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De notas y letras, por Eustaquio Vasconcelos

De Eustaquio Vasconcelos

Este número de Alkymia está dedicado a los sueños pero ¿dónde quedan los sueños rotos? ¿Dónde viven los sueños desesperados? ¿Dónde quedan los sueños desgarrados escondidos en guitarrazos? No tengo las respuestas pero si un claro ejemplo de un álbum de una banda que proyectaba ser la banda que salvaría el rock, pero que simplemente sus sueños se desvanecieron pero no sin antes pavimentar el camino del rock en Nueva York, dando paso a qué bandas como the strokes, Interpol, LCD Soundsystem y otras, lograran el reconocimiento y gloria que tienen hoy en día.

Hoy esta columna se la dedico sobre todo a la gente desesperada, a la gente impaciente de sueños grandes y que viven rápido. De igual forma quiero dedicar esta columna a David Murray, un duro.

“Amongst the motes of dust I can see them dance in the window now

On the city bus that we ride into this new life like a naked child

They’re gonna hear from me”

Una banda de Washington DC formada por miembros amigos de la infancia que más tarde se irían a Nueva York para estudiar y empezar a transitar por los circuitos de rock y ser portavoces (olvidados) de quienes vendrían a darle un nuevo aire al rock. Jonathan Fire Eater es una banda que proyectaba ser quienes salvarían al rock. Abriendo conciertos para Blur y consiguiendo ser firmados por una importante discográfica, quedaron solo en eso, sueños rotos captados en dos discos de estudio.

Hoy no los invito, sino más bien los quiero obligar a escuchar “Wolf Songs For Lambs”, segundo disco de estudio de Jonathan Fire Eater para encontrarse con el soñar despierto, con correr más rápido de lo que se puede y disfrutar de un disco que bien podría ser el soundtrack de una de tus pedas favoritas, donde el frenesí se cierra con la madrugada tranquila y a la vez impaciente al sentir que lo vivido se queda en solo un sueño.

Quiero hacer hincapié en la canción que cierra el disco “Impatient Talent Show” la cual goza de la cualidad de volver el disco una escucha redonda, para cerrar los sentimientos y caer dormidos ante la realidad.

No olviden disfrutar este número de Alkymia y nos encontraremos en la próxima edición.

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