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La juventud perdida

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Silvia Claudio Ruiz

No sé cómo empezar todo esto, no sé si empezarlo así, sin más, o comenzar por el principio, porque creo que si empiezo por el final nunca podría escribir este artículo..

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Todo empieza con una «bola» repleta de «pinchos» que posee una «capa» que le permite entrar sin permiso a todas partes. Si veis a veces las noticias, ya sabréis de que os estoy hablando, del maldito coronavirus que ha llegado y no se quiere ir.

Yo no vengo a deciros qué hacer o a explicaros cómo se transmite este virus, tampoco quiero contaros esas muchas cosas que se nos cuentan en una charla en la televisión, en la radio o en nuestras escuelas, charlas que, a decir verdad, solo sirven para recordarnos lo que ya sabemos. Y es justo esto de lo que quiero hablaros.

Creo que los jóvenes somos tan conscientes de lo que está ocurriendo a nuestro alrededor como lo son las personas mayores, y que, aunque digan que no nos afecta, somos lo suficientemente responsables para saber que nosotros también estamos en riesgo. Sabemos que hay jóvenes en peligro y muchos ancianos pasándolo mal. Nosotros sufrimos las consecuencias de esta pandemia al igual que el resto, ya que tenemos familiares que puede que contagiarse y morir, por tanto, sí , somos conscientes.

Sin embargo, ¿sois conscientes vosotros?, sí, vosotros, los que nos dais las charlas y nos reñís diariamente. Quizás no os dais cuenta de que estamos en plena adolescencia, y que a nuestra edad lo que nos gusta hacer es salir con los amigos y disfrutar del día a día, porque si no salimos ahora ¿cuándo saldremos?

Nos estamos perdiendo las noches en vela en una discoteca, los días de resaca, las madrugadas cantando a pleno pulmón hasta las seis de la mañana, así como las celebraciones de los cumpleaños de nuestros familiares, los abrazos y besos de las personas más especiales y lo más importante de todo, las despedidas de nuestros seres queridos, y es que, al fin y al cabo, todos estamos perdiendo momentos de la vida con las personas que amamos.

En definitiva, es cierto que hacemos las cosas mal aun sabiendo que podemos perder a nuestras personas más allegadas, pero realmente nos estáis exigiendo un tipo de comportamiento que nos cuesta mantener.

Con esto no quiero decir que nos dejéis de dar esas charlas o que no os enfadéis con nosotros, solo pido que penséis un poco en todo lo que nuestra generación está dejando pasar, porque estos años de juventud y locura nunca volverán.

Silvia Claudio Ruiz

Estudiante de la Residencia Escolar La Aduana.

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