POEMA
CIUDAD DESARBOLADA Jorge Gutiérrez Reyna
No conocerás el árbol. No escucharás jamás estos secretos verdes que hoy susurra en el oído de los vientos ni sabrán tus manos de la áspera caricia de los troncos que custodian las orillas del camino. No habrá en tu patio rama en que se posen el canto colorado de los cardenales, el dulce fuego de manzanas en agosto, una sombra que acalle el ladrar de la canícula, ni alturas donde no pueda trepar el veneno sin pies de la serpiente. Te costará imaginar debajo del asfalto las raíces de una antigua ciudad de rugosas columnas, bóvedas sonoras de pájaros y soles.
6