ALAMBIQUE
ESTAMPAS DE INTELIGENCIA ANIMAL Fernanda Pérez Gay Juárez
René Descartes pensaba que los animales eran autómatas, seres mecánicos sin pensamientos ni emociones. Para este filósofo la conducta animal era consecuencia de procesos reflejos, de integrar sensación y acción sin ningún tipo de análisis complejo ni experiencia consciente. ¿Qué tan equivocado estaba? Al intentar responder qué piensa o siente un animal nos encontramos con lo que se conoce como el problema de otras mentes, que deriva de la imposibilidad de conocer la vida interior de los otros a través de la mera observación. Las mentes no pueden observarse; sólo la conducta. Si la conducta que observamos es similar a la nuestra concluimos que debe acompañarse de pensamientos y sentires similares a los propios. A esta capacidad para “leer” las mentes de otros se le llama teoría de la mente o mentalización. Cuando, además de observar la conducta del otro, intentamos leer la mente humana, podemos usar el lenguaje para preguntarle: “¿Esto duele? ¿Qué ves ahí? ¿En qué estás pensando?”, y abrir así una ventana al contenido de su mundo mental. Al no poder comunicarnos verbalmente con los animales el problema de otras mentes se complica, dejándonos únicamente con nuestros sistemas cerebrales de mentalización para interpretarlos. Esta tarea se vuelve más difícil mientras más nos alejamos del ser humano en el árbol evolutivo, porque nuestras redes cerebrales de mentalización se baIlustración en Albertus Seba, Thesaurus rerum naturalium, Amstelaedami, J. Wetstenium & Gul Smith & Janssoni O. Waesbergios, Ámsterdam, 1734
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