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Dora María Niniz Romero Las Piñas de San José de Gracia

La comunidad de San José de Gracia, cuyo nombre ancestral es Condémbaro, data de la época prehispánica adherido a la

etnia purépecha, es tenencia del municipio de Tangancícuaro, Michoacán, se localiza a once kilómetros de su cabecera

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municipal y a tres horas de la capital, Morelia. Según datos del IGENEGI el 51.97 % es hablante del purépecha. Sus

habitantes se han caracterizado por la elaboración de las ollas de barro llamadas piñas del tipo vidriado. San José de Gracia

es una comunidad pequeña con 710 habitantes, de los que aproximadamente 200 familias se dedican a la alfarería como

medio de sustento familiar, en algunos casos es la cuarta generación que practica este oficio, trabajan tanto hombres como

mujeres. Anteriormente elaboraban jarros, ollas, platos, comales y cazuelas, pero a falta de mercado para vender sus artesanías

la señora Elisa Madrigal Martínez, oriunda de la comunidad, fue la pionera en la elaboración de las piñas, que actualmente

son consideradas patrimonio michoacano.

Para su elaboración utilizan dos tipos de tierra, el llamado barro y tepetate, como primer paso se trae el barro a un kilómetro

de distancia de la comunidad, se pone a secar para retirar la humedad, para posteriormente llevarlo a un molino para molerlo

hasta que quede un polvo fino. Segundo paso, se procede a mezclar los dos tipos de tierra con agua hasta lograr una

consistencia tipo plastilina para una mejor resistencia de las ollas, el lodo que resulta de esta mezcla se tapa con un plástico

Después de dos horas se quita un molde para que le pegue el aire y se vaya oreando, por lo regular la pieza se deja orear

durante un día. Cuarto paso, se ponen las patas e inicia la decoración llamada pico fino, para ello cuentan con moldes

pequeños en forma variada, como el que representa la cascara de la piña, una concha, flor, pico, pellizco y bisnaga, estos se

colocan de acuerdo a la creatividad y habilidad de cada artesano.

Cuando terminan la pieza se deja secar en la sombra por dos días para quitar poco a poco la humedad hasta que cambia de

un color café obscuro a un café claro, es entonces cuando se sacan las piezas al sol para que termine de secar por alrededor

de siete días. Quinto paso, una vez que secó el barro se cubre por completo toda la pieza con tierra blanca, para este

procedimiento los artesanos utilizan una cola de ardilla a manera de brocha, después se colocan las piezas en el horno,

primero a fuego lento y poco a poco se va aumentando la temperatura, a esto le llaman la primera quema, con una duración

de siete horas. Sexto paso, después de enfriar las piezas se les pone la greta para dar un acabado esmaltado, esto les dará un

color verde, azul, amarillo o el color que elija el artesano, se vuelven a poner las piezas en el horno por tres horas, para con

el calor del fuego fundir el material y dé el brillo y color deseado, esto es la segunda quema. Los primeros colores utilizados

Además de las piñas también elaboran candeleros, copaleros, fruteros y algunas figuras de animales como toros, cerdos y

gallinas, sus artesanías se comercializan principalmente en las ferias dentro y fuera del estado, algunas se exportan al

extranjero. Otra forma de promocionar su venta es en el concurso artesanal que se realiza en la misma comunidad, que por

lo regular es el segundo domingo del mes de julio que coincide con la realización del Corpus.

Los responsables de convocar la participación al concurso son el Instituto del Artesano de Michoacán (IAM), el Fondo

Nacional para el Fomento de las Artesanías (FONART) y el gobierno municipal de Tangancícuaro. En la edición No.

XXXV que se realizó en el mes de julio de 2019, se registraron 117 piezas, con la participación de 64 artesanos, para ello se

entregaron 80 mil pesos en veintisiete premios. Las categorías en que participaron fueron: poncheras, candeleros, sin plomo,

nuevo diseño, piñas, varios y premio especial para la mejor pieza.

Cabe señalar que no todos los artesanos pueden participar, esto está condicionado a la aportación económica para los gastos

que implican la celebración de la misa, la compra de flores para el arreglo de la iglesia, la alimentación para los artesanos y

los visitantes que son las autoridades municipales, locales y los representantes del IAM y del FONART, así como para el

pago de la banda de música que ameniza el evento durante el día, además de la presentación de un grupo de la región para

estipulado en la convocatoria, quienes no pueden hacer prácticamente nada para reclamar lo que les corresponde, les dicen

que en lo posterior les harán llegar el faltante lo cual no sucede, pero como dice la señora Rosa, alfarera de la comunidad,

«por lo menos ahora nos dieron algo, el otro año nomás nos hicieron firmar que recibimos los premios pero no nos dieron

nada, nos dijeron que después iban a venir a traernos el dinero pero nunca regresaron», así mismo, sólo algunos tienen el

privilegio de estar empadronados en el FONART.

En fin, es mucha la inversión de tiempo, material, dinero, trabajo y dedicación que requiere la elaboración de las artesanías

para que no se valore su trabajo, por un lado, el regateo de las personas en las compras, por otro, recibir premios a medias, además, el personal del FONART adquiere las mejores piezas a precios bajos, los cuales duplican para su venta. Los artesanos alfareros merecen que la inversión de los costos de material que utilizan y su trabajo se valore, ser tratados con respeto y seriedad en los concursos, que se les dé realmente lo que se les promete y sus obras realmente sean valoradas. FUENTE DE LAS IMÁGENES: Propias.

BIBLIOGRFÍA - Artesanías mexicanas: Piñas de barro de San José de Gracia.

https://mansioniturbe.blogspot.com/2017/11/artesanias-mexicanas-pinas-de-barro-de.html - Entrevista a Pedro Hernández Carlos, artesano de barro vidriado de San José de Gracia.

https://www.youtube.com/watch?v=Vm6vXxqFlxo - Realizan con éxito concurso artesanal de alfarería en San José de Gracia, Tangancícuaro.

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