentor llamado a sacar a Guatemala de su postración secular, primordialmente la de su mayoritaria población indígena. Para variar, ambas visiones antagónicas y extremas distan de la realidad; Árbenz ni fue el comunista feroz denigrado por la CIA, ni tampoco el apóstol que liberaría a los indios para siempre de las cadenas del imperialismo. Ciertamente, la traza política de Árbenz pretendía una democracia con tonos sociales que trajeran un poco de justicia y participación al pueblo guatemalteco. Desde luego, los intereses de la CIA y del gigante bananero, entrelazados con los propios de la oligarquía local, no iban a permitir ningún tipo de concesiones ni aperturas, y mucho menos en aquéllos tiempos, tiempos recios, donde las voluntades del imperio no tenían contrapesos que valieran. Vargas Llosa nos introduce entonces en los antecedentes históricos y anecdóticos del asunto, y en la génesis de los caracteres centrales del relato, para llevarnos poco a poco, y de salto en salto, a la consumación del golpe, y finalmente al relato íntimo del destino de los hombres y mujeres protagonistas de la historia. Hasta donde sé, no se había escrito una novela que fuera al detalle de tal suceso, ni se habían rescatado alguna vez, al menos con esa profundidad y detalle los hilos y actores que bordaron este enredado evento y sus causas y efectos. Vargas Llosa, por cierto, es un gran especialista en la construcción de tal clase de literatura, y con enormes aciertos. Uno de los libros centrales de su bibliografía, «La fiesta del chivo», es justamente una novela que revisa los vericuetos y vilezas que desfilaron con tanto descaro y profusión durante la dictadura de Trujillo en la Dominicana. Dicho tirano sale precisamente a relucir en este nuevo libro, pues Johnny Abbes García, el siniestro jefe de inteligencia de Trujillo, es pieza medular de «Tiempos recios». La novela tiene una excelente factura y una presencia casi impecable; sin embargo, a mi parecer no es de lo mejor que Vargas Llosa haya escrito, y no creo que pueda estar al nivel de obras tan notables como la «Fiesta», ya mencionada, ni tampoco las maravillas de su obra temprana, como «La Ciudad y los Perros», «Conversación en la Catedral» o «La guerra

del fin del mundo». Es un producto sin duda sobresaliente, pues no deja de destacarse el oficio pulido y brillante del escritor, aunado a una historia muy atractiva y a una labor de investigación escrupulosa, pero creo que algunas de sus páginas refieren ciertos aspectos que se repiten quizá con cierto descuido; y evidentemente esta entrega no abona a los hallazgos estilísticos y novedosos que planteó Vargas Llosa en libros de antaño. Aun así, es una lectura muy recomendable contada con maestría, y que no nos deja despegarnos de este capítulo tan sorprendente de la inagotable fuente de iniquidad que es la historia de nuestra maltratada Latinoamérica.

«FOUCHÉ» de STEFAN ZWEIG. Zweig, S. (1960). Fouché. Ciudad de México: Populibros La Prensa.

Stefan Zweig (1881-1942) publicó esta biografía en 1929. El escritor, periodista, ensayista, novelista y viajero, fue un depurado biógrafo que dotó a este género de una nueva fisonomía y una visión rica y multifacética. En este libro, Zweig navega por la cabeza y los días de un personaje al que califica de tenebroso: Joseph Fouché (1759-1820), quien representa para el autor el prototipo del ser político: un sujeto sagaz, brillante, audaz y sin escrúpulos, quien logra transitar ventajosamente desde los tiempos anteriores a la Revolución Francesa, la propia Revolución y su convulsión e inestabilidad, hasta el paso por el Directorio, el surgimiento de Napoléon, su Imperio, y finalmente el retorno a la Monarquía. A lo largo de esos años extremadamente intensos y complejos, el autor persigue a Fouché desde que es un clérigo pobre hasta convertirse en un jacobino radical, y luego en un jefe de policía poderosísimo y controlador, y posteriormente en un noble rico e influyente, cercano a gobiernos y conjuras. En todos esos años y transformaciones Fouché no solamente sobrevive, sino que siempre cae parado donde quiere, sacando provecho de su gran talento conspirativo y su intuición y bien logrados cálculos. Zweig sabe retratar, con magnífica prosa y mejor acierto psicológico y sociológico, el carácter singular del sujeto manipulador y ferviente, amante del Poder, a quien no le importan bandos, ideologías o convicciones, y que salta de régimen a régimen, a costa de lo que sea necesario, incluso de fortunas o vidas. Siguiendo constantemente su única convicción y lealtad: hacia sí mismo y su obsesión vital de plantarse donde se definen vidas y gobiernos. La gran virtud de Zweig no es solamente su forma excepcional de contarnos circunstancias y contextos; lo verdaderamente fascinante es su modo en el que toma posesión de los pensamientos del biografiado, y cómo nos deja ver el fondo ♠tan apasionante como repulsivo- de un ser extraordinario por su ingenio y sus infamias.

Stefan Zweig fue un escritor conocido y reconocido especialmente antes de la segunda guerra mundial, aunque todavía fue muy leído hasta quizá los años 60 y 70; sin embargo, hoy en día es un autor muy poco visitado, a pesar de su muy extensa e interesante obra. Nacido todavía en la Viena imperial ♠ la de los Habsburgo- y criado en una boyante familia judía, su formación fue justamente la de un prominente centroeuropeo abrevando de la tradición cultural de inicios del siglo XX, pero cuya generación se topó con las dos grandes guerras y con el derrumbe del mundo de su juventud. Así, nuestro reseñado, heredero tanto de esa riqueza como de esa decadencia, tiene que huir, como muchos más, del horror nazi, y su exilio lo lleva a Brasil luego de estar en varios países; y es allí, en Petrópolis, que decide junto con su esposa quitarse la vida, desengañado y seguro de que el nazismo terminará con lo que queda de ese universo que amó desde su niñez. «Fouché» es una maravillosa oportunidad para conocer simultáneamente a la figura biografiada y las virtudes literarias de alguien que vemos, a través de sus juicios, como un defensor de la libertad.

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