5 minute read

Literatura

Next Article
Manualidades

Manualidades

Microcuento

Aquel día de carnaval, pasaba por una calle que desconocía. El viento frío ondeaba mi falda y mi piel descubierta se erizaba. Mi cuerpo fatigado me suplicaba descansar, pero el miedo me pedía andar más rápido. No solo se escuchaban mis pasos sino que además, se podían distinguir otros más rápidos que los míos. Los nervios se apoderaban de mi cuerpo, mas los tacones me impedían correr. Su sombra oscura me alcanzaba y en un acto de segundos, me descalcé y corrí como nunca. Aliviado llegué a casa. Me di cuenta que disfrazarse de mujer no fue una buena opción.

Advertisement

Marta Rodríguez

Marta Rodríguez, estudiante de 16 años (2020) del IES Al-Ándalus de Almuñécar, ha ganado el VI Concurso de

Microrrelatos contra la violencia de género «Mónica

Carrión» con motivo del 25N, Día Internacional para la

Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.

Lo japonés está de moda

Soledad Carpintero

Manga, anime, karate, tofu o sushi son palabras que hace unas décadas nadie empleaba ni conocía. Sin embargo, ahora se han hecho habituales en nuestra vida cotidiana. La literatura, el deporte, la cocina y el cine japonés resultan exóticos y atractivos para la mayoría de los jóvenes, ¡y para los no tan jóvenes! Una de las facetas de la cultura japonesa que está en auge es la poesía, especialmente los haikus. Hay numerosos libros y certámenes que tratan este pequeño poema, que además de su carácter literario, se relaciona con frecuencia con una enseñanza filosófica y espiritual, la del Zen, que ha convertido al haiku en una de sus manifestaciones predilectas.

Pero ¿qué son los haikus? El haiku es una breve pieza poética de tres versos, con cinco, siete y cinco sílabas. Nació de una familia de poesías japonesas llamada waka. El tanka (poema corto) está en los orígenes de esta poesía. Combina versos en la sucesión de sílabas: 5-7-5-7-7. Posteriormente, como juego de ingenio, distintos poetas se divertían enlazando un tanka tras otro, forma poética que se llamó renga. Finalmente, en los siglos XV-XVI se fue separando la primera parte de estos versos como poema independiente, de esta manera surgió el haiku.

Así como el latín y el francés eran las lenguas cultas en las antiguas cortes europeas, en el Japón la lengua aristocrática, en la que se escribían textos jurídicos y también poesía, era el chino. Pero la escritura china es sumamente compleja, empleando miles de caracteres. Ante esta situación fue surgiendo en Japón un tipo de escritura bastante más sencilla llamada hiragana, más parecida a la nuestra, aunque en lugar de emplear vocales y consonantes, como lo hacemos nosotros, la unidad es la sílaba. A la caligrafía de esta escritura se le llamó onnade (mano de mujer) porque fue creada por y para las mujeres, dedicándose con entusiasmo a la escritura de tankas, con frecuencia dirigidos a sus amantes.

A partir de estos antecedentes surgió el haiku, con un lenguaje sencillo, cotidiano, pero no simple. Matsuo Basho (1644-1694) es posiblemente el poeta de haikus (o haijin) más conocido. Su padre era un samurái al servicio de una poderosa familia, los Todo. Basho entró de niño a servir como paje al heredero de los Todo, que era sólo un par de años mayor que él. Los niños se hicieron amigos y recibieron una misma educación, compartiendo su amor por la poesía. Tras la precoz muerte de su señor, Basho se va a Kioto donde continúa con sus estudios de poesía y caligrafía. Formado en la doctrina de Confucio,

Aduánate, 1(2021) adoptó la disciplina Zen y tomó al haiku como herramienta de expresión de sus vivencias. Su libro más conocido es “Sendas de Oku”, en el que describe una peregrinación a lo largo del Japón, así como un profundo viaje interior.

Los poemas de Basho son el perfecto ejemplo de los haikus más clásicos. En los haikus no encontrarás rimas ni metáforas, u otros típicos recursos literarios de los poemas occidentales. Los haikus muestran una imagen o una sensación o emoción derivada de un suceso, en un momento concreto. Generalmente los haikus nacen ante la contemplación de la naturaleza y con frecuencia contienen alguna palabra (llamada kigo) que evoca la estación del año.

El haiku más conocido de Basho refleja su admiración y reflexión sobre un hecho tan sencillo como el salto de una rana en su charca:

Un viejo estanque Se zambulle la rana, ruido del agua (Matsuo Basho)

Este pequeño poema ha sido objeto de numerosas interpretaciones, generalmente relacionadas con el profundo interés de Basho por la búsqueda espiritual. Se cree que lo compuso cuando estaba meditando con algunos discípulos y el chapoteo que provocó la rana rompió ese momento de silencio y quietud. Algunos lo interpretan como expresión de la fugacidad del presente. Otros buscan interpretaciones más complejas aludiendo a que el ruido y movimiento del agua, más que interrumpir la meditación, provocan el despertar de los monjes a la iluminación.

Sea como sea, podemos encontrar haikus que, como este, describen una imagen derivada de la observación de la naturaleza, pero también hay muchos otros tipos de haikus. Veamos algunos ejemplos:

Desde mi casa se ve todo el cielo. Nido vacío. (Claudia Capel)

Lento camino llévame entre las piedras hasta su corazón (Claudia Capel)

Claudia Capel, poeta argentina contemporánea, refleja en estos haikus un sentimiento. El primero el del vacío que dejan los hijos al independizarse y, el segundo, el deseo de reencontrarse con la persona amada.

Susana Benet, haijin valenciana, refleja desamor y desamparo en estos haikus:

Antes dejabas dos rosas al marcharte. Ahora, colillas. (Susana Benet)

Leyendo esquelas se va hundiendo el anciano en el periódico. (Susana Benet)

Aduánate, 1(2021)

Los haikus pueden invitar a la reflexión, como este:

Rosas marchitas… ¡Las lápidas encierran tantas historias! (Soledad Carpintero)

Y también servir para hacer denuncias sociales, como en este impactante de María Pizarro: En las cunetas, con latas olvidadas, los fusilados (María Pizarro)

O tener un corte humorístico:

Una vez vino a mi guarida la musa Dijo: ¡ventila! (María Pizarro)

¡A mí me siguen encantando los haikus que describen imágenes de la naturaleza!

Del viejo sauce caen las hojas marchitas, cruje el camino (Soledad Carpintero)

¿Y a ti qué te inspira? ¡Anímate a escribir tus haikus!

Algunas referencias:

Basho, Matsúo. 2016. Sendas de Oku. Edición de Octavio Paz y EikichiHayashiya (Atalanta). Rodríguez Izquierdo, Fernando. 1972. El haiku japonés: historia y traducción (Hiperión).

Recursos electrónicos:

https://haikusenalbacete.blogspot.com/p/como-empezar-escribir-haiku.html https://clasica.elrincondelhaiku.org/ http://hela17.blogspot.com/2010/07/nace-hela.html

Soledad Carpintero (Córdoba), doctora en ciencias biológicas. El haiku me introdujo en un universo poético que se compagina con mi vocación, al reflejar en muchas de sus piezas la observación de la naturaleza. He participado en diferentes talleres sobre poesía japonesa, des tacando los impartidos por las poetas y haijines Susana Benet (“Cosmopoética”, 2014) y Claudia Capel (Cajasol, 2019) y tomado parte en diferentes certámenes sobre el haiku, teniendo publicado uno de ellos en el libro Entre la luna y los árboles (Shinden Ediciones, 2019).

This article is from: